Calentamiento global y un evento gigantesco

Written By: Hugo Neira - Ene• 16•19

Estoy en Santiago, es rutina, para escribir mis libros, que por lo general termino en Lima. Y eso antes o al retorno de Europa. En el viejo continente encuentro colegas y novedades. En mi vida, aprendí a aprender. Pero esta vez, una sorpresa en Santiago. Tienen por estas fechas su Congreso Futuro. Pero en este 2019, se ha vuelto gigantesco. Ni futurismo ni profecías. Conocimiento.

Se han traído cuatro premios Nobel, tres de Física y uno Medicina y Fisiología. Brian Schmidt, en el 2011, por comprobar la expansión del universo; Serge Haroche, por medir sistemas cuánticos individuales en el 2012. Michael Kosterlitz, en el 2016, por hallar formas inusuales de materia. Y Bruce Beutler, en el 2011, por descubrir por qué existen inmunidades innatas. Además, 100 invitados, 300 charlas y unas 500 ponencias, en Santiago y también en provincias: Antofagasta, Coquimbo, Maule, Biobío, etc. Entre el 14 y 20 de enero. Explican y discuten ante el público, tres invitados. Sobre el rompecabezas genético, el futuro de la alimentación, la prolongación de la vida. Es un evento en Chile y universal. El tema de fondo es calentamiento global y el desafío a la humanidad. Sigo, pues, “el futuro sostenible” por las mañanas, y por las noches, mi libro que trata otros temas.

Pero al escribir estas líneas tengo un conflicto de emociones. Me conmueve la inundación en San Juan de Lurigancho. Que el lector, por favor, no tome esta crónica como un reproche a nuestro atraso. Veo en cambio que los están atendiendo.

Volviendo al Congreso Futuro, es científico y filosófico. La pregunta mayor es la siguiente: ¿Qué especie queremos ser? El Congreso Futuro sostiene en los diarios chilenos que “la humanidad vive su máximo esplendor de desarrollo”. En efecto, los propósitos van más lejos que Julio Verne o la ciencia ficción de Asimov, que devoré en mi juventud. Hoy día, es proyecto prolongar la vida, modificar los genes. ¿Matar a la muerte? Pero a la vez, cambios climáticos. Así, la sociedad industrial misma, está en cuestión. Nuestros errores: combustibles fósiles, tala de selvas tropicales y el ganado, producen gases que al añadirse a la atmósfera, elevan la temperatura. Esto ha comenzado en el siglo XIX. CO2, metano, óxido nitroso, gases fluorados. Los humanos no causamos el cambio climático pero lo incrementamos.

El Congreso Futuro, por lo visto, intenta democratizar la información científica de los ciudadanos. Unas 40 mil personas se han inscrito como presenciables. Y tienen 2 millones de seguidores en virtual. Las charlas son transmitidas en www.congresofuturo.cl. Y de la enorme bibliografía me atrevo a recomendar un libro excepcional: Mark Lynas, Seis Grados. El futuro en un planeta más cálido. Premio de la Royal Society, Reino Unido. Cada capítulo es un grado más alto. Si no se hace algo decisivo, en el 2050, estamos perdidos. Confieso que al leerlo, solo he llegado al grado 3. Me resisto a saber qué será el planeta recalentado.

Aterricemos. Nuestra economía, política, hábitos, consumos, resultan prácticamente obsoletos. La física –la nanotecnología— busca nuevas formas de energía.

La meta, no sobrepasar dos grados más. Tal es la respuesta inmediata a la naturaleza. Ciencia y tecnología. Un conocimiento que todo pueblo o nación puede adquirir. Y una responsabilidad que toca a cada Estado, sin excepción. Entre tanto, el lector puede preguntarse, ¿lograr el bienestar con otro tipo de producción? El reto del cambio climático pone en cuestión la actual civilización del derroche de energía y de consumo. ¿Y qué pasará en Perú, al final de este siglo, si los ríos de la costa no tienen nada de agua?

