Lima. ¿Del voto ideológico al voto lógico?

Escrito Por: Hugo Neira 1.966 veces - Ago• 12•14

¿Puede un día armonizarse la actitud electoral de los ciudadanos peruanos con lo que la Academia llama «comportamientos individuales razonables »? ¿Rational choice? Parece que sí, al menos en el caso de la inclinación por votar por Luis Castañeda para alcalde en los comicios de octubre. Es lo que dicen las encuestas. Un abrumador 54%. Enorme, cuenta hecha que el más cercano está por el 12%. Pero esas cosas, como sabemos, pueden variar. El tema de fondo de estas elecciones es algo singular. El puntero no hace campaña como se acostumbra. Es más lo llaman ‘el mudo’, y en efecto, no habla o casi nada. En cualquier gran capital sudamericana esto no ocurriría. Pero ocurre en Lima. Y cabe preguntarse el porqué.

Es evidente que hay una fatiga pública ante la pésima actuación de la administración Villarán. Sin duda pesa mucho en los ánimos de «vecinos» y «pobladores» —¿no es cierto Meléndez?— esa pesadilla de Municipalidad que va de desatino en desatino. Desde la arena perdida en la playa de la Herradura a pintar de verde la Costa Verde. La lista de torpezas es interminable. El último traspié es con Mistura. Los acongojados organizadores del evento anuncian que arriesgan la quiebra. Esta última metida de pata no es peccata minuta. La religión de la gastronomía peruana tiene más adeptos que ninguna otra romería. Como si no le faltasen detractores, añade ahora a su lista de damnificados los adoradores del ceviche y la papa a la huancaína.

Por otra parte, pesa el recuerdo del antiguo alcalde. El ‘mudo’ no hacía ruido y trabajaba. Le gustaba eso que el equipo Villarán —por llamarlo de alguna manera— detesta: el hormigón armado. Castañeda obras tuvo, muchísimas. La gente lo sabe. Lima es hoy ciudad de sólidos descendientes de migrantes y provincianos que traen anclados en el alma la voluntad de realismo, y de pronto eso de no dar discursitos les parece bien. Tal vez no en unas presidenciales, pero ante los males de Lima, no hay mucho que discutir. Falta, además de policías, lo elemental. Lo que olvidaron hace 40 ó 70 años atrás. Y ¡menos mal que el Tucán hizo el Zanjón! Hoy falta una red subterránea extensa como tiene México, Santiago, Caracas, o teleféricos para favelas como Río, qué se han creído. En ningún lugar del mundo, los apabullados habitantes pierden  3 a 4 horas de su vida en trasladarse. Eso es un crimen.

De que cuente en la opinión lo que hizo Castañeda, es cierto y en parte no lo es. Le han dañado los rumores sobre Comunicore. ¿Hoy, los de su salud? No estoy enterado de nada, pero si así fuera, aun un cáncer —salvo Alzheimer y Parkinson—, las enfermedades no anulan ni a gerentes ni a hombres de Estado. Y si el rumor que destruye es inherente a la política, en  Perú  asesina. A la Tapada colonial de la infamia anónima, ahora la reemplaza el canto del Twitter. No, el tema es otro. Se votará contra alguien. La señora Villarán ha sido un cierto estilo de hacer política. O sea, cero gestión y al máximo la simpatía, la gran sonrisa, los abracitos. Cuando la veo haciendo esos gestos, cambio de canal. Hoy, quieren un gerente. ¿Del voto ideológico que encarna la Alcaldesa al voto lógico? ¿Los electores y el sentido común? Ver para creer. Habrá que recuperar la Municipalidad y acaso, con agua bendita, echar los fantasmas coloniales, esos que describe el viajero Tadeo Haenke y que dominaban la vida limeña: «el genio de la intriga». Pero en crónica de 1823. Hoy la capital está colapsada. Para ricos y pobres hacer algo, encontrarse con alguien, resulta dramático. Trasladarse es un infierno. La capital no funciona. ¿Y ella quiere seguir en el cargo?

Publicado en El Montonero., 11 de agosto de 2014

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