Internacional
China, tal cual – Vuelven Keynes y Cía – Carta sobre el fin de un mundo –
Good by Mister Dollar – En Cuba sin la URSS – Liderazgos. Bhutto –
China. ¿Y por qué no India? – Elecciones en Francias: la sorpresa – Nueva geopolítica y malhumor del New York Times
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Por: Hugo Neira
China, tal cual
Aquel atleta daba pasos de gigante por encima del estadio, todos lo hemos visto en la pantalla de televisión, prácticamente volaba hasta encender la llama de los Juegos Olímpicos. Los juegos de Beijing han sido inaugurados de manera suntuosa. Con lo de Beijing el mensaje está claro : la gran China está de retorno. Ultimas tecnologías y magnificencia heredada de siglos de civilización. Apabullante sin duda, pero en la pareja deportes/política, me ocupo ahora de eso último.
Para lo cual conviene proceder como el Rabino del cuento. Aquel que preguntaba cada día a su hijo, en vez de la clásica cuestión de si había entendido bien el curso en la escuela, otra cosa: “ hijo mío, has hecho las buenas preguntas? Y en efecto, ¿Qué pasa en China? Comenzaré por lo más trillado: manda en China un régimen comunista. ¿Pero esa es la buena respuesta? ¿Comunista? No, comunistas hubo tras la cortina de hierro y no produjeron un salto semejante a la modernidad. La buena pregunta es otra. ¿Qué personas están en el partido único? ¿De que clase social? ¿De qué oficio? El partido comunista chino (PCC) está constituido actualmente por 70 millones de miembros. La mayoría de ellos son personas mayores (77 por ciento mayores de 35 años) y con alto nivel de educación y de preferencia de sexo masculino. Pero, desde el 2002 a la fecha, han adherido 12 millones de personas, en un 80 por ciento de ellos menores de 35 años. Ahora bien, se preguntará el lector de donde tengo esos datos. Pido disculpas pero me formé en Sciences Politiques de París, y tengo confianza en sus investigadores. El profesor Rocca, de quien tomo estos datos, es director en Beijing de un taller en la universidad de Tsinghua. ¿Cómo se ingresa al partido hoy en China? ¡Por concurso! Y la competencia es durísima. En la Universidad de Shandong, por ejemplo, el 91 por ciento de los que preparan una licencia se presentaron y fueron admitidos solamente el 13,5 % (Rocca, dixit). El tipo de estudiante que es coaptado debe ser buen alumno, mostrar interés por los problemas sociales e incluso gozar de una cierta comodidad social. Los que se visten estrafalariamente o se pasan de originales, no son apreciados. No sé si soy claro, el estilo del estudiante que es coaptado es más bien lo que aquí llamaríamos un chico formal, correctito, sacolargo. Pero lo que viene es todavía más sorprendente. La composición social del “partido”. “La campaña de adhesión ha sido dirigida hacia las nuevas categorías sociales”. Esas precisamente que están emanando del progreso material chino. “El PCC recluta entre los 3 millones de empleados de empresas privadas, entre empresarios, funcionarios, y obreros que han demostrado calidad”. Entre los llamados zhongchan jieceng, “nuevas capas medias emergentes”. No son el partido obrero campesino, a lo Mao. Pero, de nuevo, ¿qué son?
Una clase dirigente que coapta y recluta. Coaptar: acomodar, adaptar. ¿Un poder conservador y renovador a la vez? Más claramente, a la inmensa China la maneja hoy una minoría de gente reclutada. Como los antiguos Mandarines. Los más aptos a las funciones públicas. No elegidos por las urnas sino por sus pares. Una meritocracia + una autocracia. Aquí se vienen abajo las clasificaciones al uso, izquierda, derecha, centro. Unos 70 millones de clase dirigente ante mil 300 millones de habitantes es un 5,3 por ciento de la población. Y eso no son las masas proletarias de Marx. Es una variante inesperada del topo de la historia. El otro lado de la moneda es que si bien la economía china ha duplicado su tamaño cada diez años, de alguna manera comienza a parecerse a los Estados Unidos pero en mandarín, y sin la protección de algún tipo de democracia, se reprime despiadadamente a los opositores políticos, y sus mandamases, aunque provengan del pueblo, despiden sin misericordia a millones de trabajadores. A todas luces la vieja China socialista es reemplazada por una sociedad centrada como todas en el dinero: el número de mendigos en las calles aumenta de modo espectacular, ha llegado McDonald, las tiendas de WalMart, “ y los chinos están trabajando extenuantemente para pagar su nuevo sueño social: por familia, un refrigerador, un televisor, varios celulares y juguetes de plásticos para sus niños” (Morris Berman). ¿La meta china viene a ser una suerte de Estados Unidos sin electores? Su medio ambiente es uno de los más contaminados del planeta. Por el resto, miraré como cualquier hijo de vecino los Juegos Olímpicos, a sabiendas que la sartén la tiene por el mango esa autocracia abierta de nuevo cuño pero que igual enfrenta, sin miramientos, los reclamos de la inmensa sociedad, en especial de sus campesinos, con sus Ilaves y llantas quemadas, en la misma gigantesca proporción. Es un progreso material pero no es un ejemplo. Y un nuevo tipo de poder, suerte de Despotismo Ilustrado del siglo XXI que en algo recuerda a los europeos anteriores a 1789. Pero que sería a los empolvados aristócratas de Versalles como la explosión de una nova cósmica comparada con el fuego de una cerilla de fósforo.
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07/10/2008 – Diario La República
Por: Hugo Neira
Vuelven Keynes y Cía
1985: pánico en los bancos de ahorros y préstamos en los Estados Unidos. Costo del rescate: US $150’000 millones. 1994, el efecto Tequila: por falta de reservas internacionales y devaluación del peso. Bill Clinton, entonces presidente de los Estados Unidos, obtiene del Congreso una línea de crédito de $20 mil millones al gobierno mexicano. 1997, crisis financiera en el Asia oriental, el fin del “milagro asiático”. ¿A cuál se parece la presente? A todas y ninguna. Parece más global.
