Perú de sensibilidades y de feminicidas

Written By: Hugo Neira - Jul• 05•18

Se ha muerto Julio Hevia, que escribía como si le dictara un ángel. Éramos amigos, y habíamos quedado en vernos en julio. Pero la tiznada –así la llaman los mexicanos a la muerte– quiso otra cosa. Manuel Scorza, cuyas conversaciones eran todavía mejores que sus poemas y relatos, con los amigos hablaba como un filósofo. “Hugo, el gran problema del hombre no es el imperialismo sino la muerte”. Perdona, Julio, por no haberte visto antes del gran viaje. Sobre eso, en estos días, se han escrito varias crónicas sobre tu persona y tu estilo, pensadas y bien escritas.

¿De dónde viene mi amistad con Julio Hevia? Simplemente, en marzo del 2017, yo había escrito “Los dueños de la prosa barroca son Eloy Jáuregui y Julio Hevia”. Vienen del corazón barroco limeño virreinal. Son una maravilla republicana ese barroco. Términos clásicos entrelazados con populares. Con gran sentido del humor y pese a las desgracias que nos ocurren. Erudición de lo mejor, eso del “rizomático”, puro Deleuze, y “vulgata plebeya vuelta principesca”. Y como le gustaban mis crónicas, me comenzó a mandar las suyas. ¿Y qué hice? Comentarlas y colgarlas en mi página web. Publiqué seis crónicas suyas. La última –me dice mi esposa Claire– fue “Diferidos, diferentes e indiferentes” (20/5/18).

Perdona, Julio, vuelvo a los de tu escuela. Por ejemplo, una frase de Eloy Jáuregui sobre el cortoplacismo. “Achichamiento, achoramiento y combismo en la capital del Perú, tres estructuras sensuales de asumir la sobrevivencia” (2002). Sí, pues, Eloy, hace siglos que te sigo. Desde que volví al Perú y cuando era presidente el de la hora Cabana, en “Instituciones y destituciones. Sufre, peruano, sufre. La historia de la sensiblería nacional no termina con el cantante Tongo”. Eloy se permite la insolencia: “‘Lo chicha’ es una filosofía –del guaipe al trapeador: el neolameculismo– emergente, cortoplacista”. ¿Qué quiere decir ‘guaipe’? Viene del inglés ‘wiper’, es decir ‘limpiar’. En la Universidad de Piura lo aprecian como un peruanismo. El barroco que admiro, aparte del español Gracián o el cubano Carpentier, viene del abajo (más abajo que el abajo de Arguedas). Lo entiendo, crecí en Lince. Que competía con La Victoria en maldades criollas. Mi padre, que era policía, se cambiaba de ropa para ir a verme.

Hace mucho tiempo dije que Eloy era el Valdelomar de Surquillo. Con la palabra ‘barroco’, pasa lo mismo que lo de ‘cholo’, arranca como insulto y ahora es virtud. Para la Academia, “perla irregular”. La malicia está en “irregular”. Abigarrado, dice otro diccionario. Pero ¡cómo no va a serlo! Si tenemos diversas culturas, para el halago o el insulto, en la punta de los dientes. Miren cómo escribe Jaime Bedoya, del trío de admirables barrocos, a quien conocí, con peruanos, un 15 de julio, en París, en fiesta jacobina. Hoy lo leo, “Mundial y Julio”: “un repentino accidente cerebrovascular, y nos sucedió a todos los que somos de su equipo”. Ante la pesadumbre, el oxímoron.

Tengo otra pena en el alma. Después de Eyvi Ágreda, un tal Esneider Estela incendia a Juanita Mendoza, su cuñada. ¿Hemos fallado en la formación de seres con sentimientos? Emociones las tiene hasta mi perro. La sensibilidad se aprende en las aulas. ¿La maldad que crece viene de esa secundaria miserable? En un país de poetas, de artistas, ¿tenemos millones de zombis? Lo que ocurre va lejos, muy lejos. ¿Crimen? Pura barbarie. Nos vemos uno de estos jueves.