Publicado en El Comercio, 16 de enero de 2019

https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/cambio-climatico-calentamiento-global-evento-gigantesco-hugo-neira-noticia-597904

Breve historia del odio en el Perú

Written By: Hugo Neira - Ene• 14•19

Una nación es una comunidad de ciudadanos. Las naciones democráticas, sin embargo, atraviesan tensiones de orden cívico. Es normal, la comunidad de ciudadanos no tiene por qué dejar de ser diversa y en general, desigual. Si se ha llegado a la modernidad, los conflictos se resuelven por el derecho, incluyendo y no excluyendo (que es nuestro caso). Pero hay singularidades, cuando no predomina la cultura cívica sino pasiones interétnicas. No hay lucha de clases sino de clanes. Y los partidos políticos, sectas. De eso me ocupo en estas líneas. Más que un analista político, soy sociólogo. Y la política, sobre todo la inmediata, es la espuma del mar. Flor de un día. El sociólogo observa las corrientes profundas, no siempre visibles. La historia de una nación es también las de sus desdichas. No todo es Grau.

Cierto, todo comienza en Cajamarca. Es decir, llegada de los conquistadores, captura y muerte de Atahualpa, decisión de Francisco Pizarro, que luego, a su retorno a España, se lo reprocha el propio Carlos V: “Os he enviado a servir Señores, no a matarlos”. En efecto, acaso el Emperador pudo llegar a un protectorado como el que tenían con los reinos musulmanes, o algo por el estilo. Pero el cuadro de “Los funerales de Atahualpa” de Luis Montero, nos acompaña como un signo permanente y trágico en el Museo de Arte de Lima.

¿En Cajamarca nace el odio? La decisión de quienes votaron entre los conquistadores por su muerte, era más bien un tema de estrategia. Temían a ese Señor cautivo. En un país de 13 millones de súbditos indígenas, un puñado de invasores. Pero Atahualpa, prisionero, despacha a sus mensajeros al Cusco, donde se hallaba Huáscar, vencido y prisionero. Atahualpa lo manda matar «con una gran piedra» y «con el rostro vuelto hacia Caxamarca» para que «los orejones tuvieran temor y gritaran ¡Viva Atagualpa nuestro Inca!» (Porras, Cronistas del Perú, Grace & Co., 1962, p. 294.) Sabemos cómo fue, una inmolación, narrada por testigos de vista. Atahualpa no solo envía a sus mensajeros sino «a su pariente llamado Cuxi Yupangui, para que no dejase pariente ni valedor de Guáscar que no matase». Así, «sacaron de la prisión todas las mujeres de Guáscar, paridas y preñadas. Y las mandó ahorcar (…) y a las preñadas les hizo sacar a los hijos de los vientres y colgárselos de los brazos». (…) «Mataron ochenta y tantos hijos e hijas de Guáscar» y «delante sus ojos, para más tormentarle» (ibid. p. 296).

O sea, Atahualpa aniquila al linaje de Huáscar y con ello sepulta para siempre la elite inca. Además de la crueldad, un error político que no se menciona en nuestros desangelados cursos de historia peruana, si es que se dictan: el último Inca acaba con el Incario.

El odio enfrenta a Almagro y a Pizarro, a quien se mata. El imperio español trae el virrey para no dejar esos dominios en manos de conquistadores. No reciben rangos de nobleza a lo que aspiraban, sino encomiendas, bienes e indios serviles. La Colonia se mantiene por tres siglos al montar un sistema de poder: ayuntamientos, audiencias, visitadores, juicios de residencia. Una dominación a la que se suman para sobrevivir, curacas y pueblos indígenas. Así se mezcla la complicidad y la resistencia. Nace la ambigüedad. Y algo más. En esa realidad concreta —que dura siglos— se establece la fatídica costumbre peruana que hoy llamamos bipolaridad. ¿Quién derrota a Túpac Amaru II sino otro cacique, Pumacahua? Y luego, en la Emancipación, ¿no hay disputa entre San Martín y Simón Bolívar? ¿Acaso el propio José Sánchez Carrión, ferviente republicano, prefiere apoyar el cesarismo de Bolívar antes que San Martín nos traiga un príncipe para una monarquía nacional?

