Los guanacos son inteligentes

Written By: Hugo Neira - Abr• 26•22

Sigo en Chile, mis libros por escribir andan retrasados. Hemos salido bien de un Covid  pues nos habíamos puesto las tres dosis necesarias. Y Chile está saliendo de la ola porque no se puede estar en ningún lugar cerrado con público sin el pase de movilidad activo. Entre tanto me desespera saber cómo van las cosas en el Perú, no solo lo que ocurre en Ucrania o Afganistán, o sea, lo que pasa en el mundo.

Estamos suscritos a una revista semanal llamada Courrier International que nos informa de estos temas. Este semanario recoge lo mejor de otros diarios como The New York Times, The Economist, Die Zeit, La Vanguardia, y lo traduce al francés. En tres de sus páginas del n°1638 del 24-30 de marzo, desde la ética de otro lado del continente americano, encontramos una mirada sobre el gobierno del Perú. Así les enviamos un retazo del diario El País América, lo que piensa el periodista Juan Diego Quesada, desde México. El titular en el original es «Perú, el país de la crisis perpetua» que fue traducido así: «Pérou. Pedro Castillo, président erratique d’un pays ingouvernable» (Perú: Pedro Castillo, presidente errático de un país ingobernable). ¿Fuerte, no? Llama la atención, ¿no solo el presidente sino la sociedad peruana? Y continúa, en el encabezado: «En el poder desde julio del 2021, un jefe de Estado sin experiencia política ha acrecentado la inestabilidad del país andino donde hubo cuatro gabinetes en pocos meses. ¿La culpa es de sus opositores o de su inconsistencia? se pregunta El País América.» En la ilustración, brilla el sombrero del presidente. Espero que los diagramadores la tomen en cuenta. Veamos lo que nos dicen desde México. «Perú, de 33 millones de habitantes, se ha sumido de nuevo en la convulsión. En América Latina se le ha puesto la etiqueta de ingobernable. Se suceden los dirigentes quebrados. Los peruanos se preguntan qué clase de maldición ha caído sobre ellos.» «La palabra gruesa domina el debate público.» No es frase mía, las palabras del original fueron traducidas así : «Le débat public est dominé par la vulgarité». Pero continuaré con ese párrafo que gracias a la revista da la vuelta al planeta.«El Congreso, siempre fragmentado al no existir los partidos políticos tradicionales, es una herramienta para delimitar el poder presidencial y, llegada la hora, guillotinarlo. Perú lleva en esa espiral seis años.»

Pero yo no lo creo solo un asunto de política. Hay dos cosas. La primera, es la pésima educación secundaria. Hace decenios que se borraron las asignaturas a pedido del Banco Mundial, nada de Historia peruana, Gramática, redacción de textos racionales, ¿acaso no es cierto, maestro Vexler? Menos mal que yo fui a una escuela pública, en el Melitón Carvajal, usted todavía no había empezado con su tarea de la anti-Educación. La segunda, es que cuando entré a San Marcos, todos sabíamos pensar y redactar. No nos formaron para tener profesión solamente sino, de paso, para ser ciudadanos. Con tanta gente que no puede leer un libro, tenemos unas mayorías sin formación mental. Es entonces una crisis muy grave. En los pueblos donde se prefiere la ignorancia, cualquiera es estadista, funcionario o profesor. Estudiar solo les gusta a algunos, que son odiados y se van del país.

Lo que digo es duro, lo siento, pero se ha dicho muchas veces. Recuerdo, por ejemplo, a Gonzalo Portocarrero. Consideraba que la transgresión era «una forma específica de  goce del mundo criollo». Decía: «Con el ser criollo sucede algo paradójico, pues despierta valoraciones totalmente opuestas. Es decir la palabra está cargada de ambivalencia pues tan pronto significa algo apreciado y querido como, de otro lado, algo extraño y repudiable. En efecto, lo criollo se asocia con la alegría, el ingenio y el humor; y resulta para muchos peruanos, lo propio, lo entrañable, lo que nos identifica y que podemos asumir a ‘boca llena’. No obstante, para esos mismos peruanos lo criollo es también sinónimo de lo repudiable, de lo abyecto, de aquello que debe ser rechazado si uno quiere pasar por una persona seria y respetada.» Yo lo he leído, no solo conocido.

