La Independencia como revolución popular, incluyendo mujeres *

Escrito Por: Hugo Neira 67 veces - Abr• 01•24

El doctor Rivera Oré tiene la amable costumbre de enviarme libros suyos, siempre sorprendentes. Uno de ellos fue Ayacucho. Balance y Perspectiva de Desarrollo Económico y Social en el Siglo XXI (2012). Ahora me hace llegar uno sobre María Parado de Bellido. El primero, me sigue asombrando, es uno de los mejores tratados —no hay otra manera de definirlo— que sobre una región peruana se haya escrito. Puede que me equivoque, que haya por ahí uno sobre otra región, pero lo dudo. El segundo, sobre María Parado de Bellido, que ahora tengo en las manos, es algo fuera de lo corriente. El intitulado no dice del todo su valor. Porque Rivera Oré, que tiene doctorados en Derecho y en Ciencias Políticas, tuvo una primera graduación, en 1967, en Educación. Con una especialización posterior en Historia y Geografía en 1969, y en 1972, doctor en Educación. ¿A qué viene todo esto en un preámbulo que, por su naturaleza, debe ser como una guía amistosa al lector? El caso es que María Parado de Bellido** es una obra doble. He aquí su primer mérito.

Desde sus primeras páginas es un compendio de la historia del Perú. Y luego, en la segunda parte, en el capítulo V, se ocupa de María Parado de Bellido. Por mi parte, lo felicito por ese índice tan completo. El doctor Rivera Oré tiene alma y voluntad de pedagogo. Sabe que los libros de Historia del Perú han desaparecido de las aulas. Desde hace decenios no se enseña Historia. Entonces, ¿cómo situar el episodio heroico del sacrificio de Parado de Bellido sin un marco de referencia? Y es lo que ha hecho. Inmenso y sensato compendio. Desde la civilización inca a la conquista española, el virreinato, y desde las reformas borbónicas a las causas de la Independencia. Como conoce bien la historia de Ayacucho, un capítulo es consagrado a la encomienda en Huamanga, y la agitación que produjo (p. 79).  No faltan las páginas sobre San Martín y Bolívar. Y la resistencia patriótica, es decir, montoneras, partidas de guerrillas, lo que envuelve y precede la aparición en la historia de los sacrificios por la Independencia, a María Parado de Bellido.

No comentaré esa primera parte histórica. Creo, en cambio, que no solo está bien elaborada sino que puede ser convertida en un libro central para el retorno en la enseñanza secundaria de la Historia. Lo que sé, dada mi experiencia personal y el haber vivido buena parte de mi existencia fuera del Perú, es que las grandes naciones se edificaron desde las aulas, en que además de las formaciones en Matemáticas, ciencias como la Química y la Física, las acompañaban las Humanidades, y tanto como el conocimiento de la lengua propia y de otras, la historia de cada nación. Así se formaron los ciudadanos de los países que hoy admiramos. El amor al país se aprende en los años juveniles, y la historia es esencial, no solo para enaltecerla sino para conocer también nuestros grandes errores y vicios. La historia moral que dice lo que se hizo y lo que no se hizo, crea las grandes naciones. Porque se aprende lo duro que es el costo de la libertad. No solo de los hombres. Sino también de las mujeres, como muestra este libro.

La centralidad de esta obra es la vida y obra ejemplar de María Parado de Bellido. Ahora bien, se nota en la tecnicidad del procedimiento del autor, su formación como historiador. Comienza, como debe ser, desde los primeros momentos en que la historia patria toma en cuenta a la heroína. No es de inmediato, ella muere en 1822. Y es con Mariano Felipe Paz Soldán que aparece en la Historia del Perú independiente. En 1868. Y seis años más tarde, dice el autor, en Manuel de Mendiburu. Lo que sigue en el texto actual es una serie de fuentes a las que recurre el autor, en busca de datos precisos. A Juan José del Pino, que la menciona en un informe en 1922. El autor conoce los estudios de Carlos Cárdenas Quijano, en Ayacucho, en 1940. En este caso, parece que solo entonces se sitúa con claridad el origen y la residencia en el pueblo de Paras, de la heroína. Se describe, entonces, dónde los padres tenían propiedades y ganado (p. 205). Gracias al autor, sabemos que Cárdenas, que era cura de parroquia, hizo indagaciones por los años cuarenta, a “descendientes directos de la familia Bellido Parado residentes en Paras y pueblos vecinos”. Los aportes de estos investigadores, recuperados por el autor, son de un valor inmenso. Por los trabajos de del Pino sabemos que el apellido de María Parado Jayo, viene del quechua, de Ccayo (p. 212). En esta obra, queda en claro el origen de la familia paterna y materna. Se corrigen errores. Hay la partida de bautismo de Tomás Bellido Parado, el hijo al cual acude la madre para intentar salvarlo. Las guerras de la Independencia —que fueron muchas y muy distintas entre sí— fueron feroces. A María Parado de Bellido la torturan para que diga quién, en el bando realista, daba informaciones sobre los movimientos realistas, lo que desesperaba al general Carratalá. Es un dato histórico que proviene de Pino, y que fue escrito por Gervasio Álvarez en 1847: “El general Carratalá fusiló a María Parado solo porque le tomó una carta que esta señora escribió a su hijo que se hallaba en las filas del ejército independiente…” (citado por el autor, p. 205).

El libro es muy instructivo, y no solo por el tema central, la heroína. Cercanos al Bicentenario, viene como anillo en el dedo para probar que esa emancipación no se juega solo en Junín y en Ayacucho. Le debemos hoy, al doctor Rivera Oré, la información hecha por G. Vergara, que entre “1820 y 1824 se registraron alrededor de 73 partidas de guerrillas distribuidas en 40 grandes teatros o centros de operaciones. Solo en las provincias de Lima había un total de 14 centros de operaciones y las partidas de guerrillas se movilizaban para hostigar y atacar a las fuerzas realistas en más de 60 pueblos y ciudades”. Estos hechos, y otros muchos que se puede recolectar en una historiografía de los efectos independentistas en las provincias peruanas —estudio que no se ha emprendido— cambiaría radicalmente la comprensión de lo que fue la Independencia. No fue una guerra civil entre españoles peninsulares y españoles criollos. No fue un enfrentamiento solo entre elites. No fueron unos cuantos combates entre caudillos lo que decidió la independencia. Hubo pueblo. Hubo gente que creía en la necesidad no solo de separarse del imperio español sino en tener una patria.

Otro gran valor de esta obra, es el acento puesto en la importancia de las mujeres. Conocíamos a Micaela Bastidas, pero, lo confieso, no a Tomasa Tito Condemayta, a Manuela Tito Condori y Ventura Monjarras. Todo esto, en el conjunto de mujeres en la rebelión de Túpac Amaru II. Pero, con Rivera Oré, se alarga la lista de mujeres combatientes. Las bolivianas que acompañaron a los hermanos Catari, doña Bartolina Sisa y doña Gregoria Apaza. Este dato proviene de Indymedia Colombia, Mujeres heroínas olvidadas de América (2007). Citado por el autor, p. 274.

En resumidas cuentas, qué libro profesor Rivera Oré. He aprendido mucho, se lo agradezco, como también el invitarme a este modesto prólogo, ha sido un honor inmerecido.

*HN, Prólogo, abril del 2018

** Rivera Oré, Jesús A., María Parado de Bellido, Editora y Librería Jurídica Grijley, Lima, 2018.

Publicado en El Montonero., 1° de abril de 2024

https://elmontonero.pe/columnas/la-independencia-como-revolucion-popular-incluyendo-mujeres

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