Qué bien que mis paisanos puedan visitar Europa. El espacio Schengen. La posibilidad de visitar ese continente sin tener que sacar visa para cada nación es un acontecimiento.
He vivido mucho tiempo en Europa. Pensándolo bien, de mi vida adulta, más tiempo que en el Perú. He atravesado los Estados Unidos, he visitado largamente China, he estado en México, Japón, algo sé de sus costumbres. Pero, no solo hice estudios en París, tras concursos obtuve un puesto vitalicio de docente. Conozco, pues, como es Europa por dentro. Entonces, amable lector, escribo estas líneas con la mejor intención.
La primera idea, Europa es heterogénea. (La Unión Europea son 28 estados.) Son algo más de 500 millones. Pero habituados por lo general, mis paisanos, a ir a los Estados Unidos, quizá no ven hasta qué punto Europa es distinta. El mundo europeo es muy variado. Cierto, también el de América, pero en el caso de Europa, las diferencias entre naciones son gigantescas. Son 24 lenguas distintas, pero no se preocupen. En la secundaria europea el inglés es obligatorio, y además, en estudios superiores, dos o tres lenguas más. El problema es que todas las grandes capitales europeas son atractivas. Madrid, Roma, Londres, Berlín, Praga, Ámsterdam. Cada una de ellas, un mundo. Entonces, primer consejo. No intente conocer Europa de golpe. Hay tours que proponen 11 megalópolis —es lo que son— en tres semanas. Esa es una barbaridad. Si toman ese tour, van a pasarse el tiempo haciendo maletas, tomando aviones, cambiando de hoteles, el horror.
Mi abuelita, que era cusqueña, era muy dada a los refranes. «El que mucho abarca, poco aprieta». Quedándose en unos cuantos lugares. Viajar por todo lado no tiene sentido alguno. Elija unas cuantas capitales. Mire, si va a París, nada más que tomando el tren que pasa por debajo del océano, ‘Le Shuttle’ de Eurotunnel, en dos horas y media lo lleva al corazón de Inglaterra, a Londres. Claro, hay que reservarlo. Es la obra más audaz de ingeniería del planeta.
Segunda precaución. Aprenda a viajar en las grandes ciudades en su sistema de metro. No llame a taxis, por una parte, se arruina. Por otra, no se llama, como hacemos, levantando el brazo. Tienen paraderos, servicios por teléfono o internet. Use lo menos posible ese medio de transporte.
Tercera precaución. No vaya por ir a comer. Es carísimo. Un simple café en París cuesta hasta veinte soles. No tenga un proyecto gastronómico. Si quiere comida francesa no salga de Lima, hay diez estupendos restaurantes franceses, uno queda por Comandante Espinar. En París se sale para ir a conocer comida distinta, rusa, libanesa, griega, cien cocinas, me acuerdo que eso me pidió mi madre: «Llévame hijo a un tipo de restaurante que no conozca». La llevé a uno, del Magreb, le encantó el cuscús.
Lo principal es recorrer las hermosas ciudades europeas a pie. Están hechas para eso. Lleve zapatillas, ropa cómoda, y poca. Y ahora es primavera. Las visitas turísticas son intensas y son una paliza. Claro que hay que visitar el Louvre, pero quedas derrengado. ¡Es tan grande! ¡Hay tantas cosas que ver!
Un consejo, visiten, si van a París, la Cité de la Villette, así se llama. La ciudad de las artes y las ciencias. Seis veces Campo de Marte de Lima, llena de gigantescas exposiciones, muy activas, divertidas, se puede ir y quedarse el día y almorzar en el lugar. Sean prácticos. Viajen como si fueran estudiantes. Coman ligero a mediodía y caminen mucho. Piérdanse en esas ciudades. Y dividan su visita en un par de visitas. Lo malo sería no ir. Lo feo no cambiar un poco de costumbres. Lo bueno es ir, no hay pierde. Y por último, hagan lo que les parezca. ¡Feliz viaje!
Posdata. Tuiteado ayer: «Está pasando lo peor. Diga lo que diga el JNE, han judicializado las elecciones. Si no sacan a Keiko, y gana, la otra mitad dirá que es ilegítima. Si la sacan, quien gane, van a decir que es ilegítimo.» Nos hemos fregado.
Publicado en El Montonero., 21 de marzo de 2016
http://elmontonero.pe/columnas/schengen-lo-bueno-lo-malo-lo-feo