Publicado en El Comercio, 5 de julio de 2018

<https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/hevia-julio-peru-sensibilidades-feminicidas-hugo-neira-noticia-533210>

 

Cuadernillos, y «la tenaz vocación por el disparate»

Written By: Hugo Neira - Jul• 02•18

En noviembre del 2017, acudo al Congreso de la República. Invitado a una mesa de trabajo. Se trataba del examen de contenidos educativos sobre el terrorismo para textos de educación básica regular. Quien me invita es la congresista Paloma Noceda, a la que agradezco. Ahora bien, se acaba de publicar el contenido de ese debate en una edición del Congreso. No comenté lo dicho, hasta el día de hoy. Lo hice por discreción. Hoy son palabras hechas públicas, y me voy a ocupar del contenido de esos materiales de lectura. Como el tema es denso, haré algo que rara vez uso. Enumerar los párrafos. Y poner comillas, como siempre. Y luego mi enjuiciamiento, inmediatamente. El intitulado, «la tenaz vocación por el disparate», es de Umberto Jara (p. 46), en su estupendo estudio sobre Abimael Guzmán.

1. El texto escolar que comento se inicia con una pregunta. «Qué es la violencia terrorista y cómo nos afecta?» Y sigue: «El Perú pasó hace pocas décadas por una crisis de violencia que produjo la muerte de miles de personas y afectó, de diversos modos, a muchos miles de peruanos más». Recuerdo mi primera impresión, la vaguedad del texto. «El Perú pasó por una crisis de violencia» (¿?!) La temática del terrorismo pasaba a ser algo como el fenómeno del Niño en nuestras costas¡! Un hecho natural.

Sin embargo, en vez de generalizar (poniéndose a hablar del terrorismo planetario), se podría hacer algo más sencillo. Tanto que se puede encontrar en internet. «El 17 de mayo de 1980, en el pueblo de Chuschi, por la noche, hace 38 años, una columna de Sendero Luminoso había perpetrado el primer atentado de su larga trayectoria criminal, robando las ánforas de votación que serían utilizadas al día siguiente en las elecciones. Las robaron y las quemaron. La era del terrorismo senderista se inauguró entre cenizas, llantos (…) » (R. León). Eso es relatar. Pero ese ánimo de decir la verdad no está en el proyecto del libro para escolares.

2. Amable lector, mire la trampa. En la página 193 de ese machote, dicen lo que sigue. “Entre 1968 y la actualidad se han logrado identificar a más de 648 agrupaciones terroristas activas en el mundo”. Es de reír o llorar. Podemos imaginar que un adolescente, de los 14 a los 19 años, puede decir lo siguiente, «ah, bueno, ¿tantos grupos subversivos? Por algo será». La trampa de esos textos es tocar lo menos posible al senderismo. Al diablo los asesinatos, particularmente de campesinos. Los asaltos a los puestos policiales. Nada del asalto a un pueblo aislado, Vilcashuamán. Los cartuchos de dinamita utilizados en un colegio en Cerro de Pasco. ¿De dónde he sacado esos datos? De dónde va a ser. De uno de los tomos de la Comisión de la Verdad. Ahí están minuciosamente, los crímenes de SL. Apagones en Lima, actos terroristas con nombre propio. Nada de eso en los papeles que la Comisión de Educación nos hizo llegar.

3. Mi tercera sorpresa es la peor. Hubo otra reunión, en un local anexo al Ministerio de Educación. Esta vez, algunos invitados y una veintena de maestros. Nunca en los años que corren me he sentido más acongojado y a la vez furioso de la crisis mental y moral de los que se creen maestros. Descubrí lo peor. ¿Recuerda el lector a los que se bautizaron los “senderólogos”? Hoy los maestros manejan los millones de escolares. Pero al cuerpo de profesores de la secundaria, no les importa los senderólogos. Ellos no tienen nada que aprender. Ya saben. Y callan. No quieren conocer a Iván Degregori, su Qué difícil es ser Dios, es un acierto gigantesco. Pienso en el coraje de Manuel Jesús Granados con su El PCP Sendero Luminoso y su ideología. El de Gorriti. El de Antonio Zapata, La guerra senderista: hablan los enemigos. El libro de Umberto Jara, Abimael. El Sendero del terror. Y lo mejor de Jara, la mirada de Guzmán, “Mao Tse-tung había muerto, y la revolución proletaria mundial necesitaba de un sucesor”. Después de Lenin, Stalin y Mao, el doctor Guzmán, la cuarta espada. Y para reemplazar a China, el poderoso Ayacucho. Lo dijo y le creyeron (¡!) En un campeonato de egos, el «presidente Gonzalo» supera a todos los políticos peruanos. ¡Qué diablos de revolución en el Perú! Un semidios. Pero los senderólogos, podrían decir lo que dijo Arguedas. “Hemos vivido en vano”. Los maestros no creen en los libros. No nos sorprenderá cómo anda de erudita y muy leída la masa de peruanos que pasaron por sus aulas. Gracias a los maestros que no leen y detestan todo lo que no sea su ideología.

