Neira: “Hay que saber perdonar, hay que aceptar el perdón”.

Written By: Hugo Neira - Ene• 01•18

El intelectual analiza la coyuntura política ante el indulto a Fujimori. Considera que el presidente Kuczynski se ha sacrificado por la gobernabilidad.

Entrevista  

Por: Jaime de Althaus

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El historiador Hugo Neira afirma que quienes están en contra del indulto a Alberto Fujimori y optan por los principios tienen razón y que quienes están a favor, por razones como la gobernabilidad, también tienen razón. Además, cree que es momento de que el presidente Pedro Pablo Kuczynski y Fuerza Popular hagan una lista para sacar adelante proyectos y reformas.

—¿Se justifica el indulto a Alberto Fujimori? ¿Es correcto? ¿Está bien que se haya hecho? 

Mira, el indulto es un tema enorme. Digas lo que digas, habrá una parte de la población que estará en contra. Es una situación trágica, en el sentido griego. Tú sabes que Edipo, sin saberlo, mató a su padre, se casó luego con la viuda Yocasta, y cuando se entera de que era su madre, se castiga a sí mismo sacándose los ojos. Regresa con su hija, Antígona, a Tebas, él ciego, y sus hijos Polinices y Eteocles se enfrentan entre ellos en una guerra por el trono de Tebas, y mueren los dos. Y luego sube al poder Creonte, que es un juez y decide castigar a Polinices y agradecer a Eteocles. A Polinices lo castiga prohibiéndole los homenajes de los funerales, condenando a su alma a vagar eternamente porque ha ido contra la ley, contra la ciudad, porque ha ofendido a los dioses al haberse levantado contra el hermano. Entonces, Antígona se encuentra en un dilema. Por un lado, si ella le realiza los funerales a su hermano, es castigada con la muerte. Ella tiene que elegir entre la ley de los dioses y la ley del clan de la ciudad. Opta por el clan de la ciudad y se sacrifica y la matan. Entonces, ¿cuál es la tragedia? La tragedia es encontrarse entre dos legitimidades. Y las dos tienen razón. Entonces, quienes están contra el indulto y optan por los principios tienen razón. Y los que están a favor, por diversas razones, entre ellas la gobernabilidad, también tienen razón. Y entonces no hay nada peor que nos pase como un conflicto de legitimidades. Y de morales a la vez. PPK se ha sacrificado por la gobernabilidad y ha perdido a sus amigos. Pero era imposible un enfrentamiento con el Congreso y con el fujimorismo. Tremendo problema para todos nosotros.

—Hay también una discusión en torno a la legitimidad del mismo juicio a Fujimori, en el sentido de que él ha sido condenado por asesinato sin prueba directa sobre la base de una suposición teórica: por su posición de dominio, él tenía que haber ordenado las muertes. Más bien quizá debió haber sido juzgado por haber violentado la democracia, sojuzgado las instituciones…

Sí, claro que sí. He sostenido que la autocracia de Fujimori era respuesta a otro autoritarismo, el de Sendero Luminoso. Yo creo que en Lima no se acuerdan bien qué pasó con Sendero, en las ciudades andinas sí. Allí hasta el día de hoy se acuerdan de que quien los salvó de Sendero Luminoso fue Fujimori. Ahora bien, lo que yo sé es que Chile entrega a Fujimori en función de tres acusaciones: delito criminal, secuestro y una tercera que no me acuerdo. Pero ninguna dice derechos humanos ni lesa humanidad. Eso se lo han colgado aquí. Y entonces, esta es una posverdad. Por lo tanto, vale legalmente el indulto. Y ya ha pedido perdón. Creo que es una página que hay que voltear. No hay que olvidar que en el peso de la historia Fujimori hace dos cosas. La primera –y sin negar todo lo otro–, la victoria sobre Sendero, y la segunda, introducirnos en la economía liberal.

—¿El perdón que ha pedido Fujimori es suficiente?

Creo que deberíamos pensar que le quedan pocos años, y cualquier cosa le puede pasar. Hay que tomarlo como algo que ayuda a una política de paz que es necesaria. Lo de la paz no significa que todo el mundo se abrace y se quiera. Tiene que haber una sociedad con diversas sociedades porque la democracia es una eterna discusión y debate, pero que no nos lleve a esa guerra civil, sin balas, en la que se ha convertido el Perú. No pues, no se puede gobernar así, no se puede prosperar así. Política de paz digo yo. Es una buena invitación a reflexionar y a pasar la página.

—Ahora, eso debería ser promovido, desarrollado, alguien debería tomar la iniciativa.

Bueno, es una iniciativa digna de un obispo o un arzobispo, y como Cipriani ya no tiene ganas de intervenir en estas cosas, nos queda hacer un poco la moral simple, del mundo cristiano. Hay que saber perdonar, hay que aceptar el perdón. Es muy duro para una personalidad fuerte como la de Fujimori decir perdón después de que le han dado un indulto. No ha sido para buscar el indulto, no ha sido un gesto de poca calidad, al contrario. Eso, un mundo católico debe entenderlo.

 

Hugo Neira afirma que el fujimorismo debe comportarse “como la gente espera y hacer algo para que avancemos en una situación económica difícil”.

 

—Pedro Pablo Kuczynski ha quedado muy debilitado, pese a que podría mejorar sus relaciones con el Congreso, por las cosas que le pueden ir sacando nuevamente, por el propio indulto. ¿Debería renunciar?

