De tantas cosas quería hablar en esta nota semanal. Por ejemplo, y no es broma, cómo discuten americanos y europeos —con sistemas de capitalismo muy diferentes— un Tratado de Libre Comercio (TTIP). Llevan dos años a puertas cerradas. Si lo logran, serían 800 millones y el 40% del PBI del mundo. Pero ¿cómo puedo ponerme a explicar aquello cuando en la cercanía, está grave, muy grave, un querido amigo? Se llama o llamaba Estado peruano. A ese amigo, yo le debo lo que soy. Gracias a sus escuelas públicas, otrora de calidad, aprendí a adquirir conocimientos, no “habilidades” como en aulas hoy padecen millones de peruanos que integrarán las filas de los descalificados. No es la educación lo único que hemos perdido en estos años de alegre caos. Son los órganos centrales de mi amigo.
¿A qué me refiero? Acabamos de enterarnos: “los lazos de la familia Oropeza entraron en el Estado y la política” (El Comercio, 29.04.15). Y lo hábil que ha sido la mafia estos últimos quince años. “Las empresas vinculadas con los Oropeza, se ocuparon de los servicios de limpieza de 25 instituciones públicas. Y entre ellos, el Ministerio Público, la Contraloría General de la República, el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC).” Y de paso, los ministerios de Trabajo, Economía, CORPAC, Petroperú, la lista es larga.
Qué inteligentes. La del mal pero de sacarse el sombrero. En vez de querer tomar el poder por las armas (guerrilleros de los sesenta y senderistas), o de influir en el Estado como grupo de presión (Confiep), o colgándose de la casaca de un militar porque en las urnas no pasan del 5% (la Izquierda con Humala), hicieron algo más astuto. Por arriba, con plata, comprando funcionarios. Ni Al Capone. Comparado con la astucia del achoramiento victorioso, un pobre diablo, apenas controlaba la policía de Chicago y un puñado de jueces. Un chofer, como suele ocurrir, muy inteligente, me responde cuando le pregunto cómo ve las cosas: “El Ministerio Público ha colapsado”. Es peor, le respondo.
Hay una palabra clave en ciencias políticas. En los griegos: el ciudadano no podía ser un esclavo, es decir, alguien que no se perteneciera. En Marx, por la miseria, el obrero no era dueño de su vida. La llama alienación. Hoy nuestro discapacitado Estado está alienado al otro. No es que hay solo desorden o anomia. No, hay ya otro orden en el Perú. Va de policías (no todos) a fiscales, jueces. Y vaya usted a saber cuántos funcionarios más. Por el momento paralelo, y mañana, total. Adiós Estado de Derecho. Para lo que nos importa. Bravo, también, para los partidarios de ¡solo el mercado!
¿Lo merecemos? Sin duda, por ingenuos. Creíamos que ya, ¡la habíamos hecho! ¡A dos dedos de entrar a la OCDE! ¿Se acuerdan? Ya porque Mistura y la mejor gastronomía. ¡Ya en pleno desarrollo! Y Jaime de Althaus sugería enviar nuestros tecnócratas a la ‘estatizada’ Europa¡! Cuatro gobiernos, democracia, desarrollo, mal que bien (1990-2015). Pero las empresas de servicios y otros tentáculos, penetraron. Aquí las mafias no han necesitado guerreros de las FARC. Aquí, nos dormimos. Como siempre. Con la Independencia. Con la Guerra del Pacífico. Con Sendero. Si hubiese un campeonato mundial, el primer puesto: campeones en autosatisfacción. ¿Han visto el dedito que levanta Gerald en sus fotos? Nos insulta y seguro que estudió “habilidades”. Lo de Oropeza y su red dentro del Estado revela un cuadro clínico de parálisis cerebral profundo en mucha gente que creía que ¡ya!. ¿Y el 2016? El golpe decisivo. ¿García, Fujimori, PPK? Tienen que salir de estos y poner su outsider. No el de los intelectuales de izquierda, el suyo. Creo que va a ganar el candidato de la sombra. Se termina una época. Good bye Mister Estado.
Publicado en El Montonero., 27 de abril de 2015
http://elmontonero.pe/columnas/2015/04/good-bye-mister-estado/