Mirando al siglo XXI, en Arequipa

Written By: Hugo Neira - Nov• 12•18

Estuve unos días en Arequipa. Invitado al HAY Festival 2018, consagrado a la literatura. Fue un evento inmenso, un racimo de exposiciones orales, debates, encuentros ante el público. El festival ocupa la parte céntrica de la ciudad, con actos en lugares diversos, desde la universidad San Agustín al Teatro Municipal, o el Colegio de Arquitectos o la Biblioteca Mario Vargas Llosa o la Alianza Francesa o bien, el Instituto Peruano Alemán. Todo ello, a pocos pasos. Arequipa tiene la ventaja de ser una ciudad todavía no muy grande. Me hace pensar en la Lima de los sesenta, en la que no era difícil encontrarse y tomar un café con un amigo. En cuanto al HAY Festival vuelve a Arequipa, en una ciudad cosmopolita. Ha habido invitados muy célebres, y por cierto, Mario Vargas Llosa.

¿Y por qué me habían invitado? No soy escritor de ficción ni menos, profesor de literatura. Por mis hábitos, leo novelas, cuentos, admiro el teatro, pero confieso que en ese lado de la creación humana, admiro sobre todo a los poetas. En mi modo de ver, ocupan un lugar muy alto, al lado de matemáticos. Y cada vez más, leo filósofos. Y en lo que es el acto de escribir, el relato no es mi taza de té, sin por eso dejar de frecuentarlo. Mi campo es el ensayo, libros de ciencias sociales, porque me tienta apasionadamente, lo real. La sociedad, de la tribu a las clases sociales, a la nación y el Estado y las civilizaciones. Me asombran. A veces son enigmáticas, como lo es mi propio país.

Estuve en el festival porque dejaron una esquina para ciencias políticas y sociales. Y un tema sencillamente complejo y polémico, el de Velasco. Hubo, pues, un conversatorio ante el público, de Héctor Béjar y yo. Y Alberto Vergara, como moderador. https://youtu.be/jdyMaQmySDs  https://youtu.be/pasakiGBM-4 Con Béjar, hubiésemos conversado hasta que cantara el gallo del alba. ¡Tanto tenemos que decir! Pero a Vergara, que por cierto, tiene un enorme disenso con sus invitados, lo felicito por su coraje. Seamos sinceros, «el velasquismo es una historia prohibida». Y esa noche, se rompió un tabú. Gracias Alberto.

En Arequipa me esperaba otra grata sorpresa. Un editor arequipeño ha reeditado Hacia la tercera mitad, por quinta vez. El editor me había pedido un ensayo en torno al Perú en este siglo XXI. Con toda razón, el libro nace en 1996. Y de ahí al 2018, pareciera que hubiese pasado más de un siglo. La mundialización, los cambios en el mundo y en el país mismo. Todo aquello ocupa el nuevo capítulo que añado a los otros. No toco una línea en lo que concierne al tiempo colonial y al republicano. Incluso el siglo XX. Pero sí, lo que ha cambiado en el país y en el mundo, con este intitulado, «La prosperidad del vicio». Y eso, de alguna manera, envuelve el posvelasquismo y el posfujimorismo.

Sin embargo, para los seres humanos, la historia de lo inmediato es lo más difícil de entender. Lo propio del presente es su fugacidad. La opacidad de los hechos es frecuente. Es más fácil entender la Francia de Bonaparte que la del presidente Macron. Por lo demás, nuestro presente no se deja observar con serenidad. Yo no me ocupo de los sobresaltos políticos. Miro más bien a la sociedad. Pero la nuestra transmite mensajes no solo diversos sino contradictorios. ¿O es que, en lo que llamamos Perú, lo habitan varios imaginarios?