¿Y qué en el XIX? Después de la Independencia, ¿quién manda? Basadre es claro: «en la disolución de la nobleza española y la burocracia virreynal, la milicia es el fruto relevante». Es decir, «la clase militar» (Cap. I, La Iniciación de la República). ¿Y qué es lo que hacen? Guerrean entre ellos. Gamarra, La Mar, Santa Cruz. Y Salaverry contra todos. El desorden dura hasta 1842. Cuando gobierna Ramón Castilla. Y el apogeo del guano. Pero luego, se asesina a Balta y a Manuel Pardo, fundador del Partido Civil. ¿Y no fue el siglo XIX el enfrentamiento de Piérola con sus rivales? El siglo XX, no mejora nada. Por segunda vez como presidente, Augusto B. Leguía vence con el voto de los civilistas. ¿Y lo primero que hace es deportarlos? Leguía encarna el «autócrata popular» (Pedro Planas). El leguiísmo ha sido un patrón de conducta pública con éxito. Militares: Odría, Velasco. Civiles: Manuel Prado en los años 40, y Alberto Fujimori.

En suma, se equivocan marxistas y liberales. A una sociedad no la determina su economía sino su cultura, su antropología. Cuentan las costumbres. A propósito, leyendo a Basadre, ¡cómo nos conocía! «Los diarios circunspectos e insidia sutil (…)»; «Riquezas que se prodigan, oportunidades que se pierden, la postergación injusta, el acomodo cínico».

El gran problema de los peruanos es reconocer al ‘otro’. Indio, cholo, al distinto. Y al aprista, al comunista, al derechista, al izquierdista, al banquero y al empresario de Gamarra. Sociología de democracias que segregan. ¿Relaciones con el ‘otro’? Para algunos, el otro no existe o no debe existir. Entonces, la preventiva, so pretexto de lucha contra la corrupción. Claro que la hay, pero no es un asunto solo de los posibles ilícitos de cuatro o cinco expresidentes. Los depredadores del Estado y el fisco son legión. Es un sistema, dejémonos de cuentos. Entre tanto, tras el antiaprismo, perdimos el siglo XX. Y hoy, este inicio de siglo lleno de ‘antis’. La democracia es un debate permanente o no es nada. Para debatir se necesita el reconocimiento del ‘otro’. Un asunto comportamental. Por lo visto, hay goce en aplastar al rival. Lo citado en Basadre tiene más de 50 años. No hemos progresado, tampoco retrocedido. Somos un enigma.

Publicado en El Montonero., 14 de enero de 2019

https://elmontonero.pe/columnas/breve-historia-del-odio-en-el-peru

 

Este continente y sus democracias imprecisas

Written By: Hugo Neira - Ene• 07•19

A veces, para entender, hay que hacer lo que los visitantes de una exposición de pintura hacen, dar unos pasos tomando distancia del cuadro, para ver mejor. ¿Cómo va el mundo? ¿Cómo la América Latina? En lo que concierne a los líos internos, los nuestros, esa guerra entre poderes institucionales, francamente, es lo peor que nos ha pasado. Y todo lo que envuelve el tema de Odebrecht. Me parece que otras sociedades tienen, como nosotros, lo que podemos arriesgarnos a llamar un desarrollo descendente. Estoy en Santiago, fuera del país por un rato. Cuestión de ver y percibir qué patologías sociales detienen a otras sociedades y naciones.

Veo las cumbres de los Andes, visibles como para nosotros el cerro San Cristobal, o el Misti para Arequipa, así de cerca. Santiago con sus 7 millones de habitantes, se halla a 567 metros de altura y a algunas horas de la costa. De eso que Jorge Basadre dijo, «una larga espada en el flanco del Pacífico sur». Pero hoy, esta ciudad que tiene el metro más extenso de la América del sur, ha dejado de ser solo una cuenca poblada y se ha subido a las montañas andinas, al punto que en una zona nueva, un puma amaneció subido a un árbol en un jardín. La noticia sobrepasó el debate sobre el sistema universitario o la propuesta del presidente Piñera sobre la reforma laboral. El puma amaneció en El Arrayán, en la comuna de Lo Barnechea. Y la directora del zoo ha sido muy clara: «No es el puma el que está en nuestro hábitat. Nosotros estamos en el hábitat del puma». El asunto corre traslado al problema ecológico.