Escribo aquí cada quince días, entretanto anoto los cambios en la prensa mundial. Hace apenas una semana, se alababa “el pragmatismo de las autoridades americanas”. Los reflectores apuntaban a las quebradas Freddie Mac y Fannie Mae, al plan del secretario del tesoro Henry Paulson, a lo que la Reserva Federal podía hacer ante los activos tóxicos y las hipotecas basura. Luego, la atención se desplaza a la Casa Blanca. A Obama y a MacCain. Y a la correlación de fuerzas en la Cámara de Representantes. Pero pese a la adopción del rescate (inmensamente impopular) se asientan dos sensaciones. Esta crisis es más global y se resolverá desde regulaciones globales. No solo en USA.
Es notorio, pues, el amenguado efecto del rescate Paulson en las bolsas. Por la otra, la reacción de cuatro jefes de Estado europeos, los 4G, para afirmar públicamente la intención de permanecer coordinados. No ha faltado quien ha dicho que Europa no es federal y en consecuencia, no es posible planes de rescate mancomunados. Pero también es cierto que endeudarse como se hace en América no está en sus costumbres, en Europa se compra con tarjeta de crédito y con dinero líquido, cosa a lo que han vuelto en América, según CNN. Pero la opinión pública europea desconfía. El diario Le Monde, “Francia no escapará a la recesión”. Cierto, no se ha producido un pánico bancario (en las bancas de las escuelas públicas les enseñan qué les pasó cuando hubo corrida de ahorristas en 1929). Pero el tono ha seguido subiendo. Y el FMI preconiza “medidas enérgicas”. Entretanto los movimientos de capitales son espectaculares. La Reserva Federal moviliza dólares hacia Europa, mientras las inyecciones de capitales procedentes del Asia arriban a América. Y todos miran a dos casos extremos. El país que cayó en crisis desde 1992 y que no sale de ella, el potente Japón. Y el modelo nórdico, la “flexiseguridad” o sea, excedente presupuestal, reducción de impuestos y (quien fuera nórdico) inversiones masivas en educación. Con todo ¿qué le ocurre a este capitalismo que no deja de saltar de burbuja en burbuja financiera? Desde Tailandia en 1997 a la caída de los valores de Internet en la Bolsa en el 2001, el capitalismo parece condenar al planeta entero a la inestabilidad permanente.
Leía en estos días (leo varios asuntos a la vez)el magnífico estudio del filósofo Gilles Deleuze sobre Nietzsche. En la filosofía seguiría vigente Platón, si no fuera que la forma de preguntarse ya no es, desde Nietzsche, qué es algo, sino ¿quiénes? Así, están en cuestión los gurus de lo que se viene llamando desde 1980, el “Crony capitalism”, el capitalismo salvaje. Ese capitalismo extremo –la idea es de canadienses– destruyó las clases medias americanas, más que empobrecidas: lejos abisalmente de los archimillonarios. Pero hoy, gracias a las tonterías de Wall Street, se deja “el pensamiento único” por el abierto debate. Vuelve, y por razones teóricas como inmediatistas, el tema de los ciclos. Los ciclos cortos que estudió el americano Kitchin. El ciclo largo, el Kondratiev, un sabio ruso de los años 20, caracterizado por ondas largas de 50 años, 25 de alza y otros tantos de bajada. Vuelve, qué duda cabe, John M. Keynes. Ya se propone “una organización mundial de las finanzas”, algo como la conferencia en Bretton Woods, 1944, que reconstituyó las exhaustas economías de guerra. Vuelven los post-keynesianos, Joan Robinson, profesora en Cambridge, partidaria de “socializar la inversión”. Vuelve J. R. Hick, un compromiso entre Keynes y la escuela monetarista. Sí señor, vuelve la querella entre escuelas y capillas, los de la decisión pública, las anticipaciones racionales, los costos de transacción. Vuelve Marx y no se asusten (en realidad, nunca se fue). Vuelve Schumpeter o la idea del capitalismo como “destrucción creadora”. Acostúmbrense a estos nombres, son teoría de una crisis que está ahora en todos los bolsillos. Y vuelve el gran K. Polanyi (1886-1964) economista húngaro, profesor en USA, autor de La Gran transformación. De la cual, quien firma esta nota, conversaba en algún café de París con Haya de la Torre. El dilema Polanyi subsiste. Es decir, el mercado es necesario pero pensar que se autorregula es peligrosa utopía. Ahora bien, los ajustes que siguen a una recesión entraban al mercado y surgen nuevas tensiones. Las “hipótesis extraordinarias” dice Polanyi, rompen ese ciclo fatal (Roosevelt, New Deal, Socialdemocracia, etc). ¿Sabrá el homo sapiens hoy encontrarlas? El capitalismo regulado dio 40 años de prosperidad al mundo, antes que lo sustituyera el furor especulativo de los banqueros.
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01/07/2008 – Diario La República
Por: Hugo Neira
Carta sobre el fin de un mundo
Don Ortega y Gasset, que es mi autor de cabecera, tanto como Fernando Savater, decía que la cordialidad del filósofo era la claridad. Uno, que no es filósofo, acaso pueda aspirar a la cordialidad de estos artículos quincenales, y una que otra clase universitaria, el tiempo no me da a más. Contadas veces uso el privilegio de este espacio para hablar del quehacer de la Biblioteca Nacional, que podría. Pero prefiero en esta columna dejar paso al hombre curioso que soy, al ciudadano preocupado. Atento, como dirían los clásicos, al fragor del mundo. No solamente a la nave del Estado, a lo que a ella le preparan en las bodegas sureñas. Por lo demás, me encojo de hombros por el rumor de lo inmediato, tan limeño, tan chismoso, que si este o aquel ministro no pasa los idus de julio. Otros son mis desvelos. Algo enorme pasa en la economía planetaria. Enorme. Y como siempre, ¿andaremos en babia? Ya decía el barón de Humboldt en los inicios del, y viendo cómo la nobleza se pasaba la noche en timbas señoriales, que en Lima se domesticaba hasta la peste bubónica. Pero no sé si al petróleo.