Pero en el Perú —y creo que más en Lima que en el Cusco o  Arequipa—, se habla de lo que no se conoce. El dios llamado Chisme, herencia de la época colonial. Un ejemplo: una abogada y política peruana se animaba a probar el voto popular en el 2001. Ella decía claramente que era abogada, con estudios en Lima en el Reina de los Ángeles, y en un colegio religioso canadiense y luego en la PUCP. Pero surgió un chisme. Su padre era lo que llamamos, en jerga, burro. Y el chisme se transformó en insulto cuando se le trató de «auquénido» a quien pasó por Harvard. Lourdes Flores Nano fue congresista de 1990 al 2000, si es que no me equivoco, pero lo de «auquénido» le costó su pasaje a la segunda vuelta.

Como viajo, de pronto nos encontramos en un zoológico. Y me llevo la mayor de las sorpresas. Un grupo de guanacos delante nuestro. Resulta que pueden ser de lo más dócil y no ataca a los que se le acercan. Los guanacos suelen tener como enemigos los que vuelan por encima de ellos, los cóndores. O sea, la metáfora de los que inventaron una manera de bajar la calidad de la política, es de gentes peruanas que no conocen el Perú, ni su fauna y vida natural, y hablan de lo que no saben. Aquí tenemos un ejemplo de la ‘transgresión, goce del mundo criollo’. Gonzalo Portocarrero nos dijo que «los criollos nos amamos y nos odiamos al mismo tiempo. La subjetividad criolla es pues frágil e insegura.» 

Tocqueville, para los Estados Unidos de sus primeros pasos, dijo que había encontrado una «sociedad democrática». Es decir, todos, por lo general los inmigrados del otro lado del Atlántico, se trataban como iguales. Y luego de tener un «pueblo» homogéneo, se pudo construir un segundo paso —o algunos más—, las instituciones, porque existía la igualdad y no había pasado aristocrático. Para nosotros, fue al revés. Primero subir. Luego convivir, pero no te pases.

Publicado en El Montonero., 25 de abril de 2022

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Alan García: “Entre las ideas, la existencia y la acción política” (*)

Written By: Hugo Neira - Abr• 18•22

Cuando preparo esta columna, es un día domingo de Pascua 17 de abril y fecha aniversario del suicidio de Alan García, hace de ello tres años. ¡Qué falta le hace al Perú! ¡A la política! En homenaje, reproduzco la biografía que me pidió el equipo de Juan Pablo de la Guerra, de la actual Gerencia de Educación y Deportes de la Municipalidad de Lima, Rafael de la Piedra y Renata Teodori, para la bella publicación de Presidentes y Gobernantes del Perú Republicano que la alcaldía preparó en ocasión del Bicentenario. Volveré pronto sobre Alan García en este portal.

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Alan García: “Entre las ideas, la existencia y la acción política”

El concepto de biografía, según la academia, proviene de dos vocablos griegos, bios o sea, vida, y graphein, escritura. Pero a un año de su partida, no podemos eludir la palabra muerte. En este libro sobre presidentes y gobernantes (*), en nuestra historia, varios fueron asesinados: Balta, Manuel Pardo, Sánchez Cerro. Pero no con el adiós doliente del suicidio. Sin embargo, a alguien que no era un político, igual lo hirieron tanto que no tuvo otro camino que partir, me refiero a José María Arguedas. Por lo demás, Alan Gabriel Ludwig García Pérez explica su vida en su obra póstuma Metamemorias, (2019). Alan García, entre las ideas, la existencia y la acción política. Un legado múltiple, acaso heredado de Haya de Torre, su maestro.

Ahora bien, una vida intensa que se autoafirma en discursos (gran orador) y libros, campañas y desempeños, y, para intentar resumirla, hay que tomar en cuenta que tuvo dos gobiernos: 1985-1990 y 2006-2011. Fernando Belaúnde también gobierna en dos ocasiones. Pero es preferible comparar a García con Leguía y Manuel Prado. Tienen en común que, de un gobierno al otro, estos tres presidentes tuvieron cambios enormes. ¿La presión de las circunstancias? Enigma de la vida política.

