Indigenismo o indianismo, no es lo mismo

Written By: Hugo Neira - Sep• 06•22

Desde Colón, en el inmenso territorio de América descubierto en los primeros pasos de los españoles, surgió una corriente favorable a las poblaciones que habitaban el Nuevo Mundo. En Roma, el Vaticano otorga la conquista a los reyes católicos con la obligación de difundir la palabra de los Evangelios a quienes llamaban “indios” porque eran, sin duda alguna, dotados de un alma. España venía de una guerra de reconquista de los territorios ocupados por los moros. El Papa Alejandro VI, en 1493, da a los reyes católicos la posesión de esa América. Desde entonces se inicia el debate sobre la naturaleza de esos “indios”. Para extraer los recursos, los conquistadores explotaban a los indios, desde el Caribe hasta en las tierras americanas continentales. Como hubo excesos, aparecieron figuras del clero defendiendo a los indios. Primero fue el dominico Antonio de Montesinos, en Santo Domingo, fustigando a los encomenderos desde su púlpito en un sermón escuchado en todo el Caribe. Esa Orden favorable a los naturales del Nuevo Mundo se instalará en América en 1510 y se enfrentará al hijo de Colón. Luego le siguió los pasos Fray Bartolomé de Las Casas (1474-1566) que, de encomendero en 1502, había regresado, pero en tanto que sacerdote en 1508, a Santo Domingo. La defensa de los indios locales fue una vasta evangelización pacífica en lo que es hoy Venezuela (Cumaná) y Guatemala. En 1550, Carlos V reúne en Valladolid una comisión de teólogos y juristas para detener la opresión de los indios. Las Casas enfrenta al jurista Sepúlveda que busca remediar las “costumbres abominables” (sacrificios humanos, canibalismo) mediante la servidumbre. La polémica es conocida como la Controversia de Valladolid. El debate fue muy complejo. Cierto que no se admite la esclavitud de los indios, pero se discute su naturaleza. Las Casas ponía en cuestión la legitimidad de la Conquista. Los señores de las tierras americanas no conocían los Evangelios, no podían ser entonces “infieles”, y “si lo hubieran sido, no podían ser privados del derecho a la libertad y la propiedad” (Henri Favre). Los naturales eran “pobres, humildes, pacíficos, obedientes”, según Las Casas, en su libro Brevísima relación de la destrucción de las Indias cuya publicación estaba prohibida. “Era una denuncia violenta y apasionada, pero sólidamente documentada”, añade el investigador francés Favre (L’indigénisme, PUF, París, 1996) y fue el punto de partida de la “leyenda negra” de España por siglos. Les dio municiones a las potencias protestantes de Europa para su lucha contra el imperio español.

Muchos de esos debates y escrituras se encuentran en el Archivo General de Indias, en Sevilla, en un edificio concebido en 1583 por el arquitecto real Juan de Herrera que se terminó de construir en 1646. El Archivo es un centro de documentación sobre el Descubrimiento y la Conquista del Nuevo Mundo, las civilizaciones de México, el mundo de los aztecas y los mayas, el Tahuantisuyo y el Imperio de los Incas. Es el mayor archivo existente sobre la actividad de España en América con una vasta información (historia política, social, económica, historia de las mentalidades, de la Iglesia, historia del arte o la geografía de los nuevos territorios.)

La Iglesia en la colonia

El Real Patronato, confirmado por el Papa Julio II, en 1508, llamado el Papa Soldado, concede a España el patronato universal de las Indias. Desde entonces, los obispos católicos fueron nombrados por el Rey. Un caso único. ¿Por qué razón? La argumentación de los juristas españoles era que los naturales de las islas Antillas y más tarde de México y del Perú, los indígenas, pasan a ser una suerte de pupilos del Estado, lo cual merecía un régimen de tutela. La Corona, entonces, pretende que esos deberes de patronato propios a la colonización bien podían formularse y ponerse a la disposición de los reyes católicos. En general, el Real Patronato le da potestad a la Corona para intervenir en la vida misma de la Iglesia indiana. El Real Patronato robustece a la Corona y no a la misma Iglesia. (Esto está en mi libro El mundo mesoamericano y el mundo andino, 2016, páginas 245-246.)

Según el ABC de la Historia del Perú: “Habiendo acompañado a Francisco Pizarro y su fuerza durante la conquista, los frailes católicos romanos procedieron con celo a llevar a cabo su misión de convertir a los pueblos indígenas al cristianismo. En este esfuerzo, la iglesia llegó a jugar un papel importante en la aculturación de los nativos, atrayéndolos a la órbita cultural de los colonos españoles. También libró una guerra constante para extirpar las creencias religiosas nativas. Tales esfuerzos tuvieron sólo un éxito parcial, como lo atestigua hoy la naturaleza sincrética del catolicismo romano andino. Sin embargo, con el tiempo, la misión evangélica de la iglesia dio paso a sus esfuerzos eclesiásticos regulares de ministrar a la creciente población española y criolla.

A fines del siglo, la iglesia comenzaba a adquirir importantes activos financieros, particularmente legados de tierras y otras riquezas, que consolidarían su posición como la potencia económica más importante durante el período colonial. Al mismo tiempo, asumió el papel principal de educador, proveedor de bienestar y a través de la institución de la Inquisición, guardián de la ortodoxia en todo el virreinato. Juntos, la asociación Iglesia-Estado sirvió para consolidar y solidificar la autoridad de la corona en Perú que, a pesar de los terribles problemas de distancia, terreno accidentado y comunicaciones lentas, soportó casi tres siglos de gobierno continuo y relativamente estable.”

Testimonios

Sobre la mentalidad del Nuevo Mundo, he aquí extractos del estudio de un grupo de jesuitas del final del siglo XVI a inicios del XVII.

Capítulo 1. En que se trata de la mita de Potosí y de los daños y agravios que los antecedentes indios reciben en ella.

Cosa notoria es a todo el mundo la gran riqueza de plata que ha salido desde el Reino del Pirú, la cual principalmente ha salido del cerro y minas de Potosí. Este cerro está apartado de lo poblado de los indios que van a él, lo más cerca, como cuarenta leguas, y lo más lejos, como ciento y tantas leguas. Y la disposición de la tierra es de manera que la habitación de los indios se extiende a lo largo y no al un lado y otro de Potosí. De los pueblos o provincias van cada año a la labor de las minas cierto número de indios que son como trece mil. Y, aunque de algunos pueblos enteran los indios el número que están obligados a dar, los más no cumplen la parte que les toca, porque no pueden. Y para que mejor se entienda lo que se pretende pornáse aquí lo que en la Provincia de Chucuito se hace cada año y los indios van y vuelven y lo que en ella pasa. (…) Esta Provincia está repartida en siete pueblos y en toda ella en la última se revisita que se hizo agora 16 años se hallaron unos 17 mil indios de tasa de 18 a 50 años, contando los presentes y ausentes de todos éstos que, aunque algunos años atrás no iban sino mil y cien indios, mandó D. Francisco de Toledo, virrey que era entonces destos Reinos, que cada año fuesen 2000 y 200 y añadió 200 a los dos mil. Todos estos ordinariamente iban con sus mujeres y hijos y el número de todos ellos siempre pasa de siete mil almas. Cada indio destos lleva por lo menos ocho o diez carneros de la tierra y algunos pacos o alpacas para comer. Otros de más caudal llevan treinta y cuarenta carneros. En ellos llevan su comidas y ollas y los chuses en que duermen, que son sus frazadas, y sus esteras para defenderse del frío, porque duermen siempre en el campo (…) Toda esta gente con toda esta riqueza y carruaje va caminando a Potosí por sus jornadas y tárdanse de ordinario en llegar allá en dos meses y será la distancia como cien leguas. (pp. 244-245)

Capítulo II. En que se trata lo que es el trajín y los agravios y daños que dél resultan a los indios.

