Nacional: Política/Educación

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Nacional: Política/Educación

 

Parte I

La Santísima TrinidadLas izquierdas. ¿Marx o Darwin?Regionales. En mi modesto entenderA un Juez españolEscena prima: un balcónIniciación a la acústica Falla geológica y falla socialPalacio, algo más que un despachoLiberalismo afganoMulticulturalismos  – Juicio ¿pero dónde?Quechua jurídicoChirigotasLenguaje del abraDespués del diluvioConsensos y disensosLos que no 

 

Parte II

La palabra del mudo (II) – La palabra del mudo (I) – ¿Quién de verdad, es radical? – De misa, mesa y mozas – El centro es la muerte – Genoma y país  – Pasó un Ángel – El test  Alan García –  "Mea Culpa" – Manifiesto y ñeque – ¿Transición?

 

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Sabatina, 21 de diciembre del 2002


La Santísima Trinidad

 

Hugo Neira


Cuando se escarba en nuestra arqueología de partidos, lo que se halla es un listado de defunciones. Los observadores se contentan con decir que este o aquel "desapareció del firmamento político". Al margen de lo de "firmamento", que resulta ser una visión un tanto celeste de nuestra vida pública, me animo a preguntar: ¿qué explica que desaparezcan? En  particular los más notorios. Los filósofos de la antigüedad (que leo para otros menesteres) afirman que no importa hacerse preguntas que no se puedan responder, lo que cuenta es la  interrogación, que abre camino a la razón.

Todo este introito para decir que los problemas de Perú Posible no son los primeros de su género. Para los que hemos visto correr algo de agua bajo el puente del Rímac, hay analogías sorprendentes. Esos mastodontes, los partidos, desaparecen con regularidad darwiniana. Voy a decirlo despacio, para que nadie se ofusque: hace un buen rato que en la vida pública peruana, no tan caprichosa, aparecen partidos de ambición nacional. Son los no-apristas. Que se entienda bien, no los Anti. No trato de los sanchezcerristas de los treinta, ni del  stalinista E. Ravines, profesional del antiaprismo. No, propongo al lector otra álgebra. Si el Apra es A, y el anti-aprismo es B, pues existe el no-A. En lógica moderna, desde Frege y Russell, no-A, tiene valor de verdad. O sea, en Perú, cada cierto tiempo, un grupo de personas democráticas, con ganas de hacer algo por el país, funda un partido o como decimos, se "mete" en política. Estas personas suelen no ser de  izquierda, pero tampoco reaccionarias. Son reformadores. Y lo que es notable, no les da la gana de ser apristas. (No me detengo en sus motivos, son inacabables).  La cosa marcha un rato, incluso vencen en las urnas, gobiernan, y luego se esfuman. Curioso y común destino. Fue el caso del MDP, el Movimiento Democrático Peruano, que el pueblo zumbón llamó pradista. Hombres de solera, no crean, conservadores inteligentes, como Javier Ortíz de Zevallos, condujeron una transición (todavía una) y luego adiós. Otro caso, Acción Popular, tras Belaunde: el mismo destino, reformistas no-Apristas, ganan elecciones en 1963, en 1980, luego, suave declinar. (Hoy su dilema no es si están cerca o no de Toledo, sino si son o no un partido personalista y al morir, el Arquitecto se llevó consigo las llaves del reino).  Hoy el PP repite el vía crucis. En 50 años cada posibilidad del "otro" partido nacional de reformas y democrático, se ha licuado. ¿Podemos acaso imaginar los Estados Unidos sin el bipartidismo republicano-demócrata? ¿O Inglaterra sin laboristas y conservadores? El bipartidismo nos arreglaría la vida, pero no nos gusta, ¡demasiado nítido!  Preferimos enredar las cosas.

En el Perú nos inocularon el concepto trinitario. Los padres evangelizadores del XVI decían que en materia de doctrina lo que más costaba meter en la mollera a los pobres inditos catequizados a la fuerza, no era lo de Dios Padre ni lo del Hijo, sino la idea  del Espíritu Santo. Parece que lo consiguieron ¿Tres partidos distintos y un solo dios verdadero? Comenzamos transiciones con oposiciones binarias  —aquí los probos, allá los corruptos—, pero no nos dura. Así ¿todos juntos como en procesión? ¿Saben quien sufre del mismo mal? La Argentina. No se puede gobernar sin los peronistas. No se puede gobernar con ellos. Me dirán, la culpa no es del Apra, y en efecto, ¿qué pasa en Perú que en medio siglo no ha cuajado ningún "otro" gran partido reformador?  ¿Se nos cruza el Hanan y el Hurin, y terminamos juntándolos a todos? Ahora bien, desde los griegos, la vida pública es par de contrarios, o sino confusión, gobernabilidad barroca. La evitan como la peste pueblos simplones —americanos, europeos— seguro que por eso les va tan mal. La creatividad la ponen en otras cosas. Ciencia, técnicas, progreso, esas tonterías.    

PD. En el momento de enviar esta sabatina, se ignora la decisión que tome Raúl Diez Canseco Terry. Sea cual fuese, la ciudadanía tomará nota de la exigencia de AP, de que se aleje. ¡Bravo! De modo que cuando llegue la reactivación, que está a puertas, AP estará lejos y el Apra cerca.  Brillantísima estrategia.  ¡Felicitaciones!

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Sabatina, 14 de diciembre del  2002


Las izquierdas. ¿Marx o Darwin?

 

Hugo Neira


Hace unos meses, Mirko Lauer abordó el tema de la reducida figuración de la izquierda en el escenario nacional. La nota, sin ser ni gravosa ni culposa, no obtuvo respuesta, siendo tema significativo.  En efecto, no es un buen síntoma que a una nación, cultura o sociedad política se le evapore la izquierda, es como si a un organismo vivo se le bajasen las defensas. Entiendo por izquierda, la idea o el movimiento, libre, crítico y alternativo.  De modo que "a priori" si no hay izquierda hay que deducir que nadie quiere que las cosas cambien, lo cual es absurdo, sobre todo en el caso nuestro. Comentaré el tema sin ambición alguna de titularidad, para eso están sus dirigentes.

La cuestión es vasta pero ofrece dos aspectos, para iniciar la presente reflexión.  Uno es la percepción de la misma marginación, el cambio de sujeto (que conste mi discrepancia) ya no a oprimidos, multitud de parias, sino sectores C y D; un asunto de ingeniería social. El otro es la historia endógena de las agrupaciones de izquierda, es decir, al hecho que respondan a tres tradiciones específicas.  La legitimista, que va del auge de antaño a su reciente reaparición  electoral en las regionales, en Chiclayo y Apurímac.  La movimientista, para llamarla de alguna manera, de acción de masas, estilo Hugo Blanco o Ricardo Letts.  En fin, la insurreccional.  ¿Qué pasó con las dos primeras?  Protesta hay, marchas, paros y llantas quemadas, pero estaremos de acuerdo que de por sí no hacen la izquierda.  ¿Qué pasó desde una izquierda mayoritaria en 1983 con Barrantes en la municipalidad del primer vaso de leche? ¿Qué pasó en la percepción y conducta de los más pobres?

Desde el ochenta, pasaron muchas cosas.  Pasó que llegó la globalización, éramos un muñón de sociedad de clases con trabajadores remunerados, y de ahí pasamos a una nación de activos informales. ¿Qué política de clases cuando éstas se fragmentan?  Nuestra heterogeneidad anómica fue manipulada con inquietante facilidad por el clientelismo de la mafia.  Pasó que se redujo al Estado, la instancia de arbitraje. Pasó que no se escuchó la crítica de izquierda a la izquierda, la que iniciaron los “Zorros” con Sinesio López, con Ramos Tremolada.  Pasó que se acumuló el desengaño tras el populismo manirroto.  Hoy la confianza en la clase política es una de más bajas del mundo.