Años atrás, lo más notorio entre 1990 y el 2006, eran diversas izquierdas radicales como alternativa en la América Latina. Fue la era de Chávez, Correa, Evo Morales, y sin duda alguna, de Lula. Y en esa euforia, que también nos implicó —el voto por Humala, por Susana Villarán—, sin embargo, hubo un escéptico. Olivier Dabène, profesor en Francia. Su hipótesis fue la siguiente: ¿las elecciones en contra de la democracia? Algo se venía abajo. En el libro de Dabène está el capítulo de Carmen Rosa Balbi, su anticipada visión: en las siguientes elecciones locales, las dos tendencias políticas fueron derrotadas. Había comenzado una crisis de representación que dura hasta nuestros días. Pero no nos dimos cuenta.

Confieso que no le di mucha importancia al pronóstico del profesor Dabène. Había anunciado «unos resultados disfuncionales», «con riesgo de la estabilidad y la calidad de la democracia». Vino entonces, un periodo de análisis de esa «calidad». Los estudios de Tanaka y el Latinobarómetro. Diez años después, vivimos lo que había sido previsto, «una espiral de decepción». Sin embargo, en el Perú, es sabido planetariamente que entre el 2003 al 2016, «el 33,3% de los habitantes del país salió de la pobreza» (Google). ¿Y eso fue correspondido por la ciudadanía?

Sin contar con el escándalo Lava Jato, Toledo, García y Humala vieron disminuir notablemente su popularidad durante el mandato presidencial. Hoy lo que tenemos son «sociedades divididas o fragmentadas» señala Willibald Sonnleitner, del Colegio de México, y observa «elecciones muy disputadas con resultados inconvenientes». En cuanto al Brasil (ignorábamos a Odebrecht, brazo imperial que compraba clases políticas), me entusiasmaba que estuviera entre los BRICS, es decir, al lado de India y China. Pero eso resulta ser una ilusión.

Brasil, ayer: como población, 205 millones. Y como PBI, US$ 2,416 billones. Cómodamente, cinco veces la Argentina. País moderno, la mayoría de su producción está en el sector de industrias y terciario. No nos debe sorprender, pues, que se crearan puestos de trabajo con empleos estables, unos 9,4 millones. Brasil, entre las naciones con elevado Desarrollo Humano.

¿Qué pasó? ¿Política voluntarista de Inácio Lula da Silva? Elegido dos veces presidente, en enero del 2003, con una alta votación, el 63%. Luego, se impuso con un 48,61% contra un candidato socialdemócrata. La presencia de Lula en la escena mundial era enorme, pero la luna de miel con la economía mundial llega a su fin desde el segundo semestre del 2009. Hoy sorprende la crítica a ese periodo. Francisco de Olivera, sociólogo y entre los fundadores del Partido de los Trabajadores, autor de El neoatraso brasileño, publicado por CLACSO, pone patas arriba la política no solo de Lula sino desde el tiempo de Getulio Vargas. Lo subtitula, «los procesos de modernización conservadora». Su hipótesis es aplastante: «campesinos pobres, trabajo informal y salarios precarios, han subsidiado el crecimiento de la industria y los servicios». ¡Las nuevas clases medias! Creo que otro de sus argumentos nos conviene conocer: «el neoatraso es que en la era de la mundialización capitalista, todo depende de los conocimientos científicos y técnicos, es decir, secuestrados en patentes». O sea, sin educación e ingreso a la tecnología y la ciencia, no hay salida. ¿Pero cómo hacerlo con sociedades de informalidad masiva?

¿Qué se ve en varias naciones? Una crisis de la oferta política. La decepción produce un desinterés creciente. El neoliberalismo ha logrado crecimientos macrosociales pero a la vez, brechas gigantescas. Tampoco es una época para gobernar «con el sistema del partido dominante». Ni solo con el neoliberalismo, que despolitiza. En fin, en todas partes, el poder es discutido. El presidente chileno Piñera acaba de iniciar su mandato, y ya está perdiendo apoyo en las encuestas. Es como si los ciudadanos, recuperando su autonomía, enviaran al sillón presidencial a un personaje en el cual no confían del todo. En cuanto al puma, lo salvaron. Lo durmieron y le pusieron colchones para que no se golpeara al caer del árbol. Qué bien, pero ¿quién nos salva de la tentación de «democracias hegemónicas», que buscan no tener opositores?