Yo estaba por que más bien vacara. Estaba con la idea de que PPK no ha entendido qué cosa es la vida política. Pero nos ha dado una lección de que sí la entiende. Porque lo que ha hecho es magistral. Se impuso a [Martín] Vizcarra y a Meche [Aráoz] para decirles: “Ustedes también renuncian”, con lo cual cerró la posibilidad de una transición constitucional del poder, que hubiera sido normal. Por eso existen los vicepresidentes. Pero era peligroso porque el problema era que si la presidencia pasaba al Congreso para convocar a una elección, en esa elección perdía cualquier heredero político de las bancadas democráticas. Y perdía también Keiko [Fujimori], que ganaría en la primera vuelta pero no en la segunda, y entonces aparecía un ‘outsider’ y así fue la historia de [Hugo] Chávez en Venezuela. Nos hemos escapado de eso. El abismo no era Keiko, el abismo era ese vacío de poder donde aparecen los ‘outsiders’. Ahora, en este momento algunos se le están yendo a PPK, tiene una crisis política, pero de repente puede tener otras personas, otro personal político que en el Perú abunda. Hay gente muy talentosa. Puede cambiar de ministros y de políticas. De pronto personajes políticos muy hábiles, como Ántero Flores-Aráoz, y también personas ligadas al mundo popular…

—¿Fuerza Popular estaría ahora más dispuesta a acordar un plan de trabajo de aquí hasta el 2021? Es indispensable…

Por supuesto. Ahí ganan los dos. Si no, pierden los dos. No se trata de fusionar porque son mentalidades distintas. Luego de las elecciones del 2016, yo me dije, bueno, al diablo pues, han ganado dos derechas. Una derecha de financieros, de la élite, y una derecha popular; se van a entender. No pasó eso. Pues es el momento de que hagan una lista, sin fusionarse, manteniendo su distancia. En ciertos puntos no estarán de acuerdo, pero en otros sí. Imagínate que el Congreso le propone A, B, C, D y él dice sí, está bien, esto lo voy a firmar. En cambios ustedes me ponen F, G, H… proyectos, leyes, reformas, todo el mundo reclama reformas. Y la gente quiere cosas concretas, inmediatas, que se pongan de acuerdo, que trabajen. Eso se hace cuando la nación está en peligro, se cierra filas y todos están de acuerdo en defenderla. ¡Está por hacer todo!

—¿Eres optimista? 

Bueno, hay un peligro, Lava Jato sigue, entonces desde el punto de vista ciudadano parece trágico, nos pone siempre en disyuntivas terribles, nunca se puede tener la razón al 100%. Las bancadas mismas se dividen. Has visto la discusión vil entre Mulder y Del Castillo… pero al fin y al cabo esos son los parlamentos, desde los griegos y los romanos se trompeaban sin ningún problema. Eso es un Parlamento. No es tan grave. Pero va a haber otro arco iris, PPK va a buscar otras alianzas y también el fujimorismo se va a portar de una manera que ya no puede seguir atacando a los otros poderes. Tiene que comportarse como la gente espera y hacer algo para que avancemos en una situación económica difícil. Es formidable, es un buen momento.

—Pero da la impresión de que el fujimorismo no ha procesado intelectualmente la década de los 90 para entender qué pasó y por qué, y extraer de allí propuestas programáticas. Entonces, en lugar de rechazar la parte autoritaria de los 90, regresa ahora a actitudes más bien autoritarias, y en lugar de recoger lo positivo de los 90, la apertura y la libertad económica, lanza o apoya leyes populistas.

Un cambio tan grande que un amigo mío, Jaime de Althaus, habla de la revolución capitalista y tiene razón. Eso, todo lo que ha pasado en el Perú es sorprendente. Ahora bien, tú sabes que a la gente y a los políticos les cuesta trabajo comprender a veces cómo cambia la sociedad. Los 90 son los 90. En ese momento había algo que era Sendero, había un riesgo gigante. Si hubieran vencido, no estaríamos conversando como ahora, estaríamos muertos. Pero hoy no hay eso, entonces no hay ninguna razón [para] tomar como modelo aquel poder centralizado y personalista. Pero te pregunto, ¿cuál de los tres fujimorismos? Porque tenemos el de Fujimori padre, el de Kenji y está el de Keiko. ¡Han proliferado! Y se dividen. No les deseo eso, pero tanto como la izquierda también. O sea que el panorama para el análisis está estupendo, aunque el ciudadano sufra.

—Parece que tienen un problema de identidad. Por ejemplo, Fujimori representó a ese sector informal, emergente, mayoritario, se relacionó directamente con ellos. Pero Fuerza Popular prefiere representar al establishment laboral, a los sectores organizados que gozan de una legalidad laboral excluyente. Entonces rechaza una reforma laboral que permitiría incorporar a estas grandes mayorías a la formalidad…

