Touraine: sociólogo del mundo y de América Latina

Written By: Hugo Neira - Mar• 21•22

Debo confiar al amable lector que no era mi intención ocuparme de Touraine esta semana, uno de los máximos representantes de la sociología no solamente francesa o europea sino mundial. Así lo presenté cuando tuve el grato honor de hacer el discurso de homenaje que se le dio en San Marcos, en el 2008, en la ocasión de un Honoris Causa. Pero me topé con su reciente entrevista al diario La Tercera y no puedo sino dar a conocer una parte de su análisis, por las muchas coincidencias que tengo con quien fuera mi maestro en la EHESS (École des Hautes Études en Sciences Sociales) de París y miembro del jurado de mi tesis de doctorado. Y de paso felicitar a la periodista Paula Escobar por el tino de sus preguntas. Touraine es conocido, si no querido, en Chile, se casó con una chilena que conoció en este país en los años 50, cuando vino para entender el mundo obrero. Fue obrero aquí, en Chile, ¿qué les parece? (HN)

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«En esta entrevista con La Tercera, el sociólogo francés de 96 años plantea que la elección de Gabriel Boric “fue evidentemente un efecto directo” del estallido de 2019. “Cuando hay un aumento de las desigualdades, en general se produce violencia”, dice. Además aborda el conflicto en Ucrania: “Putin hace la guerra para evitar que los ucranianos se unan a la Unión Europea. Es típicamente un hombre que moviliza a su Ejército para impedir que otro pueblo haga lo que quiere hacer”.

Es uno de los sociólogos más relevantes de los últimos 50 años y uno de los intelectuales vivos más influyentes del mundo. A sus 96 años, Alain Touraine sigue trabajando y escribiendo a diario. Desde París -y por teléfono- cuenta parte de su rutina y hace una cita de una hora para conversar con La Tercera en profundidad y con calma, eso sí que en francés, pues duda un poco de su español, a pesar de dominarlo.

En el día y a la hora señalada, contesta puntualmente, haciendo primero muchas preguntas sobre Chile. Es natural: nuestro país tiene un lugar especial en la vida y en el pensamiento de Touraine. En 1956 llegó a Chile, donde fundó el Centro de Estudios para la Sociología del Trabajo de la Universidad de Chile, y se casó con una chilena. Regresó en 1971 y en junio de 1973 para observar de primera fuente al gobierno de Salvador Allende. Escribió entonces el libro Vida y muerte del Chile popular (reeditado en 2020 por la Usach). En numerosas ocasiones ha retornado a nuestro país. Su hija, Marisol Touraine, fue ministra de Solidaridad y de Salud en Francia, y su otro hijo es médico.

Touraine estudió en la École Normale Supérieure de París y fue investigador, entre otros lugares, de la Ecole Pratique de Hautes Études, donde fundó el Centro de Análisis y de Intervención Sociológicos. Premio Príncipe de Asturias y de la Legión de Honor francés, ha recibido múltiples reconocimientos en todo el mundo. El estudio de las sociedades postindustriales, del mundo del trabajo y, especialmente, de los movimientos sociales, han sido parte esencial de su campo de trabajo y de influencia. Se trata, como dijo El País, de “uno de los últimos supervivientes de una generación brillante que marcó las ciencias sociales y el pensamiento occidental, desde mediados del siglo XX hasta el inicio del siglo XXI”.

(LT) ¿Qué reflexiones tiene sobre la situación de Europa, con la guerra nuevamente tras la invasión rusa a Ucrania?

AT: Se trata de saber si el mundo entero va a aceptar o no el ver cómo se reconstituye lo de la época de Stalin, Brezhnev y todos los dictadores. Porque hay una acción absolutamente ilegal, desde todo punto de vista, que es una amenaza para la democracia. El señor Putin hace la guerra -es claro y no discutible- para evitar que los ucranianos se unan a la Unión Europea. Es típicamente un hombre que moviliza a su Ejército para impedir que otro pueblo haga lo que quiere hacer. Es la definición misma de la dictadura, dictadura militar, que les impide a los ucranianos elegir la cultura o tipo de vida política que desean. Es un acto de fuerza ilegal desde el punto de vista nacional e internacional.

(LT) Y de mucho peligro, ¿no?

