Mariano Ignacio Prado. ¡Qué espanto de vida!

Escrito Por: Hugo Neira 3.600 veces - Dic• 09•14

1879. En la mañana del 18 de diciembre, el presidente Prado (MIP) deja el Callao con destino a Guayaquil. Inesperado viaje, calificado de inmediato “de vergonzosa fuga”. Desde ese instante, la guerra del Pacífico estaba perdida. En el mar solo contábamos con Grau. Años atrás, MIP ya nos había estafado. El expediente Prado, de Víctor Andrés García Belaunde es terrible revelación. Vayamos al punto central. El origen de «la fortuna se hizo y se engendró en la compra de los monitores durante su primer gobierno.» (:365)

¿Prado habría partido para comprar naves de guerra, tras una colecta de joyas de las damas limeñas? Como muchos y desde las bancas de escuela, me había tragado ese cuento chino. La realidad es otra, los capitales del militar presidente venían de una gran estafa que remonta a 1867, antes de la guerra del Pacífico. De una compra de monitores en los Estados Unidos.

Antes de este libro ¿acaso nos habían dicho que los monitores comprados eran para navegar en ríos y no alta mar? ¿Y que tuvieron que ser remolcados durante 15 meses y 29 días?  ¿Que se llamaban Catawba y Oneoto, rebautizados como Manco Cápac y Atahualpa? Como diría Alfredo Bryce, “la gran cagada y ¡viva el Perú!”. Eran naves fluviales, restos de la guerra civil americana. Su precio en consecuencia era bajo, unos 380 mil pesos. Pero se vendieron a «un millón doscientos cincuenta mil dólares» (:149). Tan alto que produjo una investigación en la Cámara de Representantes. ¿Con qué se compraron? Con bonos mancomunados peruano-chilenos. Sí, anteriores a 1879. O sea en la adquisición de esos “ataúdes de hierro” participaron los chilenos. “La calidad moral de Prado, por dinero se relacionaba hasta con nuestros enemigos” (:369). En Chile, MIP, antes, durante y después de la guerra, fue un próspero hombre de negocios. Desde 1869 tiene banco, minas de carbón y un fundo en Maquehua comprado en plena guerra. Y casa en Viña del Mar, lo cual no es ilícito pero ¿residir en los años de la ocupación en el más distinguido de los balnearios chilenos, mientras el general Lynch destruía las haciendas costeñas?!

La obra es de 490 páginas y una o dos infamias por página¡! No vayan a creer que solo de estafas públicas, se ocupa de los hijos naturales. El libro se llama ‘Expediente’. Más tiene de ‘Prontuario’. Y no es colérico panfleto. Escrito tras hurgar en archivos arzobispales y notariales y en los fondos de la casa Grace de la Universidad de Columbia, es orfebrería histórica hecha en las reglas del arte. En suma, la causa del descuido naval del Perú, los motivos de la fuga y el origen del imperio Prado se entrelazan. El negocio por encima de todo. ¡Qué actual!

Se comprende que los descendientes se sientan agraviados. Nadie quiere eso, pero el historiador es “juez de muertos”. Y no hay que exagerar, los turbios orígenes son frecuentes en dinastías capitalistas, por ejemplo los Kennedy. El abuelo de JFK y de Robert hizo fortuna traficando con whisky que vendía como “medicina”. Pero los nietos fueron a Harvard y combatieron las mafias, con el sacrificio de sus vidas. El tema es otro. El primer Prado se rodeó de operadores y panegiristas a sueldo. ¿Inventa un país de elites mafiosas? Bien mirado, el “modelo” MIP no sé si las inspira o las supera. A su lado, los allegados a Leguía, el coro de adulones que rodeaba al general Odría, la mafia de Montesinos, son chancay de a medio. Para enfrentar la lectura de este libro recomiendo dos cosas. Un buen pisco para pasar el mal rato y un par de pañuelos para secar lágrimas de ira o de risa. Cuando vuelve, en 1886, Prado, el fundador astuto, esconde su fortuna. Los Peña, parientes por matrimonio, pasan por ser ricos y los Prado, mantenidos. ¡Y le creen! El libro de VAGB llega hasta el triste final, al sueño de la Laguna Azul, cuando Marianito levanta un hotel bungalow en Tarapoto, con tal mala suerte, al lado de un campo de entrenamiento del MRTA. Fue “el último descendiente directo” dice Víctor Andrés como punto final. Pero a la vez recoge una frase lapidaria, la del marino du Petit-Thouars: «Prado encarna la clase dirigente en el Perú. Son personas que solo piensan en sí mismas, sirven a sus intereses y el deber les es desconocido» (:325).  No es obra de historia sino presentista.

 

Publicado en El Montonero., 08 de diciembre de 2014

http://elmontonero.pe/columnas/2014/12/mariano-ignacio-prado-que-espanto-de-vida/

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