Las
Bambas era el nombre de una minera. Y hoy el nombre de un problema gigantesco.
La prensa limeña no ha cesado de informarnos. «Más de 200 días de tensión en el
corredor minero» (EC, 18.03.19). «El
diálogo se frustra por ataque en Yavi Yavi» (EC, 28.03.19). En efecto, «entrampado el helicóptero» y «los tres
ministros, apedreados» (28.03.19). En total había pasado unos 50 días en que un
grupo de comuneros de Fuerabamba impiden el paso de vehículos en la minera. El
tema parecía ser la protesta por la detención en Lima del dirigente Gregorio
Rojas. Y asesores legales sobre los cuales han caído tintas negras en los
diarios limeños. En efecto, la Fiscalía investiga a los abogados Jorge y Frank Chávez Sotelo por
extorsión a la minera Las Bambas, «pretendiendo conseguir 100 millones». Es
cierto, pero el problema es mucho más grande y más novedoso de lo que a primera
vista parece ser una manipulación de aprovechados tinterillos.
La
estrategia de la resistencia de los comuneros pasa por una mutación. Entre
tanto, los vehículos de las mineras que trasladaban cobre hacia el puerto de
Matarani en Arequipa, han cesado. Todo gira ahora sobre montos que exigen unas
38 comunidades de Challhuahacho (Plinio Esquinarila, Expreso, 29.03.19). Las Bambas no solo son Las Bambas. Y no es solo
un asunto del Ministro de Transporte y Comunicaciones.
Las
Bambas ha pasado, en cortísimo plazo, de las manos de una entidad suiza Xstrata
Copper absorbida luego por Glencore Xstrata, a una entidad china, MMG Limited. A
primera vista, nada hay de anormal. Salvo que, antes que llegaran los chinos,
no solo se iba a construir una pista asfaltada sino un túnel —lo llaman
mineroducto— de Las Bambas a Antapaccay. Pero la MMG china cancela la obra. ¿Quién
gobernaba en el Perú? Nada menos que Ollanta Humala. Y la pregunta que podemos
hacernos en esta hora crítica, ¿por qué no intervino el gobierno peruano? Por
otra parte, hace rato que hay bloqueos. Lo dice sintéticamente el periodista
Paolo Benza (25.03.19), a saber: «hubo huelga en el 2015, 3 muertos. En el
2016, 4 comunidades de Challhuahuacho, pueblo vecino a Las Bambas, bloquearon la
pista reclamando por el polvo: 1 muerto. El MTC les pagó S/ 15.9 millones por
el derecho a usar la vía. En el 2017, 4 comunidades del vecino distrito de Mara
bloquearon de nuevo la pista».
Y no se
diga que las mineras, y en especial Las Bambas, no han hecho gasto sociales y
ambientales. ¿Sabe usted, amable lector, qué es la ciudad de Fuerabamba? En una
ladera a unos 25 kilómetros de la mina, 441 casas de dos o tres pisos para los
comuneros, y «colegios, postas, canchas de fútbol, y pistas asfaltadas, y
edificios con lunas polarizadas, pizzerías y hoteles» (Gestión 08.12.17). ¿Qué les parece? Y son los que bloquean la
mina y no dejan salir ni entrar a sus obreros¡!
El Perú
está pasando por una mutación social y crematística. Billete, pe. Y el roce,
negociación y conflicto entre dos titanes. Perdón por la métafora, pero no hay
más remedio. Por un lado, las mineras. Por el otro, las comunidades campesinas.
Pasemos de lo micro a lo macro.
En el
Perú actual operan mineras transnacionales. Empresas de Australia, Canadá, Japón,
China, México, Sudáfrica, Suiza y de los Estados Unidos. Véase el Directorio
Minero del Perú. El dato es del 2005, acaso hay más empresas. Dicho de otra manera,
sobre las 20 principales mineras transnacionales del mundo, operan 11 de ellas.
Es enorme. Desde el año 2000, cuando gobernaba el país el muy odiado Alberto
Fujimori, ya el promedio de exportaciones nacionales era minería, al 48,6%.
Ahora
bien, lo que se llama ‘comunidades campesinas’ (sin contar con las que existen
en la Amazonía), son numerosas. Han crecido, incluso después de la reforma
agraria, se establecieron como comunidades las que bajo Velasco eran
cooperativas. Hoy hay 7267 comunidades campesinas. En Puno, 1303; Cusco, 927;
Huancavelica, 640; Apurímac, 476. El Estado peruano, ¿qué contacto tiene con
esas comunidades, desperdigadas en las cuencas andinas y costeñas? Ninguno. Ni
un teléfono, una laptop. ¿Cómo se puede gobernar sin partido, o sin operadores?
¿Y cuál es la actitud cuando mineras y comunidades se enfrentan, o negocian? Más
de un ministro dice: «son líos entre privados». Extracción y gobiernos andinos.
Y Pilato se lava las manos.
La
exploración minera extranjera ha remecido la mentalidad de las comunidades
vecinas. Localidad, territorio y glocalización. Ni globales ni locales, glocales. Tomo el término de Anthony
Bebbington. Seamos claros. Se esta modificando la geografia y las expectativas.
Los territorios rurales donde operan las empresas extractivas, dejan de ser
tradicionales. Y todo cambia. El valor mismo de la tierra. Hay que tomar en
cuenta que, «desde 1992, los denuncios mineros han aumentado de 4 millones a 22
millones de hectáreas» (Jeffrey Bury, cifras de CONACAMI, 2000).
Estamos viviendo algo parecido a la fiebre del oro en California. Ya no es un
tema solamente ambiental. Se revalorizan los recursos. Otros los llaman
extorsión. Los terrenos en la sierra van hasta «los 50 mil dólares por hectárea»
(entrevista de Mariella Balbi del 18.12.16, Perú21,
al presidente de la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo).
Los
movimientos sociales no son los únicos actores en ese laberinto. Intervienen «campesinos,
estudiantes, gente de la ciudad, activistas, organizaciones locales,
instituciones públicas» (Anthony Bebbington, IEP/CEPES, 2007)).
Y parte del gasto social de las mineras, es un fiasco. Es el caso de Nueva
Fuerabamba. Muy moderna, un lujo, pero no tienen donde sembrar ni cuidar
ganado. «Sus nuevas casas de dos o tres pisos de paneles de yeso les parecen
fríos». «Prefieren sus antiguas chozas de adobe con techo de paja, calentadas
con estufas de leña». Está surgiendo una capa social de comuneros, que aspiran
a ser clases medias rurales. Y si es posible, ¡rentistas!
Publicado
en El Montonero., 1 de abril de 2019
https://elmontonero.pe/columnas/las-bambas-tempestad-en-los-andes