Edgar Morin. Río de Janeiro (2011)
Haya de la Torre. Xalapa (2007)
Los conceptos de subjetividad y complejidad. Lima (2001)
Modernidad y tradición en la obra de J. M. Arguedas. Lima (2011)
Presentación del n°44 Hueso Húmero. Lima (2004)
Discurso de Inauguración del Teatro Mario Vargas Llosa de la BNP, por su director.
San Borja, Lima, 05/08/2008
Los protagonistas del evento en el Teatro que lleva su nombre
Discurso – Honoris Causa Alain Touraine. Lima, UNMSM (2008)
Elogio. Honoris Causa M. Vargas Llosa. Tahití, UPF (2002)
Éloge. Honoris Causa MVLL (version française)
Cruzando el umbral del milenio. Lima (1998)
Ideas de Morin en el contexto peruano. Lima (2009)
Coloquio «500 años de El Príncipe», Lima, 23.08.13
Ponencia Hugo Neira: 37’01
Ver artículo al respecto:
http://www.bloghugoneira.com/non-classe/el-otro-maquiavelo-republicano
Conferencia «Paz Pensador», Lima, 27.05.2014
Instituto Raúl Porras Barrenechea (UNMSM)
– Video n°1 –
– «Paz Pensador», video n°2 –
– «Paz Pensador», video n°3 –
– «Paz Pensador», video n°4 –
De la adolescencia prescindible. Notas para un coloquio peruanista. Burdeos (1983)
El pensamiento de JC Mariátegui, los «mariateguismos». Caracas (1983)
«Perú: ¿Estamos en el mundo globalizado?»
El Perú ignora su peor mal. No tiene educación. Desaparecieron asignaturas completas. No se enseña en las aulas ni Lógica, ni Ética. No se enseña Español, Gramática ni Literatura de ningún tipo. Todos esos cursos son parte de los troncos comunes de los estudiantes de secundaria en el resto de América Latina. Además, en el Perú, no hay Historia del país ni como curso, y es donde se tiene menos horas de clase en las escuelas, la más corta presencia de los niños en el aula del planeta. Por eso somos «los últimos de la clase» (obra de Nicolás Lynch).
Derrumbando mitos en una conferencia en la universidad Alas Peruanas, el 23 de abril del 2014:
«La incultura al alcance de todos. Simulacros pedagógicos y malos hábitos en el
desplome de la educación secundaria en el Perú».
Martes 01 de julio de 2014, auditorio ‘Ricardo Palma’ de la Universidad Ricardo Palma (Lima).
https://www.youtube.com/watch?v=5EEfYJ3wTCc&t=428s
https://www.youtube.com/watch?v=QMPlMtTS9Og
«La cosa es seria: crisis del Estado. Conflictos sociales sin partidos políticos y con
brokers (intermediarios)».
Martes 16 de junio de 2015, auditorio de la Universidad Jaime Bausate y Meza (Lima).
https://www.youtube.com/watch?v=wP92AXHEysE&feature=youtu.be
«Visiones acerca de los movimientos campesinos en el Cusco»
V Congreso Internacional de Estudiantes de Historia de la Universidad San Marcos.
Lima, UNMSM, miércoles19 de octubre de 2016.
https://www.youtube.com/watch?v=HrNKfuGJX_g
https://www.youtube.com/watch?v=mB3KKuL9RdI
La Ilíada que los peruanos conocen mal
En el valle de la Convención, había propietarios muy ricos —cultivaban en plantaciones subtropicales variados cítricos— y subalquilaban a los llamados «arrendires» y estos, a otros llamados «allegados», consiguiendo mano de obra a cambio de parcelas de tierras (prestadas momentáneamente). Hugo Blanco se instaló como campesino y descubrió una dinámica que podría vencer ese sistema semifeodal y precapitalista. Y esa arma era la huelga de los arrendires y allegados. Un producto mental colectivo. Para ser claro, el tema de fondo no era la tierra misma sino la fuerza de trabajo. Así, cuando hacían huelga, a diferencia de los obreros, los campesinos trabajaban sus tierras. Modestas parcelas justo para sobrevivir. Y de ese modo, por la ventaja que podía extraer del tiempo de trabajo para ellos mismos, la huelga podía ser indefinida. En otras palabras, la huelga quiebra el sistema de haciendas en la Convención. Hugo Blanco fue perseguido y puesto preso con condena de muerte.