El trajín es en esta manera: el corregidor de una provincia (un funcionario) manda a los caciques de su distrito manda le den unos cien indios para que vayan con su ganado del corregidor a Paucartambo por coca, a los valles de Arequipa por vino. (…) La paga que dan a cada indio por un mes, son cinco pesos de a ocho reales. Sacados ya los indios, reciben el ganado por cuenta y van con él hasta el pueblo donde han de cargar de coca o vino y después vuelven hasta sus pueblos de donde salieron y allí truecan y van otros hasta Potosí. Y con todo este viaje de ordinario y a veces más se tardan seis y siete meses. (p. 252)

-Capítulo V. De los agravios que muchos corregidores hacen a los indios de sus repartimientos vendiéndoles algunas cosas a mucho más de lo que valen forzándolos

a que las compren.

-Capítulo VII (tenemos 12 y más textos). De cómo muchas veces se cobra la tasa doblada más de lo que los indios están obligados a pagar.

Capítulo XI. En que se trata cómo se han huído y huyen muchos indios a diferentes partes por los trabajos sobredichos.

Capítulo XII. En que se trata la razón que hay para temer no se pierda este Reino del Perú o alguna parte de él.

Es necesario hablar del autor de este libro, El indio peruano y la defensa de sus derechos, Quintín Aldea Vaquero, que retoma lo publicado por el jesuita Rubén Vargas Ugarte en 1951 (Pareceres jurídicos en asuntos de Indias). Vargas Ugarte lo tomó del Archivo de Indias. Al final del libro, nos enteramos de que los testimonios corresponden a los jesuitas Juan Sebastián de la Parra, nacido en Aragón y que había entrado en la Compañía en 1567. Ya sacerdote, en 1580 marcha al Perú en la sexta expedición de jesuitas que llegó al Callao el 20 de mayo de 1581. Estaba acompañado de Juan de Atienza y Diego de Torres, el fundador de las Reducciones de Paraguay. De la Parra que era Rector del Colegio de Lima, sucedió a Atienza, que era Provincial. El autor Aldea Vaquero, investigador español, fue publicado en 1993 por la PUCP y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid.

Indigenismo

Por multiforme el indigenismo tuvo diversas manifestaciones, fue una tendencia, una corriente difícil de explicar en este corto ensayo. Incluye migraciones de provincias a las ciudades y de preferencia a la capital. Una cultura que cubre la música, el arte, y la literatura. Comenzaremos con sus escritores y creadores del Perú andino. Por orden de publicación, Aves sin nido de Clorinda Matto de Turner (1852-1909),manifiesto del indigenismo literario. En Bolivia, Raza de bronce, en 1919, de Alcides Arguedas(no confundirse con el Arguedas peruano). Más tarde, en esa misma corriente cultural, el peruano Ciro Alegría (1909-1967) con El mundo es ancho y ajeno. Curiosamente, en el Ecuador, país con numerosa población indígena, en 1934, la novela de Jorge Icaza, Huasipungo.En el Perú, José María Arguedas (1911-1969) con Yawar fiesta, en 1941. Fue todo un personaje. Profesor universitario en el mundo criollo, líder intelectual, con su amor nostálgico por los indios y su conocimiento en tanto que antropólogo, Arguedas fue un padre tutelar de la cultura de la gente de los Andes. Él mismo tenía la doble cultura, la moderna y la mente tradicional de esos pueblos con diversas mentalidades, por su crianza. Su par más cercano tal vez sea el mexicano José Vasconcelos, autor del ensayo La raza cósmica. Una filosofía que cambió de nombre: indología.

Millones de peruanos cansados de que no llegara la modernidad (salud, educación y buenos empleos a sus aldeas y pueblos) se echaron a andar y cambiaron de nombre en el siglo XX. Fue una enorme migración. Ya no hay “indios” sino “cholos”, al menos esta palabra tiene algo de amable. Por mi parte, cuando era director de la Biblioteca Nacional del Perú, organizamos un coloquio, con un equipo estupendo que nunca he olvidado, sobre Lo cholo en el Perú. Durante dos años, cada mes, dejamos que tomaran la palabra no los doctores ni los sabios sino, en la lógica de Néstor García, las “culturas híbridas”. Aquello fue una “sonata polifónica”, título que lleva un texto mío de balance. Cholo, mestizo y mestizaje. Ellos nos contaron sus éxitos.

“¿Qué es lo cholo? ¿Un espacio urbano? ¿Un lenguaje, en esta ciudad en donde las cosas se pueden decir de diversas maneras? ¿Una clase, individuos, un híbrido estratificado, un puesto de comercio, una combi, una fiesta? En un país donde hay tanto cinismo y mentira, nos preguntamos por ese proyecto, o proyectos, que luchan por su supervivencia. Por los derrotados que resulta que no lo son. Empresarios populares con éxito. La moda de Gamarra. Oralidad. Humor y obscenidad. Los cómicos ambulantes (…)” que hacen reír porque estos también son ellos. Con esas preguntas abrimos el coloquio. Con los afiches chicha, o sea, arte popular. “El calificativo cholo fue por mucho tiempo palabra de injuria. Luego, terminó ambiguo, igual hoy acerca como aleja. ¿Qué es lo cholo? Por eso, para debatir, convocamos a esta serie de coloquios, para reflexionar. Y escuchar diversas voces. Testimonios. La choledad, la vemos, sentimos. Es multiplicidad que valida lenguajes distintos, en el cine, el teatro, la  pintura. En la televisión. Con estos temas, y por varios meses, vamos hacia el centro de nuestra propia sangre.”