AT: Es una cosa extremadamente peligrosa para la paz del mundo. ¡Inmediatamente los periodistas han hecho la pregunta de si el señor Putin podría usar un arma nuclear! En el lenguaje clásico, es un chantaje. Los ucranianos han expresado de modo muy claro su deseo de pertenecer a Europa… Él debe aceptar que los europeos puedan hacer lo que quieran y no lo que él quiere.                   […]

(LT) En una entrevista dijo que estamos viviendo el final de 200 años de era industrial y que existe confusión en esta transición, para la que no estábamos preparados. ¿Qué puede decir de este cambio epocal que vivimos?

AT: Las sociedades modernas no se definen en términos de filosofía o de religión, sino en relación a una actividad económica: hay sociedades agrícolas, industriales, comerciales, mercantiles, etc. Desde hace algunas décadas vivimos la declinación de las sociedades industriales y vemos aparecer otro tipo de sociedad que es definida esencialmente por lo que los científicos llaman la “información”, y que los hombres de ciencias sociales llaman de la comunicación. Eso es lo que pasa. Y se suma a esto que el gran resultado de la informática -aparte de máquinas de simple transmisión de información- es esencialmente la creación de automatismos y, por consiguiente, de reemplazar las máquinas por sistemas automáticos, como tenemos en el mundo actual. Desde un punto de vista sociológico, la relación fundamental de la sociedad industrial es la relación hombre-máquina, mientras que la relación fundamental de la sociedad actual de comunicación es la relación hombre-hombre.    […]

(LT )¿Qué distingue adicionalmente a las democracias?

AT: ¿Las democracias qué han hecho en general en comparación a los países que no son democráticos? Ellas crearon servicios, los servicios sociales, es decir, cosas que la República hace en ciertas áreas. Pongamos el caso francés, los grandes servicios: la educación es gratuita, el hospital es gratuito, los trabajadores jubilados tienen derecho a estar jubilados, etc, etc. Es decir, que el Estado gasta una parte enorme de su presupuesto público para donaciones de solidaridad entre los ciudadanos. Todo esto es un lenguaje de gratuidad. El término donación es muy importante, es un lenguaje religioso, también del mundo primitivo, y de la seguridad social o los impuestos. Eso me parece fundamental.

(LT) ¿Por qué?

AT: Para mí es suficiente si decimos que hay un elemento sagrado en la democracia, que para la mayoría de la gente no tiene expresión religiosa, pero que tiene una expresión concreta que es, por ejemplo, la solidaridad. Es esto lo que llamo una democracia. La palabra que hay que recordar, porque es la palabra noble, es la solidaridad popular. Puedo decir también la solidaridad nacional y también internacional… De una manera un poco simple, diría que la visión democrática es una visión optimista: el hombre es un hombre creador, inventor, que quiere el bien de todos, y donde la solidaridad es una cosa muy importante.   […]   »

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La fuente es La Tercera del 19 de marzo de 2022: «Alain Touraine: ‘La primera cosa que hay que pedirle al gobierno es disminuir la desigualdad’». Le recomiendo al lector leerla en su totalidad.

Explicaré el «nuevo paradigma», el de Touraine, en otra ocasión, para comprender el mundo de hoy. Estamos en otra era.  

Publicado en El Montonero., 21 de marzo de 2022

https://elmontonero.pe/columnas/touraine-sociologo-del-mundo-y-de-america-latina

La asunción de Boric

Written By: Hugo Neira - Mar• 14•22

El pasado 11 de marzo asumió el poder en Chile el joven Gabriel Boric, de 36 años, un caluroso día que congregó muchísima gente en la Plaza de la Constitución, en Santiago. El más joven de todos los presidentes chilenos. ¿Quién es Boric? Viene de las protestas estudiantiles de la década pasada. Nacido en Punta Arenas (Magallanes) en 1986, hizo estudios en Derecho en Santiago, en la Universidad de Chile. Destacó como líder estudiantil en las protestas que estallan al final del primer gobierno de Michelle Bachelet, y sucede a Camila Vallejo en la presidencia de la Federación Estudiantil de Chile. Figura política emergente, es candidato a diputado por su región en la categoría de independientes, y es elegido por 4 años en el 2014, y reelegido en el 2018. En tanto que diputado es como llega a las primarias de la izquierda chilena. Es candidato por la coalición Pacto Apruebo Dignidad, siendo el más joven de todos los aspirantes en las elecciones del 2021. Se impuso en la segunda vuelta de diciembre y asumió este viernes la presidencia. Boric pertenece a Convergencia Social, un partido político de izquierda vinculado al Frente Amplio.