Publicado en El Montonero., 7 de enero de 2019

https://elmontonero.pe/columnas/este-continente-y-sus-democracias-imprecisas

 

En la época en que vivimos

Written By: Hugo Neira - Dic• 26•18

En la época en que vivimos, me he acostumbrado a la futilidad de cualquier iniciativa para salir del abismo de la no cultura, que hoy nos habita. Y sin embargo, tuve una respuesta cuando me preguntaron qué pienso de la tesis del fiscal Domingo Pérez. Anteriormente, Marcel Velázquez, profesor en San Marcos, quien aparte de su calidad de escritor se ocupa de los plagios en el mundo universitario, señaló que había «negligencias académicas graves». Y dijo que no habiendo puesto comillas, lo suyo «era un uso no honrado del derecho de cita en la una tesis». Por mi parte, me sumé a ese parecer. El texto completo de mi análisis se halla en El Montonero del lunes 24 y en este blog. Le ruego al lector que lo vea por completo. http://www.bloghugoneira.com/non-classe/peor-que-un-plagio-un-ersatz

El problema de un juicio imparcial de esa tesis enfrenta un dilema. El fiscal Domingo Pérez, por una parte, ha citado el origen de sus páginas, ha puesto el título del texto del juez Linares Rebaza. Pero ¿eso le permite tomar no solo párrafos, sino páginas enteras? Y lo que es grave y perturbador para el lector, ¿sin usar las comillas? He visto, pues, páginas absolutamente idénticas a las del juez Linares Rebaza en las del fiscal Domingo Pérez. Ahora bien, el debate se ha politizado. Los que apoyan al fiscal dicen que ha cumplido al poner el nombre del juez. Los que lo desaprueban, la ausencia de comillas como algo grave. Ciertamente, hay ambigüedad. Lo escrito y pensado por Dyran Linares en el 2009 pasa como un texto de Domingo Pérez. El tema corre traslado a la Universidad Católica de Santa María, de Arequipa.

Pero no me hago ninguna ilusión. Ya ha ocurrido que una universidad española, ante los plagios de Acuña, se demoró en responder y finalmente no lo censuró. También en España la educación se ha vuelto un negocio. Lo que más me asombra es la ambivalencia de los entrevistados. Se nota la crisis de la cultura peruana. No se insiste en que las comillas son la manera de decir «esto que he citado, no es mío» pero es interesante. Para eso sirven, para separar quién cita y quién escribió lo citado.

Ahora  bien, he intervenido, pero no desde un punto de vista jurídico. No estudié derecho. Lo que me interesa —y lo he dicho— es el lado social de ese caso. Todos sabemos que son innumerables los estudiantes que «se bajan de Internet» textos que hacen pasar como suyos. Ahora bien, ¿puede ser posible que un fiscal, en los días que corren, ignore la obligación de acompañar la cita con comillas? Creo que sí es posible. Le doy entonces, al fiscal Domingo Pérez, algo que los jueces y fiscales no suelen dar a los peruanos: el beneficio de la duda. Puede que sea verdad que no estaba enterado de esa regla gramatical. Y todo esto me lleva a un tema mayor. La terrible crisis de la educación peruana.

Para mí, todos estos defectos, están vinculados a la deseducación que reina en colegios y universidades. Vamos como el cangrejo, para atrás, desde que desaparecieron los cursos en la secundaria común, de lógica, historia, literatura, gramática, acompañando cursos de ciencias, como la química, la física, las matemáticas. Cursos que existen en todas las otras naciones de la América Latina y del mundo, el Perú, los dejó de lado. Gigantesco error. Hoy, la educación peruana en la secundaria común, no existe. Sostengo que es un Ersatz. Una simulación. Como aquello que reemplaza el azúcar para los diabéticos, un sustituto. Vamos hacia abajo. Sin embargo, pese a que todo el mundo sabe que nuestra educación no vale nada, las cosas siguen igual.