4. Lo que proponen son una joya de perversidad. ¿Saben qué preparan? Explicar a los niños qué es Al Qaeda y sus afiliados (p. 186). Genial. No existen más cursos de Historia universal pero les piden trabajos de investigación (lo que correspondería a estudiantes para un máster). La pedagogía peruana es digna de los residentes en Larco Herrera. Lo que hacen es una criollada, palabrean sobre lo que pasa en otros lugares, y cuatro líneas sobre Sendero. ¡Tarea cumplida, presidente Guzmán!

Los peruanos, tanto de derecha o de izquierda, no están en condiciones mentales y sentimentales para producir textos imparciales. El tema ensombrece a la izquierda, nadie les ha hecho más daño que SL, pero todavía no pueden hacerle ningún reproche. Cuando las papas quemaban, miraron pero no tomaron las armas. Tampoco la derecha. La nueva tendencia confunde al guerrillero con el terrorista. Héctor Béjar no puso bombas como sí el de la calle Tarata. Ni Hugo Blanco fue guerrillero: movía sindicatos campesinos de arrendires en el valle de la Convención.

Lo que hay que hacer es una antología de los senderólogos. Y no aspirar, por el momento, a más.

Publicado en El Montonero., 2 de julio de 2018

Cuadernillos, y «la tenaz vocación por el disparate»

 

 

Mundial de Rusia. Deporte y civilización

Written By: Hugo Neira - Jun• 25•18

La sorpresa del Mundial es doble. Se han lucido nuestros jugadores. Poco importa si el azar que juega un papel en los deportes, los nervios, la presión inmensa de la afición, los tengan pronto de retorno. Hoy, el mundo del deporte sabe que el Perú tiene un equipo de fútbol que juega de igual a igual con los grandes. Por lo demás, ese Mundial no ha terminado. Como sabemos, es uno de sorpresas. Arrancó con una derrota de nada menos que Alemania ante México. Le cuesta trabajo a los brasileños, al punto que Neymar se pone a llorar al final del partido, o sea, les ha costado ganar.

Pero he dicho sorpresa doble. Claro está, me refiero a los espectadores. La parte sensible de la prensa y medios, alaban y se sorprenden del afecto de la hinchada peruana que llena los estadios. La televisión francesa, TF1, entre todas las otras barras, dijo lo siguiente: «les Péruviens sont les supporters les plus chauds de ce Mondial». Los peruanos son la hinchada más cálida del Mundial. ¿Quieren que les diga lo que pienso? Es la mejor noticia que he tenido en los últimos meses.

Seamos sinceros. Hasta hace poco, éramos una pradera de desaliento. Y con toda razón. Fiscales anticorrupción, prisión preventiva para funcionarios regionales, balacera en el Jockey Plaza por asalto a joyería, sentencia al alcalde de Carabaya por colusión, líos de Exitosa y su exdirector, 2323 casos de violación en los últimos en 5 meses, 21 candidatos a Alcalde de Lima por que les da la gana, el violo de una terramoza por el piloto y el copiloto, expresidentes con investigación preliminar, seis militares heridos en el Vraem. Un país de dolores y desesperanza. Desde la clase política a gente de la clase popular, por ejemplo, ese hombre con oficio, cocinero, que bate todos récords de la maldad. Un tal Hualpa, 37 años, que quema a Eyva Agreda, de 22 años, en un bus de transporte público. No la mata solamente, le aplica fuego, la hace sufrir, la desfigura. Para mí eso es más que un crimen. Es el asomo de una suerte de barbarie. Y entre tanto, paradójicamente, «la economía ha crecido un 13% en el mes de abril». ¿Quién entiende este país?

Y de pronto, la nación peruana aparece en Rusia. No el monstruoso desorden que apenas se esboza en las líneas de arriba. Otra cosa. El afecto. Peruanos que llegan a Rusia para animar a esos 23 peruanos que han dado todo lo que podían dar. Que abren una época deportiva. Porque en rara unanimidad, todos pensamos que hay que continuar. Una actitud positiva¡! Caray. Hacía un buen tiempo que eso no ocurría.