Esa coalición, Apruebo Dignidad, se forma el 11 de enero de 2021 para enfrentar las elecciones de convencionales constituyentes. La integran Chile Digno, representado por el comunista Daniel Jadue, y el Frente Amplio, representado por  Gabriel Boric. En las primarias internas de julio pasado, Boric se calificó para representar a la izquierda en las elecciones generales. Para entender el proceso de renovación de la política que ocurrió en Chile, es importante recordar la composición de sendas coaliciones en competencia.

– Chile Digno —denominado antes «Unidad para el Cambio»— juntaba el  Partido Comunista, el Partido Igualdad, la Federación Regionalista Verde Social. Y movimientos como Izquierda Libertaria, Acción Humanista, Izquierda Cristiana, etc.

– Frente Amplio sumaba a Nueva Mayoría (ex Concertación), Convergencia Social (el partido fundado en el 2018 y presidido por Boric), Revolución Democrática, Izquierda Autónoma, Igualdad, Ecologista Verde. El Frente Amplio nace con el objetivo de transformar el escenario político chileno, lograr una democracia participativa y un nuevo orden social más inclusivo.

Ese día, el joven presidente Boric busca el contacto con la gente, saluda dando la mano o con gestos diversos. Pese a que sus detractores lo relacionan con políticos de izquierda del continente, Boric ha condenado públicamente los regímenes de Venezuela y Nicaragua. En chile hay no solo partidos sino organizaciones múltiples y masivas. Cuando le preguntan por qué, la respuesta es la «lucha social».

Esa tarde del primer discurso presidencial, en la Plaza de la Constitución, muchos chilenos y chilenas se reunían en un ambiente de fiesta patriótica para ver el nuevo presidente que se desplazaba en ese instante en un helicóptero. Yo estuve ahí algunas horas. No era un mitin sino el deseo de conocerlo de cerca. Una plaza y una sociedad, había desde gente mayor a niños que escapaban a las madres, y vueltas y desenvueltas para que bajase a tierra. Luego entró al edificio de La Moneda y desde una ventana en los pisos superiores, hizo lo que viene a ser un primer encuentro con el pueblo. Y acaso, en ese momento, creo que he entendido. Trataban de ver al nuevo presidente porque le tienen confianza. No son las coaliciones, o los partidos, lo que produce esa actitud. Lo ven todavía tan joven, entonces, tienen la esperanza de otro Chile, más fraterno y solidario entre ellos mismos. La confianza en una generación que ha estudiado y desea desempeñarse sin dolor ni sangre innecesarios. La verdad, he asistado a otros encuentros de dirigentes y masas —a Perón en Buenos Aires o Fidel Castro en Cuba—, pero esta vez, era algo como el fin de una época. Ojalá sea para mejor, de todo corazón. Ceremonia con naturalidad. Sabemos que gobernar el Estado no será sencillo, él mismo lo ha dicho. Pero cuando un pueblo se reconoce a sí mismo, en gran parte encumbra a alguien como debe ser. No tiene importancia que no se ponga una corbata pero, como muchos, estoy fascinado por la idea de un gobierno diferente.

Publicado en El Montonero., 14 de marzo de 2022

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Rusia y Ucrania: un cataclismo difícil de terminar y también resumir

Written By: Hugo Neira - Mar• 07•22

Es algo que ocurre en el espacio postsoviético. ¿Sabe, el amable lector, que Moscú formaba parte, antes de la invasión, de algo llamado la Comunidad de Estados Independientes (CEI)? Luego de la celebración del Foro Económico Internacional en San Petersburgo, el 4 de junio de 2009, un periódico moscovita la daba por fenecida. El Foro —dice el historiador Charles Urjewicz—, con el paso de los años, se había convertido en una «cumbre informal» de los dirigentes del espacio postsoviético. Si esa entidad contaba con la presencia de jefes de Estado de otros continentes como Gloria Arroyo, presidenta de las Filipinas, solo se desplazaron algunos jefes de Estados de la CEI. Esa celebración, el presidente armeniano y azerí la aprovecharon para reanudar negociaciones sobre el conflicto del Alto Karabaj (territorio de Azerbaiyán poblado mayoritariamente por armenios, y que era objeto de un conflicto armado).