Se me pide en el proyecto, el “desempeño” y, a la vez, “el legado que dejaron en su gestión gubernamental”. No es una mala idea, lo que se hizo y luego la huella histórica. En el caso de Alan García, la gran cuestión suya era si habría un aprismo en el siglo XXI. García publica unos 18 libros, y entre ellos, El futuro diferente (1982), Modernidad y política en el siglo XXI. Globalización y justicia social (2003). Y en el 2013, Confucio y la globalización. La preferencia por ese pensador, un maestro, un letrado portador de una racionalidad que, con el tiempo, crece, se vuelve escuela de normas y serán el fundamento secular de la humanidad china. El libro sobre Confucio de Alan García lo han traducido en China. Conviene que diga esto en esta página. A García, mezquinamente, sus adversarios no le reconocieron lo que también era, un intelectual, un pensador, no solo a la cabeza de muchedumbres y masas como otros políticos peruanos.

Debo ocuparme ahora de su desempeño presidencial. Y para eso nada mejor que las cifras. Acudo al artículo de Carlos Adrianzén, “Reflexiones sobre la gestión de Alan García Pérez” (2019), que nos pone frente a siete cuadros. Nos limitaremos a algunos. Primera cifra, el PBI entre el 2007 y el 2011, la media entre 5% y 6%, por encima de los regímenes anteriores. La segunda, la tasa anual de inversiones, siempre de 2007 a 2011, un 14%. La tercera, lo dice el propio Adrianzén (2019) que, por supuesto, no es aprista, “el régimen de Alan García ocupa el primer lugar en el ritmo de crecimiento del consumo privado” (párr. 17). Un 6%. Por último, cómo disminuye en su gobierno la pobreza, y esta vez son curvas y cuadros del INEI (Instituto Nacional de Estadística e Informática): “en el período 2006-2011, la pobreza decreció en 21,4 puntos porcentuales, al pasar de 49,2% a 27,8%”. Una disminución significativa que expresa, de paso, la ampliación de las nuevas clases medias. Un fenómeno que no se ha vuelto a repetir. Un dato decisivo para avalar una gobernabilidad, pero por la incapacidad de sus adversarios de reconocerle alguna virtud, ese segundo gobierno se niega, o de ello no se habla.

No hay duda, hay una diferencia enorme con su primer gobierno. Y no la vamos a ocultar. En los ochenta, hubo un Alan García del pasaje del sol al inti, y una inflación tal que el FMI nos declara “inelegibles”. Seamos francos, fue una hiperinflación. Los peruanos no lo han olvidado: comienza en septiembre de 1988 con una tasa mensual del 1722% y termina en 7694%, cuando deja el poder. Nadie olvida ese momento: 5 millones de intis, en 1991, equivalían a 5 nuevos soles. Se entiende el shock económico de Alberto Fujimori apenas inicia su gobierno. ¿Qué pasó con el joven presidente? Acaso el romanticismo del Bildung —concepto weberiano— cuando emerge su “segundo ego” de revolucionario aprista. Fue un período difícil, se había iniciado la guerra de Sendero Luminoso contra el Perú.

Hubo una metamorfosis. Y para esta mínima biografía, conviene asomarse a lo que pasa en el alma de AGP. Aquello ocurre tras un intervalo prolongado, de 1990 a 2006. Perseguido por Fujimori, Alan parte al exilio. Se instala en Francia, vive en la Rue de la Tour, y continúa lo que siempre hizo, estudiar. Ya lo había hecho, en la Complutense de Madrid, cursos de doctorado en derecho en 1972 y 1974, y, en París, en la Universidad Panthéon-Sorbonne, una licencia en sociología de 1974 a 1977. Esta vez, bajo la tutoría de François Bourricaud, partidario de una mirada plural sobre las sociedades. Su itinerario fue una permanente formación intelectual: colegio nacional José María Eguren en su adolescencia, pregrado en la Pontificia Universidad Católica del Perú, y en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, un título en leyes en 1971. Los padres de Alan coinciden con las capas sociales inclinadas al aprismo, esas capas de los años treinta al cincuenta, de pocos ingresos, empleados privados o públicos, obreros urbanos, maestros de escuela. Pero muy cultos. La madre, maestra. El padre, gran organizador, Secretario General del aprismo, en prisión en gran parte de su vida. Y Alan García recibe en Perú un legado singular, la enseñanza de Haya de la Torre, que implicaba una vasta transmisión de experiencias y lecturas de la filosofía y la historia, no sólo del Perú sino de la cultura occidental. Y en esos años de exilio, el presidente Mitterrand le pide a un brillante profesor, Alain Rouquié, socialista, que se ocupe de Alan, acaso entristecido por la lejanía. Son cosas que los franceses no hacen siempre. De alguna manera, político y hombre apasionado por el conocimiento. La prueba, su biblioteca personal, hoy en la Universidad San Martín de Porres. Los libros que había leído y anotado, van de la filosofía a la historia, de la antropología a las ciencias sociales. Alan García es, pues, un político que no tenía sobre su alma el peso de un dogma. Hay que apreciar que retorna, en su exilio, a una Europa de los noventa, cuando se hunde la URSS. Cosa que no lo pudo sorprender en demasía, era un antiguo vaticinio de Haya de la Torre: la Rusia de Stalin no era ni comunista ni socialista, sino un capitalismo de Estado. Alan no se vuelve un liberal. De alguna manera, era un hereje. Ni laisser-faire ni Estado empresario. Su segundo gobierno fue un equilibrio entre Mercado y Estado. Y se ocupó de invertir 350 millones de dólares para acabar con el analfabetismo. Y como este documento se escribe cuando el Covid-19 nos golpea, conviene que se sepa cuántos hospitales construye: 32 culminados y entregados. Y otros 15 culminados, pero sin equipamientos.