El deporte es algo más que el deporte. Hay una sociología del deporte, con Norbert Elias. Nos explicó cómo la racionalidad lleva a la civilización. Y del deporte dice lo que sigue. «El deporte moderno ocupa un enorme espacio en nuestra vida cotidiana»; «El deporte es un laboratorio privilegiado para reflejar los lazos sociales». Es decir, exactamente lo que nos está pasando. «El deporte actual no tiene nada que ver con los enfrentamientos y rituales de la Antigüedad y de la Edad Media». No es un torneo señorial, donde era posible matar al adversario. El espectáculo deportivo tiende a evitar los riesgos de violencia. Eric Dunning, inglés, considera que no es casual que los grandes deportes —el box, el fútbol, el rugby— hayan nacido en Inglaterra y en los países del Commonwealth. Son códigos de comportamientos. La tesis de Elias y de Dunning, «Deporte y ocio en el proceso de la civilización» (1991), gira sobre una temática decisiva: la violencia contenida. Y eso es la civilización, el progreso de los seres humanos a partir del autocontrol (aunque algunas barras en Rusia, esos periodistas paraguayos, muestran que todavía no estamos civilizados del todo).

Hablando de fútbol, siempre hubo aprecio en Perú por los futbolistas pero esta vez no es por un club en particular sino por una representación nacional. Es un salto cualitativo en materia de amores colectivos. Curioso destino el nuestro: para llegar a la nación, el deporte. Poco importa, algo ocurre, algo que no nos separa sino que nos une. El grito del hincha, a todo pulmón, dice mucho más que la alegría por un gol. El mensaje es múltiple e intenso. Podemos ser grandes, podemos ganar. El fútbol nos devuelve la esperanza sobre nosotros mismos. No todo es Odebrecht.

Me permitiré una extensión (planetaria) de esa dicha. El fútbol es la prueba de que las cosas van mejor cuando hay reglas y todos son iguales. Observe, amigo lector, lo que es un partido de fútbol en cualquier estadio o país. Hablen o no la misma lengua, dos equipos se enfrentan. Pueden ser caucásicos o africanos, todos están sometidos a las mismas reglas. No hay privilegios. Ni para Messi ni para Cristiano. Y eso es la democracia, o debe serlo. Acaso se está iniciando una civilización mundial desde ese lugar de emociones, el estadio.

¿Sabe el amable lector, que por los años veinte, un poeta, Juan Parra del Riego, en la misma época que Valdelomar, Chocano, hace algo muy distinto, exalta la motocicleta, la velocidad, y el fútbol? Aquí un fragmento de un poema

—Polirrítmico a Gradín—

Yo te canto, ¡oh, jugador maravilloso! / (…)

Ágil, /

Fino /

Eléctrico / (…)

Yo te vi en la tarde olímpica jugar. / (…)

¡Palomares! ¡Palomares!/

de los clásicos aplausos populares… /

Lo conocemos poco, acaso porque se muere en Uruguay a los 31 años. Es un modernista, un adelantado, un precursor.

Civilización, deporte, poesía, van juntos.

 

Publicado en El Montonero., 25 de junio de 2018

Mundial de Rusia. Deporte y civilización

 

El periodismo es agua de varias fuentes

Written By: Hugo Neira - Jun• 21•18

En medio de la neblina limeña he visto una luz. Al fin un peruano que forma parte de la clase política admite que puede haberse equivocado. El congresista Clayton Galván ha retirado del Congreso el proyecto de ley que plantea la colegiatura como requisito obligatorio para ejercer el periodismo. Bravo, señor.

Reflexionemos. Quiénes han sido y son periodistas. Hildebrandt en sus trece, una revista semanal que se da el lujo de no tener publicidad. Ahora bien, César Hildebrandt estudió Letras en la Villarreal. He dicho bien, Letras. Porque en el periodismo se escribe. Mirko Lauer ha estudiado Letras en la PUCP y en San Marcos. Poeta, crítico literario, editor, “político polémico y dotado” –no lo digo yo sino el escritor César Toro–, y con veinte o más libros, no ha hecho “estudios de comunicación” (en adelante EDC). Si esa ley fuese aprobada, ¡no califica! Lo que sería absurdo. Actualmente es miembro del directorio del diario La República. Sigamos con vecinos de página. Gonzalo Portocarrero, sociólogo, no ha necesitado de EDC. Ni tampoco Carlos Meléndez. Fernando Vivas estudió en la PUCP. Periodistas y filósofos y literatos y politólogos abundan en la familia Miró Quesada. Me parece que se olvida la historia intelectual del periodismo en nuestro país. Y del mundo actual. Andrés Oppenheimer, que hace periodismo escrito y oral, estudió periodismo en Columbia University.