A mí me parecería que Kenji o Keiko podrían hacer el trabajo sociológico-político que hizo el padre, que fue ganarse a esa capa social. Acuérdate de que Hernando de Soto la descubrió. Mi amigo Carlos Franco, que echo de menos, decía que la plebe urbana y la plebe rural serían la base de un movimiento socialista. Pero no, votaron por Fujimori porque se entendían muy bien directamente. Y ahora hay otros sectores sociales más acomodados, ahí están los conos, gente como los mineros ilegales, que Hernando de Soto me explicaba que desean conectarse con el Estado y no les hacen ni caso. Es otra sociedad menos pobre, con nuevas clases medias, que tienen dinero, son la emergencia, y el fujimorismo es el nuevo ‘partido del pueblo’. Mis amigos apristas se enojan cuando digo eso. Pero son el nuevo partido del pueblo. Por eso las élites le tienen un terror enorme, como le tuvieron al aprismo. Aparece una cosa nueva, y en vez de integrarla a la democracia, la combaten. Entonces están volviendo un monstruo de Frankenstein al fujimorismo como lo volvieron al Apra en las persecuciones. O sea, el aprismo violento, difícil, ese movimiento intolerante, dogmático, era el resultado de lo que le habían vuelto, el país mismo, persiguiéndolo. Hoy el cuco es Keiko. No pues. Ella está formando un partido, cosa que el padre no hizo nunca porque no tenía idea de partido. Pero el fujimorismo debe leer la sociedad que hay hoy día, que es mucho más rica que en el pasado. La pobreza está en 20% solamente, hay demandas de reconocimiento jurídico, y eso sería un trabajo muy importante. Yo les recomendaría que llamen a Hernando de Soto, que conoce muy bien del tema.

—La izquierda peruana es también un problema, ha evolucionado poco…

Exactamente. Es también un tiempo de que las izquierdas hagan pues un mea culpa y se reconcilien consigo mismas. Yo las respeto, nunca uso la palabra ‘caviar’, que debería, pero en fin [risas]. Tienen que pensar cómo se reconcilian con las masas, con el pueblo, qué política tienen porque ya no funcionan los radicales. El que sale radical no va a ser elegido. El pueblo quiere tener progreso, están en la economía de mercado, no van a retroceder, ya tienen un sentido común. No vas a decirle a un amigo que vive en los conos que Proudhon, socialista, decía que la propiedad es un robo. Te saca a patadas. Es imposible. Entonces, no tienen un proyecto dentro del capitalismo –porque no tenemos otra economía en el mundo– con políticas sociales. La combinación de liberalismo con socialismo la hace Macron, la hace la señora Bachelet en Chile, la hacen los españoles socialistas, ¿por qué no la hacen aquí? La izquierda peruana todavía no ha entendido dos cosas: democracia –el otro existe– y mercado –es imposible salirse de él–.

Publicado en el diario El Comercio, 01 de enero de 2018

https://elcomercio.pe/politica/neira-hay-perdonar-hay-aceptar-perdon-noticia-485571

 

Indulto. Jonas, el principio de Responsabilidad

Written By: Hugo Neira - Dic• 26•17

Los grandes hechos históricos están ligados a lo imprevisible. Más de uno ha sido sorprendido por el indulto a Alberto Fujimori. Lima es la ciudad de los rumores y de eso se hablaba hace rato. Y ni siquiera cuando los congresistas votaron contra la vacancia de PPK, nada aseguraba la pronta libertad de Alberto Fujimori, acaso solo la libertad de la muerte. Por mi parte temía que el Presidente no diera un paso tan difícil y riesgoso. Y lo ha dado. Se entiende que el indulto sea aplaudido por unos y repudiado por otros. Quiero dar mi opinión, apretada y sincera.

No sin antes una cuestión previa.

No fui fujimorista, no vivía en el Perú en los años noventa. Y sinceramente, me parecía un gobierno autocrático. Estaba de acuerdo —y sigo estándolo— que se había producido una «democracia delegativa» (Carmen Rosa Balbi). Incluso vine al Perú por unas semanas para participar en las actividades del Foro Democrático, se lo pueden preguntar al doctor Alberto Borea. Éramos unos cuantos. Cucho Haya de la Torre, Lourdes Flores y yo, teníamos la misión de ir, una por una, a las desangeladas universidades del norte costeño, predicando contra la reelección por tercera vez de Fujimori, año 2000. Por mi parte, nunca dejé de pensar que la violencia de Sendero Luminoso es la causa para que naciera su contraparte, el poder centralizado y personal de Fujimori. Rara vez se dice que un autoritarismo produjo otro autoritarismo. Y ahí está la trampa. Con la excepción de Iván Degregori, pocos en la izquierda tomaron a Sendero por lo que es. El lugar de «los hondos y mortales desencuentros».

Lo que voy a decir de inmediato gira sobre dos formas de razonar. La Realpolitik. Luego, un tema de ética.

A) Hoy, ante el indulto, pienso lo que sigue. 1) El Presidente tiene esa prerrogativa y la gracia de otorgar la libertad. 2) Esto es corriente en todas las democracias del mundo. 3) Los que no la entienden no conocen la lógica del Estado, se indulta en nombre del «bien común». Es decir, la paz social. Habrá marchas y protestas, están en su derecho, pero es difícil que los peruanos prefieran la continuidad de la tensión entre el Ejecutivo y el Legislativo, como ha sido el horrendo año que termina. 4) Negarle ese derecho al actual Presidente es negar la potestad misma del mandatario, no solo el actual sino toda forma de presidencialismo; en realidad los que protestan (Cateriano) pertenecen a un extraño poder que se sitúa por encima del poder. Son parte de un proyecto de clase dirigente sin pueblo. 5) Lo que ha hecho PPK es en nombre de la gobernabilidad. 6) Ninguno de estos argumentos logrará calmar el ánimo de los que están por el ‘No’. Cierto, la democracia es un conflicto permanente. Pero en el Perú, siempre tan originales, estar en contra es una forma de vida y de recursos para poder vivir. El nihilismo en Lima paga bien.

