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6. ¿Hay un modelo chino para el desarrollo? La idea del «modelo chino» no ha nacido en China sino en Occidente. Lo dice Marie-Claire Bergère, gran sinóloga francesa, autora de Chine: le nouveau capitalisme d’État (Fayard, 2013). Los sinólogos norteamericanos fueron los más entusiastamente polémicos, John Ramo lanzó lo de «consenso de Pekín» y Stefan Halper le llamó «autoritarismo de mercado», en el 2010. Ahora bien, que se sepa, el modelo chino no tiene ningún fundamento teórico. Es una manera de decir cómo China se vuelve una potencia mundial, su población ya no sufre de hambre como en el país miserable que encuentra un joven bibliotecario llamado Mao.
7. China y Estados Unidos, ¿rivales o colaboradores? «Las relaciones de China con Estados Unidos son una preocupación importante para las clases que viven de conversar, blogueros, medios, políticos y burócratas internacionales». Quien dice esto es nada menos que Immanuel Wallerstein. China de hoy, ¿una amenaza? El autor se ríe, ¿para quién? Y su respuesta es: ¿son rivales? Sí, hasta cierto punto. ¿Y son enemigos? No, no son enemigos. ¿Y son colaboradores? «Son ya más de lo que les gustaría admitir». Diablos, ¿el gran Wallerstein? ¿Que el amable lector no lo conoce? Ya puede salir volando a una librería o preguntárselo a Aníbal Quijano, que hizo el discurso de recepción cuando Wallerstein recibió su honoris causa en San Marcos.
8. China se desarrolla gracias a la tecnología y ciencia adquirida de Occidente. Cierto, pero también hay que decir que en varios terrenos científicos, ya no necesitan de ajenos. Dado los esfuerzos de la era Mao, en ocho años, 340 millones de nuevos escolares hoy. En consecuencia, desde el año 2000, China cuenta con 590 mil diplomados en el campo de la ciencia y la tecnología. Como comparación, Japon, 690 mil. Los chinos en los Estados Unidos son el contingente mayor de estudiantes extranjeros. Y es lo que vi en París, hace meses. Según el New York Times, en el 2004, más de 580 mil estudiantes han partido a estudiar en el extranjero. Y cuando han vuelto, han montado 5000 empresas privadas. Con beneficios de 10 mil millones de yuanes.
9. Pese a una transformación económica y social sin precedentes, no deja de ser un régimen autoritario. Vamos por partes: si bien es cierto que Deng intenta una democratización del régimen, los sucesos de la plaza Tiananmen, lo hacen retroceder. Pero no hay que suponer que China es una suerte de Unión Soviética a lo chino, con capitalistas locales. Error. No existe un «pensamiento único». ¿Sabe el amable lector que hay una sociología china? En la URSS la sociología estaba prohibida. Citemos los casos reales de Guo Yuhua, Li Pelling y Lui Shiding —«un pensamiento plurial», dicen en París recepcionando sus obras (revista Sciences Humaines, 2011)—. Y en cuanto al partido comunista chino, la cooptación de élites salidas del seno del pueblo funciona pero hay que decir que tiene sus disidentes. Hay experimentos en zonas rurales para elegir dirigentes que no necesariamente son del partido… Quién viva, verá.
10. China camino a la democracia. Es mucho decir. La prioridad por el crecimiento económico y la lucha contra la pobreza predominan sobre la democratización política. Para unos, la democracia precipitaría a China en el caos social. Para otros —hablo de los chinos mismos— la tradición confuciana es compatible con la modernidad política. De esto se ocupó en nuestro país Alan García en sus Obras. Y por mi parte, yo, en mi último libro, Civilizaciones Comparadas.
11. China progresa porque ha introducido procedimientos y valores liberales. Es al revés, han seguido un camino que ellos han inventado, no son neoliberales, ni del todo estatalistas. Son Estado y capitales. Al mercado lo conocen desde el siglo XVIII. Y en cuanto al pensamiento, China como India no tienen nada que envidiar en filosofía, lógica y matemáticas a Occidente. Hay un libro estupendo, de Anne Cheng, sinóloga, sobre la historia del pensamiento chino. Hace más de 2000 años que tienen pensadores y Estado, con funcionarios elegidos por concurso. Eso que todavía dudamos en establecer. Un cuerpo civil elegido por su talento y por concurso público.
12. Pero el hecho de que el modelo chino ha sido puesto en marcha por un partido comunista es paradójico. En efecto, y no hay espacio para resumir lo que fue el camino chino, la Larga Marcha de Mao, su versión rural, su activismo a la vez social y patriótico. Fracasa con el «salto hacia adelante» y con la revolución cultural. ¿Y qué es post mortem? Para los chinos, algo más que un héroe nacional. Un ícono, entre Carlomagno y Bonaparte. Moderno y a la vez fundador de una nueva dinastía, como los Emperadores que lo preceden. El Partido es el Príncipe de Maquiavelo. Un príncipe colectivo. Una élite y el que quiera ser millonario que lo sea. Pero la economía está subordinada a «los altos intereses» que encarna el poder político. Perdonen, pero funciona. Lo que no funciona es el mercado mundial.
Publicado en El Montonero., 21 de setiembre de 2016
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