Hay gente muy capaz de escribir un tratado de derecho o de economía, pero puede que no sirva para periodista. José Carlos Mariátegui dijo alguna vez: “El periodismo es una prueba de velocidad”. No todo el mundo puede formarse un juicio –que sea sensato– en el breve plazo de comentar un acontecimiento. El saber ayuda al periodista pero también suele trabarlo. Un ejemplo: César Toro, en su enorme Historia de la literatura peruana, critica a Julio Ortega, profesor en Estados Unidos. Y en efecto, Julio era un tanto barroco. Se curó haciendo periodismo.

No eran doctores los periodistas del ayer. No lo era José Carlos Mariátegui y no me nieguen que Amauta sigue siendo la mejor revista que hemos tenido. Ismael Pinto, que se nos ha ido, aprendió el periodismo escribiendo en Última Hora y Caretas. Arturo Salazar Larraín, gran periodista en La Prensa de Pedro Beltrán, estudió Derecho en San Marcos. Y Sofocleto, excepcional humorista, en San Marcos y en la PUCP. Luis Felipe Angell leía y hablaba cuatro lenguas. Y Guillermo Thorndike, Letras en la UNMSM. Cecilia Valenzuela es abogada. Jaime de Althaus viene de la antropología. Juan Carlos Tafur de la psicología. Todos tienen algo en común: son prosistas. No se nace escritor, se aprende.

En suma, al periodismo se llega desde varias disciplinas: filosofía, literatura, economía, derecho, etc. Y en consecuencia, no es solo tecnología. Hay algo más, es necesario cierto don personal. Consiste en tener las ideas claras. Y saber escribir, que no es ciencia sino arte. Pero de qué estoy hablando: en el Perú, desde hace decenios, no se dictan cursos de literatura ni historia, ¡ni se enseña cómo se redacta en muchas universidades! Para recuperar la calidad del periodismo del ayer hay que remodelar la actual (pésima) educación. Para, de paso, tener lectores.

Las ciencias de la comunicación son una interdisciplina vinculada más bien a la televisión, a la publicidad, a lo visual. Los periódicos, en papel o virtuales, a la palabra escrita. Y eso, el lenguaje, es lo mejor del ser humano. Bravo, señor congresista. Saber enmendar un proyecto es el camino normal a la sensatez. Se necesita tener coraje para decirlo. Felicitaciones.

Publicado en El Comercio, 21 de junio de 2018

https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/colegiatura-periodismo-agua-fuentes-hugo-neira-noticia-529521

 

 

 

Soberanía y fútbol

Written By: Hugo Neira - Jun• 18•18

Comencemos por lo primero, la patria. Todos los peruanos estamos informados de la resolución reciente de la Corte de Costa Rica sobre el indulto al expresidente Alberto Fujimori, decisión que tomó Pedro Pablo Kuczynski mientras era presidente de esta República. El periodista que soy se inclina ante la tiranía de la actualidad. Y es lo que hago. Sin embargo, para esta nota, para responder a esta cuestión, llama en su auxilio al profesor de ciencias políticas y sociales que también soy. Y en consecuencia abordo ese tema desde una cuestión esencial. ¿Qué es la Soberanía del Estado? El amable lector me perdonará por esta disgresión. Es necesario hacerlo. Porque no voy a dar una opinión personal sino a situar ese tema desde la perspectiva de la comunidad científica. O sea, de la manera cómo se piensa y se enfrentan esos conflictos desde la razón y el respeto a los pueblos y naciones. Podría ser Irlanda, Ángola o Pakistán, pero se está cuestionando nuestro derecho a tener Estado y mandatarios.

Lo que llamamos Estado, es reciente. En ciencias políticas no nos ocupamos de los Estados antiguos, del Egipto de los faraones ni de la China antigua o Roma imperial. Historiadores y teóricos de la política hace un buen tiempo se han puesto de acuerdo que lo que hoy llamamos Estado es un “cuerpo político”, que se ha desarrollado en Europa como resultado del Renacimiento y la Reforma. Su etimología aparece en el XIV y el XVI, según Mager, desde la palabra estatus, usada para denotar la condición, el oficio, los ingresos y la dignidad del príncipe, el status regalis. Con el tiempo se convierte en el concepto actual. Pero ese Estado moderno no puede separarse de otro, decisivo. El concepto de Soberanía. Más claramente, si un Estado no es soberano, entonces, no es propiamente Estado.