Ando semanas tras un extraordinario del Newsweek, que lleva en la portada “Lo que se viene. El mundo cuando el barril de petróleo llegue a 200 dólares”. La edición en papel no la encuentro por ningún lugar, lo que me lleva a pensar que esta capital no tiene revistas internacionales en venta, lo aldeana que es, aunque los diarios nos mantienen informados de cómo le va a Angelina Jolie con su embarazo, o si el Papa usa mocasines rojos fabricados por la casa de modas Prada. Poco importa que Newsweek anuncie el fin de una era industrial. “Con el barril a 200 dólares, la onda del tercer choque petrolero no hará excepciones. Unos Estados saldrán ganando y otros perdiendo. Pero los Occidentales deberemos cambiar en la forma de vivir”. ¿Han escuchado? La forma de vivir. Guau. Los del Newsweek han consultado a gente competente, a Stephen Jen, del Morgan Stanley, un banquero: “con esos precios, las reservas ya probadas de los seis países del Golfo, serán, de por sí, dos veces el valor de todas las acciones cotizadas en las bancas del mundo”. Ciertas naciones calificadas por la revista como “autocracias petroleras incómodas”, saldrán robustecidas: Irán, Venezuela, Rusia (que además, tiene gas natural y misiles ). Vamos a ver, si les entiendo bien, y al resto de la prensa mundial en el mismo punto (comentarios de Barrett Sheridan en New York, Stefan Theil en Berlin, Michael Freedman en París, Wehrfritz desde Hong Kong) hay tres consecuencias inmediatas. La primera, es un golpe serio al proceso de mundialización. La segunda es que el comercio mundial probablemente se reorganizará por regiones. La tercera es acaso el retorno a los productos locales, de proximidad, en alimentos. Pero en cambio se duda de un turismo de masas. Con esos precios…
Es evidente que la globalización era posible, siempre y cuando se contara con energía barata y abundante para desplazar masivamente productos y personas de un extremo a otro del planeta. Esa premisa está ahora en cuestión. Nos olvidamos que la revolución industrial y la sociedad de producción de bienes abundantes a lo que ha dado lugar, sustituyó, hace dos siglos, el carbón por el petróleo, y desde entonces, ha habido muchos inventos, hemos pasado del coche de caballos al automóvil, de la máquina de escribir al ordenador ¡Pero la fuente de energía es la misma! Y ahora se agota. La segunda consecuencia puede ser interesante: en los años 70 los americanos dejaron de comprarle al Asia y prefirieron la América Latina por cercana. Por otra parte deberíamos estudiar el vaticinio de un retorno a los productos locales. Unos cuantos países producen alimentos en la geografía mundial de necesidades. Estados Unidos, Australia, Francia, Argentina. Acaso en el Perú estaríamos ante una nueva oportunidad para la biodiversidad indígena, lo digo a ojo de buen cubero. Como se ve,para eso sí tengo tiempo, el que me queda, entre la maraña burocrática, para pensar el Perú, y no para coctelitos, no sé cómo hacen otros que no se pierden ni uno, “para que te vean”. Como funcionario trato de convencer a las altas instancias de dotar a la bella arquitectura de la BN de San Borja de equipamiento, obra inacabada, sin escáners que le permitan reproducir sus joyas bibliográficas por virtual. En fin, sobre lo macro, el mundo, el siglo, digo simplemente que se nos viene encima un cambio inesperado del comercio mundial. “Se acaba una Era”, lo dicen afuera, no yo. Y a Max Hernández, que acaba de volver de Washington, le he escrito (así estamos, ni tiempo para los amigos) para organizar un Conversatorio. Convoquemos ante auditorios abiertos, a expertos. Estamos ya sufriendo de un círculo vicioso. Sube el petróleo, suben los precios de pan llevar. De Camboya a Buenos Aires o en Lima. Los pronósticos son siniestros. No nos durmamos. Esto no es 1929 pero bien puede ser los años treinta. Quien tiene orejas, que escuche.
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22/04/2008 – Diario La República
Por: Hugo Neira
Good by Mister Dollar
¿Estados Unidos la sola superpotencia? ¡Eso ya fue! “Los Estados Unidos deben contar con las otras potencias, en primer lugar China y la Unión Europea, y enseguida, con Rusia y Brasil.” Tan temeraria propuesta de nueva geopolítica parecería a simple vista la sugerencia de algún marxista transnochado, un iluminado chavista o algún caprichoso profesor. Pues no, ocupa las páginas del The New York Times (l’700’000 ejemplares de venta el día domingo). Lo que ahí se sostiene no es que Norteamérica esté en decadencia (como algunos de por aquí pueden echarse a soñar, tan dados como somos a las divagaciones mágicas) sino que el mundo unipolar que se constituyó al día siguiente de la disolución de la ex-URSS, ha concluido. Pero no para volver a alguna bipolaridad. La sustituye un mundo de rivalidad y a la vez de alianzas paradojales. Un mundo complejo, riesgoso. Y a la vez novedoso, abierto.