Cuando tiende a desaparecer una especie, hay que preguntarse por las causas.  Puede que la especie no logre, como las ballenas, reproducirse.  Puede que la especie, aunque saludable, la extermine un cambio catastrófico en el ecosistema, lo que le ocurrió a los dinosaurios.  Ese cambio brutal ha ocurrido.  Los nuevos sentidos los viene creando, aplastantemente, la ideología del mercado.  Esta situación es planetaria, pero en otros lugares genera nuevas formas de conciencia.  ¿En qué consisten?  No se explica en dos palabras las grandes mutaciones de nuestro tiempo.  Aquí, casi a ciegas, entramos a una nueva edad imperial –en que no se puede prescindir de lo exterior-  sin poner el reloj a la hora.  En los noventa, para colmo, la política se hizo espectáculo.  Ahora bien, la izquierda,  si lo es, es un discurso crítico, no almibarado.  ¿La TV es para eso?  El profesor Bobbio dice que es más fácil  ser de derechas, la libertad es una evidencia en tanto que la equidad hay que explicarla. Lo instintivo es directo “esto es mío”; lo  moral, el compartir, es un acto pensado (E. Kant).  A lo que iba, la izquierda se fue quedando: viejas formulaciones.  Rolando Breña sigue llamándose marxista-leninista.  Es su derecho dice en editorial este diario, pero claro, mientras insista está diciéndonos me gustaría encabezar una dictadura, lo cual no es prueba de capacidad adaptativa.  Los dinosaurios no tuvieron una segunda oportunidad. Las izquierdas sí, a condición de abrirse al mundo,  los grandes helechos del Jurásico han desaparecido.

P.D.  De izquierda es ese tipo de declaración que va contra el que dirán, la de Eliane Karp sobre el aborto, que comparto.  El cuerpo y la decisión de ser o no madres pertenece a las mujeres, no a los curas.

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Sabatina, 23 de noviembre del 2002


Regionales. En mi modesto entender

 

Hugo Neira


"Máquina para viajar por el tiempo" de HG Wells, las regionales no nos lanzan ni al pasado ni al futuro sino que nos meten de narices en el tiempo actual. El acto más corajudo de la Transición. Pero propongo al lector un comentario parsimonioso que va de lo evidente hacia lo incierto o dudoso.

Lo evidente. Resulta patente, han votado 15 millones para elegir 25 gobiernos regionales, 194 alcaldías provinciales y 2’000 alcaldías. Si esto no es consolidación democrática, que baje Pedro y lo vea. En general limpias, con sus caídas del alma que no faltan. Otra evidencia a bulto, los resultados. El PAP gana en 11 gobiernos regionales, UPP en dos, PP, Somos Perú y UN en uno, y está por verse lo de PP.  Lo que deja un amplio margen a las fuerzas regionales nuevas.  No veo sorpresa, la cosa estaba cantada, tanto que este cronista, en su modesto entender, pudo anticipar al APRA como la única fuerza realmente articulada como partido (sin ser aprista) y en general los partidos compartiendo con otros actores la reticente, y con razón,  voluntad ciudadana (ver mi nota en Quehacer, n° 136). No me asombra que en un proceso descentralista se vote contra el partido del gobierno.  Por lo demás, la regionalización será lo que la vieja clase política, gobierno y oposición, querrá que sea, o un frente regionalista contra Lima, y Mirko Lauer señalaba la dificultad dado los intereses distintos de las regiones, u otra cosa. ¿Ha nacido un contrapoder? Pero esa pluralidad trae consigo conflictividad.  Tiempo al tiempo, a ver qué dicen los flamantes presidentes de regiones.

Un hecho inédito. Emergen como ganadores casos personales, en cierta medida ejemplares. Daniel Vera Ballón, del APRA, en Arequipa, empresario. María Cristala Constantinides, en Moquegua, de Somos Perú, asistenta social. Edwin Vázquez, en Ucayali, empresario. En general, en mi modesto entender, aparece una democracia de proximidad, con gente motivada, con ideas y variada experiencia.  Habrá que seguirles el rastro.

Puestos a distinguir. El Perú acaba de completar su clase política, es decir, de "aquellos que toman las decisiones". Los decidores son ahora nacionales, regionales y municipales. ¿Se respetarán jerarquías? ¿O con nuestro gusto por lo barroco, le daremos a unos y otros los mismos atributos, y luego, como en la Colonia, en vieja tradición de el reglamento no vale,"vamos a conversar"?

Verdades a medias. El quien ganó. Se puede sustentar una cosa y su contrario. Cierto, ganó el APRA, con once regiones. Perdió el partido de Toledo, perdió UN, porque Castañeda en Lima es una cosa, y otra Lourdes Flores Nano. Pero no deja de ser verdad la lectura contraria: en la mayoría de las regiones no ganó  el APRA, Perú Posible con un 12% o 14 % está mejor que la UN ; se han consolidado fuerzas independientes. O como  me escriben unos peruanos globalizados, "un claro desmentido a los partidos tradicionales". No hombre, no es tan así.

Extrapolar. Me enseñaron en París, en Ciencias Políticas, una regla universal para aritméticas electorales: sólo se compara lo comparable. Esta regional es la primera en su género. Y solo puede razonablemente compararse con otra regional. El resto son conjeturas. Entre una y otra presidencial, en toda gran democracia, hay muchos comicios de signo diferente. En los Estados Unidos, los ciudadanos eligen a un colegio electoral, uno o dos senadores, legisladores, jueces y hasta al sheriff. Cada voto, su lógica. Y así se les analiza. Pero tenemos la manía de extrapolar (1) y se dice “ya García la tiene” o “Castañeda se la lleva”. Dicho esto, de repente en Perú es así.

De la pluralidad de interpretaciones. ¿No ha dicho el profesor Sartori, que la democracia es el más difícil de los regímenes porque exige del ciudadano el uso de la razón y el discernimiento? Pues ahí tienen nuestras regionales, de lecturas opuestas, contradictorias. Que cada quien saque sus conclusiones.

(1) Extrapolar es calcular una variable futura por su valor anterior. En matemáticas es posible, en ciencias humanas es fatal.

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Sabatina,  07 de setiembre del 2002


A un Juez español

 

Hugo Neira


De la presencia en Perú de Baltazár Garzón, el célebre juez español, no podemos sino congratularnos dado el antecedente de sus enérgicas intervenciones y experiencia, pero también por el momento en que vivimos. Le ocuparán  tareas académicas y de contacto con nuestros atareadísimos jueces anticorrupción, pero el clima social, jurídico y político que hallará cabe en una línea: en las cárceles hay "centros de delito cuyos miembros están libres" (La República, 5 de setiembre).  El diablo anda suelto. 

Viene Usted, amigo Garzón, en un momento singular, cuando se secuestra a la esposa de un amigo del presidente Toledo, a una pacífica ciudadana que sólo nos ha hecho bondades, y los celulares de los secuestradores comunican como si tal cosa con el presidio de Canto Grande; en el momento en que aparecen suicidados altos jefes militares que se aprestaban a comparecer. El momento es grave. El secuestro de Mariana Farkas de Pollack apunta al ánimo del propio presidente, de la clase financiera que se siente amenazada, del ciudadano de a pie, pues la paz social, desde Hobbes —¿no es cierto?— es el primer deber del Estado. No sabemos si hay un complot o una coincidencia de irresponsabilidades, acaso una cierta frivolidad de nuestra vida pública y algunos de sus actores que pierden de vista lo esencial: Montesinos estará en prisión pero no está vencido. El celular, y la plata, es poder.

Extraña sociedad la nuestra, querido amigo, de historias simultáneas. De distintas velocidades y secuencias. Hubo una revolución pacífica al caer Fujimori, la que no nos costó ni un tiro, y hay ahora una guerra civil de la mafia no menos intensa que la colombiana, más hábil quizás, más elaborada y selectiva. Plagios y secuestros, y a la vez, democracia. La mafia nos agrede con hampones o su propia gente, no lo sabemos todavía, y sin embargo continúa la vida política, corren los plazos para municipales y regionales con miles de candidatos, digo bien millares, exactamente 13 mil 571 listas provinciales y distritales en todo el país.

Esta Transición no es la española ni la chilena, no tiene ni la construcción previa capitalista de ambas, ni tradición de juridicidad; ésta, si se logra, será ahora o nunca, en medio del aparente caos. Pero con todo es una Transición. Por ello, juez Garzón, sea juez y parte, nuestro abogado. Diga en el mundo que la justicia no puede funcionar con Estados que no tienen recursos, ahogados por los fideicomisarios de la deuda externa.

Para andar necesitamos pagar una mejor policía, tener jueces, otras instituciones y esto no puede hacerse sin otro FMI, otro consenso de Washington, otra actitud del primer mundo. De lo contrario nos piden lo imposible, luchar con mafias más poderosas que los propios soldados de la ley. Necesitamos darle al Estado democrático los medios de vencer a la vez al crimen político, a la pobreza y educar, además, al soberano. No crea: la idea de que un gobierno de corruptos es mejor que uno de pachochas democráticas, está en la cabeza de muchos. Acaso este juicio de Nuremberg está durando demasiado.