Nuestro país es un enigma. La economía va por un lado, la percepción política por el otro. Internacionalmente se reconoce que fluctuando entre un 4,2% (entre 2001-2005) con Toledo, y 7,2% en los años de Garcia —les guste o no—, y en todo caso, «el más alto de la América Latina» (Banco Mundial). Pero ni Toledo, ni García, ni Humala, pudieron dejar un sucesor. Para decirlo en dos palabras, «la evolución económica y social del Perú es inversamente proporcional al aumento de la confianza en los políticos». Y realmente es asombroso. Este país, ¡cuánto más crece, más se despolitiza! ¿Desempleo? Nunca al PEA ha dejado de crecer. ¿La pobreza? Bajó hasta el 20%. Para comprender el desengaño, hay que ir un poco más lejos. Vladivideos, adiós con fax, el faenón, los narcoindultos, las agendas de Nadine, ¿todo eso ha derrumbado el «establishment»?

Es un reto explicar estos inicios del siglo XXI. Para comenzar, hemos ido de la sartén al fuego. Quienes han ganado las elecciones desde el 2001 –con muy pocas excepciones– ha sido gente sin ideas claras. Sin doctrina partidaria. En las costumbres, reina la ideología del éxito personal sin escrúpulo alguno. Y no me vengan con predicar los valores. En este país, los salarios son bajos y las expectativas muy altas, demasiado altas. Entonces, coimas arriba, y algo de ilícito, abajo, para redondear el ingreso que crece menos que los precios. Así vamos.

En esa materia, la corrupción, tenemos una tradición detestable. El siglo XIX tuvo su Odebrecht, los consignatarios del guano. Hoy, en Perú, la ley sigue siendo una cosa, y otra lo que hace la sociedad. Según el Latinobarómetro, «nuestro compromiso con la legalidad es muy bajo». Seamos francos, no solo hay corruptos en las capas superiores: «quien viola la ley, está en lo correcto». La frase viene de un intelectual mexicano que conoce a los mexicanos, Aguílar Camín. Pero, por lo visto, nos cae como anillo al dedo: «la ilegalidad como una forma de derecho». Entre tanto, no se hagan, la lucha contra la corrupción es una forma de la venganza política. Y acaso se nos viene algo peor. Aparecerán nuevas élites, con sus Supremos y su propia corte. No se preocupen, élites, pero cada vez más cerca de Al Capone que de Adam Smith.

Publicado en El Montonero., 12 de noviembre de 2018

https://elmontonero.pe/columnas/mirando-al-siglo-xxi-en-arequipa

Dos barbaries

Written By: Hugo Neira - Nov• 07•18

En un artículo anterior me ocupé de los feminicidios. Esa barbarie continúa. En el día que cumplía 29 años, Edith Huaylas es asesinada por su esposo, Javier Rivera, en San Juan de Lurigancho. El asesinato se hizo a martillazos, y el padre mató también a sus tres hijos. Se cuentan ya 103 feminicidios. Sin embargo, hay otro tipo de violencia, lo que se está llamando bipolarización.

Objeción, la bipolarización no es reciente. Acudo a la memoria histórica. Desde 1932, el partido aprista pasó por varias persecuciones. Bajo el ochenio de Manuel A. Odría, volvieron a la clandestinidad y Haya se asila en la Embajada de Colombia en enero de 1949. Solo logra salir al extranjero en abril de 1954. Entre tanto, hubo un litigio con la Liga Internacional de los Derechos del Hombre. Ahora bien, el argumento al que acude Torre Tagle, no toca el pasado violento del aprismo en sus inicios. Asesinatos de Antonio Miró Quesada y su esposa, en 1935. Y en 1947 de Francisco Graña Garland. De militares y oficiales de la policía. Pero no abordaré ni el tema de los apristas en prisión o los fusilamientos en Chan Chan. A lo que voy, cuando se quiso aplastar legalmente al aprismo, el argumento del gobierno peruano fue que ese partido aspiraba a ser “internacional”. Y, por lo tanto, criminal. Como se puede apreciar, la confusión de lo legal y lo partidario para eliminar al rival, tiene antecedentes. La actual bipolarización no es sino un pasado que no se va.