El coloquio Lo cholo en el Perú, en la BNP duró un par de años y acogió al público en el cómodo teatro de la Biblioteca de San Borja. Las actas constan de dos volúmenes, la cita anterior viene del segundo, Migraciones y mixtura. Participaron 300 expositores, 300 nuevos actores culturales que departieron con casi 25 mil asistentes. Así, la migración fue abordada desde la experiencia propia. Como lo recordaba entonces (p. 18), lo cholo, en el estado actual de la cuestión, es por igual un grupo social en ascenso, en los llamados cholos ya hay una nueva burguesía venida del esfuerzo, al tiempo que sigue habiendo pequeños y frágiles empresarios y pueblo dador de fuerza de trabajo. En el Perú, como lo dijo Tzvetan Todorov en La conquista de América, el problema es el otro (Siglo XXI ediciones, Buenos Aires, 1982). Que veremos en otro momento.

Publicado en El Montonero., 5 de setiembre de 2022

https://www.elmontonero.pe/columnas/indigenismo-o-indianismo-no-es-lo-mismo

Buscando un presidente para el Perú

Written By: Hugo Neira - Ago• 29•22

En los años setenta, Alberto Flores Galindo, buscaba un Inca. No era el único. Manuel Burga era partidario del nacimiento de una utopía de muerte y resurrección de los incas. Por mi parte, estuve en contra de la utopía andina (una utopía es una ilusión), y escribí las“doce razones para dudar y olvidar la utopía andina”(Dos siglos de pensamiento de peruanos, Editorial URP, 2021, página 606). Un proyecto que comenzaba por la utopía andina, luego la revolución y el cambio total. Visión del futuro que nunca ocurrió. En cambio, lo que sucedió fue la violencia política con Sendero Luminoso. Y hemos entrado al siglo XX entre dos posibilidades: Entre Escila y Caribdis, como lo escribió Augusto Salazar Bondy (1969).

Dejemos las ilusiones. El sociólogo que soy solo se ocupa de los fenómenos reales. Es probable que tengamos muy pronto unas elecciones presidenciales. ¿Pero para un Perú de varias culturas locales, con un país que no ha logrado ser una nación? No sé si el lector lee a algunos filósofos españoles. Hay uno que dice “yo soy yo y mi circunstancia”. Pues bien, tenemos un Perú con una geopolítica en plena crisis.

Países peruanos dentro de un solo Estado

Al final del siglo XX y durante los primeros decenios del presente siglo, en tanto que ciudadanos de un país con Estado y democracia, diversos escritores peruanos nos describen el caos de lo peruano. Nada mejor que los títulos de sus libros, de 1990 hasta la fecha. El nacimiento de los otorongos: el Congreso de la República durante el gobierno de Alberto Fujimori 1990-2000, de Carlos Iván Degregori y Carlos Meléndez (2007). Luego, El estado mafioso, de Manuel Dammert Ego Aguirre (2001). Democracia sin partidos. Perú 2000-2005, de Martín Tanaka (2005). Y de Francisco Guerra García, Reforma del Estado y crisis de los partidos (1996). Y Perú hoy. La divina tragedia (Desco, 2015), la pareja que gobernaba, Humala y su esposa.

Los graves problemas son también examinados. Pese a todo, los peruanos reciben los estudios de su sociedad en las librerías, y con la aparición de la violencia, Maruja Martínez y Federico Tong publicaron en 1998 ¿Nacidos para ser salvajes? Identidad y violencia juvenil en los 90. No se puede dejar de lado El laberinto de la choledad,de Guillermo Nugent, es libro de 1992 que trae “páginas para entender la desigualdad”. Hay también libros menos densos que señalan el poder de Montesinos, Vladimiro Montesinos y el poder político en el mandato de Alberto Fujimori, 2007, de Iván Rodríguez Alegre. Como se nota, no se salvan ni los líderes políticos como es el caso de Juan Luis Cipriani, discutido en tanto que actor político, por Luis Pásara, Augusto Álvarez Rodrich y otros (Cipriani como actor político, 2006).

Está claro que hay libertad de expresión y que se puede ostentar sus frutos. Pero qué extraña sociedad civil que va conociendo sus vicios sin indignarse. Quizá porque sabemos que ciertas maneras de vivir vienen del pasado. En realidad, desde el siglo XIX, se admite que somos un país muy heterogéneo, eso lo sabemos. Y uno de nuestros antropólogos, Carlos Iván Degregori, nos lo dijo muy claramente en su libro No hay país más diverso, un compendio de antropología peruana, en el 2000. No se debe a que nuestro territorio sea de costa y alturas andinas, y parte de la selva amazónica. Cuando se habla de culturas después de Lévi-Strauss, se habla de lenguas, creencias, mentalidades, todo aquello que se llamaba etnología, lo cual abarca tanto a sociedades primitivas como a las que han logrado mantener sus tradiciones. En otros continentes, como en el África, la ecología no ha olvidado el modo de vida y la psicología local. Pero Perú tiene un pasado milenario propio, su historia no arranca con la conquista y la ocupación del territorio por el Imperio de los Reyes Católicos. Como lo revela la arqueología, Perú ha pasado por diversas evoluciones. Antes de los Incas había diversas poblaciones con una disciplina preincaica propia, y fueron largos periodos antes de la unión imperial del Tahuantinsuyo. Y después vendría otra economía y manera de vivir con el Virreinato. Cada etapa ha dejado una macro huella que no logró desaparecer en dos siglos de república. A Degregori le hubiera dicho que somos los más heterogéneos puesto que la India, por ejemplo, puede ser inmensa, pero la une el hinduismo, los brahmanes, su cosmogonía, el tantrismo. Tantas culturas con historia propia no hacen un país sino una civilización.

En ciertos casos, nuestra variedad nos favorece. Los Andes, el mar y la costa han hecho del Perú un país de geografía y climas variados, por eso que los peruanos suelen decir que en el Perú no hay hambre. Si esto ocurre es más bien por incapacidad política. Pues bien, también hay distancias entre las clases sociales y las regiones naturales tan distintas. Los problemas no son lo mismo en el Norte que en el Sur. La economía de los Andes y otras alturas de escasa conectividad descansa en unas infraestructuras que el Estado atiende pero no logra satisfacer.

Lo que quiero decir es que si hay un cargo difícil es el de presidente de la república del Perú. No es que deba entender el Perú actual sino también lo que pasa en otras repúblicas latinoamericanas, y las modificaciones de los espacios económicos en todo el planeta. No necesita una cabeza sino dos.

Por eso, acudo a una metáfora, el águila bicéfala. Fue un símbolo repetido varias veces en la historia como veremos adelante. El águila bicéfala, Carlos V lo tomó como algo digno de un imperio, cuando los Habsburgo dejando de ser condes llegaron al trono del Imperio de la corona de España. La historia durante mucho tiempo fue la de los imperios, no solo de los reinos. Pues bien, vivimos en Estados-nación, pero los imperios regresan. ¿Qué es sino la guerra en Ucrania, nación independiente a punto de regresar al poder de una Rusia que quiere recuperar los pequeños espacios de dominio que ha perdido?   