Hay más. Los países que eran parte de la Rusia de antaño y luego de la CEI se han visto duramente golpeados por los efectos de la crisis, su producto nacional bruto había caído un 10% en los primeros meses de 2009. Traslado lo que observaba el historiador, evoca los cierres empresariales y las reducciones presupuestarias. Quedaba pendiente para la CEI la tarea de entrar a la economía mundializada. Al mismo tiempo, en la antigua capital imperial, el presidente Medvédev resaltaba la fortaleza financiera de su país ante representantes de los medios empresariales y «economistas  venidos de todos los rincones del mundo».

¿Cómo se puede pensar la problemática post crisis desde el sector social? Todo el espacio postsoviético está afectado. Espero, amable lector, que lo mire. Ucrania está a unos 800 kilómetros de Moscú. A los demás territorios, ciudades, fronterizos, se les llama geográficamente Europa Oriental (Bielorusia, Moldavia). Un poco más al oeste están los países europeos que fueron parte de la Rusia en su época soviética, antes de 1991: Hungría, Polonia, Eslovaquia.

Algunas hipótesis

1- Puede que sea un conflicto interno entre el presidente Putin, acaso un choque, y lo que él llama los «oligarcas», cosmopolitas, que ganan tanto dinero que no pueden gozar de sus fortunas, cuando Putin es castigado por los organismos internacionales. Entonces quiere un retorno al pasado, cuando la Rusia del final del siglo XX era un imperio muy parecido a la Rusia de los zares, con emperador, o sea antes de 1917.

2- Pero no es fácil. La invasión militar ha despertado la conciencia de los ciudadanos que vuelven al criterio nacional, quieren tener una emancipación en tanto que nación, estar entre otros 200 Estados, ya quieren dejar de ser parte de un imperio, quieren volver a la patria. Está claro que la resistencia es lo que ocurrió cuando la Alemania e Hitler ocupó territorios de Europa.

Curiosamente, la ideología marxista la dejaron de lado los países en que la nación era fundamental. Parece que esa idea y pasión no ha desaparecido en la vida política y en los actos de los pueblos. Aunque crezca la economía globalizante, el resultado es que los países tienen gustos y culturas distintas. No es acaso una entidad europea pero cada sociedad tiene sus propios criterios y valores.

Diversas maneras de ver la guerra contra Ucrania

El uso de la violencia no parece tener éxito, hay protestas desde todo tipo de instituciones. Es al revés: si se quiere comunismo con armas, no parecen a favor si no hay solidaridad.  Ese no es el socialismo de Marx, de Gorbachov. Nos olvidamos que en 1956, Hungría abandonó el comunismo.

¿Qué estamos viendo planetariamente? El comunismo en la Europa del Este se quedó en 1991. Las sociedades evolucionan de manera que no hemos terminado de entender, pero usar la fuerza para encajar a sociedades en mutación es algo que no quieren millones de seres humanos que conocieron el comunismo. La gran fraternidad de Marx no puede imponerse como lo hicieron los alemanes nazis o la barbarie, que no ha desaparecido. Nadie ha hecho más daño que Putin. Nuestra era es tanto de crisis política como del modo de vivir sin el retorno de la barbarie de siempre. En Ucrania, el presidente Volodímir Zelensky, nos dice: «Si Ucrania deja de existir, otros países serán atacados» (Radio Universal de Chile).

1. Para tener buenos resultados en la economía, Ucrania va a preferir alejarse del método comunista.

2. La coexistencia se hace difícil con Estados pequeños que estuvieron unidos cuando la URSS era un imperio, hasta 1991. Hoy, la república checa, Polonia, y Ucrania, pueden tenir éxito.

3- Lo que quiere Putin es volver a un Estado gigante como lo era.