Sobran ejemplos de bipolarización. Leguía llega en 1919 al poder gracias al Partido Civil, y lo primero que hace es deportar a los que no estaban de acuerdo con él. Rivalidad entre Piérola y Cáceres, a fusilazos, la entrada de Piérola por Cocharcas. Pardo y enemigos que lo matan. Y en los años republicanos, los caudillos, los he llamado «los señores del desorden». Y la rivalidad entre San Martín y Bolívar. Y en el XVI, Atahualpa en guerra contra Huáscar. Pizarro contra Almagro. ¿Qué estoy diciendo? Que la polarización es un patrón de conducta. Es etnohistoria. Todavía no se entiende que la democracia es mayorías y minorías, y el poder repartido en tres dominios. ¡Para que nadie mande del todo! Si no cambiamos de mentalidad y de comportamientos no tendremos ni nación ni Estado moderno. Entramos cojeando a un tercer siglo. ¿Saben cómo nos ven? Perú: élites del poder y captura política. John Crabtree y Francisco Durand. El primero, profesor en Oxford. Durand, en la PUCP. Al Estado se le captura (¡!) O sea, nada de partido de oposición. No lo dicen, pero eso buscan.

No estamos sugiriendo correlación alguna entre ambos fenómenos. Matar mujeres al primer no, revela una dificultad de muchos varones, en general de las clases más pobres, para admitir normas de la vida urbana —hoy mayoritaria—, o sea, el principio de la igualdad de derechos de las mujeres. La segunda, es una tendencia social y con mucha pasión. Pero los peruanos nos estamos dividiendo cada día más. Eduardo Dargent ha llamado «demócratas precarios», a esas élites que influyen pero que no tienen principios «sino estrategias» para su beneficio. Ambas anomalías tienen cura, si medios y políticos practican una pedagogía. Si entendemos el fútbol, podemos entender la política. Dos equipos juegan y se enfrentan, uno gana y otro pierde. Pero ambos se necesitan. Si no no hay deporte. Política no es destruir gobiernos o arrinconar parlamentarios. En la modernidad hay tensión necesaria entre rivales. Pero no es guerra. Menos clánica como es la actual. Hay que salir de esa pésima herencia.

Publicado en El Comercio, 7 de noviembre de 2018

https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/feminicidio-polarizacion-dos-barbaries-hugo-neira-noticia-575045

Asu Mare

Written By: Hugo Neira - Nov• 05•18

Todo es pálido, al lado de la realidad.  —César Vallejo—

 

Nuestra situación actual es crítica. Las épocas críticas si bien provocan estrés y ansiedad, son aquellas que resuelven grandes problemas. Dicho esto, me sentí muy bien, pero ocurre que no. La noche de este viernes (escribo los sábados) se me quitó por completo el sueño. Si al amable lector sufre de desvelos, no luche contra el insomnio. Es una gran ocasión para meditar. Así, en la sala de mi casa entré a un estado de introspección. Me preguntaba cómo saber si los peruanos quieren o no la democracia. Eran las 4 de la madrugada. Y me puse a buscar el último Latinobarómetro.

En la serenidad de la noche nochera, resulta que para la democracia churchillana —quiere decir que la democracia liberal es el mejor de los regímenes porque todos los otros son peores— no somos los más entusiastas, pero un 60% sí lo está. Los uruguayos, al 84%. En otra página (17), el peruano solo está satisfecho al 16%. Lo cual es grave. El tema no es la democracia como régimen sino para quién se gobierna. Que Palacio de Gobierno gobierna para unos cuantos grupos de poderosos en su propio beneficio, lo piensa un 80%. ¿Saben dónde hay la mayor convicción en ese punto? En el Brasil. No nos sorprendamos del resultado de las elecciones últimas.