Ahora, bajo tensiones nacionales e internacionales, se necesita una doble habilidad y doble experiencia. Es cierto que en todo país hay gente que disfruta la vida en su territorio, diríamos los sedentarios. Y también hay los cosmopolitas que, por lo general, dejan su patria de nacimiento. Pues bien, dos cabezas y varias experiencias, en otros países, además de entender a sus pueblos. Entender a sus paisanos y su pueblo, que es una capacidad subjetiva, hace de un político un estadista. Eso es lo más natural. Pero es aún mejor si entiende lo de fuera, por haber estado algún tiempo en otros países que se asemejan a su país de nacimiento.

Pues bien, conozco a un peruano que está ahora en el Perú y conoce el Estado. Se ha educado en Perú y en México y tiene larga experiencia laboral en ese país inmenso que se nos parece mucho. He aquí el país más cercano al Perú por su historia. Cuando los españoles descubren civilizaciones imperiales solo las hallaron en el mundo azteca y el mundo andino. Luego, el formarán parte del imperio español.

Estadista de doble cabeza es Jorge Nieto: ex ministro de Cultura y de Defensa en 2016 y 2018 y formado en la sabiduría política de los mexicanos

Después de 20 años con presidentes casi sin partido político, parece que no entienden qué es un estadista, lo que sí es Jorge Nieto. Político con militancia activa desde su juventud y con una experiencia mexicana, el Perú tiene en él un estadista probado, que encontró respuestas adecuadas durante el desastre del Niño costero en la cartera de Defensa. Pero como a mis paisanos peruanos les han quitado el curso de Historia en la secundaria, les diré de inmediato qué hizo México para tener un itinerario que se parece al del Perú. Y en qué se diferencian.

1-La independencia de México fue compleja. No necesitaron a un San Martín o un Bolívar para emanciparse. Su libertador fue Iturbide, monarca. Ni español ni mexicano: un novohispano. Un César mexicano. México tuvo un primero y segundo imperio. Luego tuvieron sus guerras con los franceses que invadieron México, y con ingleses y norteamericanos que les quitaron una gran porción de su territorio. Luego México se separa de la Iglesia Católica en 1824. (Todo está en mi libro de comparatismo El águila y el cóndor. México/Perú, publicado en Lima en el 2019 y desde hace poco disponible en Ebook).

2-Después de Santa Anna y Porfirio Díaz, algo muy importante, la Revolución Mexicana, de 1910 a 1920, una revolución que vino desde abajo, se vuelve “el llano en llamas”, título de un libro de Juan Rulfo. Nada que ver con nuestras guerras entre pocos caudillos (Gamarra, Castilla), después de la Independencia. En cambio, la revolución mexicana hace desaparecer una clase social, tanto que solo se le puede comparar con la toma del poder de Lenin, en 1917.

3-De esa revolución claramente popular surge un Leviatán, el Partido Revolucionario Institucional (PRI). En Perú, lo he dicho en mi cuita, ni Piérola ni Ramón Castilla consiguieron derrotar a las clases dominantes. Ya en el siglo XX, el civilismo lo agota Leguía, y luego, desde los años treinta, el aprismo de Víctor Raúl Haya de la Torre, que nunca llegó a gobernar. Luego ha habido presidentes improvisados y una capa social dedicada a la cleptocracia. El PRI ha hecho de México una nación moderna.

Encuentros casuales

Antes de continuar, debo decir que Nieto no me ha pedido esta columna a su favor. No. Sobre lo que puede decirse sobre su experiencia ya lo he hecho en este portal el primero de agosto de 2016. http://elmontonero.pe/columnas/jorge-nieto-algo-mas-que-un-ministro

Cuando supe que Nieto volvía a la política en el Perú, yo estaba en Europa camino a un Congreso Internacional de Ciencia Política que debía realizarse en Turquía y terminó en Polonia, al restringirse la libertad de expresión en Turquía con la presidencia de Tayyip Erdogan.

Como decía en aquella columna, Nieto y yo nos conocimos, aunque pasajeramente. Sin embargo, hay algo que yo no puedo olvidar. Eran los años del velasquismo y Nieto militaba en uno de los tantos partidos de izquierda, para los cuales la “aplanadora” del SINAMOS era un dolor de cabeza. Nos dijeron de todo, de fascistas para abajo. Pero Nieto, a Carlos Franco, a Francisco Guerra García, a Carlos Delgado y a Béjar, nos trató de ser parte de un “reformismo militar”. No estaba del todo mal para el clima de ese momento. Otro que nos trató de reformistas fue Ricardo Letts. Los más feroces opositores eran unos ultras, con el tiempo formarían Sendero Luminoso. Años después, en una de mis tantas visitas a México, lo volví a encontrar. Y de ahí hacia delante, amigos.

En cuanto a su perfil, es sociólogo, y ha estudiado Ciencia Política. Solo quiero añadir qué significa en la vida de un peruano la experiencia mexicana. Y eso, me parece, un tema central. Nieto no ha sido el único peruano en vivir en México. Tomo en cuenta a Rafael Roncagliolo, a Osmar Gonzáles y su doctorado en el Colegio de México. Y a Hugo Garavito. Nieto como Garavito puede que sean los peruanos que más tiempo recibieron las lecciones prácticas de la vida política mexicana. En ambos me ha asombrado siempre su tino y la finura del análisis de situación. Y disposiciones para lo que Pareto llamaba “el arte de las combinaciones”.

Hay que saber que, por sus formas de hacer política, México es el “Vaticano de la cultura política latinoamericana”. Cuando se entiende qué pasa en Los Pinos, el nombre corriente que dan los mexicanos a la residencia presidencial, se entiende todo el resto.

En México, hay un culto a la cultura y no es algo como la rueda de un coche descuidado en Lima. En Lima solo se tiene un culto al dinero, “plata como cancha”, dijo ese candidato y rector que fundó un partido.Para eso sirven las universidades actuales. Ya se sabe que los alumnos de secundaria están entre los últimos del mundo en las pruebas PISA. Gran riesgo, una ignorancia que explica lo poco de cívico que tenemos…

Alguna vez, propuse a un presidente eso que los mexicanos llaman el Colegio de México. Está por encima de las universidades y educa al pueblo. En México, tienen investigadores nacionales para que investiguen y escriban de por vida. En México, es imposible alguien inculto en el Estado. Los mexicanos aman y protegen a sus intelectuales. Conocí a Octavio Paz, era un crítico muy serio. Pero Paz vivió en México mientras Vargas Llosa tuvo que irse a sus veintitantos años, como Julio Ortega, y Oviedo que hecho el mejor trabajo sobre la literatura latinoamericana. Lo menos que se podía hacer era incluirlos en los cursos de secundaria, e invitarlos para que al menos un joven peruano supiera cómo se escribe un texto personal, eso que se llama un paper. Un breve ensayo. No para que se convierta en un literato o novelista o poeta. Solo para que pueda ser un ciudadano capaz de redactar y organizar un texto, claro, útil y defender sus ideas.   