B) Las razones éticas. ¿Ha oído usted algo sobre Hans Jonas? Nacido en 1903, estudió filosofía, teología, historia, heredero de Husserl, Heidegger, profesor en la New School for Social Research de Nueva York, alcanza la celebridad con el «principio de la responsabilidad» (Das Prinzip Verantwortung, 1979). Jonas sostiene que las éticas tradicionales están superadas por la civilización actual. La tarea de la filosofía consiste en reprogramar los principios mismos de la ética. Hay un imperativo categórico pero que sucumbe ante las tentaciones de una era de la dominación de la técnica. Entonces, el dilema es entre lo que es posible hacer, hoy, desde las situaciones nuevas que engendra la ciencia y los hechos políticos. Hay, pues, una ética de la convicción. Por ejemplo, yo soy pacifista, en consecuencia, no tomo las armas cuando invaden mi país (es el caso de los cuáqueros). Ahora bien, Jonas no discute la convicción, pero pregunta: ¿cuál es la consecuencia del pacifismo? Los enemigos arrasan tu país, tus bienes, tus familiares. El filósofo no discute las creencias (entre ellas, los derechos humanos) sino que no es posible eludir el «principio de la responsabilidad». Así de simple y de enorme. La guerra civil post Sendero y post Fujimori ha durado hasta las navidades del 2017.

C) Se libera a Fujimori. ¡Y también a PPK!

Hasta este día de Pascuas que difícilmente olvidarán los peruanos, el Presidente de la República aparecía como un mandatario entre indeciso y cauteloso. Esa imagen, precisamente la peor que pueda lucir un mandatario en un país como el nuestro, que no soporta mandatarios asustadizos y cohibidos —Bustamante y Rivero, Fernando Belaunde, Ollanta Humala—, hoy no juega con PPK. Para esa decisión se precisa de arrojo, de determinación. Al Presidente hoy, lo admiten el lado popular de la peruanidad y no los sinuosos capitostes de la nada. El indulto es doble. Salva a un hombre enfermo que nos había salvado de Sendero Luminoso y de un tipo de economía que no era la correcta, y por otro lado, libera al propio Presidente de la indigencia política y moral de buena parte de su contorno. Así, en este país, por lo menos hay dos hombres dichosos. Uno, cuyo indulto significa que los peruanos no somos tan ingratos como parecía. Y otro, un Jefe de Estado que va a poder ejercer su autoridad de una manera más desenvuelta.

Publicado en El Montonero., 26 de diciembre de 2017

http://elmontonero.pe/columnas/indulto-jonas-el-principio-de-responsabilidad

Navidad del niño, y “Considerando en frío, imparcialmente” *

Written By: Hugo Neira - Dic• 25•17

Cuando se acaba el año, todos los diciembres de mi vida, viva donde viva, en las islas semidesnudas de palmeras tahitianas o en los fríos parisinos, es decir, en medio de la más alta densidad de museos, exposiciones, librerías y públicos masivos de curiosidad infatigable, o en esta enorme ciudad comercial que es Lima, con dinero o sin él, residente o viajero, si es diciembre, haga calor o hielo, no la paso del todo bien. Poco importa que Santa Claus, Papá Noel o como le llamen, ande vestido de rojo invernal y con renos o con guayabera tropical y en bicicleta, igual me recuerda aquella espina que llamamos niñez. Estas fiestas me devuelven al periodo horrendo de la existencia en que no eres, y dependes de otros, los gigantones, los adultos, que te regalen algo o nada. La melancólica infancia, a la que según el poeta, todos pertenecemos.

Que no se haga problemas el lector, no fui de niño ni más ni menos infeliz o feliz que otros, conocí como todos la angustia consumista infantil de la noche pascual, aunque mis abuelas provincianas y cristianas de las de antes, afirmaban que los presentes —nunca decían regalos— los traían para el 6 de enero los Reyes Magos. Había entonces que esperar, lo cual me iba haciendo lentamente un outsider, en el bronco barrio de Lince, entre morenos, blancos pobres y cholos, todos trompeadores, mi infancia fue un match de box ininterrumpido, y ni siquiera Navidad era tregua. Porque al día siguiente, el feriado 25, había que lucir los regalos en la calle, escaparate de imberbes desplantes, ponerse la ropa nueva o sacar el camioncito eléctrico, o sea, competir. No hay duda, en el Perú, los pobres mismos, y yo lo era, aspiran a vencer la pobreza. Como mi padre se ausentaba o aparecía a deshora, y según mis abuelas no había sino para el yantar cotidiano, el techo hogareño y acaso uno que otro gasto pero eso sí, estricto y para la escuela, el niño que fui se las ingeniaba; o sea trabajaba las semanas para Pascua y adquirir el regalo que luego fingía venir del misterioso Papá Noel. Cuestión de no ventilar líos de familia y perder prestigio con la barra de la esquina. Me autorregalaba. Mi pobre padre a veces llegaba con algo, días después. Por lo general arribaba una encomienda de provincias, envío de mi lejana madre.

