El outsider *

Written By: Hugo Neira - Dic• 12•22

Si el outsider es el invitado inesperado, si resulta que es ese o esa, a quien no se le conocía aspiraciones presidenciales, entonces casi todos los candidatos que obtuvieron la presidencia entre el 2001 y el 2011 han sido outsiders. La excepción es Alan García en el 2006. La serie se ha continuado con Ollanta Humala. En la era del outsider que vivimos, no disminuyeron sino que se multiplicaron los movimientos políticos. Y de los noventa a la fecha, los aspirantes siguieron saliendo de la nada. Si este no es un fenómeno, que baje Pedro y lo vea.

El outsider que se repite regularmente es una curiosa y llamativa regularidad de lo irregular. Mayor razón para detenerse en el concepto mismo y antes de proseguir el estudio de esa sucesión de sorpresas. Por eso comenzamos por llamarlo fenómeno, “la manifestación de algo oculto”. El a priori del cual partimos es que debe haber un sentido a esa aparición sucesiva. En efecto, los candidatos outsiders parecen de izquierda o de derecha, de geometría variable, pero nunca provienen de esos campos sino de una postura inesperada y rupturista que les abre el camino hacia el poder legítimo. Luego, con la misma asombrosa rutina, olvidando las promesas de los meses de campaña, se pierden cabalgando el Leviatán inconcluso del Estado. Terminan por lo general o en prisión u olvidados. Los outsiders no tienen hasta ahora sucesión en el Perú. Ni logran prolongarse en el poder como Evo Morales, Correa o Hugo Chávez. No diríamos que han sido flor de un día, sino una vegetación inclasificable que no tiene sino un lustro como vida.

¿Qué es un outsider? Una polisemia riesgosa

El concepto de outsider guarda distintos significados. Su semiología se modifica según cada disciplina. En sociología se le suele aplicar para estudiar a grupos muy desvalidos en países del Welfare State, por lo general en la Europa comunitaria, que no perciben subsidios en caso de paro o pobreza extrema. O indocumentados, emigrantes clandestinos, etc. Es decir, individuos en la marginalidad de esas sociedades. El outsider en ciencias políticas existe, pero rara vez ocupa las primeras páginas en diarios o la atención de los medios, porque en sistema bipartidarios —como en los republicanos y demócratas norteamericanos— es raro que alguien rompa la alternancia. Lo mismo ocurre con izquierdas y derechas clásicas en Europa. Cuando aparece algún político con masas y fuera del sistema establecido, el intruso trata de ser parte del sistema convencional de partidos. Es el caso de Podemos en la España de Rajoy y de los socialistas, o de Marine Le Pen y su Frente Nacional en la Francia de gaullistas y socialistas. Y ocurrió, en otra edad de la política europea, con Adolfo Hitler, que luego de su fracaso en el golpe de Estado en Múnich, que le valió la prisión, vuelve a la vida partidaria no solo con un partido sino una novedad extremadamente organizada, entre movimiento de masas, ejército privado y secta religiosa. Y que no dejó de apelar a las urnas y a la legalidad para llegar al poder. Deja de ser un outsider en 1925 y llega a Canciller en 1933. Igual, el outsider ha mermado en las sociedades industriales. El outsider político en América Latina va más lejos que los raros casos que se presentan en los Estados Unidos y en Europa. Es el caso de Hugo Chávez y no es el único en el continente.

Falta decir que hay otro uso del concepto de outsider, extremamente interesante. Es el del outsider intelectual. A mí personalmente me ha interesado mucho desde que conocí el trabajo de Francisco Gil Villegas, filósofo mexicano, Los profetas y el mesías (1996). Para explicarse la originalidad de algunos pensadores, Lukács, Simmel y Ortega y Gasset, retoma una idea del psicólogo Alfred Schutz, de 1944. Sostenía que cada sociedad tiene una “idea relativamente natural del mundo”, en la cual la sociedad misma se incluye. Lo que el “endogrupo” no puede percibir, según Schutz, puede ser captado por el ajeno, el forastero. Gil Villegas explica que esa distancia crítica se explica en el caso de Lukács y Simmel, eran judíos. Con Ortega no fue fácil, su capacidad para distanciarse de los tópicos dominantes en la España de sus días tiene otras razones.