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Sabatina, 27 de julio del 2002


Escena prima: un balcón


Hugo Neira

Rituales patrios. Un intento de libre
lectura de la proclama libertaria
de San Martín


Desde este momento
. Entre pregón y acto propagandístico, en realidad una arenga, San Martín la lanza a tambor batiente. Frase osada, el Perú de 1821 no había dejado de ser una colonia española. Nada está ganado, los realistas controlan las ricas provincias de la serranía, y, pese a las guerrillas, los hacendados proveen de víveres y soldados indígenas a Canterac. También hay tropas españolas en el Callao. San Martín proclama algo que no ha ocurrido todavía, después de su Protectorado, tropas españolas retornan a Lima, falta mucho para Bolívar y Ayacucho. "Desde este momento" marca, con todo, un Perú sin Audiencia ni Virrey. Notemos que la arenga no esclarece sobre la forma del nuevo Estado. Como se sabe, a los hechos de armas seguirá el debate doctrinario.

El Perú es libre e independiente. Un deseo futurista. En lo inmediato, la Expedición Libertadora es incierta, sin éxito las negociaciones de Punchauca, el vecindario limeño reticente, como relata el capitán inglés Basilio Hall. San Martín ocupa el palacio virreinal desde el día 13, y escucha a vecinos españoles inquietos por bienes y vidas, y a políticos criollos con proyectos estrambóticos, cuando no. La frase es optimista, pero las supervivencias coloniales eran enormes, y hoy no se han desvanecido del todo: sumisión al poder mágico de líderes y caudillos, profundo conformismo social, retórica verbal incendiaria.

"Por la voluntad general de los pueblos". San Martín invoca un nuevo principio de legitimidad, nacido de la experiencia revolucionaria de los franceses y 1789. Sufragio, sin embargo, lo hubo en los días coloniales, cuando en 1812 se elige diputados criollos para Cádiz, para un proyecto liberal saboteado por un rey imbécil. No, por "voluntad general" San Martín elude a unos cuantos cabildos, y de notables, eran imposible otras consultas. Para una democracia de masas, y de leyes, las postrimeras del siglo veinte. Tardó y tarda, como sabemos.

Y la justicia de su causa que Dios defiende. San Martín, al hablar de un Dios de libertad, dinamita el fundamento religioso-filosófico de los realistas, el poder por derecho divino. Invocación que podemos entender sin compartir, puesto que hoy muchos pensamos que leyes y constituciones no bajan de los púlpitos sino de la autolegislación, vale decir, de las sociedades mismas. Pero eso ya es otro debate (laicismo, ciudadanos, autonomía) para el siglo XXI. En suma, fervor de San Martín y de un puñado de patriotas, y una arenga temeraria, anticipatoria, voluntarista, para nada sensata, políticamente incorrecta, pero sin ella no habría habido patria.

P.D. Ante la tragedia de la discoteca “Utopía”, tarde para esta nota, con todo, mis más sentidas condolencias.

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Sabatina, 29 de junio del 2002


Iniciación a la acústica

 

Hugo Neira


Hay una crónica de años atrás que regresa estos días pertinaz a mi memoria. Trata de la campaña de Fujimori cuando el caballazo de la segunda reelección y con fondo musical de tecnocumbia. Y no es mía, sino de Martín Tanaka ("El baile del Chino", La República, 28 de mayo del 2000). Dice su autor: "Tiene uno que haberlo visto para poder entenderlo, es algo indescriptible". Y añade: "hay algo de peligroso en todo esto". Anclada en el fondo intuitivo del inconsciente, por algo regresa, "anamnesis" la llamaron los griegos, memoria de la memoria, porque entonces pensé lo siguiente: el que venga tendrá que asumir un presidencialismo completamente devaluado. Y así es, la tecnocumbia envileció el poder, el manoseo del chino menoscabó, acaso para siempre, ese presidencialismo que errores anteriores, de Belaunde a García, al menos, no había deteriorado. Ni Paniagua.

Hoy hemos pasado de la Tecnocumbia a Fuenteovejuna, y me refiero a lo ocurrido en Arequipa, que es muchas cosas, escenificación de Lope de Vega en el nuevo milenio, drama del honor de un pueblo, y Alcaldes vengadores. Mal haríamos en reducir el asunto a privatización y regiones, hay otros signos. Dicho de la manera más sencilla, hay una parte del Perú que no se contenta con que la llamen sólo a votar. La fiesta del Chino, en diez años, ensordeció las confianzas representativas, al punto que hoy autoridad parece autoritarismo. ¿Entonces? Acaso nos deslizamos a una democracia consultiva, un complemento que no está ni en Rousseau ni en los modelos conocidos, que por el momento se expresa en llantas quemadas y otros desmanes, escenografía de una ciudadanía un tanto exasperada, es verdad, porque viene del silencio del ninguneo. ¿Quién será el Pericles que le dará forma constitucional?

Tenemos una economía de tercer mundo, y, a la vez, una movilización de protesta casi de primer mundo. Digo casi, por los muertos y estropicios. ¿O alguien todavía cree que la política interna en sociedades avanzadas es muy calma? No, ellas conocen el conflicto, solo que autocontrolado. Hoy mismo anuncian en la televisión que millares de ciudadanos se oponen a otro aeropuerto cerca de París. Otro Charles de Gaulle. De hacerse, adiós, serenidad de las pequeñas aldeas, cielos congestionados, ruidosos. ¿Y saben lo que ha ocurrido? El gobierno francés ha cedido, una decisión que no lo debilita, al contrario. En política, tienen contrapunto. Volviendo al Perú, hay un ruido de fondo, por eso de la acústica, de masas apartidarias inmensas, un "alegreto" de movilización a corto plazo, sordo al pentágrama de políticas de Estado. Al país, la "tecno" del chino lo volvió duro de oídos. Gobernar, en estas circunstancias, no es muy envidiable, apenas una forma asumida de la voluntaria desdicha.

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Sabatina, 15 de junio del 2002


Falla geológica y falla social

 

Hugo Neira

 

La presente crónica o meditación la inspira una información aparecida en este mismo diario (La República, 10 de junio), según la cual, la nueva táctica de Sendero consistiría en desvincular a las rondas campesinas del ejército.

Nuestro país tiene dos grandes fallas gigantescas. La primera es de orden geológico. Nos lo enseñan en los bancos de la escuela: cerca de nuestras costas se frotan y se enfrentan las masas tectónicas de dos continentes, es la falla de Nazca, raíz de temblores y terremotos. Ahora bien, hay una segunda, no menos abismal, de carácter no natural sino humana, histórica, política. Me refiero a lo que Julio Cotler ha llamado el "triángulo sin base". No siempre coincido con él, pero hay que decir que hallo atinada esa metáfora. Me permitiré reformularla: en Perú, el Estado y la sociedad van por su cuenta. Más que en otros lugares.

El Perú invertebrado ha preocupado a unos y a otros. A Manuel González Prada, que llevaba sus carillas a los primeros periódicos anarquistas. A Víctor Raúl Haya de la Torre, que por algo creó un partido con una concepción poco convencional. A Mariátegui, que propuso una heterodoxia, por lo cual fue censurado por la III internacional. Muchos años después, Fernando Belaunde se asomó a la brecha, y para cerrarla creó Cooperación Popular. Cuando Velasco, su principal asesor, Carlos Delgado, pensó que esa falla podía ser taponeada o rellenada con millares de activistas de base. Se le tuvo temor a esos agentes sinamistas, llegando Morales Bermúdez los desactivaron. El cándido país de siempre respiró. Pero en la brecha, apareció nada menos que Sendero. Como se ve, esa realidad fracturada es un hilo conductor con distintas y hasta opuestas propuestas. El fujimorismo también se dio cuenta que existía, e hizo lo suyo, como lo ha descrito Degregori y Martín Tanaka, tuvo redes de clientelas en sectores populares, que si no es el escándalo de los videos, el descubrimiento que esa "media política" encubría a una dictadura mafiosa, todavía estarían ahí. Hoy, los herederos de Abimael descubren que es mejor ganarse a los ronderos que combatirlos. Hoy, el mismo suelto en este diario anuncia la respuesta del Interior y militar, empadronamiento de ronderos, entrenamiento, sin duda medidas necesarias pero insuficientes.