Pero el ejemplo de Chaupimayo, en la Convención, se contagia a los valles andinos cusqueños y luego a otros departamentos del Sur. Desde el siglo XIX hasta el siglo XX, había una guerra por la tierra entre hacendados y comunidades. En los 60, y en el Cusco, se funda la Federación Campesina. 1800 bases en todo el Sur. Formaron «sindicatos», en muchos casos eran las comunidades que reclamaban inútilmente espacios perdidos en los litigios legales contra los hacendados, cuya influencia política permitía siempre ganar los juicios. A esto llamaron, desde los años 20, gamonalismo. Con el ejemplo de Chaupimayo crean los sindicatos y añaden algo propio, las tomas de tierras que ellos llamaban «recuperaciones». El movimiento se detuvo solo con una segunda represión. Pero entre 1965 y 1968, las tierras siguieron en muchos lugares en manos de los campesinos que las habían recuperado. Así me lo contaron muchos hacendados. No regresaron a las haciendas después que habían sido tomadas.
Los militares de Velasco, antes de la toma del poder, examinaron la situación. O hacían una reforma agraria de inmediato o tenían una rebelión campesina a lo largo y ancho de los Andes. Y aquí intervino otro elemento: los cuadros militares de esa época no provenían de las familias oligárquicas. ¿Por qué razón iban a enfrentar al pueblo para defender a la oligarquía? Entonces de jure (por ley) se ratificó lo que comenzó en la Convención de facto. Por una vez en la historia del poder, las Fuerzas Armadas no apoyaron al statu quo sino a la ruptura del mismo. Ellos también abren las puertas para un país distinto.
Ahora bien, yo le propongo al lector la siguiente reflexión: ¿qué hubiera pasado en el Perú si no hubiera habido reforma agraria y Sendero Luminoso hubiera tenido como respaldo a 2 millones de campesinos en harapos y sin propiedad? Hasta la espontánea revuelta de las invasiones en la sierra del Sur y la migración a las ciudades, campesino quería decir alguien fuera del sistema económico al no ser asalariados y menos ciudadanos. Alguien no pobre sino miserable. Déjemos de hablar que eso fue un «fracaso». Vayan al Cusco, a Puno: hay campesinos propietarios, nuestros iguales. Cierto que el cambio de la propiedad de la tierra, una reforma de esta naturaleza, debería haber sido seguida de tecnología, préstamos bancarios, etc. Pero el Perú volvió a lo de siempre. La riqueza minera. Si alguien tiene dudas, tomar un avión, ir a Cusco, y en menos de una hora de viaje, en la pampa de Anta, proponer a los nietos de los antiguos siervos que vuelvan a trabajar sin salario alguno para los grandes latifundistas.
¿Por qué no se habla de ese episodio trascendental? De alguna manera fue el fin de una servidumbre que procedía del mundo virreinal. La sierra de indios era una colonia interior. Y a muchos peruanos de entonces, les parecía perfectamente natural. Acostumbrados en las ciudades al cholo barato.
Es una ceguera que tiene explicación. Ocurre, pues, que ningún partido político podía vestirse con esta aureola. Ni el aprismo, ni el partido comunista, ni las izquierdas. Pero lo cierto es que solo entre 1963, con las invasiones campesinas, y en 1969, no la reforma de la tierra sino la libertad de la fuerza de trabajo de millones de peruanos, es cuando el Perú entra a la Modernidad. Con la revolución sui géneris de Hugo Blanco, de Héctor Béjar y Saturnino Huillca. Es la Otra Emancipación que no alcanzaron a hacer ni Bolívar ni San Martín.
Si Héctor Béjar y Hugo Blanco fueran mexicanos, serían héroes culturales. La amplitud del mercado del día de hoy, el hecho de que no hay indios, que esa fue la única revolución que se ha hecho en el Perú desde la lógica de los explotados y que ha continuado con la emigración a las ciudades, con capas sociales nuevas —con la choledad emergente—, es el gran cambio del Perú que no tiene más que un nombre, un solo héroe: el pueblo mismo. Mi alma libertaria es la que está hablando, a despecho de las ideologías dominantes. La clase política, liberal o marxista, no ha entendido una ruptura histórica decisiva. No fue ni la empresa ni el Estado que la inicia. Es lo de abajo. La lógica de la autorganización. La de los andinos.
Hugo Neira
20/10/2016