Si el lector ha terminado de digerir la información anterior, que se prepare a la Governance Initiative” (1). Khanna, aprovechado hijo de un hombre de negocios de la India, aprendió lenguas, entre ellos el inglés y el alemán, durante sus viajes familiares, y el libro que citamos, no es su primero. A Khanna es muy difícil considerarlo enemigo del capitalismo y la globalización. Este analista proviene de esa periferia activa económicamente, la asiática, pero es alguien que razona de manera acaso distinta que los norteamericanos de cuna. Hace poco, le escuché en directo, en YouTube. Con sencillez, dice no creer demasiado en las estadísticas por ser inmediatistas, y en cambio busca entender lo que llama “la tendencia”. Khanna, un hombre joven, nos cuenta que ha recorrido algo así como una cuarentena de países en las cinco regiones estratégicas del planeta. Un mundo que él llama “el segundo mundo”. Ni parte del nudo de la economía mundial, ni de la periferia o tercer mundo. Ahora bien, los grandes de ese “segundo mundo” se hallan en Europa del Este, América del sur, Medio Oriente y Asia del Sud-Este. Y un ejemplo es Brasil, Rusia, India, China, los países que tallan en la Bolsa, llamados el BRIC (39 por ciento del capital del mundo). Hay una veintena de otros países, entre ellos Venezuela, Vietnam, Marruecos, Malasia. Dos características los distinguen de los países tercemundistas. Primero, su potencial estratégico debido a su peso demográfico y económico. Y lo segundo es tema político: no están necesariamente al servicio de las grandes superpotencias. Pero aquí viene lo mejor : ¿quién alcanzará la hegemonía mundial? ¿USA, Europa occidental o China? Su respuesta es que la superpotencia que mejor se vincule al mundo emergente. Y así, una franja de naciones secundarias es la que determinará la geopolítica mundial. Me recuerda algo: la sociedad humana, dice el antropólogo Lévi-Strauss, comienza cuando no hay dos sino tres. “Dos es pareja, tres es matriz”. Es lo múltiple (Hace tiempo que esa idea me trabaja, por eso Hacia la tercera mitad, uno de mis libros ).
Ahora bien, si se le entiende bien a Parag Khanna, no habla solamente de“mercados emergentes”. La economía de esos países son algo más: un mercado geopolítico. Cuanto me alegro que un observador cruce las variantes frías de la demografía y la economía con las calientes de la política. Pero Khanna se hace preguntas, y espera lo imprevisible: ¿la próxima generación de príncipes árabes en los archiricos emiratos, seguirá eligiendo a Occidente como banquero? Khanna no propone un nuevo liderato. No, no se trata de sustituir Pekín por Washington. Pero tampoco este puede seguir imponiéndose como en los últimos veinte años. No es posible un liderato en solitario, ni americano ni europeo ni chino. ¿Qué va a pasar? Su respuesta es contundente: los tres grandes espacios-potencias van a competir. Ya están rivalizando en el África, donde llegan capitales chinos. Los tres son “hermanos enemigos”. He resumido apretadamente el tema. Lo mejor es adquirir el libro de Khanna. Es notable.
Y aclaro de paso el intitulado. Sobre la crisis del dólar, con recesión o sin ella.
Lo dicen en sereno estudio dos profesores norteamericanos, Menzie Chinn de Wisconsin y de Jeffrey Franquel de Harvard: es inevitable el declinamiento de la moneda americana, aunque la mayoría de los países guarden sus reservas en dólares. No será por mucho tiempo. De este informe ha hablado el Financial Times de Londres y varios diarios en Barcelona. El pronóstico apunta a los próximos diez años. No se necesita insistir acerca de las imprevisibles consecuencias en la finanza mundial el día que el billete verde deje de pesar en organismos internacionales. Entre tanto la zona del euro no deja de crecer y en China sigue en aumento el gasto militar.
(1) "The Second World: Empires and Influence in the New Global Order”, Random House, 2008
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04/03/2008 – Diario La República
Por: Hugo Neira.
En Cuba sin la URSS
¿Podremos algún día tratar de Cuba sin ideologización? Es decir, sin medias verdades. He seguido lo que se ha dicho sobre el reemplazo de Fidel por Raúl Castro. A Cuba fui varias veces, como escritor, Premio Casa de las Américas, y luego como profesor para intentar comprender lo que llaman "el período especial". No, las cosas comenzaron a cambiar desde hace rato. No, Cuba dejó de ser un régimen comunista sin que por eso se volviera uno de economía abierta y libertades. Sobre el tema hay estudios. En fin, mi apurado resumen.
1991. Cuba descubre que la economía exterior a la que estaba ligada había dejado de existir. La muerte por infarto de la URSS sumía al país en las mayores penurias económicas. Y en 1993, Fidel Castro, sí, el propio Comandante, anuncia algo que será un giro total en la vida cubana. Quedaba despenalizado el uso del dólar por los cubanos. Fue un anuncio espectacular en la semana de festejos del asalto al cuartel Moncada. No era cualquier medida. La ortodoxia comunista cubana llegaba a su fin. El uso lícito de los dólares fue acompañado de otra medida no menos decisiva, la Cuenta Propia. No sé si me hago entender. Desde 1968 había quedado abolida la propiedad privada y el trabajo particular. Cuando se haga la verdadera historia de esa experiencia cubana, se tendrá que admitir que en materia de rigor ortodoxo fueron más lejos que Albania y que China. A veces, se me ocurre que el caso cubano tiene menos que ver con Marx que con esa utopía de jesuitas del siglo, las Reducciones del Paraguay. Un pueblo de becados, todo gratis, y a portarse bien. En fin, 1993. Hace 15 años que en Cuba la propiedad estatal ha dejado de poseer un carácter absoluto. Guarda el poder un partido único (como en Pekín) pero ni la sociedad ni la economía se pueden clasificar así. Pero el problema es otro. ¿Por qué no se ha comentado lo ocurrido en esos años? Acaso porque obliga a explicar por qué no cayó Castro. Eso se esperaba, en Miami, en Washington, al día siguiente que colapsa la URSS.
