Sobre el primer grupo de debate presidencial

Escrito Por: Hugo Neira 906 veces - Mar• 30•21

Acabo de ver y escuchar el primer debate de candidatos presidenciables, evento organizado por el Jurado Nacional de Elecciones. Confieso que me movió la curiosidad. Y quiero opinar como ciudadano sin inclinarme a uno u otro candidato o candidata. No soy hombre que hace alabanzas, pero lo cierto es que he visto una jornada de primera calidad. El evento tuvo como moderadores a Mónica Delta y a Pedro Tenorio, periodistas que manejaron rigurosamente los minutos e incluso los segundos de cada candidato, por igual. Y los presidenciables, francamente, expusieron lo que van a hacer en caso de ganar, para no solo mejorar el país, sino salvarlo y reformarlo. Los presidenciables hablaron de distintos asuntos, con rapidez, contundencia, confianza y naturalidad. Y en corto tiempo.

En este evento, además de exponer rápidamente, también se les hacía preguntas, que venían de los periodistas, Delta o Tenorio. Ninguna pregunta quedó sin respuesta. Lo cual quiere decir que tienen a flor de labios sus ideas y proyectos. Buenos o imposibles, pero los tienen. Y entonces, a los pocos minutos, me puse contento por varias razones.

La primera, no me pregunten quién estuvo mejor. Lo que me importa es que quien gana con este evento es sencillamente la ciudadanía peruana. Y felicito al JNE y las instituciones que lo han concebido. Y en segundo lugar, esos seis primeros presidenciables forman una clase política, con gente del pasado reciente pero también con muchos rostros y maneras de pensar novedosas. Hay una clase política. Y eso no es poco.

Como somos un país de mayoría juvenil, acaso debo decir lo siguiente. Desde mi vida  entera, que comienza a ser longeva, les digo que nunca he visto un debate de esta categoría en el Perú. Por el azar de la historia, ya no es un partido contra otro partido. Tendencias distintas existen, pero nunca vimos a tantos actores en escena. Ciertamente, eso significa fragmentación. Pero lo que hemos visto, es la pluralidad. Y eso es, finalmente, la democracia. He visto candidatos diversos, heterogéneos. Y todos impávidos, ante sus rivales. Ya no va haber el poder de un solo partido.

He escuchado, en las redes, que fue aburrido. No me parece, hubo vapuleos y crítica de uno y otro. Y también eso me pareció un milagro. Se dijeron cara a cara lo que pensaban. He visto, pues, un valor moral que se había perdido. La sinceridad. Los moderadores trataron de moderar a los presidenciables, y las puyas siguieron, pero con elegancia. Se habló entonces de «falsos profetas», y reproches. Pero como en el fútbol, no duró mucho.

No me voy a perder las dos noches que siguen. Se aprende mucho sobre cómo está el país y cómo piensan los que pueden gobernar. Por cierto, no hago una reseña de los problemas que han circulado y sus posibles soluciones. Esos temas van desde la seguridad ciudadana a la manera de vencer la pandemia, volver a tener empleos, de todo.

Y quisiera decir algo más. Hay que saber criticar. Pero también hay que tener el coraje de decir que algo está bien hecho y vale la pena. No me importa lo que digan los que  se sienten bien en el oficio del negativismo. Hasta ahora, la construcción política e ideológica había retrocedido. Pero con Marco Arana, César Acuña, Alberto Beingolea, Keiko Fujimori, George Forsyth y Verónica Mendoza, me parece un equipo mucho mejor que Toledo, Ollanta, PPK y Vizcarra.

Y eso que no he visto, todavía, en este baile de exposiciones y respuestas a las puyas, a Hernando de Soto, Daniel Urresti, Pedro Castillo, y en el tercer día, a Yonhy Lescano, Julio Guzmán, Rafael Santos, Rafael López Aliaga. (No he citado a todos.)

Qué difícil va a ser elegir esta vez.

Hay más candidatos que partidos.

Por un lado, va ser duro hallar consensos.

Por otro, nadie va a tener el monopolio del poder.

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