Acaso por todo eso, estas fiestas, más paganas que cristianas, a mí la verdad es que me ponen a parir como dicen los madrileños. Vamos a ver ¿seré el único? Claro, es ocasión para reunirse con la familia o los amigos, pero también con las penas. ¿No ha hablado de esto Valdelomar, en “la cena pascual” y el sitio en la mesa del ausente? A mí, estos días me abren los vastos pasadizos del adentro. Algunos dan a un patio que ya no existe. Lo cierto es que recuerdo con más fuerza, por estos días, a mi padre, aunque viviese por su lado. Y a los tíos abuelos y nuestra modesta casa de Lince. O a Porras el maestro, y a los amigos muertos, a Carlos Delgado que siempre se me aparece en sueños por estas fechas. Y a Carlos Franco o a Pocho Tantaleán. Y a Jorge y Álvaro, los hermanos que perdimos. Y entonces ocurre que después de un sueño de esos (yo soy de los que se acuerdan de sus ensoñaciones) me digo hoy voy a verlos, y a mi vieja tía Alicia que me criara. ¿Y saben qué? Hay un día del año en que voy a una iglesia católica a escuchar la misa de medianoche. No se rían. Soy un laico, un agnóstico, pero esa noche, yo sé que voy a estar en contacto con las abuelas que me criaron. Un poco como en la película de E.T., el extraterrestre. ¿Se acuerdan? Cuando dice “phone home”, y te parte el alma. En eso creo yo, que solo se me permite una vez, y en Pascuas, el contacto. No se lo cuenten a Max Hernández, me va a mandar un enfermero llevándome una camisa de fuerza. Lo que pasa es que con la Navidad es cuando aprendemos a soñar. Y acaso, a creer.

Ocurre, pues, que cosmopolita como ha sido mi vida, he hecho todo tipo de amigos, y entre ellos, alguien excepcional. Ocurre que Claire tiene un pariente que es sacerdote católico y que vive en país musulmán con todos los riesgos que eso significa. Hoy es arzobispo en Argelia, en una diócesis en que hace unos años asesinaron a diecinueve monjes de su congregación. Se llama Paul Desfarges y nos ha escrito para esta Navidad. Y nos dice que ese pueblo de Argelia es el suyo, “su Iglesia, nuestra Iglesia, con su diversidad de nacionalidades, de lenguas, de culturas, de sensibilidades eclesiásticas distintas”. (Por si acaso, amable lector, los problemas étnicos y religiosos de Argelia son mil veces más tensos y violentos que los nuestros.) Pero ahí está, pese a todo, en la parroquia de Bordj el Kiffan, entre los emigrados del Subsahará, atendiendo a los más vulnerables, “las madres encinta y los niños”. Les cuento esto, porque lo suyo es una lección de fervor y tolerancia y coraje. Les cuento porque es un honor, no siempre se conoce, en vida, a un santo. Nos desea, para este pueblo de peruanos que no conoce, “la paz interior y exterior” “para contraponer a la violencia siempre la fuerza de la dulzura”. Creo que nos estamos pasando en materia de polarizaciones y de odios y de antis. Que Dios lo escuche. Feliz Navidad.

* “Considerando en frío, imparcialmente”, es el título de un poema en Poemas humanos de César Vallejo.

Publicado en El Montonero., 25 de diciembre de 2017

http://elmontonero.pe/columnas/navidad-del-nino-y-considerando-en-frio-imparcialmente

 

 

Noël de l’enfant. “Considérations à froid, sans parti pris”

Toutes les fins d’années, tous les mois de décembre de ma vie, où que je me trouve, que ce soit dans les îles à demi peuplées de palmiers tahitiens ou dans le froid parisien, là où se concentrent musées, expositions, librairies et public de masse d’une insatiable curiosité, ou encore dans cette énorme ville commerciale qu’est Lima, avec ou sans le sou, résident ou voyageur, qu’il fasse chaud ou qu’il gèle, je ne me sens jamais bien pour Noël. Peu importe que Santa Klauss, le père Noël comme on dit, soit tiré par ses rennes et de rouge hivernal vêtu, ou en tenue tropicale et à bicyclette, à chaque fois, il réveille les malaises de ce qu’on appelle l’enfance. Ces fêtes me rappellent cette horrible étape de l’existence sans l’être, quand il dépend des autres, ces géants, les adultes, que tu reçoives un présent ou rien. L’enfance mélancolique, de laquelle, comme l’a dit le poète, nous venons tous.

Le lecteur cependant ne doit pas s’inquiéter. Enfant, je n’ai été ni plus ni moins heureux ou malheureux que les autres. Comme eux, j’ai connu l’angoisse consumériste infantile de la nuit de Noël même si mes grands-mères, issues de la province et chrétiennes à l’ancienne, affirmaient toujours que les présents —elles ne parlaient jamais de cadeaux— arrivaient le jour des rois mages, le 6 janvier. Il fallait donc attendre, ce qui faisait de moi un outsider dans le quartier chaud de Lince, parmi les noirs, les blancs pauvres et les migrants des Andes, tous des bagarreurs sans relâche; mon enfance a été un interminable match de boxe et sans trêve aucune pour Noël. Parce que le jour suivant, le 25 décembre qui est férié, il fallait exhiber ses cadeaux dans la rue, la vitrine de jeunes imberbes insolents, revêtir la tenue offerte ou bien montrer le petit camion électrique. Autrement dit c’était une compétition. Cela ne fait pas de doute, au Pérou, les pauvres dont je faisais partie, aspirent à vaincre la pauvreté. Comme mon père était souvent absent ou n’apparaissait qu’à son heure, et que d’après mes grands-mères, on avait juste de quoi se nourrir et se loger chaque jour et pour une petite dépense scolaire, l’enfant que j’étais devait donc se débrouiller. C’est ainsi que je travaillais durant les semaines précédant Noël pour m’acheter un cadeau que je ferais ensuite passer pour livraison du père Noël. Histoire de ne pas ventiler les embrouilles familiales ni perdre ma cote aux yeux des copains du coin de la rue. Mon pauvre père m’apportait quelques fois quelque chose, mais des jours plus tard. En général je voyais arriver aussi un paquet venant de la province, de ma mère lointaine.