"Período especial". "Los años duros". Un diario limeño intitula: "¿La sociedad comenzará a ser menos encorsetada?". Buena pregunta pero perdón, los botones del corset fidelista hace rato que saltan, sin que eso se traduzca, cómo negarlo, en cambios democráticos. Pero tampoco ocurrió en otras Transiciones, no de inmediato. En fin, circulan hoy los dólares, prácticamente es difícil sobrevivir sin un pariente en el extranjero, y están lanzados tras el turismo, la biotecnología, el níquel, el tabaco, pero las libretas de razonamiento, las de siempre, se hicieron magras. Algo como 3 kilos de arroz por persona al mes, medio de frejoles, y los cubanos dejaron de recibir el par de zapatos y las dos prendas de vestir que les entregaba el Estado. Pero vamos a lo más grueso. Cuba había especializado su economía gracias al petróleo que llegaba desde Rusia. Un carguero cada 24 horas. ¿Cómo sustituir ese maná petrolero? No había llegado por entonces el petróleo de Hugo Chávez. Pues bien, un ejército de 180 mil bueyes (sí, bueyes) sustituyeron las maquinarias. Hoy los cubanos pagan impuestos y hay peaje en Varadero. La gente se desplaza en bicicleta, una media de 4 kilómetros por día, no queda otra. Hace rato que pasan cosas en La Habana. La clase de marxismo llamada por los estudiantes "la del sueño", ha sido reemplazada. Bajo Fidel. Se han instalado más de 500 firmas extranjeras de 47 países para hacer negocios, no de EEUU pero sí de España, Canadá, México y Francia. Bajo Fidel. La educación sigue siendo muy buena, aunque tuvieron que recibir de los vietnamitas millones de libros y lápices, en el "período especial". Sus médicos se forman en 22 facultades de medicina. Que son de calidad y gratuitas. La gente sin embargo, sufre de enfermedades nerviosas, falta de mielina, se dice. Pero, bajo Fidel, llegaron expertos para enseñar cómo es el mundo de las finanzas. De España, de Chile. Bajo Fidel. ¡Han comenzado a formarse en el manejo del capitalismo!
Así, esta breve nota no se inscribe ni en el discurso anticastrista ni en el procastrista, sino en el conocimiento de América Latina. Pero claro, como los cursos de historia, la nuestra y la de vecinos, fue extraída de la currícula escolar por sabiondos que desde hace décadas controlan Educación, entonces, se puede decir paparruchadas sobre Cuba. No, Fidel no encarna hoy una idea socialista o comunista. Encabeza un sentimiento. Hoy es percibido como un líder anticolonialista. O sea, los cubanos, aunque asombre a más de uno, no quieren ser ciudadanos de un Estado asociado, de otro Puerto Rico. Norteamericanos de segunda. Por eso soportaron "el período especial", por una idea de patria. Y no me reprochen que no diga más, balseros y jineteras sin duda. Pero de ese sobresalto inteligente ante los malos tiempos, ni hemos querido enterarnos. Se retira con un poder de tipo monárquico, señala Jaime de Althaus. Pero hay que decir entonces que esa suerte de legitimidad le viene de cómo ha manejado la enorme crisis, repito, desde 1991.
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22/01/2008 – Diario La República
Por: Hugo Neira
Liderazgos. Bhutto
¿Qué es el liderazgo o el liderato? ¿Un don, o algo que se aprende, que se fabrica? ¿Puede enseñarse? Tengo mis dudas, acaso mejorarse, afinarse, escuela de líderes, pero si es don, el tema parece equívocamente misterioso. Además, forzados estamos de reconocer que suele aparecer en cualquier categoría social. Líderes de opinión, y no solamente de la prensa escrita, de la radio y la televisión, no gente que aproveche canales de comunicación; contrariamente a una idea simplista, los que crean su propia imagen. Un líder de opinión es un hecho social y hay ejemplos cercanos. Magaly en estos días. La presencia de Belmont en la pequeña pantalla. César Hildebrandt, haga lo que haga. Pero de nuevo ¿qué es el liderato? Y más si es político, y si es el de una mujer.
Estuve unos días en México, en Veracruz, en Xalapa, en un Coloquio. Y acaso no hubiese dejado traza de eso en estas crónicas sino hubiese ocurrido una mesa especial sobre liderato femenino, con especialistas venidos de los cuatro puntos cardinales, y entre las examinadas, Benazir Bhutto. Me hubiesen servido esas notas para mis cursos, pero a la Bhutto, en el ínterin, la mataron. Las explicaciones que se han dado sobre su muerte las hallo, pues, leves.
Asia meridional luce la paradoja de albergar sociedades conservadoras que tratan a las mujeres como ciudadanos de segunda clase y, a la vez, de encaramarlas por el voto popular a máximos cargos políticos. El profesor Amalendu Misra, catedrático en Lancaster, Inglaterra, nos puso ante esa paradoja desde sus primeras palabras. Resulta entonces que no hay uno sino cuatro Estados donde los dirigentes que representan la modernidad son mujeres: Bangladesh, India, Pakistán y Sri Lanka. Algunas de estas lideresas, a despecho que puedan parecernos exóticas, no son menos fíguras políticas que la señora Bachelet en Chile o Cristina Fernández de Kirchner en la Argentina. Bandarenaika en Sri Lanka, Zia Begum Khaleda en Bangladesh, las Gandhi, Indira y Sonia, en la India. Y la Bhutto en Pakistán. La teoría del acceso al poder, en ellas, no es lo que pensamos. Por lo general, en el caso del líder, solemos aplicar el concepto de carisma, herencia del alemán Max Weber. De Hitler a Perón. De Kennedy al brasileño Lula. Pero el profesor Misra nos dijo que no, en el Asia no es así. Carisma: don personal. Las líderes asiáticas responden a otro canon. Líderes, sí, pero por razones muy propias. Los "mundos de la vida", de los que habla Habermas.
