Por: Pedro Favaron*
El libro Civilizaciones Comparadas**, de Hugo Neira, brinda elocuente testimonio de una erudición excepcional. No solo por la vastedad y variedad del corpus, de las referencias y la multiplicidad temática. Lo que la hace excepcional es que la erudición explicativa se realiza sin pedantería, con claridad meridiana, amena y pedagógica. Son cuatro las civilizaciones comparadas por este libro: la Inka, la mesoamericana antigua, la China y la India. Aunque el autor no presume de ser un especialista en cada una de estas complejas y antiguas civilizaciones, sino que recurre a quienes mejor y con más detenimiento las han investigado, no se trata de un mero libro de divulgación. Esto es así porque Neira no se limita a dar cuenta de un corpus preexistente, sino que además reflexiona sobre sus propias prácticas intelectuales, sobre su metodología y la epistemología, y postula una perspectiva sobre cómo se deben pensar las sociedades en esta nueva etapa de mundialización. La labor de un pensador auténtico es siempre abrir nuevas posibilidades intelectuales, ampliar el límite de lo pensable y dar un aporte original a su campo de estudio. Este libro entiende que, para investigar sobre sociedades y culturas, hay que abordar los fenómenos desde una perspectiva transdisciplinaria que no rehúya al pensamiento complejo.
La escritura de Neira desborda las especialidades académicas (la sociología, las ciencias políticas, la historia) y las vincula, para que en conjunción ayuden a pensar lo social desde la conceptualización filosófica. Su dinámica reflexiva se orienta por una fe indesmayable en la racionalidad humana. Estudiar las sociedades desde sus conceptos fundamentales implica creer que, a pesar de sus diferencias con el paradigma moderno e ilustrado, estas civilizaciones no han sido irracionales, sino que se han sustentado en sus propias formas de racionalidad. Es así que este libro grato y profundo, al mismo tiempo, se vincula con una creciente tendencia intelectual que rompe con el eurocentrismo filosófico, para abrirse a dialogar con otras formas de pensamiento y de organización social sobre la base del respeto. El diálogo, sabia práctica que parece entrada en desuso y que resulta conveniente reavivar, demanda que se respete la diversidad de quienes dialogan y se acepte que la diferencia reflexiva no hace que el otro carezca de razón. Es desde el propio campo académico y de la filosofía que se empieza a aceptar que, allende los límites de occidente, existen otras formas de pensamiento filosófico capaces de conversar en igualdad de condiciones con los pensadores ilustrados. Ante las contundentes evidencias, la modernidad ilustrada ha debido aceptar, con humildad, que sus métodos no son los únicos válidos para acceder al conocimiento ni los únicos dignos de ser considerados racionales. Sabia y saludable apertura a la que nos convoca nuestro tiempo.
El ejercicio comparativo es ético, en tanto propone un diálogo que, para ser veraz y llegar a buen puerto, será siempre desjerarquizado. Y ha de buscar, con sinceridad, aprender de los otros para ensanchar las propias concepciones sobre la condición humana. Aunque Neira escribe desde una perspectiva cosmopolita que linda con el ánimo enciclopédico, desde un hondo diálogo con las tradiciones intelectuales francesas y alemanas, principalmente, sus reflexiones también nos interpelen de forma personal en nuestra intimidad andina. Y esto no solo por su estudio sobre los Inkas y el pensamiento andino ancestral, al que sitúa entre las cumbres de la racionalidad humana, sino porque nuestra región no es moderna en un sentido ilustrado, sino que nuestra modernidad es heterogénea. Por eso el comparativismo sociológico y filosófico que propone Neira, esa apertura a un diálogo respetuoso de lo diverso y al encuentro de las diferentes dinámicas reflexivas, nos invitan a la búsqueda sin complejos de nuestras propias racionalidades andinas. Esta invitación filosófica se realiza sin desdeñar una literatura bien lograda. Resulta bastante singular que la escritura de Neira abra múltiples mundos reflexivos, que van desde Max Weber a Lao Tsé, del budismo al kamaq andino, de Confucio a los escolásticos, recorriendo tan ancha geografía y temporalidades sin perder el hilo narrativo y la coherencia interna. Se trata, sin duda, de una aventura intelectual, valiente y de gaya ciencia, que descolla ante el empobrecido panorama postmoderno y la superficialidad imperante.
* Pedro Favaron (1979), escritor, poeta y comunicador social y audiovisual peruano-argentino. Ph.D. en Literatura por la Université de Montréal y Magister en Comunicación y Cultura por la Universidad de Buenos Aires.
** https://www.bloghugoneira.com/que-soy/editor/libros-personales/civilizaciones-comparadas