A las rondas, después de la guerra, las olvidaron. La lealtad campesina no se gana solamente con la entrega de municiones. Ni este asunto cabe únicamente en un programa de puestos policiales. Algo habrá que hacer. Algo imaginativo. La política se combate con política. La brecha es real. Que de su herida abierta no nos sorprenda otra irrupción de lava, mientras construimos castillos democráticos en los aires.

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Sabatina, 08 de diciembre del 2001


Palacio, algo más que un despacho

 

Hugo Neira


Palacio es un lugar vetusto pero inevitable. Se encuentra en la plaza de Armas, es el centro de Lima y para bien o desgracia, de la imaginación, la cólera y los abandonos del corazón de muchísimos peruanos. No tiene, como arquitectura, la elegancia herreriana de la Catedral, ni los balcones del palacio Arzobispal, pero es inevitable ocuparlo si se quiere ejercer no sólo el poder legítimo sino actuar en los simbolismos más recónditos de lo peruano. Fue la plaza de Armas o plaza mayor la que se constituyó en los días de decadencia de Fujimori en la escena teatral del descontento de la sociedad civil, de lavado de banderas y  manifestaciones cuando se luchó para que saliera un hombre y entrara otro. Estoy tratando de decir que resulta inexplicable su abandono.

Es cierto que cuando el presidente Toledo decidió no despachar en Palacio la idea no dejó de gustarme. Me dije, in pectore, no está mal, fuera el viejo símbolo de un poder que, con raras excepciones, ha sido una usurpación o una desilusión.  Además ¿no es acaso un palacete copiado de alguno de Europa central, bastante feo y recargado? E inseguro, cerca de la rumorosa calle. Luego, conocí el despacho presidencial de los altos de PetroPerú y de nuevo me volvió a parecer bien haber dejado atrás ese viejo palacio de gobierno, antro de iniquidades e ineficacias. Pero algo me ha hecho cambiar de opinión.

Un ambiente, un clima de sospechas. El bajón de popularidad, las sumas y restas sobre los logros y carencias de un gobierno apenas en su primer mes de gestión ¿sólo se explican por la prisa por ver claro en los propósitos del nuevo gobierno? ¿Es tan racional la política peruana? ¿Qué lugar le dejamos a lo emocional? Creo que muy poco.  Hay necesidades culturales en la idea del mando, que no son simples. Es cierto que hay preocupación por si habrá o no privatizaciones, y por la agricultura, la industria, el rebrote de Sendero, la Comisión de la Verdad. ¿Es eso todo? Trato por mi parte de entender ese deseo de insatisfacción, ese fijarse en la vida cotidiana de Toledo, si sale a trabajar y a qué hora, y adonde va a comer. El poder, aun el más legítimo, tiene algo de secreto. Toledo ha estado evitando vivir en Palacio. Acaso es un error. Me atreveré a decir, por pura intuición, que no sólo debe despachar en Palacio sino vivir en él. Los peruanos necesitan saber que el Presidente está ahí, en esa triada de la que nadie puede escaparse, Cabildo, Catedral y  poder constitucional. Ese es el precio del éxito. No se lucha por ocupar el poder y luego dejarlo vacío.

Ciertamente, Palacio precisa una renovación, acaso volverse un lugar en parte abierto como la Casa Blanca, que todos sabemos tiene un circuito de visitas y a la vez, los despachos presidenciales, y el célebre salón oval de Clinton con usos también eróticos. En fin, creo que los peruanos, como todo pueblo, adoran sus ritos, y esperan que se cumplan ciertos gestos. En suma, la desconfianza ante el gobierno no viene de supuestas vacilaciones, viene de lo que llamarían mis amigos psicoanalistas, "la pérdida del objeto". De una cierta orfandad. Ese objeto de adoración es un presidente en el centro de lo peruano. No ocupar Palacio luego de ganarlo.  ¡Un presidente en un país presidencial  —y la suma de fuerzas que tira la manta de su lado justifica un poder casi regalicio—  no solo debe gobernar sino reinar. Reinar tiene que ver con los gestos. Y ya que se habla de eso, de la cotidianidad del poder presidencial, el comer bien por ejemplo ¿por qué no? Pero de preferencia dentro de Palacio. No ir tanto a La Huaca sino vivir en ella, la huaca inevitable del poder. Prisionero de sus obligaciones. Se entiende que no le guste ese lugar horrendo y malsano. También García lo evitó, quiso hasta llevarse la capital a otra parte. Pero el Perú no estaba para esos gastos. En suma, la manera de enterrar simbólicamente a Fujimori es ir y sentarse donde estuvo el chino. Así de simple. Sus expertos en comunicaciones no le dirán estas cosas, no vienen de Lince ni de colegios nacionales.

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Sabatina, 10 de noviembre del 2001


Liberalismo afgano

 

Hugo Neira


¿Ahora resulta que la ley viene a ser una suerte de despojo?  Lo digo por el escándalo suscitado por la peregrina idea de la
SUNAT de ir a cobrarle deudas impagas a diversas empresas ¿Pero a quién se le ocurre? Estamos en el Perú. La verdadera norma, no confesada, es que los privilegiados siempre están dispuestos a negociar la aplicación de la ley.  Siempre fue así, a los virreyes se los paseaban los criollos adinerados. Pero el  problemita es que el capitalismo internacional que tanto admiramos, y al que intentamos atraer, conoce otra lógica. Las inversiones vienen, si vienen,  de países donde la riqueza se genera gracias a que desde hace siglos tienen orden y leyes. No es un camino cómodo, pero no hay otro. Y ay del país, hoy, que se considera poco serio.  Lo de zonas francas, off shore; es para pequeños puntos en el mapa, y el Perú es más grande que Luxemburgo o el gran Caimán.

"Los capitales se van a espantar". La argumentación de Pedro Pablo Kuczynski me parece deleznable, dicho con todo mi respeto al resto del gabinete, y al presidente Toledo. La verdad que para mí, es una gran decepción. Lo creí por su residencia en el exterior, un economista más aireado, más al tanto de la lógica en la que funciona realmente el mundo de las finanzas internacionales. Por lo visto no es así. Es un liberal al modo limeño, "arreglemos pues". Hace cuarenta años que resido en eso que llamamos "el exterior", y conozco sin ninguna presunción lo que centenares de miles de peruanos que se fueron a chambear fuera, también conocen. A saber, la lógica del capitalismo consiste en no tomar en serio sino a los que son serios. En los medios internacionales se trata con desprecio y sorna a los Estados 'bandidos', en los que todo es posible. Eso de que los capitales extranjeros se van a ahuyentar porque la ley es la ley, es una tontería de la más grandes que he escuchado en los últimos tiempos. Es todo lo contrario. Lo que va dejar  una mala impresión es el perdón a la carga tributaria de América Televisión, empresas eléctricas, y ese buen centenar de empresarismo postfujimorista que no se resigna al post, los mismos que se limpiaron con  la ley y el interés común, prueba que el Perú pese a su transición política no ha cambiado suficientemente, que sigue siendo un país bamba. En suma, una de las razones no para invertir sino, por el contrario, en huirle. ¿Qué garantías ofrece una cultura política en la que la idea de un principio jurídico fundamental, el Estado, no existe? Y donde no lo hay, todo es posible. Hoy esto, mañana su contrario.

El debate se está distrayendo en consideraciones en torno a los cambios de posición al interior de la clase política. Eso es pecata minuta. La operación de continuar un privilegio sin fronteras entre lo público y lo privado de parte de un gobierno que le debe todo a su propia movilización moralizante, es un triple mal negocio. Quitarle ingresos al Estado es quitárselos al pueblo. Es mala operación del punto de vista financiero, no genera "confianza". Y es malo porque volvemos a lo de siempre. La pregunta de fondo es: ¿se ha entendido que capitales, eficacia, ley, seriedad, inversión, democracia y progreso es todo uno? Para salir adelante se  necesita de firmeza jurídica que en Lima suena a un escopetazo y no lo es. El Estado, si dejamos de considerarlo el cuco de siempre, el monstruo del pasado, finalmente, tiene dos funciones necesarias, aquí y en todo lugar. Una de ellas es guardar el orden público. La otra, los tributos. Pero esto es viejo como andar a pie, no por aquí.  Si no las ejerce, mejor es que desaparezca. Se puede volver a ser una provincia administrada. No nos iba peor. Jorge Basadre, en ruedas de amigos solía hacerse esta pregunta: ¿alguna vez el Perú será un Estado-nación? La respuesta, varias décadas después, es evidente. Nación es, entidad social y cultural. Otra cosa es tener un orden jurídico, o sea, Estado. Parece que los peruanos no se resignan a tenerlo, en particular, sus elites, ni reglamento ni nada que los constriña. No quieren a nadie por encima. Para evitarlo, bueno son los pretextos. Un país de afganos, semitribus, indomable porque no obedecen a nadie. Somos algo muy parecido, no fuera sino porque no hay ni aquí ni allá dinero para construir las inexistentes carreteras. No será el interés privado que las haga. El arca fiscal, o sea, nunca. De pronto PPK es el economista que merecemos.