La hipótesis de las ventajas cognitivas de ser un outsider intelectual “yo no soy nada menos que el extranjero y me beneficio de sus melancólicos privilegios” —la célebre frase de Ortega y Gasset—, como se comprenderá, es utilísima para estudiar a los intelectuales. Y así lo he hecho. Hay que decir, sin embargo, que algunos no admiten la necesidad de esa distancia. Fueron los partidarios del engagement como Sartre. Otros, en cambio, siempre fueron conscientes de su peculiar situación, como Octavio Paz. “La voz del político surge de un acuerdo tácito explícito entre sus representados; la voz del escritor nace de un desacuerdo con el mundo o consigo mismo, es la expresión del vértigo ante la identidad que se disgrega. El escritor dibuja con sus palabras una falla, una fisura. Y descubre en el rostro del Presidente, el César, el Dirigente Amado y el Padre del Pueblo la misma falla, la misma fisura («El escritor y el poder», 1979). ¿Existe, en efecto, esa inteligencia flotante, la freischwebenden Intelligenz, de Karl Mannheim? ¿Y su contrario es el insider el hombre enterado y arraigado? El tema corre traslado a la sociología del pensamiento. En Mannheim, la finura y sensibilidad de su análisis para con los intelectuales produjo, paradójicamente, incomodidad y fastidio. Ellos tratan los sujetos sociales, no están habituados a ser tratados como objeto de estudio. Es Raymond Aron quien lo rescata para la sociología de nuestro tiempo.  

Mínima descripción. Los orígenes de una especie singular

Comencemos dejando de lado un lugar común. Cuando se dice outsider en Lima se piensa inmediatamente en Alberto Fujimori. Sin duda alguna lo fue, en lo que concierne al acceso a la presidencia de alguien sin antecedentes políticos, por lo menos hasta 1990. Pero desde un punto de vista más ancho, y más revelador, se olvida el antecedente Ricardo Belmont, elegido el 12 de noviembre de 1989 nada menos que alcalde de Lima, y reelecto en 1992. La capital es una plaza electoral gigantesca y decisiva, ningún país de la América del sur sufre de la macrocefalia que produce Lima tanto en la economía del país o como distrito electoral. Con Belmont y en la capital, aparecen “los independientes”. Así comienza la historia de los outsiders. Desde entonces, no desaparecieron, al contrario. Y podemos guardar esa fecha. Es el final de un sistema de partidos políticos en el Perú. No el fin de la política, acaso el inicio de un gigantesco debate y de diversas prácticas sociales, todas hasta ahora a la vez importantes e insuficientes. Un debate mayor que exige el diagnóstico de nuestro tiempo. El cual brilla por su ausencia. 

La taxonomía que vamos a seguir para estudiar esta figura del poder, no va a ser cronológica, sino desde los rasgos específicos del outsider, aquello que en particular posee y que lo separa de los políticos habituales. Como sabemos, los líderes de partidos, por lo general han hecho política desde jóvenes, han sido líderes universitarios y en alguna organización ascendieron de modo gradual y constante. Es el caso de Luis Bedoya Reyes, de Alan García. Diputados, alcaldes, lo mismo pasa con líderes de las izquierdas. Gentes de un aparato político. Un outsider no. Una buena mañana, se despierta político. Razones coyunturales no faltan. El Perú siempre está en crisis. Hasta ese momento, el Señor no lo ha llamado a otro destino, como Pablo de Tarso en el camino a Damasco. Algunos sospechan que al apóstol lo que le produjo su ceguera era una aguda retinitis que hoy se cura con gotas. Pero dejemos esas especulaciones impías. Lo cierto es que el que va a transformarse de golpe y porrazo en conductor de multitudes, hasta la hora de la iluminación, es un tranquilo funcionario del Banco mundial, o profesor de economía, o rector de universidad. O comandante. La política no le ha interesado. Lo cual en gran parte explica el entusiasmo con el que luego abrazan la política de la antipolítica.

