Lima, una solución sencilla

Written By: Hugo Neira - Sep• 27•18

Estos días, el presidente Trump regresa a la Asamblea de la ONU, “después de un año en que ha dinamitado el consenso global” (El País). Es un tema para comentar, como el viaje del presidente argentino, Macri, para pasar el sombrero ante las inversionistas de Nueva York. Otro asunto, me tienta ocuparme de cómo el Japón, compitiendo con otras potencias industriales, logra colocar dos de sus naves espaciales en un asteroide. “La escena contemporánea” como la llamó José Carlos Mariátegui, lo de afuera, tentador. Pero las elecciones municipales en Lima son para el próximo 7 de octubre. Y diré lo que sigue. Evidencias.

No voy a fungir lo que no soy, ni arquitecto, ni urbanista. Ni tampoco voy a comentar las propuestas, las he seguido, aunque con la sorpresa de que no se menciona cómo otras ciudades latinoamericanas han enfrentado el problema del exceso de autos. Lima embotellada. Todos lo sabemos, cuatro horas de la vida en ir y en volver. ¿Hay una solución? La hay. Lo que voy a narrar es fruto del azar. De viajes.

La primera impresión vino al ir a Manizales, a su universidad, tuve que pasar a la ida y a la vuelta por Bogotá. Y descubro que en Bogotá (8 millones) se aplica la división del parque automotriz en dos grupos. Los que circulan con una placa par y los que la tienen impar. Unos, lunes, miércoles y viernes. Los otros, martes, jueves y sábado. Lo noté, y confieso que se me olvidó.

Estando en México DF (22 millones) tras informaciones para un libro mío, pude observar, sin quererlo, que dividen la masa de carros en dos mitades. Los de hologramas 1 y hologramas 2. Resulta que hay un tercer holograma, se llama Exento.

La tercera ciudad es Santiago de Chile, donde resido por periodos. Pues bien, tienen un sistema de sellos de color. Y aunque tienen una estupenda red de metro, igual. Cortan la salchicha del tráfico en varios pedazos.

Con variantes propias a cada ciudad, lo que tienen en común en sendas capitales es que hay una sensata restricción vehicular. El domingo es de todos. ¿Solución tonta, no? También es tonto ponerle a los edificios una cosa que se llama ascensor.

Reflexionemos. En algunos casos, sustenta esas medidas la contaminación ambiental. Ese sería para México y Santiago, que tiene a ratos su smog. Pero no para Bogotá. En común tienen el exceso de autos particulares. La restricción opera incluso en ciudades que disponen de un sistema de transporte subterráneo que solo vamos a tener, al paso que vamos, dentro de 60 años. Esas medidas no tocan a taxis, omnibuses, coches policías y ambulancias. ¿Se imagina el lector si el millón de carros particulares que circulan en Lima, se divide en dos? ¡Qué alivio!

En Lima se desplazan, en idas y vueltas, 16 millones de pasajeros desesperados. “Se han registrado 89 accidentes en todo el Perú, 49 mil ocurren en Lima” (La República). La capital está ya colapsada. Pero buena parte de los candidatos al sillón municipal proponen menudas soluciones localistas, en consecuencia no se dan el trabajo de echar un vistazo a ciudades que están aquicito nomás, a 3 horas de vuelo, Santiago. 5 horas, Bogotá. Lima es capital y a la vez un país. Tres veces más poblado que Uruguay. Las propuestas sobre bicicletas, corredores viales, funiculares o acabar con el chatarreo, no resuelven de inmediato la demanda de los pasajeros. ¡Una ley que opera ya en otras ciudades! Pero hay una Lima bizantina que detesta lo sencillo.