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Sabatina, 08 de setiembre del 2001


Multiculturalismos


Hugo Neira


El multiculturalismo, en el ancho planeta, es concepto y es una práctica. Comenzaré por lo segundo. El término nace en Canadá, por los 70, cuando  P.E. Trudeau, primer ministro,  propuso  reconocer "la naturaleza multicultural de la sociedad canadiense". Se trataba, en realidad, de una táctica política para eludir la demanda francófona de Québec
(y no para defender autóctonos).  Salida hábil, en vez de reconocer dos lenguas oficiales, el inglés y el francés, se establece que Canadá no tiene lengua oficial (Carta de  1982).  Un truco de políticos anglosajones. ¿Se imaginan España hoy birlándole a los catalanes su lengua?

Como concepto, sin embargo, caminó. Lucha de los negros por los derechos cívicos en USA, defensa de las lenguas regionales (en Europa) con el tiempo se extendió la idea de las minorías lingüísticas, religiosas e incluso sexuales como víctimas de injusticia. Su principal teórico, Charles Taylor es apreciado y a la par intensamente discutido. ¿Dónde está el mal?  En las posibles derivas intolerantes.  Aunque el debate sea vasto, intentaré un apretado razonamiento: a) el multiculturalismo en un primer momento parece seguir  el movimiento de ampliación secular de libertades de las sociedades modernas. b) en un segundo momento, entra en contradicción con principios fundamentales, tales como el de  la libertad del individuo. 

La modernidad nace  paradojalmente con las  guerras de religión en la Europa del XVI.  Sangrientas, inacabables, ellas llevan a esas sociedades, para obtener la paz interna, a admitir el principio de tolerancia. Resultado, la coexistencia de comunidades confesionales (católicos, protestantes) Weber, siglos después, dirá que la modernidad  no arranca de la revolución maquinista sino de la pluralidad de valores. Costó, sin duda, reconocer que había distintas  concepciones del bien, contiguas y rivales.  Pero la tregua religiosa prepara el contrato social (Rousseau) y luego, con las revoluciones (1776, 1789),  abre la libre opción de los individuos. Hoy, es cuestión de extenderla a la diversidad de culturas. Entonces, el multiculturalismo se inscribe en la recta descendencia de las sociedades liberales. b) Pero puede haber uno, postulando disolver las naciones modernas en pequeñas comunidades encerradas en sí mismas, y a  esa deriva  se llama "diferencialismo".  En este caso se contradice la lógica de la modernidad cuyo sujeto es el ciudadano. El Estado-nación, entonces,  ¿garante de las libertades individuales? Diversos críticos hallan ambiguo el diferencialismo. Defiende lenguas, culturas, pero no por eso, y con pretexto de los “derechos colectivos”, se puede obligar a un niño a aprender lo que no quiere, ni someterse a los vecinos. ¿Y en el resto, qué régimen de matrimonio o qué penas inflingidas? ¿Por qué no los castigos corporales que serían susceptibles de aplicación en nombre de la diferencia? ¿No son los talibanes una regresión culturalista?  Estas son algunas de las objeciones.

Este artículo, eco de un debate en el mundo, ha querido llamar la atención sobre la complejidad del asunto.  Pero tenemos un problema adicional, lo que llamaré la “ideología peruana”, de carácter cesáreo-papista.  Consiste en creer, en religión como en lo secular, en la existencia de una sola verdad, los demás siempre están en el error.  Actitud muy extensa, poco importante si se es de izquierda o derecha.  La cultura del Perú no interiorizó en ningún momento de su historia ni el principio de tolerancia ni el politeísmo de valores. Así, maniqueos en política y en cultura, el diferencialista ya está listo para la exclusión del otro (blanco o cholo).  Me escriben, y no es que el castellano va a coexistir con el quechua sino que "ya vienen los Incas". ¿Debemos temblar? Como si en Garcilaso (o en Arguedas) una cultura hubiera impedido el gozo de la otra. Creo, en fin, compatible el reconocimiento de las identidades culturales con la pertenencia a una sociedad lo más democrática posible. Pero no solo es dilema nuestro.

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Sabatina, 18 de agosto del 2001


Juicio ¿pero dónde?

 

Hugo Neira


Hay que juzgar a Fujimori, de eso no cabe duda. Todo el problema consiste en saber en donde se coloca el banquillo de acusados.

El proceso judicial  en la ciudad de la Haya, el reciente 3 de julio, de Slobodan Milósevic, presidente destituido de Yugoslavia, acusado de crímenes contra la humanidad, significa que el Tribunal Internacional Penal (TIP)  es una realidad. Pero, esa justicia internacional que de alguna manera se sustituye a los Estados, ha levantado una tempestad de opiniones. Creo que el tema nos interesa inmensamente. Se expone a continuación algo de lo dicho en diarios del mundo (extractos).

A favor. “Últimamente se vienen acumulando, ante jueces extranjeros, las denuncias contra jefes políticos de diversos países. Ese proceso (el de Milósevic) abre la perspectiva de una justicia penal internacional destinada a sancionar los crímenes de guerra, contra la humanidad, así como el genocidio” (Le Temps, Ginebra).

Contra. "Costo exorbitante, proceso interminable, abogados incompetentes. El funcionamiento del TPI deja mucho que desear" (The Washington Post).  En USA la sola idea de un tribunal sin jueces norteamericanos produce simplemente horror en las filas republicanas. Cierto compromiso, herencia de Clinton, es postergado.

A favor. "Es una revancha de los derechos humanos. Inclusive, si la justicia internacional es la iniciativa de las grandes potencias, su ejercicio es positivo al influír en los sistemas jurídicos nacionales" (Time, J.F. MacAllister). ¡Los jueces ingleses!  Qué lástima que Pinochet dejara Londres.

Contra. "Para el Occidente, el ‘asunto Milósevic’ no es justicia sino política, es el símbolo de lo que se va mostrando ante nuestros ojos como el nuevo estilo relacional del siglo XXI, el estilo humanitario-injerencia. Milósevic y Yugoslavia no cuentan,  no son sino ‘un campo de experimentación’. Occidente impone sus normas jurídicas y compra el cuerpo (del delito) de Milósevic" (Vremia, Moscú, Leonid Radzikhovsi). El autor se refiere a la compra de Milósevic, es decir, los 6’000 millones de ayuda externa.

A favor. "Ahora que el expresidente yugoslavo Milósevic es juzgado en la Haya ante un tribunal que se ocupa de los criminales de guerra, en Moscú deberíamos acordarnos que Rusia ha suscrito a la convención internacional, contrariamente a los Estados Unidos, que teme que sus militares sean juzgados por extranjeros. Pero también pueden interesarse en la Haya por los crímenes cometidos en la guerra de Chechenia, lo que por aquí pone a mucha gente con los pelos de punta" (Moskovskié Novosti, Moscú).

A  favor. "Desde 1999, los que cometen genocidio, crímenes contra la humanidad o crímenes de guerra, pueden ser todos juzgados en Bélgica, cualesquiera que sea su nacionalidad" (Nitzan Horowitz).  Se refiere al proceso iniciado contra Ariel Sharon, actual primer ministro de Israel, ante la justicia belga. Un diario de Beyrout, An Nahar, saluda el caso como "el ingreso de las masas árabes en la mundialización de la justicia".

 

En suma, ¿Soberanía nacional o Justicia?  Alexandre Adler, director de Courrier International  prefiere "la pedagogía democrática" o sea, cada tirano ante jueces de su propio pueblo y Estado. Pero mi abuela decía lo mejor es enemigo de lo bueno. La prueba: Pinochet no será juzgado. Con Fujimori: ¿extradición o juicio? Hay otra pregunta ¿Japón, firmó o no el convenio del TPI?  Porque de ser así,  es otro cantar.  De que lo entreguen, lo dudo. Aunque nuestro corazoncito peruano sufra, Fujimori podría ser juzgado en la Haya o en el mismo Tokio. Y justicia será hecha.