C’est peut-être pour tout ça que lorsqu’arrivent ces fêtes, plus païennes que chrétiennes, je me tords de douleur. Voyons un peu, serais-je le seul? Bien sûr, c’est l’occasion de se réunir avec la famille ou les amis mais aussi avec les peines. Valdelomar n’en avait-t-il pas parlé dans “la cène pascale”, la place de l’absent autour de la table? Ces jours-là, chez moi, ouvrent les vastes couloirs de mon intérieur. Certains donnent sur une cour qui n’existe plus. Ce qui est certain c’est que je me souviens avec plus de force que jamais de mon père, même s’il menait sa vie de son côté. Mais aussi de mes grands-oncles, et notre modeste maison de Lince. Ou encore mon maître Porras, les amis qui sont partis. Carlos Delgado qui m’apparaît toujours en rêves en ce moment de l’année. Carlos Franco et Javier Tantaleán. Mais encore Jorge et Alvaro, nos frères qui ne sont plus. C’est alors qu’après un de ces rêves (je suis de ceux qui s’en souviennent facilement) je me dis que je vais les revoir ce jour même, comme ma tante Alicia, celle qui m’a élevé. Vous savez quoi? Il y a un jour dans l’année où je vais à l’église catholique pour écouter la messe de minuit. Ne vous moquez pas. Je suis un laïc, un agnostique, mais cette nuit-là, je sais que je vais être en contact avec les grands-mères qui m’ont élevé. Un peu comme dans le film, ET, l’extraterrestre. Vous vous souvenez? Quand il dit: “téléphone maison” et qu’il te brise le cœur. Je crois en ça, ce qu’il m’est permis de faire qu’une seule fois par an, pour Noël: le contact. Mais n’en parlez pas à Max Hernández, il serait capable de m’envoyer un infirmier et de m’embarquer en camisole de force… Il se trouve que c’est quand vient Noël que nous apprenons à rêver. Et peut-être bien à croire.

Comme j’ai eu une vie cosmopolite, je me suis fait tout type d’amis parmi lesquels quelqu’un d’exceptionnel. Le hasard a voulu que Claire a un parent qui est prêtre catholique qui vit en pays musulman, avec tous les risques que cela signifie. Il est aujourd’hui archevêque en Algérie, dans un diocèse où il y a quelques années 19 moines de sa congrégation ont été assassinés. Il s’appelle Paul Desfarges et il nous a écrit pour Noël. Il nous dit que ce peuple d’Algérie est le sien, son “Église, notre Église, dans la diversité des nationalités, des langues, des cultures, des sensibilités ecclésiales, des mentalités”. (Soit dit en passant, aimable lecteur, les problèmes ethniques et religieux en Algérie créent mille fois plus de tensions et sont beaucoup plus violents que les nôtres). Et pourtant il est là, malgré tout, dans la paroisse de Bordj el Kiffan, entre les migrants sub-sahariens, pour aider les plus vulnérables, “les femmes enceintes ou avec un petit enfant”. Je vous raconte tout ça parce que ce qu’il fait est une leçon de ferveur, de courage et de tolérance. Je vous le dis aussi parce que c’est un honneur, on ne rencontre pas toujours dans sa vie un saint. Il souhaite pour notre peuple de péruviens qu’il ne connaît pas “la paix intérieure et extérieure” parce que “le contrepoids à la violence sera toujours la force de la douceur”. Je crois que nous avons dépassé les bornes en matière de polarisations, de haine et de “anti-”. Que Dieu l’entende. Joyeux Noël. (HN, 25.12.17)

* “Considérations à froid, sans parti pris” est le titre d’un poème de César Vallejo, de son recueil Poèmes humains

¿Crisis política o de comportamiento? El factor humano

Written By: Hugo Neira - Dic• 18•17

Para colgar en las rejas de Palacio. «Se necesita Presidente. Que entienda qué es política. Que no tenga negocios propios, para evitar licitaciones podridas».

En estos días, que de navideños no tienen nada, de pronto nos cae un meteorito, no solo Odebrecht sino la vaina de esa empresa que se llama Westfield Capital Limited Inc. Y encima, un empresario chileno Gerardo Sepúlveda. No es meteorito sino telaraña empresarial. Nuestro apreciado presidente Kuczynski se ha dedicado a la asesoría financiera. Me parece muy bien eso de comprar empresas, venderlas, reestructuraciones, consolidaciones, buy-ins. Mi pregunta es de lo más sencilla. Si se opera como lo hacía PPK con varias firmas distribuidas en este continente, ¿para qué ser Presidente del Perú?

Reviso la prensa limeña y el único artículo en el que encuentro claridad es el de Federico Salazar en El Comercio, «Separar los negocios del Estado». El mismo diario dice que otro diario ha recibido una carta del ejecutivo de Odebrecht que en H2O —una de las empresas de un señor llamado Kuczynski que para mal de nuestras culpas era o ministro de economía o Premier— «nunca se la había visto, pues todo el trato fue con Sepúlveda». ¿Y eso qué importa? La empresa era suya, y él, un ciudadano con cargos de Estado.

Por lo demás, ese argumento no es sino una de esas leguleyadas que irritan a Enrique Bernales, constitucionalista. El problema no es si lo vieron o no y se fueron a almorzar juntos, sino que se supone que había lo que se llama «un conflicto de interés». No es la primera vez que tropezamos estruendosamente sobre ese tipo de enigma. Enigma en el Perú, porque en Uruguay o en Chile, los países más serios del continente, según el Latinobarómetro, eso no es sino un delito. Me temo que ese es el problema.

