Un antiguo conocido me escribe. En carta sincera y conmovedora dice verdades de a puño. La publico con su consentimiento luego de volverla anónima. Su estatus actual obliga a esa precaución. He aquí alguien que sigue siendo de izquierda pero la actual, lo lleva a abstenerse. A la lucha de clases le dedicó generosamente parte de su vida. (HN)
«Acabo de leer tu extraordinario artículo sobre la izquierda peruana, lúcido, preciso y puntilloso. He visto reflejado al ‘Mauricio’ (nombre ficticio) de las décadas de 1970 y 1980 en muchas partes. Soy de los que pensaban en los 80 que lo de Velasco había sido reformas fascistas porque habían fomentado el corporativismo y el mercantilismo que ya se hizo insostenible en la siguiente década con los gobiernos de Belaunde y García. Combatí duramente al APRA en esas dos décadas y hasta bien entrada la década de 1990. En mi partido (XY) el objetivo fue desprestigiar al APRA y a la Social Democracia y acumular fuerzas. Pertenecí pues a esa izquierda dogmática y pontificia de la que hablas. Luego trabajé en ZZ. Ahí me di cuenta de muchas cosas que quise comentar y compartir con mis amigos de la izquierda; los informales no eran una clase social, sus intereses no eran los del proletariado obrero ni los de los campesinos y que sintonizaban más con la idea de mercado que con la idea de revolución y que si se plegaban a las huelgas de la izquierda era para pelear por su sitio en la calle para desarrollar “su mercado”. Descubrí también que nuestra burguesía era mercantilista y que los liberales también los combatían. Descubrí que la crisis del gobierno aprista era la crisis de la región empeorada por el terrorismo y cómo no, algo o bastante de corrupción en el Estado. Nada de esto fue aceptado por mis amigos de izquierda, por mis compañeros de partido (camaradas solo usaban los prosoviéticos que eran imperialistas de Estado).
Ahí comienza mi crítica a la izquierda peruana, no al pensamiento progresista, hay que diferenciar. Sigo considerándome un hombre de izquierda aunque ya no milite, más por mi convencimiento de una necesidad de reparar iniquidades e injusticias en el país que por consignas ideológicas. La izquierda peruana perdió el rumbo, confundió el camino del progreso por seguir en la vía revolucionaria y cuando se topó con el muro de la realidad (fin de la guerra fría, caída del muro, reforma del sistema chino) prefirió ignorarlo y trató de seguir el mismo camino cuando las “condiciones objetivas” que eran parte del discurso de izquierdas cambiaron.
¿Qué cosas no vio la izquierda peruana?
1- Las grandes reformas sociales en el Perú provinieron de dictaduras, al margen de partidos y lucha de clases sobre todo pienso en el derecho al voto de la mujer durante Odría y la Reforma Agraria durante Velasco.
2- La crisis de las décadas de 1970 y 1980 son crisis regionales, en el Perú siempre nos miramos el ombligo y sobre todo la izquierda. ¿Nadie se dio cuenta que en esas dos décadas todos los países de la región estuvieron en crisis? ¿Que todos cambiaron de moneda dividiendo entre mil su valor como en el Perú? Cuando yo era chico la moneda de Chile era el escudo, la de Brasil el cruzeiro, la de Argentina el peso, la de Ecuador el sucre, así como la del Perú era el sol de oro; hoy la de Chile es el peso, la de Brasil el real, luego de haber sido cruzeiro, nuevo cruzeiro, cruzado etc; la de Argentina es nuevamente el peso luego de ser el austral y el peso convertible (equivalente a un dólar), la de Ecuador el dólar americano y así sucesivamente, a todos nos pasó lo mismo, el pago de la deuda.
Es un error pensar que fue solo por culpa de un mal gobierno de García y el APRA. Ahí nació el descrédito de la clase política que no es exclusiva del fujimorismo como todos repiten ahora, era el discurso de la izquierda peruana durante la década de 1980 tanto para el gobierno “genuflexo” de Belaunde como el “corrupto” de García, los partidos Acción Popular, Partido Popular Cristiano y el APRA servían —decía la izquierda— a los intereses de la burguesía (en algunos casos eso era cierto debido al mercantilismo); y se vendió la noción de que la política era corrupta e inútil, dos de esos partidos nos metieron en la crisis de los ochenta, pero incluso la misma izquierda no dejaba de insultarse entre sí, había los social imperialistas del PCP, los infantilistas de izquierda del trotskismo, los dogmáticos del maoísmo, cada uno se sentía dueño de la verdad y no dejaba de insultar a los de la misma izquierda, es por eso que desacreditados los partidos políticos, gana la elección a la alcaldía de Lima Belmont (el primer outsider) en 1989 y luego Fujimori en 1990. Desde los 80 y no desde los 90 la política peruana se convirtió en un vertedero de insultos y descalificaciones que nos han llevado a donde estamos ahora, donde todos son corruptos y la gente busca outsiders donde sea.
3- La gran mayoría de los peruanos (más del 70% u 80%) son empresarios, grandes, pequeños y microempresarios, incluso los campesinos. La gran mayoría de los peruanos tiene casa propia e ingresos independientes o es propietaria de sus medios de producción, en consecuencia, hablar de un proletariado revolucionario o un campesinado revolucionario es un sinsentido. La izquierda no ha podido darse cuenta de eso y sigue repitiendo consignas de los años 1930, 1940 o 1950, el Perú ya no es el de Mariátegui, ni siquiera el de Velasco, el rostro del Perú (y el del mundo diría) es otro y en consecuencia se necesita nuevas políticas de izquierda, más o menos inclusivas, más o menos promercado y más pensando en el desarrollo humano que en la expropiación de los medios de producción.
En resumen el gran pecado de la izquierda peruana es haberse estancado, no haber evolucionado con los tiempos y con los nuevos conocimientos. , así como la economía no es la de mediados de siglo XX. La minería también ha evolucionado, el concepto de mercado ha evolucionado y con ellos las aspiraciones populares, hoy en su mayoría tienen casa, servicios, artefactos eléctricos, celulares, computadoras, etc. Lo que falta es un Estado eficiente que atienda las necesidades de salud, educación y seguridad y no necesariamente administrándolo el Estado mismo, lo importante no es la propiedad sino que los servicios lleguen al pueblo.»
Publicada en versión abreviada en El Montonero., 29 de junio de 2015
http://elmontonero.pe/columnas/2015/06/cuando-la-politica-era-total-entrega-una-carta/
Posdata: Hace dos días que no tengo servicio de cable en donde vivo, una parte de Surco. Fallas de Movistar. Hoy lunes, para ver el partido por televisión, tuve que ir a un café de Miraflores. Movistar no da la talla. Nos hemos quejado pero es inútil. En su tipo de servicio se nota cómo tercerizando, basta que algún service de segunda que alquilan falle para que la cadena misma de transmisión colapse. Las ventajas del neoliberalismo son visibles. Se nota cuánto ganamos en calidad de servicio cuando de lo que se trata es ahorrarse gastos en personal, derechos sociales, o inversión en personal competente. Este capitalismo de cuarta categoría es el que se ha instalado en nuestro país.