En Lima, de nuevo presidente, puesto que no expropiaba empresas como Velasco, al contrario, llama a la inversión privada (García, 2007-2008) y la izquierda limeña lo ataca a fondo durante esos cinco años. Lo cual es paradójico, Alan García, en su segundo gobierno, mantiene lazos de amistad con el presidente Lula de Brasil, con Michèle Bachelet en Chile, con la Concertación para la Democracia. Es decir, lo que podríamos llamar una izquierda democrática. Ese segundo gobierno no fue una taza de té. Huelgas y prensa hostil, rotación de gabinetes. Y el antiaprismo como ideología. De su persona, solo se puede decir que se casa un par de veces, y cuando tiene un hijo fuera de las normas, lo reconoce. Un intelectual fornido, muy alto, en un país de gente más bien baja. Sonriente, saludable. Lo que se llama una fuerza de la naturaleza. Alan no solo político, sino permanente escritor. Presidentes de ese nivel no abundan. Por lo demás, fue un demócrata. Y un librepensador. Pero el Estado social y de Derecho, sin Alan, se quedó para las calendas griegas. Me hace pensar en una canción de Demis Roussos, “El Griego”, que él conocía en París: “ha partido como una nave, acaso regrese como un ave”. (HN)

1. Adrianzen, C. (22 de abril del 2019). Reflexiones sobre la gestión de Alan García Pérez. El Montonero. Recuperado de https://elmontonero.pe/columnas/reflexiones-sobre-la-gestion-de-alan-garcia-perez

2. García, A. (28 de octubre de 2007). El síndrome del perro del hortelano. El Comercio.

3. García, A. (25 de noviembre de 2007). Receta para acabar con el perro del hortelano. El Comercio.

4. García, A. (2 de marzo de 2008). El perro del hortelano contra el pobre. El Comercio.

5. García, A. (2019). Metamemorias. Lima, Perú: Editorial Planeta.

(*) Presidentes y Gobernantes del Perú Republicano, Municipalidad Metropolitana de Lima, 2020, pp. 384-387.

Publicado en El Montonero., 18 de abril de 2022

https://elmontonero.pe/columnas/alan-garcia-entre-las-ideas-la-existencia-y-la-accion-politica

¿Y si Putin estuviera enfermo?

Written By: Hugo Neira - Abr• 11•22

No es un rumor sino una deducción a la que llegaron los investigadores rusos del portal Proyect, un sitio web independiente al que The Times, por ejemplo, suele acudir para difundir noticias de Rusia. Putin tendría cáncer de tiroides. El crecimiento de su entorno médico ha llamado la atención, son ahora nueve galenos, y entre ellos un oncólogo de tiroides (E. Selivanov), dos otorrinolaringólogos (A. Shcheglov e I. Esakov), los tres teniendo en común un gran número de visitas al jefe del Kremlin en los últimos 4 años: 35 visitas para Selivanov y 166 días pasados con Putin contra 282 días para Shcheglov. Para llegar a esa contabilidad, siguieron los pasos de Putin cuando iba a su residencia de Sochi, a descansar o en viaje oficial, o simplemente cuando desaparecía de los radares. Y desmenuzaron las facturas de los hoteles en los alrededores de la mansión. Mostraban que esos tres médicos siempre coincidían ahí cuando Putin se encontraba en su residencia. El cáncer podría explicar los cambios físicos detectados en la cara de Putin (el color de piel, su hinchazón y la del cuello). Esta noticia está circulando esos días, y es comentada en Francia pues es un dato de importancia para entender a Putin y tal vez las salidas de esta guerra.