El segundo rasgo no es tanto su virginidad partidaria sino que son personas públicas, figuras, personajes. Mario Vargas Llosa era ya un afamado escritor con éxitos internacionales cuando se lanza a la candidatura. Pero los otros outsiders, en una escala muy menor, no dejaban de tener sus propios laureles. No es cierto que antes de su conversión a la misión de salvar al Perú, ni Fujimori, ni Toledo, ni Humala, ni Guzmán o Acuña fueran unos desconocidos. Gozaban de algún prestigio, más bien de carácter grupal, profesional, pero había un reconocimiento en torno a cada uno de ellos, como se suele tener en cualquier sociedad de nuestro tiempo para con personas que destacan en un campo preciso de la actividad humana. Fujimori era un rector de la Agraria reputado por sus méritos como gestionario, además del prestigio de ser un matemático de primer nivel. Recibió una distinción en Bélgica, mucho antes de jugar un papel político, mérito que no suele aparecer en sus biógrafos. Toledo venía de Stanford, de trabajos de consultor en organismos internacionales. Humala había ascendido hasta comandante. Habría seguido su carrera militar, de no interrumpirla al optar por la vida política. Guzmán, antes de su candidatura, era parte de esa tecnocracia de Estado que el Perú tiene desde hace más de un decenio, y que garantiza una estricta política fiscal. Acuña ha montado varias universidades, y alcanzado varios altos cargos, y por las urnas, en el norte del país. Son lo que los franceses llamaban en el siglo XIX, “los notables”. Una categoría social y un estatus importante, pero limitado, no hacía de ninguna manera a un notable el aspirante a conducir el Estado. En suma, en nuestro caso, gente social y profesionalmente importante, pero a ninguno se le conocía  —ni sus familiares ni amigos— ambición política alguna. El outsider es una sorpresa para todos, incluso para sí mismo. O es acaso un climax, una fractura, ¿una transición política que todavía no alcanzamos a entender? ¿Y por lo mismo, en aquel que va a encarnar el rol del salvador?

¿Cuenta entonces el origen social? Sin duda, no ser ni parte de la clase política ni parte de las capas sociales privilegiadas. En este caso, Toledo es el que mejor encarna el outsider ideal. Provenía de un hogar de dieciseis hijos, era el octavo, de padre campesino que había migrado a Chimbote, puerto pesquero. El niño Alejandro tuvo que trabajar cuando era escolar y de pronto, una beca norteamericana lo salva. Casado con Eliane Karp, antropóloga, en 1972, separado en 1992, vuelto a casar en 1997, la vida de Toledo era acaso lo que necesitaba la mitología peruana para tener a la vez un outsider por su experiencia profesional y a la vez, un ciudadano emergente, cuyo componente étnico resultaba decisivo. Eliane le inventa lo del “cholo sagrado” y el mito marchó por un buen rato.

Fujimori es otro outsider que ocupa perfectamente el papel del que emerge desde abajo y que además, es distinto. Es decir, un Nisei. No es una desventaja, al contrario, el pueblo ha aprendido a respetar a esos hijos y nietos de japoneses emigrados y conocidos por su sobriedad, honestidad y don de trabajo. La mejor propaganda que Alberto Fujimori recibe es la tienda de la esquina de una calle, en barrios e innumerables ciudades, administradas por familias japonesas. Sin duda, cuenta la buena opinión que se tiene de los descendientes de los japoneses, y un capital simbólico viene a ser sus orígenes. El padre, un emigrado del Japón, recolector de algodón en una hacienda de Paramonga, luego improvisado sastre en Huacho, luego reencauchador de llantas, y ferretero, tienda de jugos, una florería, como lo explica Yusuke Murakami (Perú, en la era del Chino). Miles de miles de excampesinos peruanos que migraron a las ciudades de provincia y a la capital podían identificarse con esa experiencia de vida de los Fujimori. Que Alberto, uno de los cuatro hermanos, progresara tras una escuela en el centro de Lima y eligiera una facultad de Agricultura, y gozara de becas y promociones, era también una senda que no podían menos que sentir suya la mayoría de peruanos. […]

*Extraído al 90% de mi libro El águila y el cóndor. México/Perú, Editorial Ricardo Palma, 2019, pp. 423-427.

Publicado en El Montonero., 12 de diciembre de 2022

https://elmontonero.pe/columnas/el-outsider

Madre mía, poema

Written By: Hugo Neira - Dic• 05•22

No es un poema mío, pero lo sé de memoria desde la primaria.

Yo no conocía a mi madre que vivía en Arequipa. Mis padres se habían separado cuando yo tenía tres años. Pero mi madre, Rosalía Samanez, no podía venir a Lima a verme. Yo recibía y leía sus cartas. Y este poema, además de ser bello, era una lección de moralidad. Yo la tuve a los ocho años. Vivía con mis abuelas paternas, las Damiani, arequipeñas, en Lima. Me daban lecciones de comportamiento.

Este poema lo retuve durante años hasta que un día, en el viaje de promoción del final de la secundaria, teniendo yo unos 17 años, animé al grupo a conocer la ciudad de Arequipa para yo conocer a mi madre. Y le di un abrazo declamando estos versos que marcaron mi construcción personal. Gracias al poema de Federico Barreto y los buenos colegios de antaño.