Publicado en El Montonero., 7 de marzo de 2022

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La increíble Rusia de hoy y la invasión de Ucrania

Written By: Hugo Neira - Feb• 28•22

Se llamaba República de Ucrania, su capital, Kiev; superficie de 603’700 km2, población de 44 millones de habitantes. Idiomas: ucraniano (oficial), ruso, turco-tártaro, rumano, húngaro, búlgaro, polaco, alemán, eslovaco, bielorruso, griego. Moneda, la grivna. Es una república unitaria joven, su sistema de gobierno presidencialista parlamentario, con un Jefe del Estado, Volodímir Zelenski, outsider actor de cine elegido en el 2019. Durante los años del poscomunismo, el intervencionismo occidental (Irak, Yugoslavia) rompió los acuerdos internacionales, y la ampliación de la OTAN al Este fue «un error fatal de la política americana desde el fin de la guerra fría», según el americano George F. Kennan, gran arquitecto de la política de contención de la expansión soviética.

La intervención militar de la Rusia actual ha cambiado el juego. Antes de proseguir, conviene saber qué es esa Rusia donde ha desaparecido el Estado soviético en 1991. No ha habido restauración alguna del sistema de la antigua URSS, ni acaso la implantación de un sistema capitalista. El ataque a Ucrania repercute en toda la Europa Oriental. Miren bien el mapa de esa zona cercana a Rusia y Moscú. Ucrania está al lado de Bielorrusia, Polonia, Moldavia, Rumanía, y más abajo, hacia el Mar Negro, Turquía. Más al norte, hacia el Mar Báltico, Letonia, Estonia y Lituania, naciones hoy independientes de la ex URSS, y países limitrófes con la Unión Europa.

Para responder a la pregunta cómo funciona la Rusia de esta época, hay estudios muy claros. Acudo al del CERI (Centre d’Études et de Recherches Internationales) que conozco, le tengo confianza y tengo a la mano la descripción de la Rusia poscomunista. ¿Cómo funciona entonces? En realidad, reuniendo a tres sistemas: la política, la burocracia y la oligarquía, que gira en torno a Putin.

Lo que voy ahora a decir es algo increíble. La clase política rusa, tras modificaciones en el sistema estatal y en los cargos administrativos, pasó de ser funcionarios de la URSS a volverse empresarios durante 15 años. La burocracia por sí misma pasó a ocuparse de la economía. Rusia ha tenido y tiene una rara clase social de burócratas y hombres de negocios a la vez. Es inútil enterarse que la corrupción se ha disparado puesto que los que podían controlarla son los mismos que la adaptan al sistema. Es el triunfo de la «propiedad privada», la posibilidad de intercambios dentro de los lazos familiares y sociales. Se forman redes que son mafias rusas, dice uno de los investigadores, Arcadi Vaksberg  (La Mafia russe, Albin Michel, París, «administración sin fin ni ley»), en la página 21 de su texto. Pero hay algo más. La burocracia rusa ha pasado del 1,8% al 4,9%, más que en la sociedad francesa y la americana.

Una de las investigadoras así resume a la Rusia de hoy: «Le triomphe des bureaucraties», y lo firma María Mandras, profesora en la escuela de Sciences Politiques de París. En el equipo de investigación estuvo el sociólogo Igor Kliamkine, vicepresidente de la fundación Mission Libérale, en Moscú. Y Robert Orttung, investigador y docente en el Transnational Crime and Corruption Center, y que es profesor además en la American University George Washington. Y Louise Schelley profesora de Ciencias Políticas en la misma institución.

¿Cuál fue el gran cambio? La reforma estructural. Convencidos del muy alto nivel de corrupción que se había instalado en Moscú y en la inmensa Rusia, la estrategia que se empleó se inicia en 1985 dando paso a la perestroika de Mijail Gorbatchov, sin dejar duda alguna sobre la función estratégica de la administración a todos los niveles de gobernabilidad. Quienes se ocuparon de esa selección fueron los tchinovniki (funcionarios secundarios) que gozaban de simpatía. Pero no era fácil elegir sin hacer un gran daño al Estado tomando en cuenta que las estructuras administrativas habían consolidado los territorios, las poblaciones. Se puede decir, sin faltar a la verdad, que esa capa social de funcionarios formaba una casta, y con los reformadores, después de los comunistas, estaría reemplazada por liberales, empresarios, o sea, para decirlo con claridad, otra «sociedad civil». Como se puede entender, era algo muy complejo. Se podía producir una resistencia entre «reaccionarios» y «modernizadores».