La doble cabeza es porque el presidente no solo debe ocuparse de la administración del Estado sino anticipar las necesidades del mismo en tanto que jefe de Estado, o sea cuidar de la adecuada formación de los funcionarios estatales como de la oferta de salud, educación y seguridad para los ciudadanos. Bien, es cierto que no es sencillo conocerlo todo y mostrarse cauteloso. Pero gobernar es prever, reza el dicho. En otras palabras, se necesita que el jefe de Estado sea una persona con cabeza política para guardarse de la gente que lo rodea. Por algo ha ganado las elecciones presidenciales. Pero no puede tener una sola cabeza. Miremos lo que le pasa al brasileño Bolsonaro. No es precisamente un intelectual, es hombre de temperamento fuerte. Eso no es suficiente.  Y esos caciques no hacen salir masivamente a la gente de la pobreza.

Sí pues, la política es un juego muy complicado. Ganar por las urnas, saber llegar, es una cosa, pero otra es gobernar. Hay que tener el poder del conocimiento, que es lo que hace falta a muchos para el ejercicio del poder político. Si no sabe nada de ciencias duras y sociales, el presidente está perdido. No se puede gobernar con ministros y asesores sin preparación para trabajar con los necesarios equipos técnicos o científicos.

El símbolo del águila bicéfala existe desde hace mucho

Por eso, acudo a una metáfora, el águila bicéfala. En la antigua ciudad de Persépolis, cerca hoy de la ciudad de Shiraz, en Irán, proviene la escultura que ilustra este artículo. Una cabeza de un animal imaginario mirando hacia lo infinito de lo pasado y la otra, lo infinito del futuro. Luego el símbolo se repitió con una doble cabeza de águila y representaba la unión con la sabiduría completa. Cierto, no estamos en la época del Imperio Hitita (1200 a.C.) de la que proviene, pero fue emblema de personajes históricos, como Napoleón Bonaparte, las legiones romanas, los cruzados, el águila bicéfala como signo de poder y fortaleza.

O sea, un presidente puede haber ganado en las urnas, pero debe también saber qué hacer con su Estado, conocer la historia de su país, su situación económica, sus regiones tan distintas unas y otras por la geología, con pueblos también distintos y con demandas específicas. Un presidente que tenga conciencia de su país, de los marginados y capas sociales que esperan un tipo de Estado distinto. Pero no al punto de ser un sedentario político que no ha pisado el resto de su tierra peruana. De ser sedentario, el político alcanza para ser alcalde, encabezar una municipalidad. O, por un tiempo, presidir una región, pues, al contrario, no hay necesidad de que sea un cosmopolita.

Volviendo a Jorge Nieto, insisto en dos hechos decisivos. No conozco muchos dirigentes de partidos con su experiencia y formación, es raro en Europa como en los Estados Unidos. Repito, la vida mexicana, más moderna y muy compleja, evita dirigentes ignorantes. En México también hay indígenas como los hay en Bolivia, Chile y Ecuador. Pero pegados por la geografía a EEUU, los mexicanos saben cómo dar pasos hacia la modernidad sin perder la identidad. Preparado y político, Nieto es el político con dos cabezas que piensa el Estado peruano y que el Estado necesita. Y es alguien que puede llamar a los mejores, en las ciencias de la sociedad o para asuntos de la naturaleza. Lo hemos conocido como ministro. Espero ver a Nieto, pues veo pocos que reúnan esas virtudes. Su partido, el Partido del Buen Gobierno, alude al cronista Huamán Poma y su obra Primer nueva corónica y buen gobierno. Son difíciles los cargos presidenciales dado que pasamos por una época extremadamente inestable, y es sensato elegir a quienes conocen los problemas de nuestras democracias.

Publicado en El Montonero., 29 de agosto de 2021

https://elmontonero.pe/columnas/buscando-un-presidente-para-el-peru

OTREDAD andina y reflexiones de Juan Abugattás

Written By: Hugo Neira - Ago• 23•22

Me ha llegado un libro breve pero excepcional: Indagaciones filosóficas sobre nuestro futuro. Se trata de una “colección heterogénea de ensayos recopilados por generosa iniciativa de mis colegas y amigos del Departamento de Filosofía de la Universidad Nacional de San Marcos”, dice el autor en la introducción, Juan Abugattás, en Lima, en el otoño del 2005. Los colegas y amigos que menciona son Carlos Mora, Miguel Ángel Polo, Javier Aldama y Zenón Depaz. Sean quienes fueran, les agradezco porque las reflexiones del autor que ya no es de este mundo, son sobre la tecnología y las formas posibles del futuro que estas implican, incluyendo la vinculación entre la naturaleza y la modernidad, la ciencia y la tecnología. Pero también asoma una crítica que suele ser algo poco corriente. Lo que el autor —filósofo y científico—, no olvida es nuestra realidad e historia. Para Abugattás, después de la conquista, “lo que se instauró fue una sociedad depredadora, de cuya lógica hasta el día de hoy no hemos podido zafarnos.”

Seamos sinceros. En nuestro mundo académico y universitario, es raro el diseño de nuestro desasosiego, pero Juan Abugattás nos lo dice para que despertemos. “La República excluyente y mediocre que se fundó hace más de ciento ochenta años, dominada por la misma lógica colonial, ha fracasado totalmente. ¿Qué sino significan 60% de pobres y las miserias que azotan todo el país? ¿Qué sino indica la incapacidad de construir un proyecto compartido de vida y de plantear retos para la acción colectiva? ¿Qué sino anuncia a gritos la mediocridad e incompetencia de las élites? ¿Qué sino indica el hecho de que más del 75% de nuestros conciudadanos sueñe todas las noches con un viaje que lo aleje de este país y lo transporte a un lugar donde pueda tener una vida con esperanza?” (p. 20)

¿Cómo entender a Juan Abugattás? Reflexiona desde la filosofía y la sociología. Un gran pensador que conozco y admiro —me refiero a Theodor W. Adorno, alemán traducido a diversas lenguas—, filósofo y estudioso de las sociedades trabajó sobre sendos ámbitos. Los alumnos de Abugattás lo apreciaron por su “condición de hombre bueno e íntegro” (p. 9) que les enseñó no solo el valor intelectual y moral sino su compromiso con la condición humana (idem). Entonces, para abordar las 190 páginas de su reflexión, conviene acudir a varias disciplinas.

1-Sus reflexiones sobre el Perú

El libro contiene dos partes, la primera es larga y se titula “Las fuerzas del presente y las posibles formas del futuro: indagaciones filosóficas”. Sus reflexiones son la segunda parte, “Reflexionar sobre el Perú: retos y posibilidades de la acción colectiva” (p. 151). Con subtítulos críticos como “Más allá de las ilusiones: el Perú al desnudo”. “El Perú visto más allá de su coyuntura”. Abugattás encuentra el pensamiento social peruano distorsionado por “el economicismo tanto el de raigambre marxista como de estirpe liberal”. Según el autor, hay otros “factores no económicos en el diseño de la vida peruana”. Como hay también “importantes esfuerzos por penetrar los secretos de la conciencia colectiva” y toma en cuenta los trabajos de algunos embajadores peruanos. Oswaldo de Rivero (El mito del desarrollo. Los países inviables en el siglo XXI y La capitulación de América Latina). De Carlos Alzamora, El drama de la deuda latinoamericana: sus orígenes, sus costos y sus consecuencias. Así como el libro de Óscar Ugarteche, La arqueología de la modernidad. Y de Javier Iguíñiz, Desigualdad y pobreza en el mundo.