Nunca olvidé ese verso, al final, —“seré austero, sagaz; justo y honrado”—, que se volvió la ruta de mi vida.

                                                           ***

¡Madre mía!

Madre mía, tu carta he recibido
y he llorado sobre ella tanto, tanto,
que sus renglones han desaparecido
bajo las turbias gotas de mi llanto…

“Hijo -me dices con amante anhelo
en esos signos que mi pecho adora-.
¡Dios te bendiga desde el alto Cielo
Como yo lo hago, desde aquí, a toda hora!”

Hijo, sé bueno y, como bueno, honrado;
no te arrastres jamás por la escoria,
y cuando bajes al sepulcro helado
Dios como premio te dará la Gloria.

Sé paladín de toda causa buena;
coloca la razón sobre el deseo,
y cada vez que ruedes en la arena,
álzate con más fuerzas como Anteo.

No envidies con rencor lo que te admira,
porque la envidia ruin, tenlo presente,
es una gloria para el que la inspira
y es un infierno para el que la siente.

Si odias, depón tu encono envenenado;
Si amas, mantén tu amor hasta la muerte.
Y, ya seas feliz o desgraciado,
aprende a conformarte con tu suerte.

Ama a la patria con amor profundo,
Ámala con inmensa idolatría.
¡Más que a mí mismo! ¡Más que a todo el mundo!
¡Mira que es madre tuya y madre mía!

Respeta siempre todos mis consejos,
si buscas paz, si quieres tener calma.
y hoy que me tienes, de tu vista, lejos,
no me olvides jamás, hijo del alma!

Esto me dices en tu carta bella,
y yo te juro, madre bendecida,
que las lecciones que me das en ella
serán desde hoy la norma de mi vida.

Federico Barreto Bustíos

Poeta tacneño (08/02/1868 – 30/10/1929)

Publicado en El Montonero., 5 de diciembre de 2022

https://elmontonero.pe/columnas/madre-mia-poema

Otros ojos deben mirarnos

Written By: Hugo Neira - Nov• 29•22

Este artículo se escribe después de la visita de dos días del Grupo de Alto Nivel de la OEA (Organización de los Estados Americanos) en el Perú a pedido del gobierno. Se supo poco de su agenda, indicaron a los medios que “han tenido 27 reuniones y conseguido una gran cantidad de información para la realización de su informe” según RPP Noticias. Según la misma fuente, “la misión internacional se reunió con el Presidente de la República, la Vicepresidenta y parte de su gabinete; los integrantes de la Mesa Directiva del Congreso; la titular del Poder Judicial y dos magistrados de la Corte Suprema; con los magistrados del Tribunal Constitucional; la Fiscal de la Nación; los 13 grupos parlamentarios representados en el Congreso; autoridades electorales; la Defensoría del Pueblo; la Conferencia Episcopal peruana; organizaciones profesionales de abogados, periodistas; centrales sindicales; y organizaciones de la sociedad civil.” Pues bien, a nuestro modo de ver, esta visita ha sido muy pobre. Se olvidaron que el Perú, pese a su pobreza, tiene desde hace siglos universidades, pensadores, investigadores, científicos, que dictan clases y publican libros de gran valor por su sinceridad. Críticos de lo que ocurre en la sociedad, son los que pudieron explicar cómo se llegó a la situación política que motivó dicha misión de la OEA.

En columna anterior, nos ocupamos de la ambivalencia del Legislativo y acudimos a lo barroco para explicar el proceder de nuestras instituciones. En el caso de la visita de la OEA, tenemos el protagonismo de la Presidencia que busca cumplir su mandato de cinco años pese a ser el único primer mandatario investigado durante su función en democracia. Retomaré las palabras del periodista Juan Diego Quesada, del diario El País América, desde México que decía en marzo pasado: «El Congreso, siempre fragmentado al no existir los partidos políticos tradicionales, es una herramienta para delimitar el poder presidencial y, llegada la hora, guillotinarlo. Perú lleva en esa espiral seis años.» «Perú, de 33 millones de habitantes, se ha sumido de nuevo en la convulsión. En América Latina se le ha puesto la etiqueta de ingobernable. Se suceden los dirigentes quebrados. Los peruanos se preguntan qué clase de maldición ha caído sobre ellos.» (https://elmontonero.pe/columnas/los-guanacos-son-inteligentes). No nos cansaremos de decirlo, en dos siglos de independencia, no se ha podido construir un Estado con un ordenamiento legal que sea respetado.