Parece increíble, por supuesto que hubo una trama de interrelaciones y interdependencias personales —como dicen los investigadores—, pero lo cierto es que entregaron la autoridad a los funcionarios mismos. O sea, el viejo Estado soviético se salva «mediante sus propios administradores». Estas modificaciones comenzaron en agosto de 1991 cuando el régimen de Gorbatchov se desploma, y el partido es dirigido por Boris Eltsine.

Hay que tener en cuenta que el federalismo del Estado soviético es también una modalidad de «regionalización» compleja. No deja de ser importante que Rusia comprende 21 repúblicas, 49 regiones (oblast), 6 territorios (krai), 11 distritos (okrug) y 2 ciudades con la calidad de estatus federal. Se comprende entonces que la reforma burocrática tomó unos 15 años.

La Rusia de hoy distribuye a los oligarcas las grandes empresas, los medios de comunicación y la administración local en cada lugar del inmenso país. ¿Pero cómo se puede progresar si la esfera económica está criminalizada? Con la krycha, palabra rusa que significa ‘techo’: quien tiene un gran negocio es protegido si el ilícito es de grandes volúmenes (protection racket). Si el lector de esta nota quiere saber más sobre esta Rusia que no es ni soviética ni la de los zares, puede conseguir La mafia en Union soviétique, de Virginie Coulloudon (J.C. Lattes, París, 1990).

No vivo en Rusia y los pocos sucesos salen rara vez en la prensa mundial —ya lo saben— pero hay algo que me confunde. El presidente Putin mismo los llama los «oligarcas», esos que él mismo ha reunido en esas nuevas condiciones de capitalismo criminal, y los trata de «incapaces», «ineficientes», «reaccionarios», «corrompidos», y probablemente busca otra desburocratización. Rusia no es un Estado de derecho. Putin pertenece a esos países donde manda una sola persona, es un Daniel Ortega ruso. Los diarios de Santiago están llenos de los efectos económicos posibles de los ataques de Rusia cuyo ejército es solo menor ante el de los Estados Unidos. En tanto que poder económico, Rusia es la 11a mayor economía del mundo por su PBI que viene creciendo un 4,7%. Tiene petróleo, «es el segundo mayor productor de crudo del mundo» según El Mercurio del 26-2-22. Es el mayorproductor de gas natural del mundo y principal exportador, con reservas inmensas. No nos confundamos, no estoy diciendo que el comunismo produce más que las democracias, hay que saber el ranking de producción de los principales minerales y metales. Desde el cobalto al cobre o el zinc.

Una opinión personal. La riqueza de Rusia no viene de la ideología de Hegel o de Marx, sino del impulso dado por Lenin. No solo hizo una revolución sino que la gran metamorfosis fue sumar a los poderes de los sóviets el de los bolcheviques que transformaron la sociedad para ingresar a la revolución industrial, como lo explica desde hace años, la profesora y especialista de Rusia, Hélène Carrère d’Encausse.  No es solo el partido, es el Estado, un sistema de poder, y millones de habitantes.

¿Qué pasó en este continente nuestro de revoluciones que no lograron acabar con la miseria? Es que no entendemos que un régimen feroz no es lo que produce la emergencia de una potencia. No es solo el genio de la política que tuvieron los bolcheviques en 1917 sino el conocimiento de la modernidad industrial que nosotros no tenemos. Seamos francos, ninguna de las repúblicas de nuestro continente ha salido de lo que somos, vendedores de materias de extracción. Sino seríamos otros pueblos. Otra historia. La Rusia de Lenine creció mirando hacia las sociedades industrializadas, pero muchos de nosotros han creído que solo se necesitaba el poder. En cambio, nosotros hemos perdido a los reformadores, a los intelectuales y sabios, por eso estamos así. Nada bien. No nos hace falta un nuevo orden político-social. Lo que nos falta es una civilización industrial. Seremos libres cuando floten barcos construidos en nuestros puertos, atraviesen los océanos con fletes destinados a otros continentes porque habremos modernizado la agricultura tradicional de los Andes que hoy no puede competir. No estoy hablando de Estados Unidos o de Europa sino cómo, del otro lado del Pacífico, los países asiáticos han modificado su producción, que es la manera de ser moderno. Japón, Corea del Sur y la China son el ejemplo que tenemos del otro lado del Pacífico. Solo entonces habremos dejado el orden colonial que todavía nos domina. Necesitamos una reforma de cómo trabajar, cómo vivir. Todavía hoy hay peruanos que sueñan con ser terrateniente. Y no pongo nombres por no insultar.

