Sonido de libertad, película

Escrito Por: Hugo Neira 138 veces - Oct• 02•23

Debo decir al amable lector que me ha impactado la película del mexicano Eduardo Verástegui estrenada hace un mes en los cines de América Latina, y dirigida por Alejandro Monteverde. Se ocupa de la trata de niños, de esa industria que es la explotación sexual infantil en el siglo XXI. Por tener en contra la crítica antes de las primeras difusiones en salas de Norteamérica, la expectativa había crecido y terminó siendo un rotundo éxito de taquilla, incluso en los Estados Unidos donde se había estrenado el día de la fiesta nacional. ¿Cómo no ir a verla?

La historia está centrada en dos operativos exitosos de exfiltración de niños por un exagente de la seguridad nacional, Timothy Ballard que, luego de desmantelar redes de pedofilia, no se daba por satisfecho en tanto que padre, y renunció al Estado para ir más lejos, rescatar niños de la esclavitud sexual. Para ello montó una ONG, Operation Underground Railroad, con un radio de acción sin fronteras. El encuentro del productor con el héroe americano previo a la redacción del guion cambió por completo el enfoque al tema y prefirieron, con el director, al conocer sus hazañas de la propia boca de Ballard, una trama de impacto al guion ficción. Reconstruyeron dos casos emblemáticos de la extensión y complejidad del tráfico. Uno en México y el otro en Colombia, dos hermanos, Miguel y Rocío. La película evita en todo momento sumirnos en la pornografía al detenerse sobre las circunstancias que facilitan el secuestro de inocentes y su exportación a cualquier lugar del mundo, como mercancías cualesquiera. En este caso, los dos hermanos desaparecen en América Central. El film logra captar la atención del público por la actuación muy convincente de Jim Caviezel haciendo de agente perseverante movido por una fe que lo lleva a actuar en situaciones extremas, tal una misión de inspiración divina.

Nos acordamos de Caviezel y su papel de Jesús en la película de Mel Gibson La pasión de Cristo, que es del 2004. En esta nueva película, Gibson no ha dejado su huella, pero sí ha llamado a ir a verla. Nunca hay unanimidad en torno a Gibson, su puritanismo conservador despierta pasiones, ocurrió con La pasión de Cristo, pero no era para ataques de nervios o infartos. Lo que quizás nos decía, como lo escribí en mi columna de La República, era más sobre la época en que vivimos y no tanto sobre lo que ocurrió en Judea. Pasa lo mismo con la producción de Verástegui y Monteverde cuyo credo encendió alarmas, infundadas, de complotismo. Hicieron suyo el lema «Los niños de Dios no están a la venta» que repetía el agente Ballard para armarse de valor pese a los riesgos y sacar a niños del infierno.

El séptimo arte, como forma de crear conciencia, depende del éxito de la distribución. Solo cinco años después de rodarla encontraron un distribuidor, Angel Studios. El director nos sorprende cuando, después de los créditos, en nombre de Ballard, el actor Caviezel toma la palabra para convencer, con números y detalles del making, de poner los medios para enfrentar la esclavitud sexual infantil y el tráfico de órganos, una industria criminal que presentan como la tercera más importante a nivel mundial y subestimada por las opiniones públicas. No dejan de mencionar a EEUU como el primer país consumidor de pornografía y México como el primer país de abastecimiento. En la vida real, Ballard adoptó dos niños haitianos tras una operación encubierta, dos huérfanos, de solo uno y dos años, salvados de volverse «carne fresca» en la jerga criminal. Y salvó a miles de víctimas.

Hace poco que el productor, Eduardo Verástegui, dio a conocer su intención de postular como independiente a la presidencia de los Estados Unidos de México para el 2024. De nuevo Action, pero política.

Publicado en El Montonero., 2 de octubre de 2023

https://elmontonero.pe/columnas/sonido-de-libertad-pelicula

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