Entonces, nuestros visitantes se habrán ido sin saber de nuestra crisis, y sin embargo, no faltan los libros que permiten entenderla. En distintos campos, cada uno de los siguientes títulos para entender al Perú es muy útil:

1-. Perú: élites del poder y captura política, de John Crabtree y Francisco Durand editado por la Red para el Desarrollo de las Ciencias Sociales en el Perú. Del 2017.

2-. La mano invisible en el Estado. Efectos del neoliberalismo en el empresariado y en la política, de Francisco Durand, publicado por DESCO y Fundación F. Ebert Stiftung (2006).

3-. Para salir del laberinto. Del neoliberalismo a la nueva socialdemocracia, de Alfredo Barnechea, publicado por Santillana (Taurus), en Lima. Es del 2001.

4-. Los Estilos de Vida en el Perú, de Rolando Arellano Cueva, editado por Consumidores & Mercados, en el 2000.

5-. Los doce apóstoles de la economía peruana, otro título de Francisco Durand, editado por el Fondo Editorial de la PCUP, del 2017.

6-. El Perú: retrato de un país adolescente, de Luis Alberto Sánchez, publicado en 1987 por PEISA.

7-. ¿Es otro el rostro del Perú? Identidad, diversidad y cambio, el libro de Max Hernández, actual Secretario General del Acuerdo Nacional, publicado por Agenda: Perú, en el 2000.

8-. Profetas del odio. Raíces culturales y líderes de SL de Gonzalo Portocarrero, del Fondo Editorial PCUP, del 2012.

9-. Conversando con el doctor Vladimiro, una compilación de los vídeos de la corrupción en los años 90 de la dupla Montesinos-Fujimori que debemos a Luis Jochamovitz, Ediciones El Comercio, libro del 2002.

10-. Sociedad mediocre. El Perú de los zorros y vizcachas, de José Mendívil, editado por el Instituto de Ciencia y Tecnología de la URP, Lima, 2016.

11-. El problema de ser cholos. Dudas y desconciertos de todos los que tienen la piel trigueña, libro de Manuel Jesús Granados autoeditado en Lima en el 2019.

12-. País combi de Pedro Morillas, Editorial Summa (2014).

13-. El nacimiento de los otorongos. El congreso de la república durante los gobiernos de Alberto Fujimori 1990-2000, Carlos Iván Degregori & Carlos Meléndez, editado por el IEP y libro de 2007.

14-. Sombras coloniales y globalización en el Perú de hoy, de Gonzalo Portocarrero en tanto que editor, y publicado entre varias entidades (PCUP/IEP/Universidad del Pacífico, etc.) en el 2013. Trata de temáticas distintas, los “claroscuros coloniales, el autoritarismo patriarcal, los enfrentamientos visuales al poder, las intenciones inquisidoras desde la fotografía”

15-. Nuevos súbditos. Cinismo y perversión en la sociedad contemporánea, de Juan Carlos Ubilluz y editado por el IEP en el 2006.

16-. Añadiremos tres más, uno muy importante, de varios autores, editado por el IEP y el BCR, en el 2014, Compendio de historia económica del Perú, el tomo 5 que cubre el periodo 1930-1980.

17-. Organización y participación política en el Perú, antes y durante el gobierno de Juan Velasco Alvarado, de José Carlos Fajardo, y publicado por Editorial Universitaria Ricardo Palma, en el 2009.

18. El mal peruano 1990-2001, libro mío editado por SIDEA en el 2001, que se puede encontrar en Ebook ahora.

Gracias por la visita, es saludable. Los mismos peruanos escriben mucho sobre su país, y por eso hicimos esta lista. Ojalá se hubieran quedado más tiempo para entender mejor al Perú.

Publicado en El Montonero., 28 de noviembre de 2022

https://www.elmontonero.pe/columnas/otros-ojos-deben-mirarnos

Lo barroco en la vida política peruana

Written By: Hugo Neira - Nov• 21•22

Tal y como cinco siglo atrás.