Publicado en El Montonero., 28 de febrero de 2022

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Escribiendo a amigos

Written By: Hugo Neira - Feb• 21•22

Para este lunes, tengo tres temáticas para mis lectores del portal El Montonero de mi amigo y director, Víctor Andrés Ponce. Él me conoce y sabe que me interesan diversas ideas y corrientes intelectuales. Como soy en Europa un exprofesor, me llegan las revistas científicas que debido a las nuevas investigaciones sobre psicología tratan del caso de los más jóvenes que pueden comprender perfectamente, desde los seis años, hasta la filosofía. Esa es la primera noticia.

La segunda es que una modalidad de meditación corre por el planeta, fuera de su lugar de origen, es la meditación budista. Qué lástima que se fuera de este mundo un político que le atraían estos temas, me refiero a Alan García, y su libro Confucio y la globalización, con un subtítulo bien claro, «comprender China y crecer con ella». Por lo visto, ya no son los Estados Unidos el gran país productivo y de emigración que fueron al final de la segunda Guerra Mundial. Yo me he cansado de decir a mis alumnos que si les interesa la economía internacional, es mejor que estudien el chino y no las lenguas que son las de otras épocas. Pero la fascinación americana sigue siendo la más dominante.

En cuanto a la filosofía para escolares, fue la idea del editor Jean-Paul Mongin. Creó una colección —«Les petits Platons»— dirigida  tanto a lectores de 9-10 años como a adultos que quieren refrescar sus conocimientos. La colección existe hoy en 26 lenguas (Sciences Humaines n°343, enero de 2022). Su originalidad es permitir a los niños de descubrir a los mismos filósofos como Descartes, Leibniz y Kant, y filosofar desde su corta edad. Había habido antes experiencia de colecciones de libros de filosofía para los menores de edad, es el caso de El mundo de Sofía del noruego Gaarder que fue traducido al francés en 1995, y también una colección de Gallimard —«Chouette! Penser»— que no duró lamentablemente, dice Mongin, pero su colección trae ficciones que hacen eco a los conceptos filosóficos, y la fórmula es exitosa. Ponen portadas como para jugar, por ejemplo, Nietzsche subiendo a un cerro a grandes pasos, o la confesión de San Augustín. Todo esto antes de la secundaria. Conclusión: cada vez más lejos estamos de los lugares donde la filosofía se ha vuelto al alcance de todos. No olvidemos que toda nación necesita una ética en torno a la cual gira su economía y ordenamiento legal.

Tercera temática, ¿qué ciudadanos formamos? ¿Qué sabemos de los niños? Hace 30 años que se estableció una nueva especialidad llamada ‘neurospsicología’  (neuropsychologie en francés). Demoró diez años en desarrollarse en Francia (hay a la fecha 5000 neuropsicólogos) y hoy es cada vez más pedido un balance neuropsicológico tanto de los niños (que no es test de QI) como de los adultos para asegurar un mejor futuro, una mejor orientación en función del perfil de cada quien. Pensando en nuestros déficits en capital humano y educación, no puedo sino recordar una magnífica tesis de un estudiante de San Marcos, Humberto Porras Vásquez, y como asesor, César Germaná. Cómo la «criollada» se vuelve algo más que una viveza, se convierte en achoramiento y arribismo, lo que cuenta es subir, con comportamientos cualesquiera. Tras la omnipresencia de la mentira, sin valores ni principios, sin otra preocupación que subir, ascender a como dé lugar. Esa tesis es lo más real que se ha dicho y escrito en el Perú en unas 200 páginas. Ahí está en la web desde el 2010. Ya sabemos que el peor de los vicios es esa cultura criollista, que no ha desaparecido, es una forma de vida fuera de toda norma y un juego sin seriedad. Aun las bromas y la vida tienen límites. De ahí quizá que el peruano no tiene confianza en el peruano amigo, socio, o pariente. ¿No es la confianza una de las virtudes en otras sociedades? Triste es la vida en países sin fiestas pero triste también es si solo cuenta la carcajada… Les reprodujo un artículo que escribí al respecto hace 6 años, publicado el 8 de febrero de 2016 en este mismo portal.