La idea de Soberanía la plantea Bodin (1530-1596) —o Bodino como dicen los españoles—. Un monje de Notre-Dame-de-Carmès, que abjura. Luego, como jurista y filósofo, escribe su muy conocido Tratado, Los seis libros de la República, en 1576, cuando se estaban instalando en el Perú los conquistadores. Debo decir algo personal. Conozco solo a un peruano que haya leído a fondo a Bodin. Esa persona es Víctor Raúl Haya de la Torre. De eso conversamos en París.

Volviendo a Bodin. ¿Qué es Soberanía? Es cuando una magistratura pública está dotada de un derecho no discutible. “Cuando el Soberano toma una decisión en una situación extrema”. Y esto es decisivo: sin consultar a una instancia superior. Hoy no la hay, felizmente. Es decir, si el presidente de Uruguay o de Indonesia o Portugal, toma el teléfono para preguntarle a alguien la venia para dar un paso, entonces, mis queridos compatriotas peruanos, en ese momento, ya no hay Estado, ni esa estructura compuesta de pueblo y mandatario. Porque la Soberanía de Bodin –lo digo para los abogados y juristas–no solo formaba un cuerpo político autónomo, sino un derecho positivo. Presidente y pueblo. Ambas entidades van juntas. Y eso es el Estado moderno. El tiempo de Bodin era el de las guerras de religión. Protestantes contra católicos, y viceversa. ¿De quién o quiénes se estaban poniendo a salvo? En ese momento, de los Imperios y del Papa.

La soberanía ha pasado al lenguaje común. Recuerdo los momentos en que siendo profesor titular en Francia, el jurado de una tesis, al firmar su opinión, decía lo siguiente: “como comité soberano, etc”. Eso quería decir, sencillamente, nadie puede discutirnos. Ni el Rector, ni el ministro de Educación, ni el Presidente de la República.

En nuestros días, hay entidades internacionales. El Banco Mundial, el FMI. Pero no hay presidente del mundo. Guste o no, hay Estados. Y se acrecienta su número. En 1945, tras la terrible segunda guerra mundial, eran 51. En el 2012 son 193. Y solo en Europa hay 42 movimientos regionales. Si Cataluña o Irlanda se emancipan, serán soberanas. Por cierto que existe al mismo tiempo una barbarie contemporánea. Las Cortes como La Haya, están para protegernos en caso que el Estado de derecho sea reemplazado por un Estado tirano. ¡Pero no para gobernarnos! Además, ese comunicado desde Costa Rica es insolente. Se permiten establecer fechas, seis meses. ¡Qué se han creído!

Ponen en cuestión el derecho fundamental del gobierno del Perú. El de tomar decisiones. En particular, las más difíciles, como el indulto a Fujimori. De paso debo decir que nunca me simpatizó su gobierno. La prueba, mi libro Hacia la tercera mitad. Por otra parte, no tengo ningún nexo o relación política con PPK. Pero si el presidente fuera Perico de los Palotes y el indulto cayera sobre alguien que me cae mal, es igual. A la Soberanía no se la discute. O pasamos a ser manejados por virreyes.

Señor Presidente Vizcarra, monte un comité. Usted ni debe contestarles. De paso, un consejo: tenga un vocero, como lo hacen en Washington, no se meta en pequeñeces. Esa entidad espera la opinión del Tribunal Constitucional. No buscan la justicia sino dividir a las instituciones y de paso, a los peruanos. Y por humanidad, ocúpese de las víctimas y familiares. No litigue con lo que no tiene legitimidad alguna. ¿Acaso los hemos elegido? Siga mi consejo, el Perú quiere un mandatario que se ocupe de sus problemas. Nada peor que un gobierno sin conciencia de su propia potestad. O sea, el derecho específico que tenían los reyes, el de perdonar. Hoy lo tienen los presidentes. Y no se discute. ¡Dios mío, qué nivel! No se discuten los indultos. Moralmente, sí. Jurídicamente, no.

Posdata: Y ahora me voy a ver el Mundial. Formidable, México no solo ganó a Alemania sino que jugó todo el tiempo mejor.

Publicado en El Montonero., 18 de junio de 2018

<http://elmontonero.pe/columnas/soberania-y-futbol>