Abugattás considera que los diplomáticos, comprometidos con el destino de su país, conscientes de la necesidad de construir estrategias y concertar con otros países latinoamericanos, lamentan la manera de vivir, los patrones de vida, que les impedían concertar y defender eficazmente los intereses nacionales. La respuesta interna era “celos, mala fe, cobardía, cálculos inmediatistas de interés” y sin duda el temible “factor corrupción”.

2- Las feroces palabras propias de un pensador libre

Para el lector, una pequeña selección.

El Perú, “una república criolla, excluyente y limitativa” (p. 168) – Una “fenomenología” aunque “rudimentaria” de la conducta social de los peruanos que explica “el descalabro institucional,  la rebelión de las masas, la trabazón de la acción colectiva” (p. 162). Un “territorio tan reacio al control humano y a la domesticación” – “Mientras que en la América del Norte lo que dominó los espíritus fue el liberalismo político, aquí en el sur el hegemonismo inglés y el equivocado cálculo de los líderes emancipadores hicieron prevalecer el más estrecho liberalismo económico. En la práctica, el liberalismo no produjo ni instituciones sólidas, ni economías firmes, ni ciudadanos libres, sino unas sociedades débiles y desindustrializadas” (p. 169).

Sobre este problema, en mi vida yo he viajado en trenes por todas partes, en la China, en Europa donde uno se va desde España o Portugal a Suecia o Rusia. El tren atraviesa los Estados Unidos de Este a Oeste. Pero en el Perú no han entendido que eso sería decisivo para el comercio, la posibilidad para millones de peruanos de conocer la tierra de su patria. Perú no ha llegado todavía a esa etapa de la modernidad de los seres humanos. Hay muchos espacios vacíos, sin conectividad. Cada región se vuelve un mundo propio, un enclave. Sin trenes no hay nación. Nuestro país se caracteriza por su desarticulación económica y política. “La nuestra es una sociedad basada en corporaciones” y “el Estado, convertido también en una corporación privada, se convierte en instrumento para perseguir los objetivos de alguien en concreto” (p. 176). Para Abugattás, “el Perú de hoy es el resultado de la  universalización de la moral del ‘vivo’, del ‘pícaro’”. “El Perú, para decirlo más crudamente, es un país de ‘pendejos’” (p. 177). “No es de extrañar que la vida peruana esté dominada por la lógica del ventajismo y del aprovechamiento”  (ídem).

El libro de Juan Abugattás, como lo dijimos anteriormente, desde la filosofía y la sociología se ocupa de una manera original de la otredad, es decir el mundo andino. Sabemos que somos multiculturales, pero los humillados y los excluidos no solo han emigrado para progresar sino que han migrado de una región a otra.

En un libro de Francisco Durand titulado Los doce apóstoles de la economía peruana: una mirada social a los grupos de poder limeños y provincianos, publicado en 2017, hallamos datos sorprendentes. Ocurre que los Grupos de Poder Económico (GPE) no se les encuentra solamente en San Isidro u otro distrito de Lima. Durand nos presenta en gráficos la genealogía (siempre grandes familias) de los limeños Graña, Romero o Benavides, al lado del árbol genealógico de los provincianos Rodríguez Rodríguez (lácteos, cemento), Añaños (AJE, bebidas), Huancaruna (café, azúcar), Acuña (educación),  Dyer (Agroexportación, pesca y ferretería) y Flores (textil).

Entonces, tenemos grupos limeños “establecidos” (familias empresariales limeñas y que encabezan el ranking nacional) al lado de un nueva élite económica que no es una casta, vienen de la otredad indígena. Los GPE se modificaron desde el periodo de Velasco, que fue “una transición de oligarquía a burguesía como poder económico, mientras el gobierno de Morales Bermúdez representa un periodo de consolidación política de la nueva burguesía” (no lo digo yo sino Durand, en este estupendo libro editado por el Fondo Editorial de la PUCP, página 96).

En fin, a la pirámide del poder llegaron unos provincianos emergentes que se rozan con las élites blancas. Grupos “que tienden a permanecer en la sombra”. Para su estudio y respecto a los “establecidos”, el autor se centró en seis grupos “hegemónicos” (Benavides, Brescia, Ferreyros, Graña y Montero, Rodríguez-Pastor y Romero). Y se ocupó de los seis provincianos emergentes citados en párrafo anterior.

La sociedad peruana está cambiando al entrar en la economía nacional otros grupos de origen provincial, y con ello, la marca peruana, los andinos, de conformación más reciente (años 80 y 90) y tienen actividades volcadas hacia el mercado internacional, como los Huancaruna y su café. “Un grupo netamente familiar que, como los Añaños —dice Francisco Durand—, ha involucrado a todos los miembros de la familia en los negocios, brindándoles educación universitaria, pero que a diferencia de ellos, no se ha dividido.” En el Perú se está viviendo una otredad cultural adecuada a esta época y al mercado mundial.

Desde Europa, se ocupan y se interesan por la situación de las islas lejanas y su inserción en la economía internacional. Isla es también lo que no está rodeado de mar pero aislado de todo, como pasa en nuestros Andes. El Perú ha sido aislado durante siglos como si fuera una isla. Ya no.

Publicado en El Montonero., 22 de agosto de 2022

https://elmontonero.pe/columnas/otredad-andina-y-reflexiones-de-juan-abugattas

¿Burguesía u oligarquías dominantes en América Latina?

Written By: Hugo Neira - Ago• 15•22

El tema de la burguesía en el Perú, desde el primer día de la Independencia, es decisivo. A Francisco Durand, le debemos el artículo, de 1982, “Sobre el problema de la Burguesía en el Perú”. No la tenemos. Antes de continuar, conviene recordar que el carácter de una burguesía se le encuentra en las naciones y países más avanzados, en la cumbre de las clases sociales. Sin embargo, su actividad mercantil y acumulación de propiedades, se le enfoca de otra manera. Es necesario conocer un poco el origen y la historia, sin apresurarse, de la burguesía peruana.

No es local ni vino con la Conquista. El origen de las burguesías proviene en todo país de la Edad Media. Y como se sabe, su actividad mercantil estaba lejos de la nobleza y de la clase obrera. Conforme pasó el tiempo, desde el siglo XVII desafía el poder monárquico y vence a lo que llamamos el Antiguo Régimen. De ahí vienen las Revoluciones burguesas, como la de Francia en 1789. Y la de Inglaterra que la precedió. Pero en Londres, tuvieron la astucia de preservar su nobleza. Así, fue en la misma Gran Bretaña que se inició la revolución industrial que luego se extendió a Europa, los Estados Unidos, y países como Japón y China.