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Sabatina, 04 de agosto del 2001


Quechua jurídico

 

Hugo Neira


El quechua, es evidente, no puede volver a ser lengua general de estos reinos como lo proclamaron, en su hora, misioneros y doctrineros coloniales. De hecho, no se habla en el norte, ni en la sierra central, se concentra en el sur, si bien se desparrama en todo el país, Toledo mismo la ignora, quien no. Cuidado con los fantasmas del temor y la indiofobia de siempre. ¿Quién sueña en imponerlo? El multiculturalismo no es un despotismo, se practica corrientemente en Bélgica, Canadá y España, países de pluralidad democrática hasta en el hablar. Multiculturalidad es políticas alternativas para ciudadanos y comunidades diferentes, aunque presenta sus dificultades, de las que ni he escuchado hablar en Lima en donde la han tomado muy acríticamente y desde hace un buen rato (sabatina próxima). Pero a lo que voy. A un Derecho que esta vez pueda redimir la humillada otredad. No me iré por las ramas: es la ocasión para que  el quechua y el aymara sean lenguas jurídicas. La castración legal de los llamados indígenas en los tribunales ha durado demasiado. Hay que comenzar por el Foro, por la Justicia, más inmediata que la Escuela. Y porque atiende al  dolor de los campesinos adultos que se quejan y alegan en quechua (por ejemplo, por sus desaparecidos).

He vivido lo suficiente en el Cusco como para no ignorar que los comuneros buscan, en su desesperación, el letrado o el abogado que les entienda. Lo que suelen encontrar es el tinterillo que es, en lo legal, lo que el gamonal fue en lo agrario, un intermediario explotador. Hay que establecer el principio que los llamados indios, en tanto que  ciudadanos  —como individuos, y no como una raza aparte— puedan acudir a traductores juramentados contratados por el Estado. No me digan que es quimera. Por el contrario, es  recurso corriente en otras democracias menos inciviles que la nuestra. Lo veo todos los días, aquí, en Tahití. Si el acusado es reo-maohi, puede que prefiera hacerlo en su lengua materna que en francés (que sin embargo conoce). En el Perú no costaría millones. No precisa, por el momento, que jueces y jurisconsultos actuales las comprendan, las nativas, aunque con el tiempo sería lo deseable.

¿Qué hacer para que los indígenas sean ciudadanos? Desde los años veinte a los setenta (de Vallejo a Arguedas),  lo mejor de la inteligencia creadora y de la política pensó que era necesario la reivindicación indigenista, pero no fue suficiente. Velasco pensó que cancelando el sistema de la gran propiedad latifundista, y no fue suficiente. Hugo Blanco les había enseñado a luchar por la tierra con invasiones pacíficas, y no fue suficiente. Las guerrillas de Béjar con las armas, y nada fue suficiente. Me dirán ahora, ayudas para al agro, mercado. Pero la condición republicana no es según el modo de producción. Es una  situación de acceso a la igualdad de la ley. Un siglo más tarde y después de indigenismos de toda suerte, bien puede ser que se ha dejado atrás el derecho a la Revolución por la revolución del Derecho. El más elemental de todos: defenderse en su propio idioma en una comisaría, o ante un juez. Si el quechua y el aymara llegan a ser lenguas jurídicas (además de educativas)  los otros derechos humanos, seguirán. Quebrar la secular humillación. La escuela bilingüe es idea excelente, pero tardará. Al margen de ello, se enfrentan dos derechos, el de los individuos y el de las comunidades. ¿Qué pasa si un padre aymara no quiere que a su hijo se le eduque en esa lengua? Problemas similares se presentan en naciones europeas. Por mi parte pienso que los "derechos culturales" deben ser atribuidos libre e individualmente, en un Estado multicultural pero de Derecho; paciencia, de eso discutirá el Congreso. En fin, el indio fue nuestro sentimiento de culpabilidad. Un rostro en el agua humeante de nuestros pecados colectivos. Sucesivamente, conquista (también) de las almas, mano de obra, campesinado paria, materia revolucionaria, alguien por redimir y salvar; y por último, objeto de estudio. Todo, salvo el igual que tiene el mismo derecho que todos. Si habla otro idioma es por motivo de la crueldad y el azar de la historia. El castellano —esta lengua— debe dejar de ser su permanente afrenta.

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Sabatina, 21 de julio del 2001


Chirigotas

 

Hugo Neira


Se llama chirigotas a comentarios cortos. A menudo los he leído en revistas limeñas de los años veinte, de los días de Leguía, y eso que Leguía y la prensa… Que el amable lector disculpe, acudo a ellas porque se acumulan los asuntos y el cronista ha amanecido con ganas de meter baza, terciar, chismorrear, "revolver caldos" dice el Diccionario (de Julio Casares).

Privatizaciones. La de Sedapal y la Hidroeléctrica del Mantaro. Luego de anunciada hubo rectificaciones: como concesión y con servicios básicos; luego se habló de consultar a los usuarios. Tempestad de opiniones. En efecto, no pueden sino verse con suspicacia después de la oligopolización provocada. Algunos las toman como dogma y no como recurso económico. Diré: las privatizaciones son parte del proceso de liberalización del mercado, pero hasta ahí nomás. Privatizar es tocar el patrimonio social, a la sociedad entera. Las corporaciones no harán nada por la sociedad civil sin un acuerdo previo sobre los marcos de acción. Conclusión probabilista: depende de cómo se negocien.

Jaime de Althaus. Su columna ha levantado polvareda. La idea central: todos culpables. Me pareció escuchar un eco de una pasada sabatina, la necesidad de un "mea culpa". Idea que reitero en mi libro El mal peruano. Luego leí el artículo por completo. No, yo solicito reflexión no impunidad. Así, no estoy de acuerdo ni con Althaus ni con sus detractores. Lo primero: el que haya una culpabilidad colectiva, tesis de mi libro, no puede ser trastocada para argumentar en contra de los actuales tribunales. Lo segundo: el fujimorismo fue un extenso error. El problema es que culpable es un concepto ambiguo, señalan, a la vez, el reo y el pecador. Por el camino del "mea culpa" van los más lúcidos; por ejemplo, monseñor Irízar: "Montesinos nos ha manejado". O el vicealmirante (r) Alfonso Panizo: "la sociedad no quiso ver lo que tenía ante los ojos". ¿De qué estamos hablando? Cuando se invitó a los alemanes a asumir su pasado nazi no se dijo que era inútil el Tribunal de Nuremberg. Una cosa es invitar a pensar (y abjurar) de esa cultura criolla de la presuntuosa desvergüenza, otra, el Tribunal de la Verdad. Una cosa es el aspecto moral e histórico. Otra, la sanción pendiente, judicial y penal. Una cosa es que algunos se arrepientan de haberse confiado en una mafia, otra que la ley no se aplique. Una cosa es la cómoda de tu hermana y otra acomódame con tu hermana.

Ricardo Webb. Las medidas económicas que vienen, dice, no darán resultados inmediatos. Como profecía es facilona. Pero lo que viene no es simple. El fujimorismo, a la vez gestión económica incompetente y vasta corrupción, nos ha dejado en la lona. ¿Quién le dice al pueblo, ahora, que no se podrá satisfacer sus expectativas? ¿No en un corto plazo? No serán los políticos. ¿Quién? Webb sostiene, además, "que el Estado para ser moderno tiene que emplear los métodos de las empresas". No, por favor, amigo Webb, las empresas se preocupan de costos, ganancias, como Usted sabe. La lógica del Estado es otra. Incluso en los más liberales, es la del gasto y la protección social. Nada que ver.

Eliane Karp. Excelente artículo de Juan de la Puente en Domingo. Objetivo, neutral, ecuánime. A partir "de que no irá a vivir en Palacio, no ocupará cargo público", etc, y con todo ¡los resquemores que levanta! Sobre EK y cierta opinión que le es contraria, tengo una tesis aviesa: diga lo que diga, igual se meten con ella. El asunto es revelador ¿Dramático? Acaso no. Mirko Lauer ha iniciado una tarea de deslinde (¿Hay algo en esa Chuspa?) El uso de la palabra "cultura" y no de "clase" para el tema indígena. A seguir…

Chirigota es una broma o chanza. Acaso una impertinencia, una salida de tono, una libertad. Sin pretender el monopolio de ninguna verdad. Y desde el "espacio público", que dice Habermas (siempre citar a un filósofo alemán, uno queda bien). Hasta la próxima.