En fin, me pregunté de dónde me venía la convicción de la división de poderes. Y antes que me venciera el sueño, fui en busca de uno de mis amigos. Los libros son eso, grandes pensadores que pueden instruirnos. Esos que han concebido intelectualmente el mundo moderno. Fui al encuentro de Charles Louis de Secondat más conocido como barón de Montesquieu. Y busqué una sola idea. Algo decisivo. La palabra clave. Y la encontré en el Capítulo XI, el argumento 4. Lo siguiente:

«Para que no se pueda abusar del poder es preciso que, por la disposición de las cosas, el poder frene al poder» (p. 205). Ha dicho abusar, la tentación autoritaria siempre existe.

A Montesquieu y su El espíritu de las Leyes, se le encuentra en las mejores librerías del ramo. Traducido al castellano y cuesta 77 soles.

Frenar quiere decir sujetar, limitar, contener. Y me dirán, ¿es necesario? Mi respuesta es que existen 167 países que tienen Ejecutivo, Parlamento y Poder Judicial. Según el Democracy Index de las Naciones Unidas. Si cerramos el Congreso, pasamos a la lista de naciones africanas. Eso lo saben algunos, y así Mulder, desafiando la posibilidad de cerrar el parlamento, no es alguna pachotada. Si lo hacen, en un país en que las treinta primeras empresas, todas son corporaciones internacionales a excepción de una que es peruana, salir de los canones de la democracia liberal sería un acto de suicidio económico. Maduro puede hacerlo, tiene la venta del petroleo. Nosotros, no.

¿Qué es lo contrario de frenar? Apaciguar, calmar. En suma, un consenso. Imposible.

Segundo punto. Me llama la atención un libro de John Crabtree y Francisco Durand. Perú: élites del poder y captura política. Crabtree es profesor en Oxford. Durand lo ha sido por años en Texas, y ahora, profesor en la PUCP. Y eso nos lleva a qué es lo que se entiende por ‘élites’. Ortega y Gasset decía, para quitarle valor al término, «siempre hay diez mejores, diez mejores filósofos, toreros y gánsteres». En el Perú no se llega al poder. Se le captura. Y entonces, ¿para qué discutir con el rival? ¿Consensos? Por favor.

¿Y quiénes son esos elitarios y a la vez, inquisidores? Yo leo a los peruanos, en particular a los investigadores. Y acudo al trabajo de Eduardo Dargent, Demócratas precarios (2009). Una circunstancia le llamó la atención. En el 2005, cuando la candidatura de Humala. Le sorprende que «viejos miembros de la izquierda peruana que criticaron al fujimorismo por no respetar la democracia, negociaron con Humala para ser parte de su grupo político». ¿Pese a que el candidato más cercano a Hugo Chávez en el Perú era Humala?! Y sin embargo, ¿relajaban sus estándares frente a la posibilidad de llegar al poder? La conclusión del profesor Dargent es terminante: «Los demócratas precarios, son aquellos individuos que subordinan reglas y valores de la democracia a sus intereses de corto y mediano plazo». Lo suyo es descripción y revelación del mal peruano en los niveles más altos de decisiones políticas.

He aquí el origen de la crónica inestabilidad institucional de estos 18 años. Gabinetes fantasmas, contubernios, conciliábulos. Cómo se nota que buena parte de las llamadas élites, vienen de colegios de curas… El gusto por el secreteo.

Tercer punto. La polarización. ¿Fujimoristas y antifujimoristas? Cómo se nota que no hubo en los colegios cursos de Historia del Perú… No es novedad. La palabra «criminal» se usó contra el aprismo, de 1932 a 1956. La imagen que acompaña este artículo, era un folleto distribuido en colegios del Estado. La criminalidad de Haya era su propósito continental. En consecuencia, jueces y «entidad internacional» como criminal. Y los 5 años de Haya en la Embajada de Colombia sin poder ni salir ni viajar. Las malas cosas se repiten, ¿no?