Publicado en El Comercio, 27 de setiembre de 2018

https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/lima-solucion-sencilla-hugo-neira-noticia-561965

 

Intelectuales, errancia y apego

Written By: Hugo Neira - Sep• 24•18

Todos tenemos una rutina. Incluso los flojos, se despiertan, miran la hora, y consideran que unos minutitos más de sueños, no hace ningún mal. Y se vuelven a despertar a las once de la mañana. Ahora bien, para escribir en el El Montonero, suelo leer previamente los diarios. Es mi yoga, la queja de «los delincuentes disfrazados de hinchas», de Pedro Ortiz Bisso; «el año nuevo de Villanueva» de Mario Ghibellini, buena pluma, que no grita sino musita. A Berckemeyer con su «Habemus político». ¿Realmente? ¿Tanto los necesitamos?

¿Qué es todo esto? Hay algo en común, incluso en quien firma. Una retórica de la crisis y  el naufragio de los espectadores. O como ser independiente en este remolino de aguas servidas. Flota sobre los cielos limenses lo que los alemanes llaman un Zeitgeist. En castellano se le traduce desde una perífrasis, a saber, «el espíritu de un tiempo». O sea, hábitos colectivos corrientes en cultura y mentalidades. Marcan una época. Pero si es pena y desengaño, es lógico puesto que no se ve la luz al fondo del presente túnel. Entre tanto, nuestro Zeitgeist habla, expone, profiere, perora, y aunque eso no nos salva, nos mantiene a flote. ¿Cómo lo llamaba Freud? Creo que catarsis.

Y por aquello de las libres asociaciones, se me viene a la memoria el teatro de Bertolt Brecht, sus tres groschen, conocidos como «La ópera des los tres centavos». Sus personajes, como en nuestro actual escenario, son amorales y criminales. Y como en Lima, hay tragedia pero con música. Entre tanto, una minoría mediática reparte una adicción: enseñar a odiar. Se sirven de fake news para distorsionar la opinión con la misma técnica que llevó al Brexit y a la victoria de Trump. La información confiable casi ha desaparecido. Se toman como enemigos del fujimorismo y en realidad son herederos de Vladimiro Montesinos. Y de Goebbels, que manejaba las emociones. Ay de ti Lima, del chisme al negocio de la desconfianza, estilo Rosa María Palacios.

Hay un artículo de Mijael Garrido Lecca en Perú.21 (22.09.2018). Confiesa que tiene pena. Así de sincero. Dice que le encanta su trabajo, pero «no recuerda cuándo fue la última vez que sentí ilusión por el futuro del país». Por un lado, reconoce que los peruanos son chamberos, «esquivan los zarpazos de la vida». Pero a la vez, otros peruanos «le han hablado, casi todos, de la posibilidad de irse afuera». Si ha tenido la cortesía de hacérmela llegar, es que quiere que le responda.

Mira, Mijael, tengo un libro en marcha cuyo eje es la temática de la errancia y del apego. La errancia no es un tema solo peruano sino de la humanidad. La especie es sedentaria, pero la tradición de la errancia habita el universo simbólico germánico y hebreo. Abraham quiere decir en hebreo «el que se va a la otra orilla». Errancia es la de Pablo en el cristianismo, no por azar, el viaje a Damasco. En la tradición occidental, viaja Gulliver, y hay errancia en el Quijote. Errancia no es turismo, es el exilio voluntario. Pero ¿acaso no fue ese el destino de lo mejor que hemos tenido?

Garcilaso el inca en España rehizo su vida, no podía volver. Y no olvida al Perú, lo entiende a la distancia. ¡Enorme lección! Y dejando la colonialidad, ¿no se fueron Olavide y Baquíjano y Carrillo? No esperaron la independencia. Ellos ya lo eran. ¿Y qué me dices de Mariátegui que se transforma tras su viaje a Europa? «En Italia desposé una mujer y unas ideas». Y dejaba Lima por la Argentina cuando le sorprende la muerte. ¿Y el joven Haya? México revolucionario, luego el Oxford de Malinowski y Laski. Y la Alemania del Weimar y la Rusia bolchevique. Y Vallejo —«aparta de mí este cáliz»—  es por España. Y muere pobre y cosmopolita. Me dirán, Arguedas no se fue. Claro que no, se pegó un tiro.

