El Bolívar de Marx según Aricó

Escrito Por: Hugo Neira 364 veces - Jun• 27•22

Ciertamente, Marx, filósofo y político, intentó conocer al latinoamericano Simón Bolívar. Y aquel que era un intelectual marxista de proyección latinoamericana, José M. Aricó, argentino que por razones políticas se fue a vivir en México, recupera ese encuentro para un libro suyo titulado Marx y América Latina, en sendos capítulos, “El Bolívar de Marx”, páginas 157 a 187.

Conviene leer estas primeras páginas que dan la temática de modo global. Y seguir, por párrafos, su razonamiento. 

1) Por ejemplo, la información que obtuvo. Sus fuentes.

No tan múltiples como en nuestra época pero ya había los diarios internacionales.

Fue el azar el que condujo a Marx al compromiso de la redacción de su artículo sobre Bolívar. Comprometido en 1857 por Charles Dana, director del New York Daily Tribune, para colaborar sobre temas de historia militar, biografías y otros varios en la New American Cyclopaedia que estaba preparando, Marx se dividió el trabajo con Engels y le tocó en suerte hacer el de Bolívar. El resultado de las lecturas hechas para redactar su nota fue un sentimiento de animadversión tan agudo con el personaje que no pudo menos que dar un tono sorprendentemente prejuicioso al trabajo –dice Aricó-, al punto de dejar los lógicos reparos puestos por Dana a un texto que se apartaba del lenguaje imparcial característico de este tipo de publicaciones (…). Marx admite en una carta a Engels que se salió algo del tono enciclopédico pero que hubiera sido pasarse de la raya querer presentar como Napoleón I, al canalla [o sea Bolívar] más cobarde, brutal y miserable. Bolívar es el verdadero Soulouque» [carta del 14-02-1858. Soulouque, rey negro de Haití]. Y la comparación resulta reveladora porque es precisamente al nombre del emperador haitiano al que tanto Marx como Engels recurren para ridiculizar a Luis Napoleón III. El hecho de que nunca antes Marx haya reparado en Bolívar y que puesto a escribir sobre él se sienta impulsado a elaborar una extensa y desusada diatriba en la que el revolucionario latinoamericano es identificado, a través de una tercera persona, con una figura tan repudiada por él como el emperador francés – muchos no lo soportaban – evidencia que Marx veía en Bolívar un remedo del bonapartismo, o mejor dicho, un tipo de dictador bonapartista”.

2) Entre otros mundos, a Marx le interesa el continente americano.

“El artículo de Marx tuvo una extraña fortuna”, como la tienen las opiniones en revistas y periódicos. “El Bolívar de Marx, prácticamente desconocido hasta 1934, en que fue incluido en la edición en ruso de las obras de Marx y Engels, Aníbal Ponce lo redescubrió para los lectores de habla española publicándolo en el primer número de su revista Dialéctica, en marzo de 1936. Desde 1937 en adelante forma parte de la recopilación de trabajos de Marx y Engels sobre La revolución española, aunque sin nota alguna de los editores comentando el texto o justificando su inclusión. Todavía en 1951, el dirigente comunista norteamericano William Z. Foster lo cita favorablemente en su Outline Political History of the Americas, lo cual era explicable en términos de la aceptación acrítica no tanto de los textos de Marx como de las tendencias historiográficas soviéticas. Debemos recordar que, durante un largo periodo –según los propios historiadores soviéticos, hasta los umbrales del XX Congreso del PCUS– las opiniones de los americanistas soviéticos influidos decisivamente por Vladímir Mijáilovich Miroshevski y su escuela coincidían con la visión de Marx sobre Bolívar, haciéndola extensiva una caracterización negativa de las guerras de independencia latinoamericanas. Enfatizando el limitado carácter nacional y popular del proceso revolucionario que condujo a la constitución de los Estados independientes, sólo vieron en éste ‘un asunto propio de un puñado de ‘separatistas criollos’ que no contaban con el apoyo de las masas populares’. El juicio de Marx era trasladado incluso a las demás personalidades del movimiento liberador y hasta al propio movimiento. Cuando estas posiciones fueron abandonadas, fue cuestionado también el juicio de Marx. En la segunda edición en ruso de las obras de Marx y Engels (1959) se incluyó una severa crítica de las posiciones sostenidas en el citado artículo, aunque la explicación de tales errores se fundaba en las insuficiencias y la parcialidad de las fuentes utilizadas por Marx:

Marx, como es natural, no poseía en aquel tiempo otras fuentes a su disposición que las obras de los autores mencionados, cuya parcialidad era entonces poco conocida. Por consiguiente era inevitable que Marx elaborara una opinión unilateral de la personalidad de Bolívar, tal como se refleja en este ensayo. Esa ambición de poder personal, magnificada en las obras mencionadas, no pudo dejar de influir en la actitud de Marx hacia Bolívar.” (Marx-Engels Werke, p. 743)

Como vemos, los editores trataron elegantemente de zafarse de esta ardua cuestión esbozando una respuesta que, en realidad, antes que una solución constituía una mera excusa, porque la aceptación tan entusiasta por parte de Marx de una información nunca sometida a crítica – lo cual contradecía el estilo de trabajo que lo caracterizaba – mostraba claramente la presencia de un prejuicio político firmemente enraizado. La respuesta de los editores, por lo tanto, nos remite nuevamente al nudo del problema a dilucidar, porque debemos preguntarnos hasta qué punto es verdad que Marx no disponía de otras fuentes que las mencionadas. Y si se demuestra, como creemos posible, que Marx dispuso de otras fuentes que eran favorables a su biografiado, la nueva pregunta que se nos plantea es por qué las dejó conscientemente de lado”.  (José M. Aricó, Marx y América Latina, “El Bolívar de Marx”, FCE de Argentina, 2010, pp. 157-162)

3) La duda y el temor por una organización cripto-monárquica.

Parece por diversos observadores europeos que la biografía de Bolívar fue escrita en una época en que el juicio era un comienzo favorable al Libertador que tenían las más importantes figuras de la cultura europea, había dado lugar a una animadversión poco menos que general. Los liberales repudiaban el centralismo y autoritarismo de Bolívar, los republicanos detectaban recetas cripto-monárquicas tras los esquemas de organización política propuestos por el Libertador. Los ideológicos de la expansión europea –y esto nos parece lo decisivo- intuían certeramente, en los planos bolivarianos de unidad latinoamericana, una voluntad de resistencia a aquella penetración. (Carta de Karl Marx y Friedrich Engels. Materiales)

O acaso diferencias de la persona en su comportamiento, eso que en la lengua inglesa se llama BEHAVIORISM -o en castellano llamamos behaviorismo-, se ocupa de las maneras de actuar de los seres humanos, eso que como decía Merleau-Ponty, pone al hombre entre lo natural y cultural. En la página 167 de Marx y América Latina, las circunstancias y las condiciones permiten a un personaje mediocre y grotesco representar el papel del héroe. Y podemos citar al respecto un nuevo párrafo donde la contraposición es tajante e ilustrativa:

“Bolívar marchó hacia Pamplona, donde pasó más de dos meses en festejos y saraos (…) Con un tesoro de unos 2.000.000 de dólares, obtenidos de los habitantes de Nueva Granada mediante contribuciones forzosas, y disponiendo de una fuerza de aproximadamente 9.000 hombres, un tercio de los cuales eran ingleses, irlandeses, hanoverianos y otros extranjeros bien disciplinados.

El Bolívar de Marx está entero, recomiendo al lector conseguir el libro Marx y América Latina. Acaso en ese libro encontremos lo que ha llevado a la crisis nuestra. Es una obra de nuestros días que habla claro.

También les recomiendo La democracia en América latina, un barco a la deriva, libro colectivo dirigido por Waldo Ansaldi, publicado por FCE de Argentina, en el 2006.

Publicado en El Montonero., 27 de junio de 2022

https://elmontonero.pe/columnas/el-bolivar-de-marx-segun-arico

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