Estoy en el extranjero pero sigo lo que ocurre en la vida política. Por ejemplo, los modos de actuar del poder legislativo ante el poder ejecutivo. Todo el país mantuvo una esperanza, pero lo que se ha hecho (o lo que se dejó de hacer) es algo que no es de nuestro tiempo. Algo que no es nada pero algo más bien complejo. Se le llama lo barroco. Tanto como el romanticismo, el racionalismo o los escépticos cubren un periodo de tiempo, lo barroco proviene de un periodo cultural de hace cinco siglos. Si el amable lector tiene una máquina de nuestro tiempo conectada a Internet, podrá corroborar la definición que damos de lo que significa lo barroco en el Diccionario de Oxford de Google:

“1. El Barroco es un movimiento cultural y artístico que se desarrolló en Europa y sus colonias americanas entre finales del siglo XVI y principios del XVIII. Surgió como una reacción a las estrictas normas clásicas del Renacimiento. 2. Periodo histórico cultural europeo y americano que comienza a finales del siglo XVI y termina a principios del siglo XVIII durante el cual se desarrolló este movimiento. En España, el Barroco coincide con la decadencia del Imperio y con el Siglo de Oro de las Letras.”

La tradición de lo barroco tuvo un periodo bastante largo. Tomamos del Diccionario María Moliner una definición. Viene del francés baroque, nombre de «una figura de silogismo que los renacentistas aplicaron a los razonamientos absurdos, cruzado con el portugués barrôco, perla irregular, pariente del español berrueco”. En tanto que adjetivo, “se aplica al estilo artístico, particularmente empleado en la ornamentación arquitectónica, nacido en Italia y generalizado en Europa y América española en los siglos XVI y XVII, caracterizado por el predominio de las líneas curvas y la profusión de adornos; así como a las obras realizadas en ese estilo y a las cosas relacionadas con él”.

Ahora bien, lo barroco, se vuelve churrigueresco (de Chirriguera, su inventor), rococó, o sea excesivamente recargado. Barroco se aplica por extensión, dice el Diccionario, “a cualquier cosa, material o no material, por ejemplo al lenguaje o al estilo literario, complicada, retorcida, o con adornos superfluos”.

Traemos la mirada del filósofo Eugenio d’Ors en Lo Barroco (Tecnos, Madrid, 1993) que son textos españoles de “carácter histórico-artístico y estético, tomados en consideración por la crítica universal”. Uno en página 35 se titula “El Paraíso Perdido”:

“Fielmente guardo la memoria de una hora meridiana, cierto día de mayo, en el Jardín Botánico de Coimbra. Hora lenta y turbia, de perfumes vegetales y arrullos voluptuosos. Las palmeras esbeltas, ávidas de sol, subían, dominando desde muy arriba las frondas, que ahora olvidaban, en la altura de su palacio de luz; así mujer desvestida ante el espejo olvida, por el resplandor inteligente de los ojos, las sombras fieras que el instinto encontrara a medio subir… Sí, las palmeras dominaban a los laureles; pero las trompetas marciales sonantes en algún cuartel vecino, no ahogaban el cálido gemir de las tórtolas. (E. D’Ors)

Para un ser humano de nuestra época, como en otros lugares en España o en Italia. estaría de más el Palacio, en algunos casos construido con mármoles. Y si se tiene un Jardín Botánico, se perdía el visitante por el bosque natural. Pero se puede pensar que ambas cosas serían una verdad, una revelación. Y entonces, nos dice:

“En la pereza y en el recogimiento, me fue dada la posesión de una verdad fecunda: a saber, que el Barroco está secretamente animado por la nostalgia del Paraíso Perdido. Paraíso, principio y fin de la Historia. En el espíritu de la Humanidad, alfa y omega. Por culpa del árbol de la ciencia —es decir, por el ejercicio de la curiosidad y de la razón— perdióse un día el Paraíso. Por el calvario del progreso —es decir, también por el ejercicio de la curiosidad y de la razón— se adelanta en el camino de vuelta. Toda la Historia puede considerarse como un penoso itinerario entre la inocencia que ignora y la inocencia que sabe”. (E. D’Ors)

Pero lo Barroco es interminable, está en la pintura, la poesía, la música, la escultura, la  arquitectura, la belleza de los templos, colegios y jardines cada vez más grandes y ostentosos. ¿Qué significaba el estilo barroco, lo recargado de sus modificaciones? El barroco ha sido siempre una respuesta al malestar de una época. Es un código.

Lo Barroco reacciona contra las normas clásicas del Renacimiento. El estilo barroco era prueba de poder económico. El barroco y sus imágenes nos conducen a la teología católica de la Contrarreforma, a la mentalidad del imperio de los Habsburgo, el más potente imperio de ese tiempo y del cual México (o Nueva España) y el Perú eran parte.