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Sabatina: 07 de julio del 2001


Lenguaje del abra

 

Hugo Neira


Hace casi un año, por estas fechas, las mejores porque no llueve en la sierra, acompañé a un par de científicos franceses, amigos y colegas míos, que querían visitar una comunidad donde los campesinos se habían batido contra Sendero Luminoso por propia iniciativa. Fue una ocasión de volver a caminar por montañas como cuando era joven. Una institución del Cusco nos facilitó una camioneta, pero, igual, tuvimos que andar. En cierto lugar, nuestros acompañantes nos propusieron, ya de regreso, subir hasta un abra, por Paruro. Fue para mí un momento extraordinario. En un cuchillo de Ande pudimos ver, luego de un ascenso empinado, de un lado el valle del Cusco y del otro, el de Apurímac, en donde nací. Solamente el frío de la noche nos arrancó de ese lugar entre dos desfiladeros. Para mi sorpresa, no sentí ningún desfallecimiento; al contrario, una exaltación no solo espiritual sino física, como si esta curiosa edad mía guardara energías de juventud cuando peino canas.

Además de confidencia, la evocación anterior es también metáfora. La del abra o cumbre entre barrancos. A veces, en la calma de mi estudio, aquí en Tahití, tengo como la sensación de atisbar valles próximos aunque distintos, y creo divisar, como el desfiladero de los usos peruanos y del otro lado, el valle de la realidad de otras naciones, la de las sociedades industriales y ahora, postindustriales. Todo esto para decir que no solo la realidad sino, a menudo, los lenguajes, no las lenguas, difieren de uno a otro desfiladero. Me pasa mucho con lo que solemos utilizar como conceptos y nociones, aun las más comunes. Las que creemos más usuales y límpidas. Las que pueblan nuestro debate político.

Voy a poner un ejemplo. El término concertación. Se está usando en un sentido preciso pero, asomándome a otros barrancos y simbologías, noto que contiene sentidos distintos. Hay por lo menos cuatro. Los expongo y enumero sin decir, por ello, que alguno es mejor o más exacto que los otros. Que no me tome el lector por pedante ni moralista. Digo simplemente que hay varios y no quieren decir lo mismo. Comenzaré por el más clásico. El primer sentido es el que le dan en ciencias políticas. Viene del inglés, de Arendt Lijphart, y quiere decir que en ciertos casos el compromiso democrático no se establece únicamente entre coaliciones de gobierno o con mecanismos multipartidistas, sino cuando entran en juego sindicatos, iglesias, grupos patronales, e incluso lingüísticos. Es el caso de Bélgica, Finlandia o Suiza. El segundo sentido es el que le dan, en la práctica, los políticos alemanes. Concertar quiere decir, para ellos, reunir gobierno, patrones y sindicatos e impedir por anticipado conflictos y huelgas. Por concertación, segundo sentido, discuten los pliegos anuales de aumentos. El tercer sentido —ya vamos acercándonos— es el que le han dado los chilenos. No quiere decir ninguna de las cosas anteriores. La "Concertación para la Democracia" es una fuerza política y no un estilo de gobierno, en sus orígenes los partidos del "no" al plebiscito de Pinochet, y con el tiempo, una coalición de demócrata-cristianos, socialistas y otros tres partidos, que ha dado a Chile dos presidentes demócrata-cristianos, Patricio Aylwin y Eduardo Frei, y un socialista, Ricardo Lagos. Pero la Concertación no son todos los partidos democráticos. Como coalición —que es lo que es— se olvida decir que enfrenta otra, la de "Unión por Chile", de otros cinco partidos de derecha. Entonces, en Lima, cuando los apristas le invitan a Toledo a concertar ¿a qué lo invitan? Al tercer sentido, el de formar una coalición. Esa coalición traicionaría no solo la intención de votos sino la esencia misma de la democracia, la cual consiste en que un partido gobierne mientras el otro espera la alternancia. Por último, cuando Toledo dice que quiere concertar, está usando un cuarto sentido, quiere decir, más o menos, voy a hablar con todos (que se aproxima al primero y al segundo, no al chileno). Los apristas no lo escuchan de esa manera. Yo por mi parte, desde el abra, miro uno y otro valle del lenguaje, con alguna ironía, no lo niego. La Babel de sentidos.

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Sabatina, 09 de junio del  2001


Después del diluvio

 

Hugo Neira


Y pasó la incierta hora electoral, el crujir y el chirriar de dientes, y una gran calma invadió el país. El tono puede ser bíblico, acaso irónico, pero no se puede negar que describe un estado de ánimo y un éxito colectivo. Me refiero a las presidenciales. Felicitaciones. Fuera de que no se rasgara el cielo ni llovieran cenizas, lo ocurrido el 3 de junio resulta que hoy es saludado por la integridad de la comunidad internacional. Perú, elecciones ejemplares. Y esto, por todo rincón de la aldea global. Perdón si acumulo, acto seguido, algunos tópicos, al fin de cuentas los tópicos no hacen sino expresar el sentido común. En efecto, ganaron todos los peruanos, ganó la democracia. Ya conocen ustedes los efectos inmediatos en las finanzas internacionales, en los bonos de la deuda peruana, todo aquello que este mismo diario ha llamado "el efecto Toledo". Pero no seré mezquino refiriéndome únicamente a la victoria del candidato de Perú Posible y su repercusión, y no lo haré aunque este columnista se congratula de haber optado por esa opción y coincidir con una mayoría de ciudadanos que pensaron lo mismo.  Y no digo más sobre el tema (“Redobles por Toledo”, 31 de marzo, La República). Hay, además, otras felicitaciones que extender. Al gobierno de Valentín Paniagua. A Tuesta Soldevilla y la actual
ONPE. Y hay que felicitar a Alan García por inclinarse con talante democrático y de inmediato, ante la opinión adversa salida de las urnas. Qué bien. Así, todo va por lo mejor, por el momento.

Somos, con todo, el país de los extremos. Hasta hace muy poco, decir Perú era evocar un extraño régimen con impostor japonés, asesor de inteligencia dedicado a la corrupción de la clase política y empresarial, elecciones fraguadas y un cohecho sideral en donde se evaporaban los denarios públicos. Hoy, ese mismo Perú es ejemplo  planetario de comicios limpios, veloces, cumplidos. ¡Qué cambios!  Naturalmente que es preferible lo segundo que lo primero, pero no me digan que no deja de ser sorprendente. Incluso los discursos pregubernamentales y preopositores se vuelven sensatos. Por lo demás, eso de que en segunda vuelta no hay perdedor lo anduve diciendo yo, y en el programa de Jaime de Althaus, y ahora veo que todos lo repiten, incluso Alan García. No les falta razón, pero que conste, lo lancé antes de los resultados, y "en nombre de los intereses superiores de la nación", como suele decirse.

Esto de escribir columnas es un regalo de los dioses cuando el país tiene problemas y no en períodos de calma chicha. Bienaventurada la nación cuya prensa es aburrida. Tampoco se trata de decir a los legítimos que se van con Paniagua y a los legítimos que entrarán con Toledo, que es lo que hay hacer. El periodismo es un contrapeso, actúa de rebote, y los ungidos (que huachafería), en todo caso, todavía no se han sentado. En cambio, hace siete meses, que placer estas sabatinas. Arranqué pegándole un palo a monseñor Cipriani. Y para que se estableciera el sano principio de un periodismo impertinente que servidor gusta practicar, la galería de fujimoristas de la época se adornó con las testas coronadas de Francisco Tudela, Segisfredo Luza, Martha Hildebrandt y sus oxímorones, Pablo Macera, entre otros. ¡Qué tiempos!  Dicen que Felipe Sassone, una leyenda del periodismo por los años treinta, entraba a la  redacción de uno de esos diarios de mala muerte del centro de Lima vociferando, mientras tiraba el chambergo al vuelo:  "a quién atacamos hoy".  La prensa está hecha para inquirir, averiguar, inquietar, rajar y fregar. Rumiaba la pena deliciosa de que al Perú le vaya tan bien y no tenga uno donde pegar un picotazo cuando, gracias al cielo, caigo sobre un editorial del diario Expreso de este lunes. Gracias muchachos, qué triste la vida sin vosotros. ¿Y qué dicen? Ocupándose de las reformas que Alan García promete en el APRA —hasta ahí, no hay nada que decir—  Expreso añade que "para refundarlo con ideas modernas"  hay que ir por "el derrotero de una derecha popular".  ¿Qué les parece?  El sueño de Expreso. La cosa tiene su picante. Se olvidan: lo que es de derecha en Perú no es popular. Y con refundación o sin ella, a los apristas lo de ser de "derecha popular" les debe saber a chicharrón de sebo, o peor. El editorial de Expreso no es sino la nostalgia de ese derechismo de abajo que tuvieron con el fujimorismo, y  ni por esas.  Sigan opinando, chicos, tendré tema.

