El Obispo y el Congresista gay

Escrito Por: Hugo Neira 1.808 veces - Mar• 17•15

Hace poco, un prelado peruano ha tratado de maricón a un hombre público. El tema, como se comprenderá, es delicado. Se puede herir susceptibilidades, porque si los obispos hablan es porque estamos en un país masivamente católico y tienen, como se dice, su público. En cuanto a los gays, “personas con una opción sexual diferente” (¿ven lo cuidadoso que me pongo?), también tratarlos, así o asá, no deja de tener sus bemoles. Y sin embargo, qué delicia de polémica. Voy a comentarla intentando ser sincero y sin faltarle el respeto a nadie. A ‘nadies’, como dicen los que se quedaron en la primaria incompleta. El lector juzgará.

Vamos a ver, el obispo Bambarén, sé quien es, lo sabe todo el mundo, de Yungay, jesuita, apenas consagrado se dedicó a la defensa de los más pobres, tanto que chocó con un general, Artola, que lo puso preso y entonces Velasco, ante el clamor popular, libra a monseñor Bambarén y depone al pesado de Artola. En ese momento estaba en Palacio un hombre que tenía lo que hay que tener. Bambarén no es un blandito, a Toledo lo cuadró con el tema de su hija Zaraí, “habido con dama piurana” como dice con lenguaje de sacristán Wikipedia en nota biográfica.

A mí lo que me preocupa en esa polémica a punta de hisopos, es la ética y un mucho, la filología. Porque verán, lo del obispo y su uso del término de maricón, me ha provocado un desvelo. Me ha parecido siempre que decirle maricón a alguien no es decirle lo que el lector se está imaginando, no. Es llamarlo tímido, apocado, incluso cobarde. Pero para no meter la pata, me amanecí consultando diccionarios de la lengua. Y miren lo que dicen las autoridades: «La palabra maricón fue utilizada durante muchos años, en sentido peyorativo y vejatorio, para designar a las personas con tendencias homosexuales. Proviene de la tradición española de denominar a las Marías como Maricas.» La misma fuente dice que en Lima se dice maricón en tono amistoso. En efecto, a un amigo en exceso prudente que no quiere viajar de noche por una de esas carreteras, le decimos “ya Pepe, no seas maricón  y súbete al carro”.

Parece que a Monseñor ese lado popular del término se le ha olvidado. Tengo entendido que estudió en la Inmaculada y claro, por mucho Chimbote y Obispo Auxiliar de Lima, lo plebeyo le es lejano, a mí no. Cuando en uso peruano se quiere insultar al otro se le dice rosquete, huacha floja, te hace agua la canoa, lo digo no porque esté trabajando sobre  jergas sino para mejorar la calidad del debate público. Por lo demás, Carlos Bruce, el agraviado, podrá optar por las opciones sexuales que le parecen, es asunto suyo, pero de maricón no tiene nada. ¡Se ha declarado abiertamente gay! O sea, en vez de felicitarlo por su franqueza (y hemos quedado en que mentir es un pecado feo), ¿lo joden por eso mismo? Declararse marica en Lima necesita de un par bien puestos, que no necesitamos saber si los tiene o no, Techito. Por lo demás, me mortifica otro lado del asunto. El agraviado es congresista. ¿Se imaginan el lío que se hubiera armado si Bruce sale insultando al obispo Bambarén? ¿Un obispo puede decirle zambacanuta al más pintado? Abimael, te equivocaste. Tenías que haber sido de sotana. Fuera del púlpito todo es ilusión. En Perú mandan los Obispos. A qué tanto 2016, mejor elijamos prelados. Ya pues, República Eclesiática. Como la de Irán, con sus Ayatolás.

Publicado en El Montonero., 16 de marzo de 2015

http://elmontonero.pe/columnas/2015/03/el-obispo-y-el-congresista-gay/

 

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