No te preocupes Garrido, la errancia se acompaña del apego. Julio Ramón Ribeyro. Sus cuentos magníficos tienen que ver con gente en casas de quintas y los escribe en París. Ser peruano es incurable. Permíteme decir que mi libro más extenso, Hacia la tercera mitad, lo escribo en una isla del Pacífico, en Polinesia. Y son 40 ensayos sobre historia, política y huachafería. Me atreví a decir que el vals peruano es Strauss bailado con contoneo de negras, y observé que su letra es queja y a la vez alegre su música. «Nadie ignora el goce de su pena.» Somos complicados.

Hay que irse por temporadas. La sonsera es contagiosa (sin zeta, peruanismo). Yo me fui varias veces. Y vuelvo. ¿Conoces la teoría de Alfred Schutz sobre el outsider? Te la regalo. «Es aquel que no comparte los supuestos básicos del grupo social al cual se incorpora». ¿Por qué crees que se fue Mario Vargas Llosa a los 27 años? ¿Y por qué Macera está callado, en Chosica, siendo el más grande de nuestros historiadores en vida? ¿Y de Soto va y viene? Cuando se tiene la mirada libre, «se ven los síntomas que el endogrupo no puede percibir» (Schutz). Es entonces la freischwebende Intelligenz. La libre inteligencia, que en Lima resulta incómoda. Si eso te ocurre, hay que irse. Los de mi generación se iban algunos para siempre. José Miguel Oviedo. Julio Ortega. En la tuya, los mejores tienen un pie aquí y otro allá. Carlos Meléndez. Alberto Vergara. No se puede contar del todo con aquellas universidades que se han vuelto mezquitas por su maniqueísmo. Hay algunas que se dicen católicas y lo que les falta es solo una cosa. Un minarete islámico.

 

Publicado en El Montonero., 24 de setiembre de 2018

http://www.elmontonero.pe/columnas/intelectuales-errancia-y-apego

Lima, la derrota de los Orcos

Written By: Hugo Neira - Sep• 19•18

Qué día el lunes pasado. “Vizcarra plantea cuestión de confianza por reformas”. La argumentación del Presidente es constitucional. Lo escuché el domingo en ATV noticias. Se dirige al Congreso, y “confianza” quiere decir entonces, “la aprobación de las cuatro reformas políticas y de justicia planteadas al Parlamento y convoca a una legislatura extraordinaria para el miércoles 19 de setiembre”.

Dado la gravedad, resolví dejar de lado mi plan de escritura y seguí los acontecimientos en los canales y llamé por teléfono a unos pocos amigos, a esos que tienen la cabeza clara. Pero como la cosa era larga, por momentos, alternaba el rollo de cada entrevistado con el seguimiento de una película inspirada en la obra de Tolkien, El Señor de los Anillos. Como sabrá el amable lector, J. R. R. Tolkien, profesor de lenguas en Oxford, se interesó por las germánicas, la mitología e inventa “la Tierra del Medio”, y al hobbit, a partir de leyendas y se vuelve el padre de la fantasy moderna. A ratos escuchaba, cambiando de canal, los acontecimientos en Lima. El Congreso consideraba que la cuestión de confianza es para ejes de política general. Y en cambio, invitaban al Premier César Villanueva y al gabinete. A las pocas horas, el Presidente Vizcarra y el Premier insisten. A ratos, el mundo sombrío y lleno de enigmas de Tolkien, seguía al gentil pueblo de los hobbits rurales y sus aventuras en contra de sus deseos de volver a su aldea. La obra es una trilogía, en la que hay guerras pero también anillos mágicos, reyes y magos, y hechiceros malos y hechiceros buenos.