Y en nuestro país, el Ejecutivo pide una Cuestión de confianza al Legislativo. Un anticipo de respuesta fue que por un lado, sí le dan la confianza pero, por el otro, dicen que no pueden hacerlo. Lo dije años atrás ya, barroco está bien cuando es arquitectura, teatro, voluntad artística, y hasta cocina. ¿Pero el Estado? La economía y las relaciones internacionales son serios, sobrios, austeros. Son clásicos. Si el barroco es enrevesamiento (la definición es de Picón Salas), nada mejor en arte, nada peor en política.

El planteo ha sido un enorme error. Parece una broma, con respuestas imposibles. En una época de Príncipes, Maquiavelo nunca decía sí o no, por astucia. La Modernidad, en política como en negocios, es saber decir sí o no.

Publicado en El Montonero., 21 de noviembre de 2022

https://www.elmontonero.pe/columnas/lo-barroco-en-la-vida-politica-peruana

El ejemplo brasileño

Written By: Hugo Neira - Nov• 14•22

La lucha contra el hambre, la pobreza y la falta de educación para los pobres

Para entender lo que pasa en el Brasil de hoy, la semana anterior nos ocupamos del Brasil convertido en un ‘nuevo grande’, no solo en el continente sino entre los otros del planeta. Conozco Brasil pero preferí apoyarme en el libro de Alain Rouquié Le Brésil au XXI siècle, que me entregó, a mí y a Claire, en París, en la Casa de América Latina de la cual es Director. Estuvo, del 2000 al 2003, Embajador de Francia en ese país, pudo medir de cerca las mutaciones profundas del Brasil de esos días. Gran democracia mestiza, una civilización industrial en los trópicos, esos trópicos mismos que vuelve al Brasil una de las tres grandes potencias emergentes del planeta, explica Rouquié especialista de la América latina contemporánea.

Ahora bien, Luiz Inácio Lula da Silva, conocido como Lula (en su lengua materna quiere decir audio, sonido), fue primero un obrero metalúrgico, sindicalista y una vez en la vida política, un hombre de acción progresista. Tal como estamos, los peruanos y los latinoamericanos inmediatamente nos preguntaríamos si es de izquierdas o de derechas. El actual presidente electo en la República Federativa del Brasil tendrá un tercer mandato en tanto que  Presidente de todos. Su carrera no fue al servicio de una ideología como pasa en otros países latinoamericanos. Primero fue miembro fundador y presidente honorario del Partido de los Trabajadores. Lula, obrero metalúrgico, tiene un origen humilde. Fue uno de los principales organizadores de las mayores huelgas durante la dictadura militar del 64, que aceleró —dice Wikipedia—, la caída de ese régimen. Fue un político muy conocido, vinculado a los obreros brasileños, que tuvo que presentarse repetidas veces a la Presidencia (1989, 1994, 1998) y solo en el 2002, logró la victoria.

Lula, a diferencia de muchos políticos en la América Latina, es conocido como el presidente que transforma el Brasil. Reformas radicales que cambiaron la economía y la sociedad durante sus ochos años de gobierno. De los datos que tenemos en la mano, no se puede dudar. En esos años, triplica el PBI per cápita, según el Banco Mundial. Con ese presidente y su partido, el Partido de los Trabajadores, la República brasileña se convierte en una potencia mundial y en la sexta economía más grande del mundo.

Se entiende, los 8 años de gobierno de Lula en Brasil, no se olvidan. German Padinger, de CNN, dijo en setiembre pasado que “a los 76 años, Lula ha dedicado la mayor parte de su vida a buscar la presidencia”. Cuando tenía 45 años, “compitió por primera vez con el Partido de los Trabajadores”, el PT. En 1989, “perdió en segunda vuelta con Fernando Collor de Mello. Volvió a intentarlo en 1994 y 1998, y perdió en ambas cosas ocasiones, y en primera vuelta, con Fernando Henrique Cardoso”.

Como todo país con una clase política y un aparato de Estado —lo que en Francia, llaman la “nobleza del Estado” por su continuidad, Brasil tiene una capa social administradora. Hay que decir que la economía mundial y las circunstancias particulares de los mejores hombres de Estado (o estadistas) intervienen mucho en su gestión. Cuando dejó la presidencia en el 2010 a su protegida, Dilma Rousseff, Lula tenía casi un 90% de aprobación. 