¿Y en el pasado? Leguía llega con los votos civilistas, ¿y luego los deporta? Y Piérola es el rival de Cáceres. Y San Martín rival de Bolívar. Y más lejos, Pizarro se aprovecha del conflicto entre Atahualpa y Huáscar. La dualidad fratricida nos acompaña. Aunque la sociedad peruana ha cambiado en lo social y lo económico, no en la manera de razonar. Seguimos prisioneros del «pensamiento único». Y se finge ser demócrata, pese a que por dentro no se aprecia la pluralidad (¡!) El otro no existe, y si insiste, hay que aplastarlo. Pero solapa. ¡Qué de mañas y de hipocresía!

Publicado en El Montonero., 5 de noviembre de 2018

https://elmontonero.pe/columnas/asu-mare

Manual para Inquisidores

Written By: Hugo Neira - Oct• 29•18

Sabiendo donde estamos, de vuestros afanes por refutar las opiniones de vuestros reos condenados, nos apuramos por hacerles llegar esta carta. Os escribe Nicolao Eymerico, Inquisidor general de Aragon, que fuera en mi vida terrenal.1 Os envio este manuscrito porque sois nuestros colegas. Y con el aprecio debido, sin escolios ni excesivos comentarios, no olvideis nuestra regla práctica. La habeis iniciado ya, pero intentando refutar las opiniones, y eso no posible en los tribunales de la inquisición en el orbe cristiano. Sabemos, hermanos, que vuestra meta es escarmentarlos con los rigorosos castigos —prisión preventiva por largos años— y “sabemos que habeis cambiado los esquisitos suplicios de nuestro tiempo”, y esperais que se arredren con el miedo. Pero no olvideis que nada se puede esperar de amor a lo bueno en ellos. En nuestro tiempo los llamamos hereges. En vuestro tiempo, obstruccionismo. No nos es muy claro este tipo de heregía, acaso venga del traidor Lutero, eso acaso podeis explicarlo, cuando nos reunamos en el lugar donde estamos, que comprendeis, no podemos decir en que lugar se encuentra.

Primer consejo. Teneis que obrar por vuestra propia facultad. Y fallar sin advertencia a obispo alguno, y menos a los juristas. La inquisición es inmune, os lo digo por si lo habeis olvidado. Enfrentais en nombre del bien a los condenados. Vuestra maxima es enjuiciar, en eso consiste el tormento, y evitar las sutilezas de abogados, que pueden ser sus complices, a los que de paso, podeis tambien intimidar. No olvideis, en las obras mas antiguas escritas sobre la materia, “Simpliciter et de plano, sine advocatorum estrepitu et figura”. Quiere decir, que los tramites del proceso no se puede detener en la sustentación ni en los días de tribunales, sino que ya sabeis que son culpables.

Sin embargo, vuestros procesos inquisitoriales, tratan de tener forma juridica ante la heregia, y lo que vois llamais, “lavado de activos” y otros pecados de vuestro tiempo, dinero que se recoge para algo que no entendemos, “campañas electorales”, pero a lo vamos, nuestra práctica reside en tres pasos para la causa, a saber, acusacion, delacion y pesquisa. Ello se encuentra en el Manual de Inquisidores, que es del siglo XIV, capítulo II, pagina VII, “De los testigos”. Si ya estan acusados, es porque ya sabeis que son culpables. Y teneis indicios, y es suficiente.

Segundo consejo. Teneis que apelar contra el acusado á la declaración de los “testigos domesticos”, asi dice nuestra regla (pagina IX). Y tambien “de su muger, sus hijos, sus parientes y criados, pero nunca en su abono”. Estas declaraciones, falsas o verdaderas, tienen mucho peso (Direct. part. 3ª, quœst. 70). Debo deciros, “es opinión asentada de todos los moralistas, que en asuntos de heregia” —o sea, ilicitos de vuestro tiempo— “puede un hermano declarar contra su hermano, y un hijo contra su padre”. El padre Simancas, en nuestro siglo, quiso exîmir de esta ley á los padres y los hijos, “pero no fue admisible su dictamen”. La razón de nuestro argumento es que “antes hemos de obedecer á la Santa Hermandad que a nuestros padres”.