Como dice el martes el editorial de El Comercio, habían “menudeado los presagios apocalípticos sobre el futuro inmediato de nuestro sistema político”. Entre tanto, en la tierra media, desfilaban los pequeños hobbits, los orcos, enemigos de los seres humanos, y elfos y magos. En Lima, la sensación de que se cerraba el Congreso fue un sentimiento que transversalmente tocaba a gente diversas, periodistas, políticos, ciudadanos. Y esa tarde, escuché a Úrsula Letona y su teoría de lo confrontacional que oculta otros problemas; supongo que se refería al paquete de Lava Jato que se viene. A Violeta, que ya contaba que del 2016 al 2021, mismo régimen. O sea, o aprueban o chaú. A Marisa Glave: “si en un mes y medio no han podido resolver cuatro proyectos de ley, no tiene sentido que siga abierto [el Congreso]”. Ciertamente, no se puede hacer esas reformas apresuradamente. Sin llegar a decir que son unos “proyectos mamarrachentos” (Rosa Bartra). Cierto, los parlamentarios habían avanzado un par de reformas, la del CNM y la bicameralidad. Pero si es así, ¿por qué no lo dijeron?! La política también es póker. Se durmieron. Como hubiera dicho Julio Hevia, “¡Habla jugador!”

En fin, tras la reunión de voceros de bancadas en Palacio, y con presencia del Presidente y el Premier, se logró el triunfo de la racionalidad. Sin embargo, a la conclusión que llegué es que para entender la política peruana llena de racionalidades envueltas en magias negras, el Perú actual está más cerca de Tolkien que de Jorge Basadre. Abundancias de hechiceros, y dragones que echan fuego por la boca.

Un ejemplo, Jacqueline Fowks. En España y en el diario El País su artículo lleva este título: “Vizcarra amenaza con disolver el Congreso si no se aprueban sus reformas”. Y firma como corresponsal. ¡Qué fresca es usted, señora! Hemos escuchado el mensaje del presidente y en ningún momento se le escucha la palabra “disolver”. Sin duda la posibilidad de otro cierre del Congreso estaba en el ambiente, pero eso no es lo que dijo. Por el amor de dios, eso es una interpretación. Usted pone en boca de personas lo que ellas no dicen. Lo suyo es una falta ética y profesional. Deja mal a nuestro Presidente.

Amigo lector, ¿sabe cómo toman al Perú después de esta contracampaña peruana de la señora Fowks? Nos toman como una “república bananera” que ama tener dictadores. ¿Lindo no? Por cierto, los capitales van a tener unas enormes ganas de invertir en un país tan estable y confiable. Ni en la Argentina que está hasta el cuello, a alguien se le ocurre que lo mejor es cerrar el parlamento.

En el discurso del presidente Vizcarra confieso que me impresionó que habían pasado ya 40 días. Acaso por eso, el Presidente, a su discurso le acompañaba otro. El gestual. Vizcarra estaba enojado. En el correr del día, mi mujer, Claire, me sale con una cosa, subjetiva. “Lo que pasa es que es ingeniero”. No le presté mucha atención, y en el correr de los acontecimientos, esa observación fue creciendo. El factor humano, cuándo no, interviene también en la política. De modo que, quieran o no, Vizcarra ante los ciudadanos, es el que les ha dado cuerda. Eso les pasa por encerrarse. Querer hacer leyes bien hechas, es justo, pero no tiene nada que ver con la impaciencia ciudadana. Les falta calle a los del Congreso¡!

Así pues, entre agitación y sorpresa, estuvimos al borde de un cierre de parlamento, ante la transformación de un ciudadano demócrata en patente de tirano —por eso lo han aplaudido—, y una vez más, el aplauso del populorum y casi la victoria de los orcos sobre los humanos y sus aliados, enanos y elfos. Por el momento es la paz, “Congreso acelera debate para aprobar las reformas” (El Comercio). El editorial mismo es un respiro: “Al día siguiente”. “La racionalidad se abrió paso, puesto que la pérdida de uno de los sectores en pugna significaría a la larga la derrota de los dos”. Pero los orcos no actúan de esa manera, Juan José. Los flechazos de los hobbits y los de los elfos, ante los que complotan, no son suficientes puesto que ocupan el “Bosque cerrado” y los “Puertos grises”. Todavía “la grieta del Destino” sigue abierta.