"Accidente, martirio, providencia". Son líderes "situacionales". Y el accidente es la herencia. En el caso de Benazir Bhutto ser la "hija" la impulsó. Poco se ha dicho que se reinventó una personalidad, sin lo cual no accede al comando del Partido del Pueblo Pakistaní (PPP). Tampoco es desdeñable el hecho de que adoptara prendas de vestir que la convertían en una musulmana como cualquiera otra, el pesado "salwar kameez" y el velo islámico. Además, se casa con un dirigente de la tribu Zardari, es decir, una alianza familiar de lo más convencional. La Bhutto, por último, utilizaba en su retórica política citas sobre Fátima, hija del profeta Mahoma. No es cierto, pues, que aparezca como un liderato de ruptura, feminista. Era alguien que se había granjeado, por hábil manipulación o acaso por convencimiento, el corazón del lado más conservador y popular del islam de Pakistán. No la mataron los "extremistas" religiosos como se ha dicho alegremente en la prensa occidental, y no solamente peruana. Según el profesor Misra, la cosa es otra. La Bhutto reunía en su persona no uno sino varios elementos singulares. Era la heredera del padre, es decir, de una línea de cambios radicales-progresistas. Luego, no era tan antisistema, concedía en lo que parece muy fuerte en Pakistán y medio Asia: "la cultura del padrinazgo", fuente de corrupción allá como por aquí. Tenía, tercer elemento, el encanto, el "glamour", la fama, "triunfaba en Occidente"; Y por último, dato que se ha callado, fue la encarnación de la oposición a un régimen militar.
Así concluyamos, ni antiislámica y menos feminista: el pasaje de esas mujeres por el poder, incluyendo la dinastía de las Gandhi, no ha mejorado ni un comino la condición real del género. En segundo lugar, poder por delegación, y ahora su hijo asciende, a los 19 años, a los más altos cargos. ¿Las democracias de masas fabrican dinastías? En fin, combinan estilos tradicionales y modernos: "Aristócratas populistas" acordaron llamarlos en ese coloquio, en la sesión de debate que se abrió después de la brillante explicación del profesor Misra. En fin, las matan, pero igual si fuesen hombres. A Gandhi fundador o a Indira, en realidad nieta de Nehru. Pero esa familia está en el poder en la India, de una y otra manera, hace 45 años. En cuanto a la totalidad del debate estará a disposición de quien lo solicite, tengo entendido, a finales de marzo. Y entonces, daremos la dirección de los organizadores mexicanos. No faltaba más.
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02/10/2007 – Diario La República
Por: Hugo Neira
China. ¿Y por qué no India?
China, India, Brasil, según expertos reunidos en Davos, son las tres nuevas potencias que amanecen en el panorama mundial. A Brasil, por comodidad en la arquitectura interna del presente artículo, lo dejamos fuera del cuadro de discusión. Lo que me intriga es que siendo dos las potencias asiáticas cuya estrella asciende, resulta que en diarios y en la opinión de muchos de nuestros políticos y comentaristas, se observa el caso de China. Casi nunca a la India, que no es menos sorprendente. Encuentro esa predilección inquietante
Gigantes asiáticos. China, sin duda, es el primer taller del mundo pero ¿eso es bueno? ¿Es un modelo la emigración del gran capital tras el chino barato, sometido a condiciones de trabajo en el estilo de la revolución industrial inglesa? ¿La que horrorizó por igual a Flora Tristán, la de "Paseos por Londres", y claro está a Karl Marx? En cuanto a la India, el otro gigante, tiene tanta población como China (pasa los 1,200 millones de almas) más fuerte gasto en educación y una clase media hindú que, por si algunos lo ignoran, es uno de los motores actuales del crecimiento mundial. Sin insistir en que sus matemáticos e informáticos brillan. Y, hay que decirlo, sus libertades.
La gran diferencia es que la India en desarrollo es un gigante democrático. En 1947 era uno de los países más pobres de la tierra. Pero, después de su independencia, ha sido uno de los raros del Asia en el cual es normal la práctica de un poder parlamentario, elecciones de una sorprendente regularidad, prensa libre, alternancia de partidos y un sistema de orden y tolerancia. Mientras que Indonesia, Pakistán y Afganistán o Irán, no. La India, conceden los observadores, ha mostrado una notable capacidad para digerir sus crisis, a pesar de los enfrentamientos entre comunidades religiosas. El misterioso equilibrio de la India es tema oceánico.
Contentémonos con tres explicaciones sumarias. La primera de Christophe Jaffrelot. En ese país el "espacio político" no va contra las castas sino que ellas, paradójicamente, lo hacen posible. El parlamentarismo de los colonizadores ingleses permitió la formación de un espacio público. Pero hay otro factor.
El injerto pluralista inglés encontró un terreno propicio. El de la diversidad cultural y religiosa, su mutua tolerancia. Es decir, un sustento en las costumbres tradicionales hizo posible la atípica democracia hindú moderna, las bases de la prédica de Gandhi, y la acción del Partido del Congreso, fueron posibles por la ausencia de ortodoxia y de clero en la principal religión de ese país (La Démocratie en Inde). La segunda opinión es de Octavio Paz. Estuvo el mexicano admirado en Vislumbres de la India, libro de viaje y de meditación. Y además de otros temas (el parecido de la cocina hindú con la mexicana, el erotismo sagrado) lógicamente, recaló en la organización política democrática del país de las mil identidades étnicas y de diversos gobiernos (India es una Unión de estados). Así Paz, tras evocar a Gandhi, "el santo de la camisa de algodón", y a su heredero, pero no discípulo, Nehru (que era ateo) lo destaca como fundador de una república que cabe en dos palabras "democracia y secularidad". Secularización: sociedad sin dogmas. Y toda dictadura es un dogma civil.