Pero el burgués, sobre todo en materia de burguesía industrial, no es solo quien detiene la propiedad del capital y procede a la acumulación, es también el que controla el mercado, los impuestos, el crédito, los medios de produción. Al tal punto que se puede hablar de fracciones burguesas. La propiedad se volvió difusa, desde la más pequeña o local e intangible hasta la más grande, en la industría, mina y construcción (edificios o puentes y carreteras) o pesca (buques factoría en alta mar), se financia tanto en los mercados nacionales como internacionales mediante las bolsas de valores.

Distinto es con las oligarquías que fueron quienes gobernaron después de la Independencia, como lo escribió en el gran historiador Jorge Basadre. Una por una, las elites limeñas aumentaron sus propiedades y privilegios, como si continuara un país neocolonial, y de ahí la importancia de las grandes familias, el poder de la parentela como lo explica muy bien la profesora francesa Marie-Danielle Demélas en La invención política. Ni burgueses, ni nobles. En el Perú, dos siglos después, quien es parte de una gran familia tradicional siempre tendrá un puesto, aunque no tenga formación profesional alguna.

El papel de la burguesía lo estudió un filósofo alemán. Uno que escribiendo a su amigo, en 1852, le explica el concepto de “clase social”. Existen clases en las sociedades modernas y una lucha entre ellas. Estamos en una fase histórica determinada por el desarrollo de la producción, y la lucha de clases contempla la abolición de todas hasta la dictadura de una sola, el proletariado. Sí, pues, estoy hablando del Karl Marx (1818-1883) y Engels.

El curioso filósofo estudioso de la economía Karl Marx, antes del Manifiesto Comunista de 1848, antes de su tesis, para descubrir el valor de la fuerza de trabajo y el capital como leyes del capitalismo, fue a diversas universidades. Estos estudios del joven Marx y su lectura de Adam Smith fueron decisivos para teorizar la transformación del trabajo como salario y producción del valor.

Marx era a la vez un revolucionario, un pensador, y un burgués. Nace en una ciudad alemana, en Tréveris. Hijo de un abogado judío, el padre y su familia se convirtieron al cristianismo, del lado protestante. Marx estudió en la Universidad de Bonn. Allí conoce a Jenny von Westphalen que sería su esposa. Luego estudió en la Universidad de Berlín. Seamos sinceros, ir a esas universidades significaba tener una familia que no era rica pero tampoco pobre. Es ahí donde descubre los libros de Georg Hegel y otros idealistas alemanes, como Ludwig Feuerbach, y por supuesto, los intelectuales de la época de Las Luces (los de la Revolución Francesa), o sea Jean-Jacques Rousseau (El contrato social).

Seamos sinceros, el camino a la revolución fue largo. Él se convierte en periodista crítico de los liberales escribiendo en la revista alemana Vorwärts! editada en París. La monarquía prusiana, al ser favorable a la democracia en Francia, pide su cierre, Marx es expulsado de Francia y se exilia en Bélgica. Karl Marx estuvo rodeado por diversas revolucionarias, la de 1848 y 1849. Regresa a Alemania en 1848. Pero tras la caída del rey, se exilia nuevamente, en Londres, y con su esposa e hijos, viven en una pobreza extrema. Muere a los 64 años en 1883. En su funeral, asistieron tan solo once personas. Pese a su pobreza, algo de dinero recibía por escribir para un diario norteamericano, que encontraba sinceridad en sus artículos sobre lo que estaba pasando en el viejo mundo. Pese a su estrechez económica y mala salud, escribe diversas obras, a saber: La ideología alemana (1845) – La miseria de la filosofía (1847) – Manifiesto Comunista (1848) – El capital, tomo I (1867)

Los errores de los rusos en Rusia, desde 1917 hasta el poder estalinista, no están en lo que Marx pensaba del comunismo. El Partido Comunista fue un nuevo tipo de poder político, pero en Rusia lo volvieron el mayor de todos los Estados represivos, con un sistema de opresión que no existió ni en Roma, ni con los esclavos, ni en el sistema feudal, a tal punto que la misma clase dominante renuncia a mantenerlo y desaparece la URSS.

Volviendo al Perú, Henry Pease publicó en 1977 El ocaso del poder oligárquico. Cierto. Pero por los caminos del poder, hoy retorna. Manejan regiones. La clase que emerge es el caos. Algunos quieren unos Andes ocupados por los rusos de hoy. Es curioso, dado que entre las formas de organización de las sociedades, la primera y la más antigua, son los imperios. Ahora bien, vivimos dentro de organizaciones y sistemas políticos que llamamos naciones. Volver al imperio, sería retroceder cinco siglos en la historia. Es algo llamativo el querer tener un poder por encima de nuestro pueblo.

Han pasado dos siglos y todavía no podemos administrar nuestro Estado, terminar de construir la nación, tener pueblos unidos y libres. Quieren gobiernos autoritarios, y el retorno a la dependencia, como en los tiempos de virreyes, con gente nombrada desde el otro lado del mundo.

Estamos realmente al borde del  abismo. (Inclusive ya hay un libro, editado en Perú en el 2012 por el IEP: El nombre del abismo. Meditaciones sobre la Historia de la Historia, de Mark Thurner).Espero equivocarme. Es duro ver morir a sus padres, pero peor es cuando se trata del país de uno, que se muera lo que era nuestra patria…

Las repúblicas pueden desaparecer. Escribí ¿Qué es República? en el 2012, advirtiendo ese peligro latente. ¿Qué fue de la Yugoslavia de Tito? Yo la visité. Pero se rompió. ¿Y por qué se separaron serbios, croatas, eslovenos, macedonios? Un conjunto de identidades, de tal arraigo que se vuelven identidades nacionales. Siento decirlo, pero en Perú, Cusco se siente lejana a Arequipa. Trujillo, lejos de Lima. Ayacucho, lejana de las ciudades costeras. Los peruanos son primero la región que la nación peruana. Algo que sí es muy grave. La conciencia de una nación, pese a todos los problemas que nos aplastan, no la tenemos. No nos vemos como una sola tierra, un solo pueblo, una patria y un solo destino. Desunidos, nos van a devorar. La política no es odiar ni insultar al que discrepa. ¿Por qué? Porque respetar al que piensa distinto es el punto de partida de la civilización. El fútbol y la política se parecen mucho. Se trata de ganar al rival pero está prohibido hacerle daño o matarlo. La esencia de la democracia es el debate, la inventaron los griegos.

