Fernando Fuenzalida. Mundialista y localista

Escrito Por: Hugo Neira 904 veces - Abr• 15•19

Etnólogo, arqueólogo, con estudios en Filosofía, no siguió lo que es corriente en nuestro medio, la especialización a la manera americana. Lo suyo se semeja a la escuela europea en Ciencias Sociales. No es suficiente decir que es una corriente humanista. Específicamente, es multidisciplinaria. Eso fue Fernando. (Y eso también soy yo, Ciencias Políticas y Sociología en París. Por eso lo entiendo). Sus primeros trabajos fueron de terreno en comunidades indígenas. Uno de ellos es célebre, en Huayopampa, en 1982, descubre que los comuneros podían ser también empresarios (IEP). Luego, estudia apasionadamente la «mitología andina y sus simbolismos». No fue un indigenista, al contrario. Llamó «utopía e infamia» esa corriente porque se sirvió ideológicamente del tema campesino. Muchos de sus trabajos giraron sobre el «mestizaje cultural y la educación en el Perú». Trabajó también sobre Lima como «ciudad abierta». Con el tiempo sus temas fueron cada vez más amplios. Del colonialismo interno pasa a la modernidad. Renovaba a la misma antropología. Se ocupó de la migración andina, de los problemas de violencia y terrorismo. Estudió tanto los cultos paganos del Wamani como la crisis de la civilización cristiana en Tierra baldía. Estuvo en Varsovia y en Lodz. Su libro mayor, a mi criterio, es La Agonía del Estado-Nación. Escrito al final del siglo XX, anticipa lo que ocurre en este siglo XXI. Entiende muy claramente que la geopolítica posterior al hundimiento de la Unión Soviética —la llamada mundialización— se convierte en una nueva forma de soberanía económica, política y militar, mediante empresas multinacionales que subordinan a Estados y naciones. Y anuncia la paradoja de la globalización. Es decir, se implanta un mundialismo que homogeneiza mercados, y a la vez, culturas y naciones se rebelan y rechazan la posmodernidad. Multitudes reinventan religiones, sectas, nacionalismos, y todo esto, en un mundo de intercambios. En pocas palabras, el incoherente mundo actual. A la vez mundialista y localista. Este sería el libro que todo peruano debe leer, por lo menos hasta el año 2050, para entender la doble hélice de nuestro tiempo.

Publicado en El Comercio, suplemento «El Dominical», 14 de abril de 2019

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