Lo digo porque estoy entre los tontos que creen que Estado y Mercado son entidades estupendas pero separadas. He pasado gran parte de mi vida en sociedades que progresaron porque hace siglos que separan lo público de lo privado. Pero esa diferenciación buena parte de la clase política no la entiende, y tampoco el ciudadano de a pie. «Se hace política para hacer dinero», en eso creen. Eso no sale en las encuestas, les da vergüenza.

Entre tanto, es verdad que tenemos tres a cuatro expresidentes o presos o investigados, también es cierto que tenemos 67 gobernadores y exgobernadores investigados y procesados. «Y casi la mitad de los peruanos del interior no consideran la corrupción entre los tres problemas más graves». ¿De dónde saca Neira ese dato? De una revista estupenda que se llama H n° 75 y que me regalaron en el CADE 2017 de Paracas. La señora Corrupción tiene muchos amantes. La Confiep, gremio de gremios, está formando un Consejo Privado de Anticorrupción.

Escuchando al actual Presidente, me conmueve porque él no entiende que no lo entienden, en su fuero interior, negocios y política son cuerdas de lo mismo. Del poder. Cierto, son formas de lo mismo pero distintas. Lo que hace no es inmoral, probablemente se dice a sí mismo, a mí me parece que no es deshonesto sino que simplemente no es moderno, aunque tenga éxito en los negocios. Ese es uno de sus problemas, que es el nuestro puesto que presidente. Está convencido de que lo primordial es el progreso económico y el business. Claro que lo es, pero sin confusiones entre el negocio y las leyes. Y eso no lo tiene claro.

Pero también andan confundidos una buena parte de peruanos. Estuve esta semana en una universidad, la Continental, y lo que escuchamos a Marta Lagos, directora del Latinobarómetro, nos puso ante el espejo de nuestros comportamientos, que son de espanto. Decimos que nos preocupa la corrupción, sin embargo estamos a la cabeza de otros países en sobornar policías, ministerios y jueces. No hablamos de señorones sino del ciudadano corriente. En otra encuesta se pregunta si nos proponen comprar un objeto que proviene de un robo, compramos lo ilícito y vamos a la cabeza del continente. La doble moral no habita solo en las élites empresariales y los círculos políticos. Habita una parte confusa de la peruanidad. Y el poder mediático juega sobre esa carencia de vida cívica. Otros dicen «el fin de una clase política». ¡Pero si no la hay! Lo de Dahl, eso de «poliarquías», grupos que compiten guardando sus respetos, no da para eso en el Perú actual. El rival hay que aplastarlo. No lo matan, finos que somos, lo judicializan.

En fin, PPK, lo que nos ha salido. Jefe de Estado con bailecitos, amigotes para ministros, collera que se reúne en casa y no en Palacio, Zavala o Zavaleta (el de Vargas Llosa) y antipolítica a fondo, como consejera Rosa María Palacios, «y me importa un pepino la opinión de los politólogos». Dios Santo. Y ahora, la cruel paradoja. Lo subieron al poder en nombre de lo correcto. Y ahora, ¿qué? Descendiente de polaco, un hombre culto, ¿y este final achorado? Lo siento por algunos de sus ministros. Ellos sí entendían qué es política. En fin, confieso que a ratos me entran ganas que esto continúe. Porque lo que se vendría sería algo muy serio, un tanto como castigo del cielo. Y me callo.

El factor humano es cuando un avión se cae no por una falla técnica sino por culpa (humana) del piloto. En este accidentado viaje que han sido los últimos meses, descubrimos otra persona. Vizcarra se dio cuenta a tiempo del factor humano. Y se las tomó. Qué bien, Vizcarra for President. Y déjense de vainas con invocar Chinchero. Hay sociedades suicidas.

Publicado en El Montonero., 18 de diciembre de 2017

http://elmontonero.pe/columnas/crisis-politica-o-de-comportamiento-el-factor-humano

 

Cade 2017. El advenimiento de una lluvia de verdades

Written By: Hugo Neira - Dic• 11•17

«Si el Perú crece al 7% puede cerrar la brecha en 26 años». Pero no estamos en eso sino en un 3%. «El nivel de desarrollo social del Perú está cerca del África. Ocupa el puesto 89 sobre 189». Cierto, son enunciados incendiarios. El lector probablemente se preguntará qué tipo de radicales y extremistas hacen esas declaraciones.

A unas horas de Lima, en Paracas, en la explanada del hotel Hilton, frente a unas mil personas y las enormes pantallas del CADE 2017, ocurrió algo inusitado. Las ganas de decir verdades. Desde la apertura, Julio Luque y Drago Kisic, directivos de IPAE, establecieron un eslogan, «No más cuerdas separadas». Es decir, dejar de separar economía y política, lo público y lo privado. Aquello fue un ágora singular. A los vientos famosos que soplan en Paracas se suma ese CADE 2017 con un deseo de llana franqueza. No es corriente, la sinceridad no es el fuerte de los sinuosos medios de comunicación limeños.

