Me pasé días pensando qué escribía para este lunes. En este diario virtual, libremente, y ya tenía dos buenos temas cuando me traen el Expreso del sábado, ayercito nomás, y menos mal que estaba escribiendo, porque sino me caigo sentado. Un misil, un explosivo, un disparo estremecedor dirigido al corazón mismo de los que manipulan actualmente el Estado, medios y redes. Es sabido que los adelantos electorales solo benefician al que los fomenta. «Una maldad estatal» como los llama el mexicano González a esos regímenes que intentan subir con el lumpen, con el voto vengativo. No nos contemos cuentos, hoy en Perú todos sabemos que se busca un tipo de gobierno personalista, para el 2020. O sea, la repetición de Alberto Fujimori. Aunque usted no lo crea. Pero algunos han dicho hasta aquí llegamos. El para, para de los argentinos.
No sé si el amable lector pasó por un quiosco y no le presto atención al diario Expreso, hay tantos diarios. Decía lo siguiente, a cuatro columnas: FF.AA. NO AVALAN GOLPE. Y de subtítulo: «No participarán en medidas de este tipo que violen la Constitución». ¿Quiénes se habían atrevido a semejante chicote? Nada de oculto, de potencial o recóndito, de lo más legible. Sus nombres y opiniones en la primera plana. Roberto Chiabra, Jorge Montoya, Francisco Vargas, Luis Giampetri. Militares en retiro, cierto. Pero ¡qué militares! Para muestra basta un botón, decía mi abuelita. Francisco Vargas Vaca, general en retiro y miembro de la Asociación de Oficiales Generales y Almirantes del Perú, que se llama ADOGEN. «Enfatizaba que las Fuerzas del Orden no tienen la obligación de respaldarlo». Se refieren obviamente, al presidente Vizcarra.
¿Qué dicen? Expreso, la portada y a grandes letras negras. Chiabra: «Si quiere cerrar el Congreso, el presidente Martín Vizcarra verá cómo lo hace. Las FF.AA. no participarán en un golpe de Estado para solucionar la crisis política, es el Ejecutivo quien debe resolver esa situación». Luego Jorge Montoya: «Las Fuerzas Armadas son respetuosas de la Constitución, deben garantizar el orden interno. No participarán en una medida de este tipo». Francisco Vargas: «Las Fuerzas Armadas no pertenecen al Gobierno de turno, sino al Estado. El Ejecutivo puede dar la orden que sea, pero si no está de acuerdo a ley no cumplirán porque violarían la Constitución». Luis Giampietri: «No pueden utilizar el ejemplo de lo que pasó en el año 1992, porque los militares que participaron de ese golpe, y que son de mi promoción, hasta el día de hoy están sometidos a juicio. Si quieren ir presos, participarán».
Este domingo, he salido temprano rumbo al quiosco más cercano. El misil de papel de los militares debería afectar a las manos invisibles que fabrican las trampas y mueven los hilos para la sinrazón en la mentalidad de los peruanos. Pero el bombazo anti golpe de Estado de los militares —¡al revés de la historia!— no aparece comentado por ningun lado. Perú21 se ocupa de los ‘crímenes sin límites’. Pero que los militares —si así lo hace Vizcarra— «estarían de huelga los poderes de la Policía y las Fuerzas Armadas», ¿no se comenta? El diario Correo le pone la portada a Rosa Bartra sobre la comisión de Venecia ¿y nada de que «la crisis política la resuelve el Ejecutivo y no nosotros»? ¿Charlatanería, verborea palabreo, locuacidad? Ya quisieran muchos. Cierto, no son los militares en activo, pero justamente, son los que pueden hablar. Los jubilados. Y no digan que tienen interés personal, no es posible, por la edad. Conozco a los militares. Siete de mis años con Velasco. Cuidan al Estado. Y no dicen cosas así nomás.