Daremos a conocer las opiniones de los invitados del periodista David Pujadas en su programa de 24H Pujadas, en el canal LCI, del 7 de abril. Claire ha desgrabado esto que nos da noticias muy importantes. El dedo de un enfermo cercano a una bomba atómica. ¡Qué época!

Al oncólogo David Khayat, fundador del Instituto Nacional del Cáncer, Pujadas le pregunta su opinión. Si una persona ve 35 veces a un oncólogo especialista de la tiroides, pues tiene cáncer de tiroides. Añade que ese no se trata con quimio, entonces no hay cambio físico que advierta del cáncer, no se cae el cabello.

La enfermedad, para el experto en relaciones exteriores François Heisbourg, es un parametro de temporalidad que permite preguntarse qué va a hacer Putin si tiene el tiempo contado y qué no de lo contrario. Recordó que Mitterrand gobernó 14 años con un cáncer, y Pompidou tres años. Además, hoy muchos se curan bien. En julio del año pasado, Putin había dicho que quería reconstruir Rusia antigua, y para ello desaparecer Ucrania en tanto que entidad política. Pero ¿será un proyecto de corto o largo plazo?, se pregunta Heisbourg. Si tiene prisa, el arma nuclear puede ser utilizada (aunque no usada) para sus propósitos.

También le preguntó su parecer a Elsa Vidal, periodista, Jefa de Redacción en lengua rusa de Radio France International, especialista en sociedades post soviéticas. Opina que es un hecho que podría cuestionar la performance física de Putin, lo que intenta hacer creer que es, que encarna la potencia masculina de la nación rusa. Un líder enfermo podría bajar la moral a su pueblo y soldados. Y si se toma en cuenta el hecho que se le considera un criminal de guerra, sus seguidores podrían pensar en una sucesión para defender los intereses de Rusia. Pero la sucesión no sería un tema nuevo, dieciseis meses atrás, ya se comentaba que podría sucederle el actual primer ministro, Mikhail Mishustin. Luego, el asunto se congeló. No se sabe entonces si él fue forzado para permanecer en el poder o no. Lo que no se debe perder de vista es que Putin no es una persona conectada, no tiene smartphone. En cambio, lee mucho y libros de historia de la época de Iván el Terrible. La señora Vidal precisa que la propaganda del régimen putinista no se debe malinterpretar: cuando habla de «denazificación» de Ucrania, no habla de un gobierno malo y una población buena, sino que por nazi, entiende el mal absoluto. Y para él, ese mal es el acercamiento de Ucrania con Occidente desde 1989. Putin considera que Ucrania es la matriz de Rusia y la actual Ucrania se ha vuelto antirrusa. Entonces debe ser destruida para volverse pura pues ha sido corrompida por Occidente desde esa fecha. Toda la población ucraniana es culpable de ello, son criminales de guerra que matan a los rusos étnicos y a rusófonos en el Donbass. Además, considera que tomará una generación la «denazificación» del país. Esa es la propaganda que difunde la agencia de prensa de Estado ruso, RIA Novosti.

Interrogado sobre las incidencias psicológicas y la manera de percibir el mundo con un tratamiento anticanceroso,  un estudioso de los tiranos en el mundo admite que puede alterarles el juicio, la facultad de discernimiento y los ánimos. En el caso de Putin, recuerda que no se debe olvidar la dimensión de lo sagrado en su universo, su obsesión por las Sagradas Escrituras desde el principio de la crisis, sus one-man shows al estilo televangelista. Y que tiene un pacto, cuasi satánico, con el Patriarca de Moscú, Cirilo I (ex «Mikhailov», su nombre encubierto de agente de la KGB en Ginebra), con 75 años, confiriendo una caución religiosa a la guerra de Putin. Dos invitados coinciden en el pacto: Cirilo I hace presión sobre el Kremlin, respalda la lucha contra el «nazismo». Si bien estuvo opuesto a la anexión de Crimea, respaldó rápido la «operación especial» en Ucrania. Y en sus oficios, no solo se conforma con dar bendiciones sino que traza una línea: «todos los que se oponen a la operación especial forman parte de las fuerzas del mal». Diablos.