Publicado en El Montonero., 19 de setiembre de 2018

http://www.elmontonero.pe/columnas/lima-la-derrota-de-los-orcos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Discutiendo en Babel qué es política

Written By: Hugo Neira - Sep• 17•18

Antes de comentar, siento la obligación de comenzar con una cuestión que me parece capital, preguntarnos qué es política. Me parece necesario ponernos de acuerdo sobre lo que estamos hablando. Por ello acudo a una definición. Ni religión ni teoría. «Política es una actividad». Y como el amable lector supone, es una noción plurivalente. Ahora bien, esa definición no me pertenece. Sigo un canon, es decir algo probado y que una comunidad científica comparte. No soy un «opinólogo», no tengo ese honor, apenas un profesor universitario que a ratos comenta el contexto social. La fuente, el Dictionnaire de Notions, tomo 2, página 1978. Lo de Babel es metáfora, en efecto, la del Génesis 11:1-9, la ciudad que Jehová destruye «haciendo que todos hablaran lenguas distintas». O sea, la Lima de hoy.

Ahora bien, esa actividad —praxis, acción— es muy específica. Consiste en orientarse como actividad a la vida colectiva, al bien común. Hegel lo llamaba la «totalidad organizada». En otras palabras, se ocupa de lo público. Sinceramente, entre nosotros peruanos, hay un obstáculo intelectual y moral. A muchos de nuestro paisanos lo de «lo público», se les atraganta.

Aterricemos. Somos hoy un país privatista. Un país de propietarios, comenzando con los campesinos, que provienen del famoso «fracaso» de la reforma agraria, de Puno a Cajamarca, «dos millones con tierras propias» (INEI). Y si sumamos las propiedades particulares en la enorme Lima y en ciudades, pues ¡qué bien! No estoy diciendo nada contra la propiedad sino que se ha degradado lo público. Hoy quiere decir hospitales que son inferiores a clínicas, colegios públicos de los que huyen los padres de familia prefiriendo los privados. Y ha habido varias administraciones en Palacio que no pueden dejar de pensar el Estado como una empresa. Siento decirlo, ninguna gran nación en el mundo progresa por solo el mercado. Se necesitan inversiones para el largo plazo, como la educación o la salud. Economistas, ¡no todo tiene que tener retorno! Qué bien les va a Canadá o a Suecia, donde se separa los que hacen negocios de los que hacen política, ¿no? O Chile, o Uruguay.

Volviendo a nuestra política —¿es que la hay?— se supone una actividad para resolver conflictos, no para crearlos. Pero nuestros mandatarios provocan conflictos, por lo general, artificiales. El presidente Vizcarra ha propuesto reformas. Una transformación del Poder Judicial, la bicameralidad, un referéndum. Aplausos. Y en medio de esa cesta de manzanas, una víbora. La no reelección de los futuros diputados y senadores. Francamente, ¿cómo puede esperar que el Congreso actual le apruebe lo que es un misil al corazón mismo del parlamento actual? No sé quién se lo ha aconsejado, pero eso es double bind, es decir, una propuesta en la que una persona o un grupo pierde sea cual fuese su respuesta. ¡Les pide que desaparezcan! Sin duda, se gana el antikeikismo. Pero eso no es política. Lo sería proponer una renovación del parlamento por tercios. Pero por lo visto está continuando la guerra sin balas que comenzó PPK y que lo ha llevado adonde está, a la calle Choquehuanca.

Lo esencial hoy, es la remoción de jueces y un poder judicial que no nos llene de vergüenza. Que proteja a la sociedad. Una alumna me acaba de contar cómo ha perdido su casa porque un mafioso ha probado que el terreno era suyo, con la ayuda de un juez, uno de los jueces. A gritos el país pide justicia.