Lula da Silva fue imputado en el 2016 por corrupción y blanqueo de capitales. Tras una serie de apelaciones fue enviado a prisión, pero en 19 meses, fue liberado. En el pasado debate con Bolsonaro, le dijo: “me arrestaron para que usted pudiera ser elegido presidente”.

Lo que a mí me llama la atención es lo que hizo Lula durante años que estuvo en el poder.  Pienso en estas tres medidas de gobierno. En primer lugar, puso en marcha el programa Fome Zero (Hambre Cero en castellano), lo que permitía llegar a las familias indigentes y facilitarles el acceso a los alimentos básicos a través de la asistencia social. Con Lula, la desnutrición infantil se redujo en un 46%. En mayo de 2010, la ONU concedió a Lula da Silva el título de campeón mundial de la lucha contra el hambre. Para ese gasto, 760  millones de dólares que iban a gastarse en una docena de aviones de combate, fueron priorizados en lo social apenas asumió. Con Lula, la pobreza medida por el umbral de ingreso diario internacional que es de 2.15 US dólares, pasó del 11,7% al 6,1% en el 2009. Y en cuanto a la línea de pobreza para economías de ingresos medios bajos, que es de 3,65 US dólares diarios, cayó del 25% al 15%. La Bolsa Familia de Lula beneficiaba a 55 millones de personas al final de su mandato. También la mortandad infantil retrocedió en el gobierno de Lula. La tasa bajó de 35,87 por mil en el 2002 al 21,17 por mil  a principios de 2011.

En segundo lugar, su política educativa consiguió alcanzar altos niveles de escolarización en todos los ámbitos, desde primarias hasta universitarios. Con el FUNDEB (Fondo de Mantenimiento y Desarrollo de la Educación Básica y de Valorización de los Profesionales de la Educación), Brasil pasó de dar atención a 47 millones de estudiantes brasileños en vez de 30 millones, un 56,6%  más. En el área de la educación superior, el PRO-UNI (Programa Universidad Para Todos), el mayor programa de becas de la educación latinoamericana,  ofreció en el 2007  265 mil becas en 1985 instituciones en todo el país. Además, se crearon once nuevas universidades públicas y federales, es decir en educación pública y gratuita, y se redujo la población no escolarizada de entre cuatro a diecisiete años.

En tercer lugar, su política económica exitosa de la cual destaco el empleo. Cuando asumió, el desempleo afecta mucho al país. En el 2001, 7,8 millones en edad de trabajar estaban desempleados por el efecto de las políticas neoliberales anteriores. “Más y mejores empleos, su programa de gobierno en el 2002, estableció los ejes estructurales de una política de empleo comprometida con la creación de 10 millones de puestos de trabajo entre 2003 y 2006. En primer lugar estos puestos serían creados a partir de la recuperación sostenida del crecimiento económico” (Marcio Pochmann, 2003). El segundo eje era la reducción de la jornada laboral de 44 horas de un 10% y el tercero, cambiar el patrón del gasto público, con políticas públicas orientadas al empleo, según el mismo investigador. Resultado, en el primer semestre del 2010, cuando el empleo sufría de la crisis en el resto del mundo, el Brasil de Lula logró más de 1’400’000 nuevos empleos formales. “Durante el periodo 2004-2009, la expansión del empleo formal para el sector privado fue de 25,3%; para el empleo en el sector público alcanzó el 19,3%; en el caso de los empleadores, su número creció en 15%. Las peores ocupaciones presentaron un ritmo mucho menor de crecimiento: el trabajo doméstico se incrementó en 11,8%; el empleo asalariado informal disminuyó 0,8%; el trabajo autónomo aumentó apenas 2,3%, y el trabajo no remunerado se redujo en 21,7%”. (José Dari Krein & Anselmo Luis Dos Santos, 2012).

¿Qué va hacer el “tercer” Lula? Dijo que en el acto de la toma la posesión del poder, va anunciar el Plan Nacional del Trabajo. Siempre un enfoque laboral prioritario. Por otra parte, Lula mantuvo siempre buenas relaciones con el Mercosur y también con los países del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Y con Fidel Castro, Hugo Chávez, Rafael Correa en Ecuador y los Kirchner en Argentina. Es un político. Es un estadista. Sabe.

Los presidentes de Brasil del siglo XXI, ninguno de nuestros estadistas les visita, fueran predecesores o bien sucesorios. Está claro, y lo he dicho muchas veces, el Perú no está en este siglo.

Publicado en El Montonero., 11 y 14 de noviembre 2022

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