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Sabatina, 19 de mayo del 2001


Consensos y disensos

 

Hugo Neira


En los Estados Unidos, los ex presidentes y el líder de la oposición, están a la disposición de un llamado intempestivo de la Casa Blanca. Lo mismo en España, de tal manera que si el señor Aznar se le ocurre tomar medidas excepcionales en el país vasco —digo, es un decir—  pues llama al líder de la oposición. No le pide su permiso, no. Tampoco que lo apruebe, aunque puede ocurrir. Para comenzar, lo informa, lo pone al corriente. El líder de una oposición en un país con cultura democrática, es un señor personaje. Tiene una doble función. Es la oposición, es decir, encarna a quienes no votaron por la fórmula vencedora, y en consecuencia, fiscaliza, critica, y puesto que habrá otros comicios, espera a su turno volverse gobierno. Pero la otra función consiste en ser consultado, requerido. Todo esto con cordialidad y sin confusión. No se trata de todos amiguitos, en nombre de no sé que teoría de la democracia como unanimismo. Eso sólo lo fingen las dictaduras.

¿A qué viene todo esto? A que, en democracia, y menos en segunda vuelta, no hay perdedores. Importa mucho, por cierto, el debate de esta noche. El debate presidencial. Pero no hay perdedores. Importa qué van a decir, y después, las encuestas, si sube o no sube el voto en blanco, si Toledo se mantiene por delante de Alan  García. Y si éste, sube o se estanca. Todo esto importa, como negarlo, pero hasta cierto punto. Unas elecciones democráticas no son ni una carrera de ciclistas ni el movimiento bursátil, de la de Lima o de la New York. Son una consulta a la opinión ciudadana de un país en las que todas las tendencias, digo bien todas, son legítimas. Para ser claros, aun la del fujimorismo, a condición de que sean de fujimoristas sin video. Los hay. Cuando las aguas estén más claras volveré sobre el tema del partido conservador que el país pudo tener, y que se frustró.

Estoy desde  hace unos días en Lima, y la verdad es que no me gusta del todo lo que escucho en el entorno.  Ya sé que a nadie le gusta perder, y menos, en nuestra cultura con gente picona, "Guadalupe nunca pierde y cuando pierde tira golpe". En un cóctel alguien me dijo, alguien sin embargo inteligente, "es la guerra civil entre toledistas y apristas". Pero ¡hombre!  No lo creo, lo de la guerra civil, como metáfora, puede volver a ser entre el terrorismo y el conjunto de la vida política, o el montesinismo larvado y las dos mayorías democráticas, aprista y toledista, que los han arrinconado. Tampoco desaparecido, no hay que chuparse el dedo. 

Pero me pierdo. Sabatina distraída. Estoy en Lima, teléfono, timbrazos. A lo que iba, no hay perdedor en una segunda vuelta en un sistema democrático. Hay un ganador, ciertamente. Pero el otro (sea quien fuera)  no desaparece, no regresa a la nada, no se esfuma, ni él ni sus partidarios y menos sus votantes. El otro, el no elegido, resulta ser el jefe de la oposición. No se trata de que cogobierne, ni de confundir concertar con amelcocharse. El timbrazo era por una bomba en la Colmena. Viene a tiempo (si así pueda decirse) para añadir dos cosas. He ahí un dramático ejemplo, y que hará preciso, en el futuro, la "unión sagrada". La demostración de que para vencer el terrorismo no se necesita de una dictadura ni de un nuevo Fujimori. Dicho sea de paso, la segunda vuelta está resultando inacabable, interminable, contraproducente. ¡Ya, a las urnas! Y un nuevo gobierno, sin los rituales del caso, antes  del 28 de julio. El de la Colmena puede ser el bombazo del creciente desánimo o de Sendero o de Montesinos. Sea como sea, ésta transición pide a gritos su  capítulo final.  El voto en blanco se puede teñir de rojo.

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Sabatina, 28 de abril del 2001


Los que no

 

Hugo Neira


Esto de escribir hace que te escriban. No es que uno esté, como el coronel ese de García Márquez, esperando una carta de la administración para ver si se come al gallo que cuidaba o lo sigue apostando en las peleas. Pero, en fin, viviendo en una isla, como que impresiona. Para comenzar, los e-mails de la vasta colonia de peruanos en USA. Por lo visto, los expatriados, en su mayoría, habrían preferido a Lourdes. Otros, a Olivera. Y la mayoría no se ven ni en García ni en Toledo. Lo curioso es que lo mismo está pasando por casa. Lo de los votos en blanco.

¿Voto en blanco por Hugo Blanco? A propósito, me escribe Hugo desde el fondo de México, cuándo no, trabajando con campesinos. Si fuéramos otro país, habría varios libros sobre Hugo Blanco, y por ahí queda uno mío, de los años sesenta, o sea, el paleolítico. Pero fue la cabeza de un movimiento inédito de movilización de masas rurales, y él, trotskista y todo (¿y eso a quién diablos hoy le importa?) tenía razón, y no el Che Guevara. Los campesinos no pelean por el poder (tema abstracto) sino por la tierra, asunto concreto. Pero claro, a Blanco lo ningunearon. Y así vamos.

La disgresión por el lado de Blanco, por asociación de ideas, sinapsis que le llaman las ciencias del cerebro humano, es por el partido de los no, tema del día. En mi mesa de trabajo he armado tres montoncitos de e-mails. Más o menos el primero es el que dice "yo voto por". El segundo es el que dice "yo no voto ni de vainas por". Y el tercer montoncito, que está creciendo, es el de "ni de vainas ni por uno ni por el otro". Que por lo general está acompañado de una tira de chistes gruesos —que si el ventilador, que si cebiche mixto—. Sí, pues, hasta esta isla han llegado. Aprovecho para contárselos a mis colegas franceses, pero no agarran, está visto, el humor es local. A lo que iba, el partido de los de "ni de vainas" es grande. Los anti-García. Y los anti-Toledo. Y no me alegro.

¿Quién pierde en este crecimiento del partido del voto en blanco, viciado, nulo, o como lo computen? No voy a dar lecciones de moral a nadie, aparte de que no me parece personalmente positivo de elegir el no elegir, con lo que cuesta tener elecciones libres y honestas cada siglo. Hombre, no vamos a tener todos los años a Paniagua y a Transparencia para que nos cuiden las urnas. Pero, eso de que «no quiero votar por nadie" es también un dato de la realidad. Y no como disposición al desánimo sino como bronca. ¿Pero qué le están haciendo a la opinión los dos candidatos para levantar una andanería con los ‘No’? Como el lector ya sabe, me leo todo, pero algo me falta, la televisión peruana, pero ya voy a Lima por estos días. Me parece —digo nada más— que el electorado ha pasado de ver los vladivideos a querer saber qué le preparan. O sea, van a tener que debatir. Y en serio, sin bromitas. Cada uno paradito y en su sitio. Lo de las alianzas, como en toda democracia, para después, si las hay. Ya está bien de besuqueos y jaloncitos. El mal peruano es que el país es dramático pero los líderes le meten jarana, unos más que otros. Le he leído una entrevista a Hugo Otero, mi amigo. Cuando era embajador en París fue a la presentación de mi tesis en la que hablé del Apra. El puso el champán para la cosa final, no se olvida, yo no tenía ni un cobre. Lo felicitan por la campaña. De acuerdo, pero discrepo con eso de cambiar los estilos, y venga la guitarra. Yo me quedo en el viejo estilo. Y pienso que el Perú también. A un país en recesión no veo cómo le vaya la jarana gubernamental que amenaza. Ya ha habido, hasta la náusea, tecnocumbia. Y no imagino a Haya de la Torre bailando una marinera, y eso que era norteño. Me dirán, eran otros tiempos. Otro Perú. ¿Están seguros? Hoy es el Perú más dramático, más pobre, más engañado y más reventado que nunca. Lo que pasa es que después de diez años de hipnosis del ranking, ahora todos somos un poco Jaime Bayly. En toda la acepción que tiene eso al buen entendedor. 

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