Publicado en El Comercio, 13 de setiembre de 2018

https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/reforma-judicial-discutiendo-babel-politica-hugo-neira-noticia-556884

Enciclopedia Galáctica. ¿Existió el Perú?

Written By: Hugo Neira - Sep• 17•18

Enciclopedia Galáctica

La Enciclopedia Galáctica es un texto ficticio, inventado por Isaac Asimov. Se supone que una humanidad mejorada por la intervención de bondadosos extraterrestres, se ocupa de la historia de Estados y naciones, vistos en el año 3000. Asimov era un optimista. Sus predicciones futuristas desconocían los cambios climáticos y la tendencia del hombre a autodestruirse.

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Bienvenido lector a nuestra modesta Galáctica. Como debe saber, nos es muy difícil, y por momentos imposible, conocer el pasado. El cambio climático del siglo XXI y XXII produjo enormes estragos, entre ellos, el deshielo de ambos polos, y en consecuencia, la subida del nivel del mar hasta 60 metros. De modo que lo que era la costa peruana —si es que realmente existió el Pirú— quedó bajo el océano. Sin embargo, nuestros buzos han logrado rescatar algunos restos, lo que permite el presente trabajo. Este se realiza debido al ruego y pedido de muchos de peruvianos, dispersos en otros lugares del planeta, en particular, en la ex estepa siberiana y canadiense, vueltas hoy paraísos tropicales.

Hemos rescatado documentos del oscuro siglo, el XXI. Al parecer, llegaban libros del exterior, un tal Fukuyama, que pronosticaba “el fin del hombre” como consecuencia de la revolución biotécnica. Se entiende que fue a partir de la genética. Otros, una tal Angelina Muñiz, que resulta que era francesa, había escrito El siglo del desencanto. Pero parece que cierto tipo de peruvianos, los limenses, no tomaban en serio esos siniestros augurios. Al parecer se comía y se bebía mucho. Además, no había reglas, cada uno hacía lo que le daba la gana. Detestaban las normas. Por eso a nuestros psicohistoriadores (concepto del gran Asimov) les cuesta entender mentalidad y costumbres de ese país, si realmente existió o es un mito, al cual no renuncian los peruvianos esparcidos en el planeta.

Pongamos que existiera. Nuestros psicohistoriadores dicen que fueron poblados por indígenas, luego españoles y negros, asiáticos, italianos y judíos, de todo. Pero nunca pudieron soportarse los unos a los otros. No podemos entender el porqué. Hubo mezclas parecidas en México, pero con ello emerge un Estado y una nación moderna en el siglo XX. Pero no en el Pirú. Uno de los antropólogos limenses, Iván Degregori, escribe No hay país más diverso. No es cierto, la India de esa época era de lejos más diversa, y sin embargo, era una nación. La verdad no lo entendemos. Nuestros científicos examinan lo que llamaban jerga, y está llena de insultos, por lo general racistas: negro de mierda, cholo huevón, blanco conchatumadre. Estos términos nos son ininteligibles. Pero nos parece que no se refieren a defectos morales sino a términos raciales. Y suponemos, entonces, que lo que se llamaba ‘ciudadanos’, nunca lo fueron. Y todo eso ocurre antes de la primera gran catástrofe climática.

Nuestros psicohistoriadores dicen que hubo república pero solo a partir de 1931. Aquí se presenta otro enigma. Un intelectual, de la Torre, desembarcó de Europa con ideas socialdemócratas y un puñado de gentes que pensaban, y como simpatizantes, obreros, cañeros, clase media pobre. Pero la política peruviana se caracterizaba por excluir. Por esos años, ocurre que había un señor Víctor Raúl Haya, muy cercano a ese partido, un gran pensador, con libros admirables. Algunos de nuestros psicohistoriadores dicen que eran una sola persona. ¡Político y filósofo! Pero si fue así, no entendemos cómo perdieron la ocasión de que el Pirú tuviese un sabio que a la vez amaba a los peruvianos. Con cerrarle las puertas de Palacio, perdieron todo progreso en el siglo XX.