La tercera opinión es la de especialistas convocados por el sinólogo Pierre-Etienne Will, muy reciente. La pregunta es si China puede pasar de su espectacular desarrollo a la democracia. La respuesta es más bien pesimista. No sólo continuará Pekín dando prioridad al crecimiento económico y no a una democratización política "que precipitaría a la China en un caos social" afirman, sino que habría una imposibilidad de fondo. Es la tesis culturalista de algunos de ellos. La herencia confuciana, el sistema de lealtades particulares desde los antiguos emperadores, la combinación de clientelas y servidumbre vertical, no ha desaparecido ni con Mao ni con sus herederos. Es decir, el tejido social chino sería esencialmente antidemocrático. Este es el tema de fondo, y que nos concierne. Un dilema: ambos modelos tienen éxito.
Por mi parte, prefiero la hipótesis hindú por sus libertades. Pero la tentación china es muy grande. Ante ese debate inmenso, adelanto un solo argumento: el nivel de sometimiento de las masas chinas no puede alcanzarse en ninguna sociedad latinoamericana. Esa opción está cerrada por impracticable, pero no faltará quien quiera experimentarla con petrodólares chavistas. Ni por esas, China postmaoísta no son pozos de petróleo sino una tradición milenaria de orden y jerarquía que aquí se hunde con las viejas civilizaciones. En China no hubo Conquista. Ni hoy en América hay sitio para Presidentes Vitalicios y Emperadores. Aquí, los gobiernos están condenados a gestionar los conflictos, no a disimularlos. Es lo que pienso, pero soy una persona y no un partido, y menos una corriente.
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01/05/ 2007 – Diario La República
Por: Hugo Neira
Elecciones en Francia: la sorpresa
Este diálogo es importante". La voz de Ségolène Royal suena tranquila. "Es un acontecimiento sin precedentes", añade. Está dirigiéndose a François Bayrou, a su lado. Es un programa de radio RMC, y televisión BFM-TV, entidades menores, pero la magia de Internet y los buenos motores de acceso, le permiten a este comentarista escucharlo en Lima, Perú. Lo que es tener un Mac. Son las 11 de la mañana en París, las 7 de la noche por aquí. El debate se realiza en el hotel Westin, en el "1° arrondissement" de París, toda la prensa acude, incluyendo la invisible, como este cronista. Pero, vamos a ver, ¿a qué se refiere la candidata Ségolène Royal con "acontecimiento sin precedentes"? ¿Es una exageración retórica? Hay que decir que ese diálogo se pensaba en una gran cadena de televisión, Canal Plus y la radio France Inter, pero dijeron nones el Sindicato de la prensa y el CSA, el Consejo Superior de lo Audiovisual. Hubo protestas, ruido, François Bayrou acusó a Sarkozy de "intimidación". Este rechazó la insinuación con la energía verbal que le caracteriza.
La respuesta es que Francia es una democracia abierta, sí, pero con reglas. Y en vísperas de la segunda vuelta no se debate sino entre los dos punteros, o sea entre el ciudadano Sarkozy y la ciudadana Royal. Y no con un tercero. Es sabido, la lógica del sistema a dos vueltas es esa, eliminar. Pero ¡es precisamente lo que esta vez no ha ocurrido! Bayrou cuenta con siete millones de votos y no es que ello vuelva, solamente, a los centristas la clave de los resultados del próximo domingo, como repiten cansinamente los diarios limeños. Hablemos claro: en este abril del 2007, esos son los votos de los que no se reconocen ni en la derecha ni en la izquierda clásica. Y ya Bayrou, astutamente, se ha negado a endosar votos.
¿El significado de estas elecciones? Si algo conozco de ese país en donde he pasado gran parte de mi vida, me parece que se está ante una crisis política de proporciones. Por eso he querido abrir esta nota por lo que escuché: "El 50% contra el 50% no va más", dijo tranquilamente la señora Ségolène en las ondas de esa radio francesa. El mensaje que pasaba es, llegue a acuerdos o no con Bayrou, eso se acabó. ¿Unión inmediata entre "socialistas" y centristas? Difícilmente. El socialismo a la francesa, comparado con otros socialdemócratas europeos, es poco sensible al mercado y los "centristas" de Bayrou son gente de factura liberal. No, los tiros van por otro lado. Se abre una dinámica de alianzas y enfrentamientos. Se viene un presidencialismo. Ya lo permiten las leyes, y ahora, lo reclaman los votantes. Un reino donde cuente el estilo personal del mandatario. Para hacer que Francia se mueva y salga del marasmo.
En los comentarios suele escapar a los observadores sudamericanos la similitud de ambos destinos. Fulminante, sin duda, atrevido, con un rasgo de populismo y calle del que carecen sus rivales conservadores, Sarkozy hace rato que es sorpresa. Y lo es la candidata Ségolène, una mujer en un país que no es menos machista que cualquier otro. Ségolène Royal ha desbancado a lo que llaman "los elefantes", es decir, a los presidenciables socialistas, Rocard, Fabius, Bernard Kouchner. Ella, además, vive con François Hollande, nada menos que el Secretario del PS, formando una pareja de lo más estable y burguesa, de muchos hijos, pero ¡no se han casado! Ni por lo civil. Gesto de antigua estudiante del mayo del 68.
Ahora bien, Sarkozy, el gran rival, probable vencedor, no es menos rupturista. Se llevaba pésimo con Chirac, lo daban por muerto, pero aceptó un ministerio difícil, el de Interior, y salió adelante. Hijo de emigrantes, padre aristócrata húngaro y madre judía sefardí que hacen fortuna, y lo envían al Instituto de Ciencias Políticas de París, una de las "Hautes Ecoles " en donde se forman las élites francesas. Entonces, es y no es parte de esa clase política a la que está quebrando, tanto como la Royal, que se ha impuesto desde abajo. Ambos, marginales. De lujo, pero eso, outsiders. Y ambos cincuentones a lo más. Si gobierna "Sarkó", volverá el estilo De Gaulle, y si es ella, la "Segó", el de Mitterrand. Es decir, por ambas veredas, al voluntarismo en política. A la señora Royal le echó el ojo Mitterrand, la formó, le dio espacio y carrera. Así que esperen sorpresas en Francia, gane quien gane. En las puertas del Palacio Elíseo, otra generación.