Publicado en El Montonero., 15 de agosto de 2022

https://elmontonero.pe/columnas/burguesia-u-oligarquias-dominantes-en-america-latina

La crisis general de las izquierdas

Written By: Hugo Neira - Ago• 08•22

El 9 de noviembre de 1989, la población alemana, unos 70 mil ciudadanos, de manera pacífica, sin derramar sangre ni disparar un arma de fuego, derribaba el Muro de Berlín. Durante treinta  años, después de la derrota de los nazis, en las conferencias de Yalta y Postdam, las potencias vencedoras, es decir Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, habían acordado dividir a Alemania en cuatro zonas de ocupación. En el fondo, era una supuesta división entre dos modelos, socialista y capitalista. Así se formó la República Federal de Alemania (RFA), partiéndose en dos la capital, Berlín. La región de Alemania Oriental quedó bajo control ruso y pasará a llamarse República Democrática Alemana (RDA).

Era el principio de una interminable Guerra Fría. Berlín quedaba en parte en territorio soviético, es decir bajo el sistema socialista que contralaba todos los servicios y medios  de producción. En cambio, la Alemania Occidental quedaba bajo el modelo norteamericano y capitalista y recibía la ayuda del Plan Marshall de los EEUU. Así alcanzó un nivel de desarrollo alto rápidamente, con empresas privadas y un sistema político liberal que garantiza el acceso general a la educación, el trabajo, la salud, y una posición más igualitaria de las mujeres. El caso es que la frontera abierta no duró, los berlineses preferían el oeste para prosperar, y se tuvo que levantar un muro para preservar el recurso humano de ambos lados y modelos. Según la página oficial de la ciudad, entre 1961 y 1988, cerca de cien mil ciudadanos de la RDA intentaron saltar el muro para escapar al oeste, y unas 140 personas fallecieron ante los disparos de la policía.

Yo vivía entonces en Francia. Era docente en la Universidad de Saint-Étienne y subía a París regularmente, en el tren de alta velocidad (TGV), para escuchar a mis profesores y preparar mi tesis. Me demoraba tres horas nomás para una distancia Lima-Piura. En un viaje a Berlín desde París en esos tiempos y en ferrocarril (Europa es pequeña y se usa mucho el tren), me acompañaron dos peruanos, pero no les dejaron pasar a la zona del oeste. Nunca me olvidé de la protesta de uno de ellos ante los policías alemanes. “Venimos porque estamos con Alfonso Barrantes. Barrantes, pues, y yo, San Marcos, somos de la izquierda”. Y como el policía no lo entendía, mi amigo me dijo: “¡estos no saben nada!”. Y esa mañana entendí uno de los mitos de mi país: Perú es tan importante que todos los otros mundos de Europa y del Asia saben todo lo nuestro…

El tema de la frontera interna se volvió global. Quien llegó a Berlín Oeste fue un presidente de los EEUU: “Hoy en el mundo de la libertad, el mayor orgullo es ‘Ich bin ein Berliner’ (‘Soy berlinés’), todos los hombres libres, dondequiera que vivan, son ciudadanos de Berlín. Y, por lo tanto, como hombre libre, me enorgullecen las palabras ‘Ich bin ein Berliner’”. Era J. F. Kennedy, el 26 de junio de 1963.

El Muro de Berlín había sido al inicio una frontera abierta dentro de lo que se llamaba la Cortina de Hierro. Eric Hobsbawm, historiador y profesor emérito del Birkbeck College en Londres, sostiene que los siglos pueden ser cortos o largos. Así, según él, el siglo XX  es un siglo corto, se inició con la Primera Guerra Mundial y se terminó con el hundimiento de la URSS. Como sabemos, es lo que pasa con Gorbachov: “inició su campaña de  transformación del socialismo soviético con dos lemas”, dice Hobsbawm, dos  proyectos, “perestroika, que quiere decir reestructuración (tanto económica como política), y glasnost o libertad de información”. Pero Hobsbawm observa que Gorbachov “fue un personaje trágico, destruyó lo que reformaba, sincero, inteligente, guiado por los ideales de ser comunista, sistema que creía corrompido desde que Stalin llegó al poder” (en Historia del siglo XX).

VAYAMOS A LOS EFECTOS MUNDIALES

La caída del Muro de Berlín tuvo efectos en todos los continentes, afectó las esperanzas políticas de las sociedades del sistema totalitario comunista y se perdió la confianza en el marxismo. Los acontecimientos y transformaciones sociales que siguieron terminaron con el marxismo del siglo XX. Pero las “izquierdas” de nuestros días, que no tienen masas y multitudes, no lo quieren entender. Unos ejemplos, el primero no muy lejos, en España,

el partido Podemos de Pablo Iglesias. Y el segundo, en un lugar del Este europeo, en Bulgaria, hay un monumento gigantesco, abandonado, que nadie entiende qué es y lo creen un OVNI (ver foto en la ilustración). Lo llaman Bouzloudja y con ironía, la “Capilla Sixtina del socialismo”. O sea, los monumentos a la gloria de un Partido Comunista ya no tienen sentido, y no saben qué hacer con ellos. No son símbolo de nada. El líder de Podemos fue a asesorar a Chávez de Venezuela, pero los españoles no votaron por Podemos. Dejó la dirigencia de su partido, para siempre. Es un error de Iglesias, con su partido, meterse, 50 años después, con España, que había salido de Franco para volver a la monarquía y al sistema de partidos políticos, lo que le permitió volver a Europa.

Pero el tiempo avanza, estamos ahora en la era del posmarxismo que cuenta con Theodor Adorno, Hannah Arendt, Jürgen Habermas, Ernesto Laclau y Alain Touraine (que fue mi profesor en París). El continente sudamericano merece una teoría propia y otra crítica al capitalismo. Lo que es el marxismo europeo, lo que Karl Marx planteó y que los rusos modificaron, era para naciones y sociedades que habían entrado a la revolución industrial que se inició en el siglo XVIII en Inglaterra. No era para una Rusia retrasada, su mentalidad no estaba preparada para una revolución industrial. También conviene saber que Marx no se ocupó mucho de la América hispana por las mismas razones, y que todo latinoamericano debería conocer el libro de José M. Aricó  “Marx y América Latina”, autor que les presenté en una columna en este portal en junio pasado. https://elmontonero.pe/columnas/el-bolivar-de-marx-segun-arico

Los países, las naciones e incluso los imperios son muy distintos entre sí. Tanto como las religiones y las sociedades son variadas, el hombre mismo suele ser distinto.

En la América del Sur, no hay ningún país que haya entrado al progreso de la revolución industrial. Ni siquiera Brasil y México. La revolución industrial no solo se dio en EEUU y Europa sino en otros mundos. Por ejemplo, en el muy moderno Japón, en China con o sin Mao. Hasta que no demos este salto seremos siempre el “tercer mundo” y siempre pobres, marginados en la globalización de estos años. La política de educación de estos decenios, es pésima, no apunta a la ciencia y el conocimiento sino al comercio desigual. Entre tanto, los países poderosos que tuvieron desarrollo exportan máquinas que no tenemos. Por ejemplo, miles de tractores.

Publicado en El Montonero., 8 de agosto de 2022

https://www.elmontonero.pe/columnas/la-crisis-general-de-las-izquierdas