Al cuidadano que nos lee, le ruego vaya al Expreso del sábado 7 de setiembre, y lea lo que dice Pérez Rocha, nada menos que exjefe de la PNP y que advierte los peligros. «Golpismo puede generar crisis social». Y luego: «Lo planteado por Vizcarra, no tiene respaldo suficiente de los especialistas sobre este tema». (Me tinca que se refiere a los 8 constitucionalistas que dijeron nones.) ¿Y es así cómo ven la cuestión de confianza? El arma final que puede usar el actual presidente si archivan su propuesta, «produciría un enfrentamiento más complicado que el actual».
Algo extraordinario ha ocurrido ese sábado de setiembre. Los hombres con uniformes les están diciendo que no se chupan los dedos y se dan cuenta de que estamos a un paso de un golpe de Estado, ¡dado por civiles! De acuerdo, pero Curzio Malaparte y sus herederos —el periodista italiano que estudió todos los tipos de golpes de Estado, desde las trampas de Napoleón III que se hizo elegir Emperador a las marchas de los fascistas por Roma—, de vivir, tendría que ocuparse de cómo se llega al poder despótico vía las urnas, o sea, Hugo Chávez, Maduro, Lenin Moreno que ahora nos da lecciones de cómo no alcahuetear a Odebrecht. Estamos inventando en la América Latina regímenes populares y a la vez suicidas.
¿Qué veo en esa suerte de mensaje de militares en retiro? Lo evidente. Seamos claros, usemos nuestro lenguaje corriente y de abajo. Los conceptos los aprendí en la Sorbona. Sin por ello olvidar la lengua de la calle, del pueblo, puesto que crecí en un barrio de broncas, en Lince. Y la secundaria, en colegio del Estado. Y así, amable lector, ¿cómo se dice cuando desprecias o repudias algo? Puesto que los diarios de la coalición mediática al discurso de los militares, «le han tirado caca» (Julio Hevia). Sin embargo, puede que sea un mensaje bondadoso, no vaya a ser que al presidente «le salga cuadras». Tendría el mandatario que cambiar de equipo, porque como va, «le están vendiendo el estadio». O sea, engañándole. Cuidado con los lornas, presidente. Hay gentes que se creen politólogos pero no «la ven, no la computan». Le voy a poner un ejemplo.
Tengo delante mío unos artículos de Carlos Basombrío. En El Comercio, jueves 25 de julio del 2019, «El circo de tres pistas». Ahí se llama a sí mismo, ‘analista político’. En fin, y sin alabanzas, hombre de experiencia, ha sido ministro, nada mal. Pero entender el lado oscuro de la política, creo que no. Ya el título es cachaciento, pero a lo que voy, se ocupa del probable mensaje del presidente el 28 de julio. Y se anticipa, convencido de que el discurso de ese 28 no «tenga el impacto y la trascendencia que tuvo el del año pasado». Y luego, cree que va a ocuparse de la economía y «tratará de recuperar la confianza de la inversión pública». Y lo que es peor, pronostica que «conforme pasen los meses, Vizcarra va a ir perdiendo apoyo en las encuestas», y cuando se acerquen las elecciones, «irá entrando poco a poco a la irrelevancia». Qué error. Nunca se han ocupado tanto de Vizcarra, ¡a favor o en contra! Cómo se nota que el señor Basombrío no ha entendido que un político es temeridad, sorpresa, y si es preciso, el salto al vacío. En criollo, gana «el dueño del carrusel», el protagonista principal. Manda el arrebato, y eso es lo que hizo en ese discurso del 28. No estoy de acuerdo con lo que propuso pero admito que ha aparecido un político. El chongo ayuda ante las masas. Claro está, los niños bien, los que estudiaron en colegios de curas, no pueden prever esas tácticas y procedimientos. Acaso son demasiado correctos. Para entender lo que está pasando es preciso no «estar bajo de pilas». Sino se «quedan cortina».
Publicado en El Montonero., 9 de setiembre de 2019
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