Tercer consejo. Debeis apelar al testimonio de los testigos, aunque falsos (pagina VIII del Manual). Poco importa a la santa causa que no se puedan probar los pecados del reo. Para este caso, a falta de pruebas, se admite el testimonio de otros infieles, incluso de judios, siempre y cuando el testigo falso no se ponga a favor del acusado. Si ya acusado, la primera declaracion en contra, es la valedera.

Cuarto consejo. Si el reo se resiste, lo cual es frecuente, el inquisidor le dirá que se va á hacer un viage largo, y no sabe cuando será la vuelta. Y si no confiesa, si se empeña en decir que es inocente, y que mientras viaga, el reo se va a quedar en la carcel. Hemos visto a muchos hereges de complexion delicada, y ceden.

Quinto consejo. Podeis fingir compasión. Incluso, hacerse amigo del reo, “ego compatierbar tibi”. Está en nuestro Manual original. Tambien el inquisidor encuentra reos capaces de soportar los interrogatorios y hacer por su parte, preguntas. En esos casos, el inquisidor debe darle respuestas vagas, o en los autos, hacerse el distraido, hojeando un legajo cualquiera. Y luego, levantando la voz, “¿no lo decia yo? Confesad la verdad”.

Sexto consejo. “Nunca estará de sobra la prudencia, la circunspeccion y la entereza del inquisidor en el interrogatorio del reo”. Son muchas las tretas de los hereges (o vuestros rebeldes obstruccionistas) incluso, cuando confiesan. “Los hereges son muy astutos, disimulan sus errores, vierten fingidas lagrimas, un inquisidor se debe armar contra todas estas mañas”.

En conclusión, es peculiar y nobilísimo el Tribunal Inquisitorial. “No estan sus jueces obligados á seguir las reglas forenses”. De modo que, si hay omisión de requisitos, de pruebas, etc, no vuelve nulo el proceso. Esto lo dice nuestro Manual (Peña, adnotat. lib. 3°, Schol. 112). Esto proviene de un manual anterior, Tabiense y Locato. Nosotros nos ocupamos de las cosas esenciales, nuestra moral. Jamas reconocer un error. Y nadie debe salir de nuestras carceles como inocente. Pero debemos obrar como si se procediera conforme a reglas de derecho. Rara vez debe seguir un inquisidor este modo de proceder. No es practico. Se corre el riesgo que el acusado y sus abogados, lo vuelvan del todo litigioso. En esos casos, “el inquisidor aconsejará al que acusa que cambie su acusación en delacion”. Y seguir asi, el oficio de la causa. Hay que tener en cuenta que los falsos testigos aun convictos, no puedan permanecer en encierro. De modo que al reo, no le queda sino dos posibilidades. O bien, admitir su heregia (o ser jefe de una organización criminal) en consecuencia, unos azotes, luego montado sobre un azno, y con una vela de color verde, salir a las calles y darle unas vueltas a la plaza Mayor de la ciudad de Lima. La otra sanción es la hoguera. No entiendo porque no la aplicais.

1 El Manual de Inquisidores existe. La última edición es de 1821. Tengo el ejemplar. http://historiayverdad.org/Manual-de-Inquisidores-1821.pdf Las comillas y varios párrafos de glosa siguen la lógica de los jueces inquisidores, para los cuales, todo reo ya era culpable. Decir quién hoy los imita, es innecesario.