Pero lo del siglo XXI fue peor. Les tocó vivir la era de la desinformación mundial. Tras Internet, vino una época de manipulación masiva con trampas que se hacían adictivas, los smartphones, las redes, y que dado el anonimato, se prestaban a las mayores groserías, a la confusión y al olvido de lo real. El truco consistía en dar las falsas noticias que la gente esperaba para apuntalar sus prejuicios. Los deep fakes son la apoteosis de la calculada mentira. Los Estados Unidos de entonces y Europa sufrieron de ese ataque, tomaron medidas, legales y técnicas. En el Pirú fue fatal. Llegaron cuando el país había quedado desarmado por su pésima educación popular.

Según nuestros psicohistoriadores, un complot internacional, a cuya cabeza el Banco Mundial, toma al Pirú como un conejillo de Indias, e impone un sistema de educación. Su meta, alejar a los jóvenes de todo aprendizaje que fuera humanista. Así se evitaba la aparición de líderes revolucionarios. En los primeros decenios del siglo XXI, los peruanos perdieron el hábito de leer. Todos alfabetos, pero en realidad, iletrados. Y aparece una juventud satisfecha. Consumismo, sexo, individualismo al máximo. Los peruvianos se olvidaron que el conocimiento es un capital, tanto o más que el dinero. Ignoraron a sus pensadores (Basadre, el poeta Vallejo). El nivel bajó. Cualquiera era ministro. Cualquiera parlamentario. Cualquiera embajador. La esposa de un militar en el poder nombró a su médica partera como embajadora en París. No hubo cultura sino mercado. Además, usaban un lenguaje lamido. Un diario decía, “crisis hídrica”, por no decir, “no hay agua”.

Con las repeticiones de El Niño, comenzaron a darse cuenta de que necesitaban de científicos, pero ya era tarde. Una tierra tan llena de potencialidades tenía los peores ciudadanos. Cuando los informales llegaron a ser ricos, se olvidaron de los pobres. No pagaban impuestos. Mientras se inventaron una bruja, la señora K, y carboneaban al presidente Vizcarra, se secaron los glaciales y en la costa desaparecieron los ríos. Cuando los dos billones de toneladas de óxido de carbono emitidas por el uso de los hidrocarburos en el planeta, huaicos, inundaciones, heladas, ya no podían sembrar maíz ni papas. Por el 2040 solo tenían el 60% del agua disponible en el 2020. Cuando la Amazonía comenzó a perderse, las grandes potencias mundiales impusieron a varios países la pérdida de su soberanía. El Pirú, si existió, pasó a ser un protectorado.

Fue una época muy caótica. Delincuencia, producciones ilícitas de imitación de marcas internacionales, en vez de trabajos formales se multiplicaron lo que llamaban chambas. La educación que habían establecido formaba solo técnicos de nivel muy bajo, a sabiendas que en el curso del siglo XXI, esos oficios manuales serían reemplazados por robots, pero los agentes del Banco Mundial habían logrado su misión, el embrutecimiento de las capas populares. Había buenos empleos, pero eso era el coto cerrado de la clase dominante, un espacio limitado a los que formaban parte del sistema de vínculos familiares. Para el pueblo, hubo una economía peruviana para trabajos precarios, cualquiera se inventaba una chamba, pero era de pocas ganancias y de poca productividad. El yo te vendo y tú me compras. Había dos Pirús, uno casi normal, occidental, con contrato, y otro, a la diabla, el país de los emprendedores pero con bajos ingresos. La situación peruviana, estudiada por nuestros psicohistoriadores, se reduce a lo siguiente: altas expectativas (debido al gusto por el consumo y los efectos de la publicidad) pero muy bajos ingresos. Entonces, no les quedaba otro remedio que algún trabajo ilícito, el que fuese, o de lo contrario, el endeudamiento. En el 2018 los diarios dijeron —por una vez, algo cierto y no inventado— que cada peruana debía a algún banco algo como 90 mil soles por cabeza. En otras palabras, los más pobres, que creían tener casa propia, esa que levantaron como mejor pudieron, podía ser confiscada.