¿Pero quién es ese obispo que libra con Putin una «guerra santa» contra Occidente?  En Rusia, y abriendo un paréntesis, si acudimos al profesor y especialista Antoine Nivière, la Iglesia desde el Medioevo fue sometida al poder político. El ingenio de Putin fue reemplazar la ideología marxista del sovietismo por un nacionalismo centrado en la ortodoxia. En otras palabras, el Patriarca se compra el pleito del choque de civilizaciones. Es una persona muy autoritaria, que se siente por encima de todos los obispos (cuando no hay jerarquía en la Iglesia Ortodoxa), que hizo fortuna vendiendo cigarillos en Irak durante el embargo americano en los años 2000 y vive muy desconectado de la realidad, añade Nivière.

Vuelve a tomar la palabra el especialista en cerebros de tiranos: -Ojo con las fechas simbólicas. El 24 de abril, es el día de la Pascua ortodoxa. Putin necesitará un logro que presentar al pueblo para legitimar su acción religiosa que el apoyo del Patriarca le confiere. Y luego, otra fecha, que es el 9 de mayo y la capitulación de la Alemania nazi, fecha que desde ya preocupa mucho al presidente Macron de Francia.

Si el proyecto imperialista de la dupla Putin-Ciril I está respaldado por los rusos, no lo sabemos a ciencia cierta, pero sí que la propangada cala en las mentes y que no hay sitio en Rusia para quienes la cuestionen. El factor salud del jefe del Kremlin es un parametro nuevo en el teatro de las operaciones.

A todo lo anterior nos parece importante la opinión del gran neuropsiquiatra y psicoanalista francés, Boris Cyrulnik, el padre de la resiliencia, y él mismo sobreviviente del nazismo. No esconde su sideración ante la guerra de Putin a Ucrania, una guerra que no tiene fundamento alguno, señala. Escapó a la muerte en los hornos crematorios durante el régimen de Vichy, pero sus padres no. Con esa guerra, descubre sus raíces —que desconocía—, su padre era ucraniano, se lo dicen por cartas y con cariño familiares que ignoraba que tenía. Sobre Putin, dijo hace pocos días en un set de TV que es una persona que carece de empatía, cosa que no tiene que ver con la locura sino con el desarrollo personal y que empieza a los 4 años. Putin no se interesa por lo que pasa en la mente de los otros. Su única ley es la de su deseo y por lo tanto, puede matar sin ninguna culpabilidad. Como Eischmann.

Vaya enemigo que tiene no solo Ucrania sino Occidente entero. Perdón, en riesgo está la humanidad por entero, el riesgo de que armas atómicas estén a pocos centímetros de un enfermo que provocaría tal cataclismo. Al punto que ha aparecido una corriente de ética y conocimientos, que se llama «humanólogos». No ha habido más peligro para nuestra vida, ni las guerras mundiales o las plagas, o los volcanes. La humanología será la fe y la ideología para este siglo, este es uno de los casos en que no habría victoria alguna. Ojalá no ocurra.

Publicado en El Montonero., 11 de abril de 2022

https://elmontonero.pe/columnas/y-si-putin-estuviera-enfermo

Vallejo siempre

Written By: Hugo Neira - Abr• 04•22

Nadie se ríe ni se burla cuando las grandes naciones recuerdan a sus grandes creadores. Por ejemplo, los países de lengua anglosajona no se olvidan de Shakespeare. En Francia, no se olvidan de sus poetas como Baudelaire o Víctor Hugo. Los españoles, por su parte, no se olvidan de Gonzalo de Berceo, ni de Tirso de la Molina, Lope de Vega o Góngora. Los festejan. Y el Perú no puede olvidar a César Vallejo que nació hace 130 anõs y publicó Trilce hace justo 100 años, como se recordó en esta columna el 31 de enero (https://elmontonero.pe/columnas/vallejo-y-que-significa-la-palabra-trilce).

            Me moriré en París con aguacero,

            un día del cual tengo ya el recuerdo.

            Me moriré en París —y no me corro—,

            Tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Por supuesto que hay algunos grandes poetas después de él. Hagamos el recuerdo y un esfuerzo educativo: que en los colegios del Perú, privados o estatales, sencillamente se les lea a los niños y escolares un poema de Vallejo.

Hace 60 años, tenía yo 25 años y era editorialista del diario Expreso fundado por Manongo Mujica. Un editorial de febrero de 1962 lo dedicamos a nuestro poeta universal, conocido de todos en el planeta y casi desconocido en su país.