Presidencia, pendejada y el Quijote de Menard                                    

Las malas palabras dicen mucho. Pendejada es concepto utilísimo para describir buena parte de la sociedad peruana. Y si el amable lector cree que no hago honor a mis borlas académicas al usarlo, le prevengo que el sociólogo Gonzalo Portocarrero de la PUCP se sirve de la noción para una «sociogénesis del cinismo»  —chúpate esa— y en un libro de lo más serio, Rostros criollos del mal (p. 102). Sé que el amable lector va a protegerse —eso también es de rigor— y va a decir, claro, un caviar. Tengo malas noticias. El término y lo que significa es usado en tesis de San Marcos, «Estudiantes universitarios y cultura de la criollada», Humberto Porras, dirigida por César Germaná. El capítulo sobre la pendejada va de la página 19 a la 35. Y Juan Carlos Ubilluz, Nuevos súbditos (IEP, 2006). Trata del sujeto criollo y la pendejada. 

En castizo, «viene del pelo del pubis y las ingles» (Dic. Casares). En su raíz tiene un sentido sexual, «el burro se ha puesto pendejo», es decir exitado y por lo tanto tonto. Ahora bien, la gran pendejada consiste en que le hemos sacado la vuelta al castellano. Para mexicanos, venezolanos y colombianos no es pícaro ni vivo. «No seas pendejo» es ponerse estúpido. «En el Perú pasó a ser algo reprochable», dice Humberto Porras siguiendo a Tauro del Pino. Y aquí viene la cosa curiosa. Es deshonestidad con éxito. ¡Y con algo de gracioso! Mi teoría es que la pendejada la hacían los pobres indios para joder un poco a sus curacas y curas explotadores (¿qué se han creído que fue la Colonia?!) y también, los de arriba. Señoritos blancos con su toquecito andaluz. Es decir, con picardía. Si alguien te pone hoy en Lima una pistola en la cabeza es un asalto. Si tu socio te roba es una pendejada. El riesgo con el pendejo es que se siente en la obligación de caerte simpático. Ahí viene la confusión. La transgresión (Portocarrero). Hace siglos que nos encantan los pendejos. La pendejada es un arte. Te joden pero bonito. Ahí está el problema. Te seducen. 

La vaina es que también queremos ser ricos pero la ética de la modernidad no aguanta pendejadas. La burguesía cuando aparece —tesis del alemán Weber—  viene asociada a una moral del esfuerzo, austeridad y trabajo. En Perú ha habido más bien ricos disipados. «Fina estampa, caballero». Las elites chamberoburguesas de verdad han faltado. Las ha habido, unos cuantos blancos que llegaron a fines del XIX, de ahí mineros, industriales, banqueros. Emigrantes italianos, vascos, ingleses, polacos y judíos. Pero luego la prole se acriollaba. Algunos linajes se hundieron, otros no. ¿Por qué los descendientes de migrantes étnico-internos no seguirían el modelo tradicional? Los nietos de los invasores de H. de Soto, hoy chamberos exandinos, han conquistado las urbes, pero sociedades como la peruana tienen un molde que se reproduce. Ha surgido una nueva categoría de pendejos de origen popular. ¿O no es cierto que empresarios emergentes pagan pésimos salarios a sus operarios? «Los rostros del mal» no solo son criollos. Eso era antes.

Según Ubilluz, los patterns locales te dan a elegir, lorna o pendejo (p. 59). La opción es espantosa. Pero la misma sabiduría popular nos propone «el cojudo pendejo y el pendejo cojudo». Puro barroco pero interesante. El que se hace el buenito, por ejemplo, «soy provinciano, empresario», ¿les suena a alguien? Y entonces el pendejo, que de serlo tanto, pasa a la categoría de conchudo. Y entonces viene el roche.

César, no hagas caso. Borges habla de un tal Menard que decidió ser Miguel de Cervantes. Y publicó El Quijote. Tú no quieres escribir como Arguedas, sino ser Arguedas. Cómo no nos dimos cuenta, es sencillo. Lo editas con tu nombre y se acabó el merengue. Hazlo, te hago el prólogo y te iremos a visitar a un lugar calmo y simpático que se encuentra por Magdalena del Mar.

Publicado en El Montonero., 21 de febrero de 2022

https://elmontonero.pe/columnas/escribiendo-a-amigos