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Nueva geopolítica y malhumor del New York Times
El sol brilla por todas partes, dicen los economistas, “pero brilla un poco más en el Asia”, agregan. La economía mundial tiene años prósperos por delante, no lo digo yo sino el FMI. Pero China marca cifras enormes, el doble que la media mundial. China y la India (la democrática India, se olvidan algunos de decirlo). Ahora bien, cuando se alcanza la situación de superpotencia económica y social –y en el caso presente se trata de dos gigantes asiáticos– tarde o temprano se alcanza también el de potencia militar de primer rango. Hoy, en el Wall Street Journal se ocupan de la posibilidad de un conflicto sino-americano en el Pacífico, aunque no sea para mañana, como lo oyen. Lo del desarrollo eternamente “pacífico” de Pekín no se lo creen en Washington. China aumenta sus gastos de defensa. Por otro lado, las negociaciones americanas con Tokio (hartos de pagar la defensa del archipiélago) se vuelven cada vez más agrias.
Entretanto, en Europa preocupa el Medio Oriente, Irak, tan cercano, al cual, por otra parte, se acerca cada vez más la Rusia de Poutín, con sus mafias en el poder, y siempre, potencia militar con misiles. No, la cosa no se ve bien desde el Pentágono, o desde las oficinas del New York Times. La diplomacia americana apenas ha conseguido que Pakistán ponga en moratoria sus ensayos nucleares, no así Irán ni Corea del norte. Nada de esto es para que estén tranquilos ni en Washington ni en ningún lugar del mundo, pero así van las cosas.
Pero algo debe dejarse en claro: ya no se puede llamar a todo eso que ocurre “el progreso del comunismo”, como en los días de la guerra fría. En el reparto de naipes de influencia de la nueva geopolítica anda embarcado hasta el cuello New Delhi, esto es, la India demócrata, y también Australia, que no lo es menos, pero reacia a sacrificar sus intereses asiáticos. Todo este preámbulo para situar en un contexto el mal humor de los editorialistas del New York Times. Ese exabrupto es sintomatología de los problemas actuales de los Estados Unidos. No estoy sugiriendo que el capitalismo llega a su fin mañana, ni que América es una potencia decadente, u otra tontería ideologizante por el estilo. Estoy diciendo algo más sencillo, pero igual de enorme: el mundo pasa de un período de hegemonía americana a otra situación. América sigue siendo una gran y strong, fuerte potencia, pero asoman otras. Y eso se llama un mundo multipolar. Guste o no guste.
¿Dónde está el problema? La verdad dicha sin agravio es que la política exterior no ha sido nunca el fuerte de Washington, la URSS se derrumbó cuando no lo esperaban, la evolución de la China postmaoísta fue otro pasmo, tanto como el atentado a las torres gemelas de Nueva York. Lo malo y lo bueno los toma por sorpresa. Hoy los americanos, sus comentaristas, se han acostumbrado a pensarse como la única superpotencia tras veinte años de la muerte de la URSS. Ya no es así, lo sabe Fidel Castro, ese diablo de hombre, hoy tras el llanero no tan solitario de Chávez, que para Fidel, eterno marxista leninista, seguir al caudillo venezolano debe ser algo así como un “arcaísmo”, como volver al Jurásico, pero Castro es un realista. Y ahí está en la movida. Los americanos pueden irritarse con lo que hace Chávez (aunque sigan recibiendo su petróleo) pero Venezuela insumisa es nada al lado de los cataclismos que vendrán tras la irrupción china en el tablero mundial como potencia militar.
No son estos los días del bipolarismo y la guerra fría. Hoy Washington no tiene al frente tan sólo una gran potencia sino varias, India, China, el mundo musulmán. Pero ¿las tiene al frente? ¿Cabe ese lenguaje de guerra en la actual complejidad? Y ¿quién rompe, a ver, dígame Usted, relaciones con los Estados Unidos? Para comenzar ni Hugo Chávez, porque a los gringos sí que no les retira embajador. Todos, absolutamente todos, New Delhi, Islamabad (Pakistán) y Teherán (Irán) y claro está, Moscú, Pekín, se enfrentan y negocian. Entretanto, se escapan del “control” de Washington varios mundos a la vez, el asiático, el musulmán, y este mundo latinoamericano que toma su propio camino (y se viene una victoria de la socialdemocracia en el México de Manuel López Obrador). El tablero es complejo. Roces y conflictos a varias bandas como en el billar. Mal tiempo para analistas simplones.
En fin, el sonado editorial neoyorquino revive viejos demonios bien peruanos. Ante ese gigante de la prensa mundial, igual pongámonos a razonar, el arma de David contra Goliat. Sostener que da lo mismo una candidatura socialdemócrata en Perú (el tipo de administración de Brasil, Argentina, Uruguay y Chile) que otra del eje caudillista (Chávez, Evo y Fidel) es un atentado al sentido común, un disparate ante la razón política. Malos consejeros tienen, y nuestras cegueras locales son pésimos productos, estupefacientes que duermen a la clara razón, pero por lo visto también exportables. La morfina del antiaprismo durmió al Perú durante el perdido siglo veinte. ¿Hoy también alcanza las altas torres de Nueva York? Como se sabe, en la hora de la globalización, se exportan también las mañas. Entretanto, y una vez más, ¿Alan y Ollanta, lo mismo da? Isomorfía, colegas americanos. Revisen el diccionario: sustancias químicas parecidas pero con propiedades diferentes. Qué lástima que no hayan leído a los griegos.