                                                          ***

Un homenaje incomprensible

Para la conciencia del país existe, aún, el proble­ma Vallejo. Se trata —re­duzcámoslo a términos prosaicos— de una deuda nacional. Nosotros, los pe­ruanos, es decir, hombres sujetos a un tiempo de elecciones muy precisas, colectivas, apuntadas nues­tras acciones a hacer una historia inédita, no hemos cancelado aún el precio, si es que hay alguno su­ficiente, de nuestra deuda con Vallejo.

Vallejo sigue muerto en París. No nos hemos redi­mido de su lejanía, en úl­tima instancia, de su so­ledad. Una nota de Geor­gette Vallejo a la biogra­fía de César Vallejo re­vela  ese desamparo al que nuestro silencio prolonga en la muerte. Es de no­tar—dice su viuda— que en las épocas de peor necesidad de Vallejo, (Primavera del 28, febrero del 32, invierno del 37) no habrá quien acuda a su lado. Por eso, quizás, cuando moría, «No men­cionará ni a su familia, ni a su patria, ni a nadie, ni a él mismo». Qué significativo: ni a él mismo. Vallejo que era el verbo pu­ro del Perú olvidaba su nombre y con él el olor de retama de la sierra de Santiago de Chuco, la tierra húmeda y lejana de Mansiche fijada en su ju­ventud. Este es pues el problema Vallejo, el pro­blema de la gran soledad del mayor poeta peruano, la afrenta y el dolor para su país de origen, de que muriese en París, con a­guacero, de que siga muer­to allá, de que se fuera pronunciando, «España, me voy a España» en vez de Perú, Perú… al pie del orbe, como en sus ver­sos.

Está pues presente este triste, descarnado reto. No lo hemos aún asimilado, incorporado, nacionaliza­do. Aunque sea el poeta que más influya en la nueva generación poética. Pese a que sus versos en­tristecen y nostalgian la voz de miles de peruanos, por el orgullo de saberlo nuestro.

Una prueba de que no entendemos el dilema Va­llejo, es el último, extraño, desconcertante home­naje que ha recibido. Cierto es que la Comuna limeña ha tenido buena voluntad, pero cierto es también que ella ha levantado en su honor —¿tienen los poetas, así, burguesmente, honor?— un monumento tristemente incomprensible. Sobre una piedra que parece inspirada en «la piedra cansada» del propio César Vallejo se alza una este­la de hierro forjado te­nazmente misteriosa, lujo­samente alegórica, desle­almente funcional, abiertamente funcional, curiosa­mente indiferente al te­ma, elegantemente gra­tuita.

El sitio es hermoso, la plazuela de San Agustín. ¿Cómo se llamará de hoy en adelante? ¿Plaza Valle­jo, acaso? ¿O seguirá el antiguo nombre? ¿No po­día elegirse una plaza más grande? Por ejemplo ¿el Parque Universitario? ¿Ha habido con­curso para esa escul­tura? ¿Es lo indicado, de acuerdo al lugar, al poeta, al pueblo que lo mirará sin comprenderlo? ¿Qué es lo que quiere decir, qué función cumple, qué escala de valores releva ese extraño adorno de me­tal? Tenemos derecho, en nombre de una colectivi­dad, de un país, que aún escudriña, en el rostro de sus grandes hombres, de sus poetas, de sus estadis­tas, de sus creadores, el signo mismo del destino de esta nación, tenemos el derecho de preguntar, como podría hacerlo cual­quier ciudadano común, o mejor, en nombre de cualquier peruano. ¿Dónde está Vallejo en ese monumento? ¿Es eso todo lo que se puede hacer por el poeta?

La vida de Vallejo ofrece símbolos muy visibles, casi diríamos, muy plásticos. Están ahí inmersos, en la condición humana de Vallejo, el dolor, la alegría, la fraternidad, esa su desgarrada ternura so­cial de los últimos años, accidentes espirituales siempre presentes en el trágico periplo existencial del poeta, como en su obra, que la escultura de la plaza San Agustín no expresa ni recoge. Esos símbolos vitales de Valle­jo —su silencio de animal metafísico enfermo, su do­lor de España y del hom­bre, una misma nostalgia, como la de Garcilaso, por el Perú— sin signos au­ténticos, tensos de ener­gía moral, de respuesta al destino y a su tiempo, sin embargo, ellos han sido desencarnados, sin envoltura estética, sin ins­trumento arquitectónico de comunicación con los ojos y este tiempo actual, porque el monumento me­tálico y frío que han eri­gido en la plaza San Agustín, y que preside sin merecerlo como un indife­rente aerolito la vida apa­sionada de César Vallejo, los ignora, los excusa, los hace de lado.   (HN, 20 de febrero 1962)