Fue un tiempo muy extraño, un viento de manías y locuras sopló en los primeros decenios del siglo XXI. Siendo un país sin paz social, al no ser una nación —que generalmente se formaba en las escuelas que eran iguales para todos—, se tenía la pretensión de que estaban a dos dedos de alcanzar a la OCDE. Lo dijo un presidente y nadie se echó a reír. Era un político, y los halagaba aunque la realidad, la triste realidad, era otra. Hemos logrado saber, mil años más tarde, cómo eran las naciones que habían entrado a ese club de países sensatos, y nos asombramos. El Perú estaba muy lejos en cultura y en organización de esas naciones, pero el optimismo de los peruvianos, fundado en que tenían una buena gastronomía y eran un país muy rico (no tanto, unas cuantas minas, que como todas las industrias extractivas, duraban un cierto tiempo), no tomaba en cuenta que no habían terminado de domar los Andes, ni sus ríos. Era un país montañoso, de grandes cuencas, cierto, y de ríos costeños, y nada más. Lima era la única gran ciudad de la región que dependía del agua del deshielo glaciar. También las ciudades de Ecuador y Bolivia tenían agua potable porque tenían glaciares. Los habitantes de esos países andinos veían y sabían que dependían de unos glaciares que cada año retrocedían. Eran países secos, y el suministro eléctrico dependía del deshielo. La emigración de la capital a las ciudades del interior se inició a la mitad del siglo XXI. El precio del agua solo pudo ser pagado por las pocas familias ricas que se habían quedado en Lima. La falta de agua inicia una migración al revés, de ciudades costeras a ciudades andinas. Y la guerra por el agua no tardó en estallar. Y las grandes migraciones, hacia las zonas extremas del planeta. Que por cierto, comenzó a perder poblaciones, ora porque se controlaba los nacimientos, ora por razones de ciclones, desaparición de lluvias, aumento de los desiertos, dificultades diversas para la agricultura, el retorno del hambre y la necesidad. Vivimos casi en otro planeta. Uno donde el frío es un lujo. Pero volvamos a lo que quieren nuestros lectores. Qué pasó en el Pirú mítico y desaparecido.

Mientras esas desgracias se precipitaban, corrían ideas absolutamente delirantes. En ese Pirú no había ciencia sino magia. En el Cusco se esperaba que la cabeza del inca Atahualpa, que según el mito crecía bajo tierra, terminara por juntarse al cuerpo, es decir una ciudad del interior. Cuando por broma alguien les dijo que en efecto, el mito se iba a cumplir, pero que la ciudad elegida no era el Cusco sino Arequipa, se pusieron furiosos. Por esa época, un señor llamado Isaac, al parecer marxista aymara, educa a sus hijos para que fuesen la repetición de los legendarios hermanos Ayar, que se disputaron entre ellos y el mejor fue el primer Inca. Uno de ellos, en efecto, llegó a presidente, para demostrar que no sabía hacer nada. La mayoría de problemas de ese tiempo no era el cambio climático, ni mucho menos, sino líos de comadres. Los peruvianos habían sido un pueblo de donde había emergido creadores, pintores, ingenieros, arquitectos, novelistas, poetas y pensadores. Antes que lo cubriera la desinformación, el razonamiento mágico al que eran muy dados, y las aguas del océano.

Una versión corta de esta ucronía ha sido publicada en El Montonero., 17 de setiembre de 2018

http://www.elmontonero.pe/columnas/enciclopedia-galactica-existio-el-peru