Perú: ¿sociedad, o aisladas Gemeinschaft?

Escrito Por: Hugo Neira 701 veces - Jun• 15•20

En el diario El Comercio, sección «Dominical», se incluye una par de páginas sobre la filosofía. Son las de Pedro Cornejo. No tengo el gusto de conocerlo, pero lo felicito. No soy de esos que solo hablan bien si se trata de amigos y allegados, no vivo en esas burbujas muy limeñas. Cuando vivía en la Polinesia Francesa, profesor en la Universidad Francesa del Pacífico, un día de esos leo por internet un texto muy sensato de Alberto Adrianzén. Me pareció interesante, no lo conocía personalmente y lo comenté en La República. También leía a Martín Tanaka sin conocerlo. Me cayó muy bien, en una crónica contaba el baile de Tudela al lado de Alberto Fujimori en un estrado público. Eso de hacer bailar a los políticos me parecía siempre una suerte de venganza de la «plebe urbana» (concepto de Carlos Franco). Y más de una vez he visto sonreír sardónicamente a gente del pueblo ante el bailecito del candidato a alcaldía, curul parlamentaria o presidencial. Hasta Alfonso Barrantes, que era muy formal, lo hicieron bailar.

Ahora bien, en la edición del domingo 10 de mayo —perdón por el retardo y mis respetos, señor Cornejo—, así como lo felicito, en un punto, discrepo. Se ocupa usted de un tema social y usa dos conceptos, individuo y comunidad. El tema es más bien sociológico que filosófico. Y en sociología, la complejidad de la vida social nos ha llevado a pensar desde conceptos más bien tridentinos. Voy a referirme a un gran pensador en esa disciplina que probablemente no se le conoce en las arenas de Lima. Ferdinand Tönnies, alemán, establece la diferencia entre lo que es Gemeinschaft y Gesellschaft. Lo primero es una comunidad tradicional. Y la segunda es una sociedad moderna. Si alguien dice ‘soy francés’, está refiriéndose a una sociedad. Pero si dice ‘soy bretón’, o bien parisino, quiere decir que «sus interacciones son más estrechas y vinculadas a un grupo específico». Tönnies fue profesor hasta que llegaron los nazis. Lo expulsaron de la universidad en 1931. El concepto les incomodaba.

Una Gemeinschaft  es «una comunidad basada en los lazos familiares y en grupos sociales como si fuesen una iglesia». Una entidad a pequeña escala, «y tienden a aspiraciones y creencias comunes, y sus interacciones están basadas en la confianza y la cooperación» (Tönnies). No es necesario ser sociólogo para reconocer, en esos gestos, a nuestros migrantes andinos que cuando llegaron a las ciudades y encontraron trabajo, buscaron y llamaron a la gente que conocían en sus comunidades indígenas, y en los que depositaban su confianza, con toda razón. En cambio —seguimos con Tönnies— «en una sociedad, las relaciones son mucho más impersonales y superficiales y están basadas en el interés individual más que la ayuda mutua». La modernidad, pues, tiene un precio, cierto grado de incertidumbre. El individuo tiene interaccciones más anchas, pero a la vez, sufre de la inevitable soledad del que tiene que tomar decisiones personales. 

La pregunta que el amable lector puede que haga sería, y eso, ¿qué tiene que ver con nosotros? Quizá me equivoque pero me parece que el Perú sigue siendo un país que está más cerca de la Gemeinschaft. Es mi impresión cuando viajo (Cajamarca, Cusco, Puno, Arequipa) y la misma Lima, para mí es un Principado, algo como Mónaco. En cada terruño veo culturas, comunidades, colmenas de abejas pero no una nación. Lo de peruanos, acaso nos une la gastronomía y un partido de fútbol, si la rojiblanca mete goles. Hemos tenido en el pasado indígenas separados. «Invisibles los indios», me dice un amigo antropólogo. Hoy diría, los informales, también invisibles, hasta que el Covid-19 nos revela su fragilidad. Antes de la pandemia como que no los veíamos. Los creíamos ya incorporados, pero no tienen caños con agua, ni neveras. Francamente, dos siglos republicanos, y no ha ocurrido lo que se llama «el triunfo de la voluntad». Claro está, concepto alemán, Nietzsche. En el XIX europeo, algo decisivo estaba pasando. He vivido en el vientre de la ballena, la mía fue Europa y conozco la historia de esas naciones tanto como la del Perú. Puedo explicar cómo pasaron de la comunidad cerrada, atrancada, a las grandes sociedades. (En el caso peruano, abajo y también arriba, clubs, apellidos sonoros, etc.). País de estamentos.