Publicado en El Montonero., 4 de abril de 2022

https://elmontonero.pe/columnas/vallejo-siempre

En las ideas de Touraine, la sociedad femenina

Written By: Hugo Neira - Mar• 29•22

No somos en absoluto tan razonables ni racionales o sensatos como nos gusta pensar —Jeffrey Alexander, sociólogo americano contemporáneo

Vivimos una época muy difícil. Tanto las democracias como los gobiernos personalistas y tiránicos están perdidos. Comencemos por el más próximo, los Estados Unidos. Todos los sabemos, entre muchos, Tocqueville fue el padre de su democracia. Y también el ejemplo del francés Rousseau. Hoy día podemos decir que Tocqueville no pensó en la democracia como un sistema de régimen sino como una sociedad de igualdad. Pensaba que la democracia era «una manera de vivir». Después de tres siglos, pese a todos los esfuerzos, los Estados Unidos no es una sociedad de la que se puede decir que es igualitaria. Además, como se había inspirado en la Revolución Francesa y en Rousseau, se esperaba que la democracia sería el gobierno del pueblo, del demos. Pero hay una frase de Rousseau que pone en cuestión esa idea y dice lo siguiente: « Un pueblo que no abusaría jamás del Gobierno es un pueblo imposible, no necesitaría ser gobernado. Jamás existió ni existirá una verdadera Democracia. Sería contra natura que el gran número gobernara y la minoría sea gobernada.» (Du contrat social, vol. III-4, edición Garnier-Flammarion del 2001, p. 106). El Estado no debe servir sino a las formas de gobierno.

Pasamos ahora a Alain Touraine con su nuevo paradigma para entender el mundo de hoy. Claire y yo nos atrevemos a resumir dicho paradigma. Si hablamos en términos culturales ­—dice Touraine en su libro Un nuevo paradigma para comprender el mundo de hoy, editado por Paidós (2005), páginas 254-257—, tenemos que hablar de una sociedad de mujeres. No es posible dejar de mezclar lo masculino y lo femenino. Dice: «Esa mezcla da testimonio de la construcción de un nuevo tipo de sociedad. (…) El hombre se vuelve más frágil, menos integrado, contrapartida del éxito de las mujeres en la recomposición del mundo. El hombre es más sacudido por estallidos de violencia, de pasiones irreales; (…) Es así como los hombres, si no se aprestan a dejar la esfera pública, consagran una parte más importante de su actividad al espacio privado. (…) El posfeminismo ha iniciado así transformaciones aceleradas y ya ha logrado resultados que superan en importancia (y con mucho) los objetivos y los logros del propio feminismo. (…) La sociedad de hombres da paso a una sociedad de mujeres. Esas transformaciones no se efectúan por el prisma de la vida política: penetran la subjetividad de cada uno(a), porque tienden a hacer de cada individuo un sujeto. (…) Ya hemos entrado en una sociedad de mujeres. Por eso las investigaciones sobre las mujeres son la mejor vía de entrada a la sociología general. (…) El punto de partida es la globalización, concebida no sólo como una mundialización de la producción y los intercambios, sino, sobre todo, como una forma extrema de capitalismo, como separación completa de la economía y las demás instituciones, en particular sociales y políticas, que ya no la pueden controlar.»

Yo estoy sorprendido de estas líneas en el libro de mi maestro, pero es uno de los ejes fundamentales de la naturaleza universal, de la Modernidad, y de la idea del pensamiento racional y la ciudadanía. Por supuesto que es mucho más largo, es un salto, hay que leer el libro. Estábamos viviendo sobre las ruinas de la sociedad como conocida, y destruida por la globalización. Hay conflictos y fuerzas sociales. Entonces, los dos sistemas han fallado: el comunismo en el Kremlin, con un bolchevique que hace una guerra personal como nunca lo ha hecho un emperador ruso. Y el capitalismo, como sabemos, que es absolutamente inestable, nadie está seguro de cómo continuará la economía. «La producción de una nueva sociedad sin abrir la puerta a las mujeres sería algo contrario a la naturaleza.»  (Alain Touraine, 1973)

Publicado en El Montonero., 28 de marzo de 2022

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