Ahora  bien, quiero insistir en la voluntad de hablar sin ambages. Las citas iniciales son palabras de Liliana Rojas-Suárez, directora de Center for Global Development. «A nadie le interesa que desaparezca la informalidad. Ni empleados ni pymes quieren pagar impuestos». Julio Velarde, Presidente del BCR: «El Ministerio de Economía ha perdido peso». Del Solar, el ministro: «Hay que atender lo público. El modelo económico tal como va no es suficiente. El mercado no produce necesariamente ciudadanos». Fue muy aplaudido.

No hubo politiquería, ni posverdades (mentiras emotivas) sino ganas de ver las cosas tal como son. Fue un privilegio estar ahí. Y por eso, recurro a mi libreta de notas. Javier Abugattás: «hay un millón de niños que nacen con bajo peso, debajo de 2,5 kilos. Su cabeza no será nunca bien formada». En otra día, Juan de la Puente: «Estamos frente a otro país». Pero, «los actores políticos sobreactúan. Son más actores que políticos». Allan Wagner: «el gasto electoral se ha triplicado. Eso hace que los candidatos buscan financiamiento a cómo dé lugar». Carlos Meléndez: «el nivel de crisis que tenemos es similar al de los 80». «Estamos ante un escenario de post colapso partidario», «hay un ethos anti-Estado». Un ethos, una inclinación, una cierta mentalidad. Yamila Osorio, gobernadora regional de Arequipa, «los funcionarios locales reciben un tercio de lo que cobran los de Lima. El recurso humano es escaso». Mencionó «las mancomunidades», «funcionan, son las luces que vemos». Alcides Chamorro, alcalde de Huancayo: «se asigna cada vez menos plata a los municipios». «El gobierno central (…) está recentralizando.» Y yo dije que teníamos gobierno pero no Estado.

En lo que concierne a la economía en el Perú, Elmer Cuba, «estamos estancados en la trampa de los ingresos medios». Luego, Diego Macera, gerente general del Instituto Peruano de Economía, «la baja productividad es el problema de fondo del Perú». «Si no mejora la productividad, no es el buen camino para salir de la informalidad». «De 300 mil nuevos trabajadores por año, solo 70 mil se insertan en el mercado formal, es inaceptable». Y concluye: «hay que hacer reformas valientes». En cuanto a Patricia Teullet, que se ocupó del sector rural, «no hay que ser paternalistas. Los de la provincia, puede que nos den lecciones».

El lado optimista, por decirlo así, fue la temática del desarrollo territorial. Y ahí, el gobernador regional de Apurímac, Wilber Venegas: «Hace 20 años en Apurímac se repartía pobreza». «Diez años después, Apurímac era solo el 1% del PBI nacional». Ahora, «tenemos dos motores, Toromocho y Las Bambas». «Apurímac tiene energía y agua». Dijo que Los Chankas (Southern) va a arrancar el 2021. Quien también fue muy claro es Bruno Giuffra, ministro de Transportes. «El Perú tiene los costos logísticos más altos de la región. Un 34%, cuando Chile está en 18%, la OCDE en 8%». «El dinero que se pierde equivale a tres aeropuertos Jorge Chávez modernos, o a veinte puertos modernizados». «Necesitamos un nuevo enfoque exportador». ¿Por qué 20 millones de pasajeros aéreos (cifra 2016) tienen que pasar por Lima? «Todas las regiones deben tener su aeropuerto.» Y hablando sobre el metro, anuncia la creación de la Autoridad de Transporte Urbano.

Hubo una mesa sobre «el imperio de la ley en el Perú». Y se dijo: «en las mafias hay jueces, fiscales y policías» (J. de Althaus). Participaron Duberlí Rodríguez, Presidente del PJ, Pablo Sánchez, Fiscal de la Nación, Carlos Basombrío, Ministro del Interior. Enrique Mendoza, Ministro de Justicia. Se dijo cosas rotundas: «no hay escáneres en los aeropuertos del interior, y la droga sale». «El problema de la selva es la tala ilegal, y en las ciudades la delincuencia común y menor» (Althaus). Rodríguez anuncia la construcción, en el ex penal San Jorge, de un nuevo PJ, y en Piura «una pequeña Brasilia». El tema es complejo. Hay 33 Cortes Superiores de Justicia en el Perú. Se habló de una enorme demanda en el sistema judicial. «Todo se judicializa» (Basombrío). Y todo se hace en el largo plazo. Se habló de «una justicia itinerante». De mejorar el capital humano: «necesitamos jueces de primera categoría, y para eso, una escuela de jueces» (Mendoza). «De internos (presos) que trabajan». Habría unos 28 mil que lo hacen. Jaime de Althaus observó que hay 3000 jueces y 24 mil administrativos a nivel nacional. Casi todos coincidieron en que la tecnología para el mundo judicial es la respuesta, «la reforma está en curso, pero se necesita unos 200 millones de dólares de fuera».

En fin, la ministra Claudia Cooper estuvo muy elocuente. «La recaudación fiscal ha disminuido, de 16,9 % (2016) a 12,6% en octubre. No podemos seguir, ni hacer reformas así.» Hubo una frase que me preocupa. De Pablo Bustamante. «La sociedad en su conjunto es ajena a nuestras metas». Acaso porque rara vez se tiene acceso a los datos precisos de cómo están las cosas.

Estuve en Paracas invitado a una ponencia, lo cual hice a su debido tiempo. Y no dejé de tomar notas durante tres días. Querer explicar ese evento económico-político-social en estas líneas equivale a meter un elefante en una caja de fósforos.

 

Publicado en El Montonero., 11 de diciembre de 2017

http://www.elmontonero.pe/columnas/cade-2017-el-advenimiento-de-una-lluvia-de-verdades