 

Publicado en El Montonero., 29 de octubre de 2018

http://elmontonero.pe/columnas/manual-para-inquisidores

 

Feminicidios. La fría barbarie

Written By: Hugo Neira - Oct• 25•18

En este diario, alguien se pregunta «de qué mueren los peruanos» (Elmer Huerta). Hay una cuestión específica, «de qué mueren las peruanas». Además de las enfermedades conocidas, de algo que no viene de las bacterias. Acaso de la sociedad. «En Santa Anita, albañil celoso fue a su casa a reclamar a la madre de su hijo, porque lo había dejado». Le pega un tiro y se suicida (El Trome). Hace dos semanas el concepto de barbarie se nos perdió.

En mi artículo anterior, me apoyé en un antropólogo, Ward Stavig, su estudio sobre la violencia de sexo en las comunidades indígenas del Perú. Hoy ponemos atención sobre la gran transformación de la sociedad peruana, debido a la emigración del campo a la ciudad. Es un progreso, sin duda, hoy tenemos un país urbano. Pero toda civilización tiene su barbarie. El asesinato de mujeres hecho con crueldad es de estos tiempos. Es un ritual corriente. Al parecer mimético. Una plaga.

El mexicano Carlos Monsiváis, gran cronista de la ciudad de México, hablaba de «escenas de pudor y liviandad». Qué suerte, nosotros nos ocupamos de la inconclusa modernidad, con prácticas sociales radicalmente asociales, por decir lo menos. Danilo Martuccelli, francés nacido en el Perú, sociólogo, se ocupa de la cultura chicha y del achorado. En manos de sociólogos, un hábito corriente permite abordar las leyes secretas (y a ratos malvadas) de las sociedades. Para Martuccelli, el achorado es el nuevo peruano, y como seña, resulta que es prepotente. Ya no trata de sobrevivir sino de avasallar (Lima y sus arenas, p. 227). El tema da para mucho.

¿Qué dejan de tener los varones citadinos que no solo matan sino torturan? No sé si el amable lector conoce a Clifford Geertz, no tiene por qué. Antropólogo americano, dedicado a Indonesia, contradice a funcionalistas y estructuralistas al ocuparse de lo más pueril, del juego favorito en Bali, la pelea de gallos. Sí, eso mismo que fue popular en Lima. De Geertz, dos premisas. La primera, «toda cultura tiene una coherencia interna, con aspectos afectivos». La segunda, como culminación de sus muchos trabajos, algo universal: «el hombre viene al mundo incompleto». Lo completa la cultura en los años infantiles, obviamente la familia, pero también la escuela y el contorno. Sigamos con este último.

¿Se acuerdan del bolero? Nacido en Cuba, adoptado por los mexicanos, de Agustín Lara a Chavela Vargas, era popular, acaso depresivo, pero literariamente lírico. No era alegre como la salsa o el merengue, sin duda romántico y medio llorón, tanto como el vals peruano y el tango. Pero estoy diciendo que el macho que lo cantaba, era tierno. Incluso en la ruptura. «Bésame, bésame mucho, como si fuera la última vez». Estoy diciendo que además de la música, había poesía. ¿La hay hoy día? ¿En la era del perreo?

Ahora bien, según Geertz, lo humano es aprendizaje y para eso, los cursos en la secundaria de literatura. Me canso de decirlo: cursos para aprender a tener sentimientos, desaparecieron. No digo valores, sino el tema de la sensibilidad. Capricho de la escuela (maldita) de constructivistas. ¿Sabe el lector lo que estoy diciendo? Un joven peruano jamás ha escuchado un poema en el aula. «Qué estará haciendo esta hora mi andina y dulce Rita de junco y capulí…» (Vallejo, por si acaso). Hace decenios que en las escuelas del Estado, no se pierde el tiempo en cursos que forman el alma. Muchos se salvarán de esa psiquis amputada. Pero de paso hemos fabricado algunos monstruos. El contorno, no podemos cambiarlo. La escuela sí. La cultura digital no necesita prescindir de las humanidades.

Publicado en El Comercio, 24 de octubre de 2018

https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/feminicidios-fria-barbarie-hugo-neira-noticia-570719