Para ello vamos a recordar cómo Alemania da el salto en el siglo XIX (ese siglo en que dormitamos). Nunca fue compacta —aunque en algo ante Bonaparte— pero no dejaba de ser una zona llena de ducados, principados, ciudades libres, territorios alemanes, hasta que llega Bismarck, canciller en 1862. En una década reúne los 300 reinos o ducados y drástricamente los reduce a 33. Eso es el II Reich. Y se vuelve la potencia que conocemos.

Lo consigue con tres herramientas. Mediante una inteligente diplomacia. Mediante las guerras internas, Prusia que se impone a Austria. Y mediante los servicios sociales. Asombroso Bismarck. Canciller conservador que establece para los trabajadores —ya había llegado la revolución industrial— el seguro de salud, de riesgo en el trabajo en caso de accidentes, el derecho a la huelga y al reposo para las madres en el parto. O sea, inventa y hace nacer la Seguridad Social. Lo sorprendente es que el Estado de Bienestar aparezca en la sociedad jerárquica de Guillermo II, el káiser. Sin embargo los autoritarios progresistas son tan abundantes que nos olvidamos. No solo Mao, sino un ejemplo cercano, Porfirio Díaz en México, a fines del XIX partidario de la industrialización. ¿No lo cree el amable lector? Seguro que ha visto alguna película sobre la revolución mexicana de 1910, y se les ve a los revolucionarios viajando sobre los techos de los ferrocarriles.  

Siempre me he preguntado por qué no nos ha gustado el tren y hemos preferido autos y carreteras. ¿Fastidio del viaje colectivo? ¿Vanidad de lucir el automóvil como signo de opulencia? No lo entiendo. Desde Leguía, que era un autoritario pronorteamericano. En otros países les sirve —Argentina, México— y las grandes potencias tienen trenes tanto como aeropuertos. En Europa, se puede ir por tren de Portugal a Rusia, y si tienes ánimo, hasta China. El tren fue parte de mi vida europea. Antes de doctorarme, tenía un puesto de profesor por contrato en provincia y viajaba de Saint-Etienne a París donde seguía mi formación superior en la escuela de Ciencias Sociales, y entre las dos ciudades, una distancia algo así como Chiclayo-Lima. Y salía por la mañana y con el TGV (tren de gran velocidad) estaba en 2 horas y media al otro lado. Muy bien, leyendo, jugando, descansando. ¿Por qué no tenemos un tren de gran velocidad a lo largo de la costa?

Todo esto tiene que ver cómo se puede dar el salto de la comunidad tradicional a la sociedad. Si el Perú sigue siendo un país fragmentado, no saldremos de esa suerte de Edad Media que nos acompaña. La modernidad es medios de transporte de bajo precio y cómodos, educación de calidad y gratuita, y salud no solo para los ricos. He aquí las vías para llegar a ser una sociedad moderna.

Algunos que me leen me quieren clasificar. Es inútil, yo les diría no soy sino un outsider, es decir, «el que no comparte los supuestos básicos de los miembros de un grupo social». El concepto viene de Alfred Schütz (1944). «La distancia del etnogrupo». Entonces se es libre pero también un solitario. Qué le vamos a hacer. Pienso en Ortega y Gasset, sus  «melancólicos privilegios». «Señores, yo no soy ahora yo, soy nada menos que el extranjero, el hombre que no está, sino que llega». En fin, me «conecto» pero poco, rara veztuiteo y no me interesan los fake news, evito sumarme al canibalismo de estos años sombríos. A diferencia de muchos leo diarios, escucho a amigos y cuando quiero saber el sentido de un concepto, consulto a mis maestros que ya no son de este mundo y están en los libros. No soy parte de ninguna ideología. No son ciencias sino creencias. Puedo estudiarlas pero no las sigo. Me interesan las IDEAS, aunque soy un escéptico esperanzado. A esta edad, lo que me apasiona son los Diccionarios. Pirámides del conocimiento. Pero el confinamiento del Covid-19 comienza a pesar y esta crónica está saliendo larga. Chaú.

Publicado en El Montonero., 15 de junio de 2020

https://elmontonero.pe/columnas/peru-sociedad-o-aisladas-gemeinschaft

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