Ese triste deterioro masivo del quehacer intelectual me inquieta. Se ha creado —artificialmente— dos países. El de los hijos del pueblo y los afortunados que fueron a los colegios privados. La crisis política, la falta de confianza en los elegidos, no es sino una parte de una vasta decadencia, a la vez cultural, social y moral. El Perú volverá a ser grande cuando todo individuo, sea hombre sea mujer, estudie lo que estudie, sepa escribir correctamente unas cuantas páginas. Saber escribir no es un asunto de literatos. En el mundo globalizado, es una actividad tan natural como saber manejar un auto. Enseñar a leer y redactar es algo que nadie hace en el Perú actual. Esto se está pareciendo a un suicidio colectivo. No necesitamos tanto políticos inteligentes. Lo que necesitamos, y urgentemente, es ciudadanos reflexivos. Que no voten por cualquiera. La cultura es el poder espiritual moderno. Nos falta educación. En latín quiere decir que se convierte una cosa que no es buena en otra que es mejor. La instrucción pública ha hecho a los países avanzados.

En cambio, vivimos una época negra. Todos somos anti tal o cual postura. Por mi parte pienso que el anti no nos da una identidad. Es solo la negación del vecino, el otro. ¿O es que quiere decir yo soy mejor que el otro? El anti es pura negación. Como antis no vamos a ningún lado. Los antis son innumerables. Anticomunistas, antisocialistas, antiapristas, antifujimoristas, y por qué no, antidemócratas, antimoralistas, anti-masones, anti-venezolanos, anti-lectura, anti-científicos. El mundo no puede ser negación.

Para mí, conocimiento es progreso. O entramos a la cuarta revolución industrial, o desaparecemos. El mejor producto que pueda producir el Perú debe ser el propio peruano. La fuente de un posible desarrollo sostenido no está en las minas ni en las exportaciones, está en la capacidad de los sesos de los peruanos mismos. La historia de la humanidad nunca ha aprobado los pueblos sin ciencias ni virtud. El hombre que piensa también siente y ama. Trata de otra manera a sus próximos. Con la política debemos dejarla como solución. Es en la pedagogía donde se halla la salvación. En un lenguaje y pensamiento que sobrepase los tópicos tradicionales, el discurso artificial y difuso del Perú oficial. Hace tiempo que viven separados de la nación.

 

 

 

 

Peor que un plagio, un Ersatz

Written By: Hugo Neira - Dic• 24•18

En estos días previos a la Navidad, me piden unos amigos una opinión académica a propósito de la tesis del fiscal Domingo Pérez, cuyo texto repite, línea por línea, párrafo por párrafo, el texto de un juez. En efecto, los documentos que me pusieron en la mano, es cierto que literalmente replican un trabajo ajeno. Sin embargo, el fiscal hace la cita de su fuente, del escrito del juez Linares Rebaza. ¿Es suficiente? ¿Poner el nombre del verdadero autor permite no glosarlo sino repetirlo, sin cambiar ni una coma?

Sobre este asunto ya ha dado su parecer Marcel Velázquez, alguien que conoce perfectamente el uso gramatical del castellano. Y le reprocha no haber puesto las comillas. Y le doy la razón. Inexorablemente las comillas tienen un función. Cuando las pones, es un gesto de honradez. Quiere decir, ante los ojos y el cerebro del lector «el texto que sigue, no es mío». Las comillas marcan qué es lo que es de uno y qué lo de otro. Así de simple y de enorme.

Por mi parte, no voy a especular —nunca lo hago— si el fiscal de esta historia eludió las comillas para hacer pasar ese texto como suyo. O acaso no sabe para qué sirven las las comillas. Ese es un tema de las redes. A mí, otra cosa me importa. Algo que no es ni jurídico ni político. Todos sabemos que muchos estudiantes bajan textos de Internet y los hacen pasar por suyos. Eso ocurre porque la secundaria en el Perú, no es mala. Es algo peor. Es un Ersatz.

El concepto está en el intitulado de esta crónica. Por mi parte, no uso un concepto sin explicarlo, tanto para mis libros o para crónicas como esta. Lo que se llama, universalmente, un Ersatz, merece una explicación. (No se dice ‘amerita’, lo usaba Alejandro Toledo, y no solo nos fastidió la gobernabilidad sino también la gramática.) ¿Qué es un Ersatz? Es un sucedáneo, un producto de sustitución. Se usa en castellano como en la lengua inglesa. Por ejemplo: «Wool or cotton, that was Ersatz, artificial» quiere decir «lana o algodón, era sintético, artificial». Otro ejemplo, margarina en vez de mantequilla. Quiere decir, un sustituto, acaso de poca o ninguna calidad. Su uso es despectivo. La margarina es un Ersatz de la mantequilla.

Pues bien la educación peruana, hace tres décadas que es un Ersatz. Lo del juez plagiado, me importa su lado social. El caso de un fiscal con textos sin comillas no es un caso aislado. Todos sabemos que para graduarse en una maestría o un doctorado, hay que presentar una tesis. Y millares de estudiantes hacen lo mismo. Y —pregunto—, ¿en qué nivel de estudios, en secundaria o en universidades, se enseña lo que se enseña en otros países, a organizar las ideas mediante cursos de redacción? Mejor dicho, ¿cómo les piden algo que en ningún momento ha sido tema de trabajo en la secundaria común? Con el mismo criterio, sin pensar en el fiscal sino en los estudiantes, ¿por qué no les piden que lo hagan en latín o en alemán? En otras palabras, qué cinismo y trampa es exigir lo que el sistema de formación intelectual y profesional ignora, y en un país en que no se aprende ni a comprender un texto ajeno o disertar racionalmente en un paper (¡!¿?) Tanto admiran a los Estados Unidos, sepan entonces que sus jóvenes estudiantes pasan primero por los colleges, donde no aprenden materias sino métodos de estudio y de hablar y redactar con una lógica particular que es la del saber y la ciencia. ¿Con qué cara les pedimos hagan lo que no les enseñaron en ninguno de los niveles de educación, ni en la primaria, ni en la secundaria, y menos en las universidades, que han eliminado los estudios generales?

En Perú, ¿dónde se aprende a escribir? Muchos creen que es un don natural. Otro extravío muy peruano. No es innato. No es natural. Lo es hablar. Pero leer o escribir es algo que se aprende. No viene de los genes. Sino de los mayores. De la cultura. Pero hoy, los peruanos hablan castellano pero no han estudiado ni un gramo de gramática… Entonces, no es el problema de un fiscal sino de millones de peruanos, hoy entre los veinte y cuarenta años. Salvo los que peinamos canas hemos tenido una educación correcta. Lo he dicho y lo repito: si tuviese un hijo adolescente, lo enviaría a estudiar a Bolivia o al Ecuador, en donde la enseñanza sigue el modelo universal y no el mamarracho de la secundaria estatal del Perú.

El ser humano no viene completo al mundo, lo complementa la cultura, el contexto. Para eso se inventó la escuela, para dar el saber a los hijos, aquel que los padres pueden ignorar. Así es la cosa, hábitos y aprendizajes desde hace milenios en la edad adecuada, la juventud. Pero los constructivistas dicen que enseñar va contra los derechos del educando. Según ellos, los adolescentes deben descubrir, por sí solos, lo que Mendeleiev, su clasificación de los elementos químicos, una tabla de doce líneas y ocho columnas, en la que están todos los elementos, incluyendo los que anticipó con casillas en blanco, como el germanio y el galio. Esa vanidad interrumpe lo que es la educación humana, tenemos la herencia de los sabios que nos preceden. Y si un niño tiene 12 años, con la buena escuela que cuenta con la acumulación del saber, ese niño tendra 12 + 2500 años de saber en su cabeza. Siempre y cuando no sea una escuela peruana en manos de constructivistas que han logrado que millones de jóvenes peruanos no abran un libro, e incluso, que un fiscal no sepa para qué sirven las comillas. Bravo doctor Vexler. La deseducación está lograda. Hoy toca las cumbres del poder. Felicitaciones. Lo de desburrizar las aulas no es para mañana. Y después nos quejamos del nivel de los parlamentarios.

Pese a todo, ¡Feliz Navidad!

Publicado en El Montonero., 24 de diciembre de 2018

https://elmontonero.pe/columnas/peor-que-un-plagio-un-ersatz